Intruso!! =^..^=

[Abel Wingsmith]

((Permiso...? ^^u))

Abel estaba impaciente por recorrer el castillo pero pensó que quizá con un mapa podría organizar mejor su excursión. Tenía algún tiempo libre, y aunque quería hacer su propio mapa, le pareció una excelente excusa para, antes que nada buscar en algo con lo que si estaba familiarizado: Los libros.

Aunque se tenía cierta fe y esperaba que las cosas le salieran bien a punta de su presunto talento, Abel de ninguna manera se iba a confiar. No aceptaría errores por inconsciencia y aquel comentario de ¨las hadas de los muggles¨ que le había dicho la niña en la tienda de varitas había dejado al descubierto el abismo que separaba sus conocimientos del mundo en el que se sumergía.

Abel salió de la sala común en la torre e intentó acordarse del camino que le había indicado el prefecto. TRató de seguir las indicaciones pero había momentos en los que dudaba así que trató de buscar algún indicio. Afortunadamente vio a un alumno alto con una buena pila de libros y decidió seguirlo esperando que fuera de camino a la biblioteca.

Él joven en efecto fue hasta la biblioteca y al llegar, puso la pila de libros en el escritorio de la bibliotecaria. ¨señorita Pince¨ aquí están todos¨. La bibliotecaria era más joven de lo que Abel esperaba pero miraba al muchacho con toda la severidad que ameritaba el cargo. Revisó los títulos de los libros y abrió un mamotreto que debía ser el libro de los reportes. ¨Cree que me podría enseñar cómo ubicarlos, quizá algún día me sería útil en un futuro¨ La bibliotecaria no pudo contener un leve atisbo de sonrisa, pero retomó su pétrea compostura al instante ¨está bien. Toma esos libros y ten mucho cuidado¨. El muchacho volvió a coger los libros, y ambos se fueron hacia dentro de los pasillos. Abel aprovechó para meterse el mismo a los estantes y empezar a ojear los libros.

¡Dios! los libros eran hermosos. Abel se perdió entre las viejas páginas leyendo trazos de cuanto libro encontraba interesante, y paraba solo por la idea de que quería una panorámica de lo que allí había. Anotaba y anotaba titulos en un retazo de pergamino, con la letra tan pequeña como podía, no tubo ni idea de cuanto tiempo pasó, de por cuantos estantes había recorrido cuando, en un espacio que dejaban varios libros, Abel vió como se meneaba una cola muy peluda de un color muy extrañó. Abel se acercó despacio. la cola se desvaneció entre los libros y en su lugar aparecieron unos ojos muy vivos que lo miraban con recelo.

¨pero... ¿qué haces aquí?¨ le susurró Abel agachándose.

[Abel Wingsmith]

¨¿Qué haces aquí?¨ le susurró. Abel estaba algo extrañado. No es como si en las bibliotecas que el hubiera visitado caminaban gatos entre los estantes o cualquier otro tipo de animal, o bueno, lo que se solía considerarse animal... entonces Abel se le ocurrió y le brillaron los ojos. ¨¿tú lees? y si sabes leer... hablas ¿no?¨

El gato dió una vuelta sobre sí y se sentó mirándolo atentamente. Abel frunció el ceño. Abel lo miraba expectante... cuando el gato abrió la boca y Abel los ojos como platos. A el niño se le detuvo la respiración, quizá el corazón también... ¨Miau¨. Abel cayó sentado al suelo y se cruzó de brazos.¨o no me quieres decir nada, o eres un gato... normal¨ Dudo de la última palabra cuando recordó el color del gato. ¨mmm... quizá seas la mascota de la biblioteca... seguro que no lees?¨ Abel estaba absolutamente ensimismado viendo al gato y buscando respuestas en sus ojos.

[Abel Wingsmith]

Abel miró a la chica y se sintió de entrada algo incomodo. Antes en su colegio solo habían niños y la muchacha que le parecía bastante bonita aparentaba además ser mayor que él.

¿qué? ¿lo había escuchado? ¨No para nada, ha estado muy calmado...¨. Abel estaba avergonzado por haber sido tan iluso. Al parecer allí los gatos tampoco leían y ciertamente tampoco hablaban el lenguaje humano. Trató de sobreponerse y extendió la mano al gato. Solía ser bueno con los animales y le gustaban mucho. A lo mejor los animales sentían eso y por lo mismo solían ser amables con él cómo el procuraba ser con ellos.

