Vida de perros

[Derek Bowen]

Cerró los ojos cuando su totó tocó el piso, aunque esta vez mucho más cariñosamente. Ouch, ¿sí? Un ouch importante.
"¡Me di cuenta!" exclamó, pasándose el reverso de la mano por la cara. "Tuve que mear en una bolsa de supermercado" le informó, y esto hubiera tenido mayor efecto si Lawrence pudiera ver la bolsa de supermercado, con un nudito bien hecho, cerca de la puerta de entrada.

[Lawrence Olivier]

Probablemente si Lawrence encontraba eso bajo su pie descalzo, tiraba a Derek de nuevo por la ventana sin pensarlo dos veces.
Las risas se transformaron en inhalaciones al estilo asmático cuando escuchó lo de la bolsa.
"¿Al menos intentaste abrir la puerta?". Le daba un poco de miedo que su mejor amigo pudiera quedar tan inutilizado con dos conjuros simples. Sobre todo en esta época.

[Derek Bowen]

"¡Sí!" exclamó, como si fuera lo más obvio del mundo. Ahora, ¿qué preguntaba Lawrence? ¿Si la trató de abrir tirando del picaporte como enfermito mental? Porque en ese caso, obvio que sí. ¿Si trató de hacer un hechizo? Bueno, no.
"Y te grité, y metí pedazos de papel por..." frunció el entrecejo, hizo un movimiento con el dedo índice de la mano, nada muy comprensible... "¡El coso!". Bufó "El coso donde, viste, va la llave".

[Lawrence Olivier]

Definitivamente había daño mental. De nacimiento.
"¿No se te ocurrió pensar que A: soy mago, B: tenía la varita en la mano y C: ¡quería dormir y te tapé el sonido!". Lo miró con expresión de 'no te la creo'+'sos un idiota' por unos momentos, mientras le apretaba la espalda con el dedo índice para ver si tenía que curarle algo.

[Derek Bowen]

"¡No, porque D: de Derek" ¿ah, no estaban nombrando razones en orden alfabético porque empezaban con esa letra? "se supone que sos mi mejor amigo y no se te ocurrirían esas cosas!" sí, esa es su excusa.
"Apaaaaaaa" no, no, te explico: iba a decir 'Aparte,' como para seguir excusándose, pero le acabás de tocar donde le duele. Un encantamiento antinflamatorio le vendría diez puntos.

[Lawrence Olivier]

Le levantó la ropa lo mínimo para verle la magulladura. Y sí, estaba de un color nada agradable, bah, sería agradable si fuera una botella de vino. Le realizó un hechizo de sanación de los que había aprendido en la Academia. Si la herida era más grave tendrían que ir al San Mungo, porque Lawrence no era medimago.
"Y se supone que sos mi mejor amigo y me dejás dormir como se debe. ¿Querés que..." -llame a tu mamá?- "vayamos al San Mungo?".

[Derek Bowen]

Sorbió por la nariz. Derek pensaba que no había más doloroso que el combo de rechazo y pisotones de una ex-compañera de Hogwarts, o al menos esa vez que se quiso hacer el guacho pistola, saltando del trampolín más alto en la piscina pública y cayó de cara. Pero no, esto... esto ganaba.
"¡No!" exclamó, como si Lawrence le hubiera ofrecido sacrificarlo por medio de empalamiento. "No, no. Esto queda entre nos; ahora entumeceme la espalda, vos que sabés" pidió.

[Lawrence Olivier]

No irían al San Mungo, entonces. Mejor, porque Lawrence había visto allí en su último ingreso (pierna y brazo derechos quebrados por una caída de la escoba, en esa ocasión) a una de las tantas ex de Derek. No creía que llorar como un bebé frente a Jillian estuviera en los planes de su amigo.
Le levantó más la camisa en la espalda y, tocando varias zonas con la varita, las anestesió levemente. Eso al menos sabía hacerlo.

[Derek Bowen]

Merlín, no. Derek tenía en mente que, cuando fuera a ver a Jillian de nuevo, sería en una cita concertada en una fábrica de dulces y mermeladas. Como para que se sientan como en casa. De no poder ser, no me quejo de un concierto.
Inhaló por la boca, si entregaran premios anuales a los mejores encantamientos, ese tenía que ganarse la copa. Nada de accio, nada de... ráfaga de viento que levanta faldas. No, ese, que era como tomarse dos botellas de NyQuil.

[Lawrence Olivier]

"¿Te duele en algún otro lado?" -porfavornodigastrasero-, ofreció levantándose hasta quedar en cuclillas.
"¿Podrás ir a trabajar?". Si, claro, después de dormir como un bebé, venía la culpa y se hacía la responsable...

[Derek Bowen]

De más está aclarar que a Derek le encanta que lo cuiden y lo traten como si fuera un maldito bebé. Miró a Lawrence, serio, y le mostró las palmas de las manos, que estaban raspadas. Pero tranquilo, que no le va a pedir que le de un beso en donde se hizo pupa.
"Con estas manos heridas tocaré traseros hoy, Lawrence. Con estas manos" hizo drama, porque ahora que no siente que alguien le está rompiendo la espalda cada vez que se mueve, se da lujos. Abrió y cerró las manos, pidiendo que lo ayude a levantarse.

[Lawrence Olivier]

Revoleó los ojos y lo ayudó a levantarse. La vecina había salido de su casa y estaba por colgar ropa en el fondo, al parecer (llevaba un gran canasto). Pasó del otro lado de la verja, del costado donde estaban ellos. Lawrence ocultó la varita. De todas formas que tengan un palito en la mano escandalizaba menos a la vecina que la ventana abierta y un resto de sábana colgando de ella.

((Qué atrevido, Lolo ambientando...))

[Derek Bowen]

Qué injusto, por cierto, que esa vecina sea más fea que agarrarse el pitito con el cierre. Nunca que iban a vivir al lado de dos jóvenes rusas que apenas si hablaban inglés y necesitaban ayuda para adaptarse a la vida en Inglaterra, ¿no?
Se levantó, y era genial, porque el dolor era mínimo y soportable. "Buenas" saludó a la vecina, que frunció el entrecejo. Porque sí, yo igual creo que habrá visto cosas más raras viviendo al lado de estos dos.

[Lawrence Olivier]

Y si Derek saludó a la vecina con la misma cara exagerada de 'aquí no pasa nada' que tenía Lawrence, la tipa tenía todo el derecho del mundo a andar contando después por el barrio que sus vecinos eran raros.
"Vamos adentro", lo apuró apenas la vieja llegó a su patio trasero.

[Derek Bowen]

Bueno, ya sabes lo que dicen, mejor que hablen mal de uno a que no hablen de uno del todo.
Hizo caso a Lawrence, completamente ignorando el hecho de que la vecina podría estar pensando cualquier cosa. Le daba igual, las mujeres que no estaban buenas generalmente no tenían tanta relevancia en la vida. "¿Te cuento lo de los números de teléfono?" preguntó con una sonrisa.