Lo que el dinero no puede comprar

[Sir Ulrich Lamport]

Si supieran, lo mirarían raro. Quizás hasta lo juzgarían, o lo harían a un lado para hablar tras sus espaldas y tener largas y ofensivas conversaciones sobre lo enfermo que era eso. Pero, obviamente, no entenderían.
Un hombre tiene necesidades, y un hombre casado no deja de ser hombre. La mujer que tenía en casa (con la que cada vez tenía más problemas) ya no era la misma con la que se casó, y las aventuras de una noche eran cada vez más difíciles. Lamport no estaba en sus veintes, no tenía todo el día, no tenía ni el tiempo ni la paciencia para citas o encontronazos. Y, si buscaba refugio en alguien como Bellatrix Black, seguramente no tenía el control. Aparte, Bellatrix estaba casada, y adoraba al Dark Lord, y estaba loca, loca.
Ella era su favorita de la agencia. Y valía cada galeón que pagaba por ella.
Odette no solamente era ideal por los servicios que proporcionaba, sino que, cada vez que su mujer notaba que no volvía a la noche, asumía que estaba con ella, cuando bien podría estar haciendo algún trabajo para el Dark Lord. A veces, ambas.

Le habían dicho que el baño ya estaba preparado en la habitación, así que subió, solo y por escalera, los seis pisos.

[Sir Ulrich Lamport]

Llegó al sexto piso cansado, y sacó la llave del bolsillo del pantalón. Abrió la puerta, y podía sentir el aroma del jabón que llegaba hasta la antesala de la habitación en el aire húmedo.
Dejó la llave sobre una mesa enana, y se quitó la chaqueta para arrojarla sobre un sillón. Caminó hasta la puerta del baño, donde se apoyó en el marco para desabrocharse los botones de las mangas de la camisa. "Odette" saludó, tranquilo.

[Sir Ulrich Lamport]

Exhaló por la nariz, pretendiendo estar ofendido por el comentario, aunque obviamente encontraba muy entretenido que Odette no tuviera problemas en hablar relajadamente con él. Su mujer no hablaba si no le preguntaba nada, y sus amantes... pues, nunca tuvo la chance de hablar con ellas.
"No eres exactamente un ítem de oferta, Odette" comentó, sonriendo de lado mientras dejaba los zapatos en la puerta del baño y caminaba hacia ella, deshaciendo los botones superiores de la camisa. Se detuvo frente a ella, invitándola a que le quitara el cinturón.

[Sir Ulrich Lamport]

Terminó de desabrocharse la camisa y se la quitó, dejándola en el piso sin mayor cuidado. Bajó la vista, mirando a Odette con una sonrisa mínima en sus labios delgados y mezquinos.
"Ah, pero lo bueno y bonito es efímero" con las manos corrió el cabello de Odette hacia atrás, acomodándoselo detrás de los hombros. Le gustaba verle el rostro. A veces se preguntaba si no debería haberse acostumbrado a una de las otras, una menos... joven.

[Sir Ulrich Lamport]

Rió despreocupadamente. Entre el calor del baño y Odette, se sentía mucho más relajado. Obviamente, algunas partes de su cuerpo retenían tensión. Pero vamos, con Odette enfrente, sería raro si no fuera así.
"Vengo a checar que no te hayas arruinar por algún idiota, ¿creías que esto era por placer?" apoyó una mano sobre sus hombros, los dedos ásperos acariciando el tirante del sostén descuidadamente.

[Sir Ulrich Lamport]

Corrió el bretel del sostén de Odette a un lado, para que quedara caído de costado sobre su brazo, descuidadamente atractiva. Su hombro, ahora desnudo, fue recorrido por las yemas de los dedos de él.
"Mi cuerpo se emociona por cualquier cosa" dijo en broma, como si viera una bolsa de supermercado y se excitara, o algo por el estilo. Era innegable que Odette era hermosa, pero tampoco quería pasársela tirándole flores.
Llevó la mano al cuello de ella.