¨Asi que no deberías estar aquí, eh?¨-o quizá si le gusten los libros. -pensó- Hay muchas cosas que no sabemos de los gatos no?-¨¿cómo se llama?¨ dijo dirigiéndose primero al gato y luego a la muchacha.

[Abel Wingsmith]

Abel acarició al gato desde la coronilla hasta el lomo. ¨Eres un gato muy gallardo, Yorick, es un gusto conocerte... oye... ¿dijiste que o debía estar aquí?.¨

Intentó mirar a la muchacha para hablarle, pero se ponía muy nervioso si la miraba. Eventualmente lo superaría, de seguro, pero tenía que acomodar muchas cosas en su cabeza antes de poderle hablar tranquilo. Volvió la mirada hacia el felino y trató cada movimiento con especial cuidado. Siempre trataba de transmitir algo con todo lo que hacía y de ser muy cuidadoso con todo lo que sentía o pensaba para no transmitirle al mundo algo malo en cualquier sentido... a veces no le salía precisamente bien.

[Abel Wingsmith]

((trató de manejar lo menos posible a tu querido Yorick, no estoy muy seguro de cuantas libertades me pueda tomar al respecto, empezando porque de seguro no lo conozco tan bien. Cualquier cosa ¿me avisas por favor? ^^u .. . >_<))

Abel la miró y sonrió un poco. Poder hacer algo por alguien era todo lo que Abel necesitaba para que el resto de cosas se desvanecieran en el aire. ¨Bueno, Señor Yorick, creo que es hora de salir de aquí, ¿vamos?... a ver...¨ Abel intentó rodear al gato con sumo cuidado para no lastimarlo o incomodarlo de alguna manera. En ese momento un murmulló se escuchó por el pasillo al otro lado de los libros.

¨Estos dos van al otro lado del estante y esta vez¨ La voz, aunque con un perfecto control del volumen sonaba muy autoritaria ¨cuida que los pongas en el orden correcto un error así...¨

Abel levantó a Yorick con un tanto de prisa y miró a la muchacha... ¨pynce!¨le dijo ahogando la voz tanto como podía

[Abel Wingsmith]

Al escuchar aquello de 'caballero', Abel sintió que se le entumecían las mejillas... cuando la chica le tomó la mano fué como si un viento frío lo atravesará de pies a cabeza. Trató de acomodar al gato sobre su pecho con tanta agilidad y delicadeza como pudo mientras era arrastrado hacia la siguiente estanntería por la parte de atras.

Yorick parecía ponerse un poco nervioso con la agitación y le hincaba un poco las uñas... Abel le miró los redondos ojos y lo supo: en cualquier momento el gato iba a hacer explícitos sus reclamos o al menos, iba a maullar preguntando 'por qué'.

Abel miró a la chica. Sabía que debían ser precisos y actuar rápido. ¨será mejor que lo saquemos ahora mismo¨ aseveró mientras por dentro pensaba en el camino que los sacaría y en el qué iba a hacer con la mano de la muchacha... en serio no sabía. Cuando se trataba de Sophie, su hermanita, ambos sabían que era él quién la cuidaba, pero... igual no sabía si cuando se detuvieran la mano iba a seguir allí o no. Tragó saliva tratando de actuar en el instante en vez de adelantarse a los acontecimientos.

[Abel Wingsmith]

Abel la miró absolutamente confundido y trastornado. Simplemente la opción de abandonar nunca le hubiera pasado por la cabeza. No era como si la opción fuera una mala opción, simplemente era como si la opción misma no existiera. Entonces se le pasó por la cabeza que quizá simplemente le parecía alguien demasiado pequeño como para meterlo en los problemas de una chica grande... la chica no le parecía presuntuosa, en lo más mínimo, pero su orgullo hacía que la idea le aterrara...

No. Tenía que demostrar lo contrario. Tenía que demostrarle lo que valía.Además esto, como prácticamente todo para él, era un asunto muy serio.

Le apretó un poco la mano en señal de firmeza y se aferró a Yorick con suavidad con la otra mano¨De ninguna manera¨ Trató de sonar convincente y mantener el volumen a raya...¨Vamos a sacarlo de aquí¨ La miró con tanta firmeza como podía demostrar un niño de once años y, sin esperar respuesta, trató de guiarla por la mejor ruta que concebía en su cabeza y le imploró a Dios que no lo abandonara.

[Abel Wingsmith]

Abel sintió el sacudón cuando lo detuvo y la miró expectante, preocupado porque los descubrieran. Cuando vió que ella miraba hacia el frente Abel trató de seguir su mirada y vio a las demás personas y se volteó para quedarles de espaldas y que no vieran a Yorick

¨¿Tienes dónde esconderlo? un lugar comodo... del que no se salga con facilidad?¨

[Abel Wingsmith]

Abel trató de sopesar las posibilidades. Yorick ronroneaba contra su pecho y se retorcía un poco molesto por la inquietud del ambiente... ¨espera... La señora Pynce dijo que esos eran los últimos libros... Ya no debe estar entre los estantes, debe haber regresado a su puesto, por lo que será muy peligroso pasar con Yorick por la entrada. Ven¨ Trató de guiarla tomando su mano hasta dentro de los estantes otra vez. ¨Préstame tu bolsa de libros, por favor y sostén al señor Yorick un momento. Creo que tengo una idea¨

[Abel Wingsmith]

¨mmm... creo que el pequeño tendrá que hacer un último esfuerzo, vale señor Yorick¨ Dijo Abel mirando al gato. ¨Creo que en mi bolso puede llegar a estar un poco más cómodo si paso todas las cosas para tu bolsa de libros, porque la parte de abajo es algo rigida y asi le queda algo amplia. En el fondo hay un abrigo y como tiene tapa con evilla, no se saldrá hasta que estén afuera...mmm... igual, te dejo la bolsa pero no lo pongas dentro hasta que veas que hay desorden en la biblioteca, ¿de acuerdo?¨ A bel comenzó a Vaciar si bolso y a pasar todas las cosas para la bolsa de Faye.

¨debes quedarte justo aquí donde no te vean. Haré una distracción y tú podrás ir directo a la salida sin que lo noten, ¿vale?¨

[Abel Wingsmith]

Abel sopesó las palabras de la chica ¿sería capaz de interrumpir el plan? quizá sí. Tal vez era demasiado, demasiado amable...

¨Faye¨ debía arriesgarse...¨¿crees que puedas confiar en mí?¨

[Abel Wingsmith]

Abel la miró muy serio. En ese momento Abel no se percataba de que él era un niño pequeño. Tenía una misión y tenía que cumplirla. De seguro más adelante caería en cuenta y se apenaría mucho preocupado por la impresión que la señorita Faye pudiera pensar de él, pero este no era le momento para que se le pasaran esas cosas por la cabeza. Abel miró hacia las mesas y se aseguró de que nadie sospechara, por ahora todo parecía en orden...

¨Vale, entonces por favor, y prometemelo por lo más sagrado, que no voltearás atrás. ¿Lo prometes? ¿conoces la historia de Orfeo? No quiero que todo sea en vano ¿vale?¨

[Abel Wingsmith]

Abel solía hacer relaciones algo extrañas en su cabeza, al igual que con su actitud tan seguro, el haber escogido el ejemplo de Orfeo pasaría a juicio más tarde. Se daría cuenta de que a pesar de que lo esencial estaba allí y que le mensaje era la confianza para evitar la misma tragedia había muchos elementos que diferian de la situación y que ciertamente lo avergonzarían... pero en fín. Era la hora.

¨Dejame la tuya, no debes cargar esas cosas¨ le dijo con total naturalidad. Le sonrió con los ojos cerrados. ¨Gracias por confiar en mí... cuenta hasta cinco y sal de la biblioteca.¨

Abel miró a la chica, tomó la bolsa de los libros donde estaban las demás cosas y se adentró en los siguientes estantes. El plan comenzaba.

[Abel Wingsmith]

¨Por las barbas de Merlín!¡niño! pero.. ¿qué?¨ La bibliotecaria salió corriendo de su escritorio seguida por el muchacho que había estado organizando con ella los libros.

Abel cerró los ojos rogando que la muchacha cumpliera con su promesa e intentando mandarle el mensaje de que porfa vor, por favor siguiera adelante.

¨Lo siento, es que... la vi muy ocupada y necesitaba ver...¨Había montado una silla encima de una butaca y estaba haciendo equilibrio como si tratara de coger unos libros muy altos ¨no quería molestarla. Mire¨, le dijo a la bibliotecaria mostrandole como se balanceaba sin que la silla pareciera poderse caer ¨no se cae, y puse la capa encima de la butaca así que que no se puede rayar con la silla...¨ La bibliotecaria estaba estupefacta y roja de la ira, pero ¿qué clase de chiquillo endiablado era ese? ¿qué no se le ocurría bajar los libros con magia? si vale, tampoco le estaba permitido hacerlo, debía estar en primer año... pero ¿no era acaso más seguro para los valiosos libros?