[Sir Ulrich Lamport]

Sonrió, las manos de Odette sobre su cuerpo eran... eran un paraíso que aceptaba efectivo y no pedían revisación de la consciencia.
"Por eso yo no llamaría a esto una, ¡ng!" hizo las caderas hacia adelante, cerrando los ojos y subiendo el mentón hacia arriba. Odette lo volvía loco, no había culpas, no había nada para pensar.
"Simple emoción" terminó su frase, la miró y con una mano la empujó suavemente entre las clavículas para que se metiera en la bañadera. Así, con la ropa que lleva y todo.

[Sir Ulrich Lamport]

Sonrió, como siempre, con una muesca casi mezquina que no quería evidenciar demasiada emoción, y se quitó lo que aún tenía puesto "Por supuesto".
Nunca había desnudado a alguien estando mojada. Sonaba como una estupidez, pero para ese tipo de cosas estaban los servicios de Odette. No había pedido que, aunque sencillo y ridículo, necesitara poner en palabras. Ni siquiera tenía que pedirlo. Lo que quería, ella se lo ofrecía. Entró en la bañera junto a ella, mirándola fijamente.

[Sir Ulrich Lamport]

-¿Qué?- nunca le habían preguntado algo así. Casi que le causó gracia. Se sentó y extendió un brazo hacia un hombro de Odette, para que se girara y quedara de espaldas a él, mientras él apoyaba su propia espalda contra una de las paredes de la bañera.
"¿Cómo que porqué? Porque soy serio. Me tomo las cosas así" informó, apoyando las palmas en la espalda de Odette, buscando tranquilamente el broche del sostén.

[Sir Ulrich Lamport]

Volvió a cerrar los ojos y alzar el mentón, dejando más cuello a la vista para Odette. Con las manos ahora recorrió su abdomen lentamente, como queriendo grabarse su cuerpo con las manos.
"Cuando te cases lo entenderás" dijo casi en un gruñido, apretando ahora suavemente los pechos de Odette por encima del sostén que no había quitado. Bueno, si era feliz en su matrimonio, quizás no lo entendería.

[Sir Ulrich Lamport]

Aflojó el otro bretel del sostén y lo levantó, lentamente, para finalmente desabrochar la parte de atrás. No se lo quitó, aunque ya no se podía decir que Odette lo tenía puesto.
"Cuando seas vieja y aburrida vas a hacer lo mismo" acusó bajando el mentón y dejando un beso en la frente de ella. Las manos bajaron hasta las caderas de Odette y volvieron a subir hasta su pecho, lentamente.

[Sir Ulrich Lamport]

Lamport se relamió los labios para terminar mordiéndose el labio inferior, Odette siempre cruzando la delgada línea entre la tentación y el placer. Algo allí, en el medio de ambos deseos, había una especie de dolor en la expectativa. Un dolor delicioso y muy, muy sutil.
Exhaló por la boca, echando un poco el torso hacia adelante y dejando caer la cabeza. "Jah. Ya veo que no" concedió, dejando escapar una breve risa.

[Sir Ulrich Lamport]

La miró en silencio, sintiendo casi incredulidad por las actitudes actorales de Odette. Porque iban más allá de lo que hacía (que podría parecer contradictorio muchas veces) y lo que decía, Lamport estaba impresionado porque se lo creía. Se creía el acto de la niña inocente, de la mujer seductora, de la amiga con privilegios. Se lo creía todo, por más contradictorios que fueran los papeles.
Quería besarla, en los labios. Pero no lo hizo. Le abrazó la cintura y la atrajo a sí, mirándola fijo.

[Sir Ulrich Lamport]

Inhaló profundamente por la nariz, se tomó su tiempo en exhalar por la boca, solpando viento frío en el cuello de Odette. Sonrió mínimamente.
"Tal vez no es mi cara de enojado" sugirió, moviendo el rostro para que sus labios volvieran a rozar los dedos de Odette casualmente mientras hablaba. "Soy muy apasionado en todo lo que haga. Podría ser eso" sugirió, como si él no supiera.

[Sir Ulrich Lamport]

Qué considerada, Odette. Irónico sería que conociera a la mujer de Lamport y ella la encontrara encantadora. Mientras más ignorante fuera su mujer, mejor.
Rió, porque Odette lo estaba empezando a acalorar de más. Pero le gustaba, porque tenía tanto poder como el que ella le cedía, y viceversa. Era un equilibrio raro, pero funcionaba. "No me tientes, que solamente me gustan los extremos" y si lo quería muy apasionado, lo iba a tener.