¨Y no se te ocurrió al menos bajarlos con un hechizo, que si tus padres no te enseñaron a acatar las normas, al menos eso si te debieron haber enseñado!¨ Le reprendió el muchacho que estaba detrás de la bibliotecaria

Abel... apretó los puños y se mordió el labio ¨No señor. Mis padres no saben lo que es un conjuro. No conozco otra forma que esta para alcanzar las cosas que están sobre mi cabeza¨ Dijo el chico tratando de sonar tan calmado como era posible y señalando la silla con una mano y arriba de su cabeza con la otra.

La bibliotecaria, que no llevaba tanto tiempo allí, se apretó el ceño con los dedos. ¨Mira niño...¨ así que era muggle... eso explicaba mucho. ¨quiero que lleves esas cosas justo a donde estaban. No se cómo se hagan las cosas en otra bibliotecas, pero aquí los libros son muy valiosos y debes contar conmigo si no sabes cómo manipularlos.¨ Lo miraba furibunda y tenía mucho todavía por decir, Abel lo presintió y quiso frenarlo, no quería que lo vetaran!

Abel asintió con la cabeza y se bajó de la silla con cierta maña. ¨Si señorita, le prometo que cuidaré los libros de la biblioteca¨ Siempre trataba de decir la verdad, así que muchas veces no respondía exactamente con las palabras que los otros esperaban para no comprometerse en cosas que no estaba seguro de si podría cumplir. ¨Lamentaría mucho poner en riesgo la seguridad de algo tan valioso como los libros. Este es el primer lugar que visito del castillo porque esta ¨ Dijo señalando los libros en los estantes¨ es toda la magia que he conocido¨

¨Tienes que prometer que no volverá a ocurrir nada parecido¨ dijo la señorita Pynce, poniéndole un dedo en la frente todavía algo exasperada, pero tratando de ser comprensiva con el chico ¨o te vetaré la entrada a este lugar ¿comprendes?¨ Su mirada y su voz se sentían mucho más amables. El chico asintió. ¨De acuerdo, ve a poner esas cosas en orden. ¿Qué libro era el que buscabas?¨ ¨Oh! estaba tratando de alcanzar aquel libro de lomo esmeralda, pero pensé que su titulo era otro, no era algo en especial, solo que creí ver una palabra allí que me llamó al atención¨ ¨mmm... apúrate a poner allí las cosas y acércate a mi escritorio para que me comentes cuál es el tema que te interesa.¨

[Abel Wingsmith]

Abel puso las cosas en su sitio y se dirigió al escritorio de la señorita Pynce. ¨Señorita Pynce, gracias por todo¨ le dijo tratando de susurrar, pues estaban en una biblioteca ¿no? a lo mejor y hasta apreciaba el detalle ¨lamento mucho todo. no volverá a ocurrir. No me había fijado en la hora, se me está haciendo tarde ya, se me fué la cuenta entre libros, ¿cree que le pueda comentar luego de mis inquietudes?¨

La señorita Pynnce no le sonrió, pero le respondió que sí, que volviera en cuánto quisiera que ella le ayudaría con gusto. Abel le hiso una leve reverencia y salió de la biblioteca. Cuando llegaba a la puerta escuchó los sollozos y se le detuvo un poco el ritmo de los pies. Cuando se fijó allí estaba Faye. -Las cosas han salido bien... ¿entonces porqué?- entonces recordó lo que había dicho antes y pensó que quizá le podría hacer ver que todo estaba bien. En ese momento Abel se sintió un poco feliz, porque la muchacha había cumplido su promesa, había jugado el juego y había muy pocas personas dispuestas ha hacer lo que decían.

¨Faye...¨ le susurró inclinandose un poco hacia ella ¨muchas gracias¨ le dijo con una sonrisa en el rostro y estirandole la mano. ¨todo salió bien señor Yorick, si me entiendes, la proxima vez trata de pedirnos los libros a nosotros¨. El chico lo decía medio enserio, pero aún si el gato no entendía quizá el comentario alegrara un poco a Faye.