Dobles sombras

[Diane Roseveare]

Sin intención o idea de que su figura acercándose había puesto nerviosa a Jeine (porque Diane era muchas cosas, pero aterradora lo dudo), siguió caminando con la vista atenta al suelo. Aproximadamente una hora antes, ella había recorrido exactamente la misma ruta desde la biblioteca hasta su sala común cargando una pila de libros y pergaminos. No se había percatado de la ausencia de la nota donde había registrado qué página requería revisar de cada libro hasta que estuvo acomodada en frente a su mesa favorita de la sala. Ahora estaba ahí, regresando sus pasos esperando encontrar el pedazo de pergamino perdido.

[Diane Roseveare]

Por favor, que no le recordara que había salido pese a saber que se metería en problemas si se encontraba a alguna autoridad en los pasillos, pero la idea de tener que revisar nuevamente todos los libros era peor que el riesgo (o eso creía, estando sentada en la sala, donde era mucho más fácil pensar así). Se paralizó, súbitamente aterrada, al escuchar el 'ja!', sólo para después experimentar el más intenso alivio (como si le hubieran perdonado la vida al último momento). "Por Merlín, ¡casi me matas de un infarto!" exclamó tan alto como sea posible cuando estás susurrando. Los reclamos por intento de homicidio antes que las explicaciones.

[Diane Roseveare]

((Olvidé especificar desde el principio que, si todo está a oscuras, ella también debe estar iluminando con la varita, porque no tiene visión nocturna y se supone que está buscando algo. ¡Perdón!))

Ahora que otra persona le planteaba la pregunta en voz alta (porque ella había pensando un par de veces ya ¿qué estoy haciendo aquí?), su plan de encontrar un pedazo de pergamino que se había caído en cualquier lugar de un tramo no necesariamente corto empezaba a sonar algo absurdo, y el razonamiento de que si no lo encontraba esa noche no lo encontraría jamás (¿cuándo se ocuparían los elfos de la limpieza de los pasillos?) parecía más débil. "Estaba buscando algo" confesó encogiéndose de hombros y sin elevar el volumen. "¿Y tú?".

[Diane Roseveare]

No se rió, pero se quedó algo en shock. Había visto a montón de gente bostezar en la biblioteca (hey, ella lo había hecho incontables veces), pero nunca había escuchado que alguien se quedara ahí a dormir, literalmente. Titubeó, insegura sobre preguntarle cómo había pasado algo así. Asintió con la cabeza ante la oferta de ayuda. "Sería estupendo. Estoy buscando un pedazo de pergamino, como de" ladeó la cabeza, calculando, "¿unos 10x10 centímetros?". Y ahora le tocaba a ella esperar las risas.

[Diane Roseveare]

Se rió un poco junto con Jeine, más avergonzada que divertida. "Lo sé, pero te imaginarás que no estaba planeando perderlo cuando lo utilicé" argumentó, sintiendo una punzada de enfado consigo misma (ya había sentido mucho de eso cuando estaba en la sala común). La próxima vez ocuparía un pergamino completo, por si acaso, en lugar de rescatar lo que había sobrado después de la última clase que tuvo. "¡Gracias!" exclamó en voz baja. "Cuatro ojos tienen que ser mejores que dos" y el dichoso papel tenía que estar por ahí. Apuntó la luz de su varita al espacio que había estado revisando antes de que su compañera la asustara.

[Diane Roseveare]

Lo había pensado desde el principio, desde luego, pero ¿no se supone que para utilizar el encantamiento convocador necesitas una idea general de dónde está el objeto (por ejemplo, determinada habitación)? Si Diane supiera eso, no habría estado buscando a lo tonto todo ese tiempo. Podría hacer el intento convocando los pedazos de pergamino que se encontraran en el camino entre la biblioteca y la sala común de Gryffindor, pero no tenía ganas de terminar con una pequeña montañita de papel inútil. "No me suena a una buena idea" contestó, frustrada, por las mismas razones que expliqué arriba. "Aunque tal vez ahora que hemos reducido la zona donde puede estar..." consideró.

[Diane Roseveare]

Comenzaría a sentir culpa por tener a Jeine buscando si no fuera porque ella no la había obligado. Su compañera se ofreció por buena onda, y Diane lo apreciaba, pero no la tenía ahí a la fuerza, y comprendería perfectamente si la otra chica quisiera concluir su participación en la expedición. En cualquier caso, se había quedado pensando en la sugerencia de usar un accio, así que no escuchó con mucha atención las últimas palabras de Jeine. "Puedo intentar con el encantamiento convocador a la entrada de cada pasillo" comentó. Si nada volaba a sus manos, podían saltarse el ir buscando en cada rincón y moverse al siguiente.

[Diane Roseveare]

Por el contrario, yo creo que es buena suerte encontrar a alguien así, el comentario iba respecto a que tal vez Jeine empezara a arrepentirse de ofrecerse (y Diane entendería si eso ocurriera).
Sonrió por la idea de convocar a una persona con el encantamiento... seguro que terminaría aplastada o algo similar si se le ocurriera experimentar. "Perfecto". Dando vuelta en la siguiente esquina estaba el primer pasillo donde probaría suerte. Se concentró en la imagen mental del pasillo completo, así como en la de su pergamino perdido. "¡Accio pergamino!". Nada. Y el encantamiento le salía bien, tenía que ser que no había pergamino alguno en aquel pasillo.

[Diane Roseveare]

Oh, pero es que Diane tiene práctica limpiando desastres ajenos, si bien sólo cuando siente que debe lealtad a la otra persona; de otro modo le resultaría muy sencillo lavarse las manos de cualquier situación problemática. Caminó hasta el siguiente pasillo con calma, divertida con la actitud de su compañera, pero sin imitarla o seguirle el juego. "¡Accio pergamino!" repitió, mas esta vez, pasados un par de segundos, un pedazo de papel amarillento voló hasta su mano. -No me lo creo-.

[Diane Roseveare]

De hecho no dejaría a Jeine por el simple hecho de que la otra chica está ahí por ayudarle. Yo me refería más bien a un caso distinto, como si la pusieran a trabajar en equipo con un compañero cualquiera y éste hiciera explotar el caldero por desobedecer las instrucciones; Diane no compartiría la responsabilidad en el desastre si no la tuvo.
Bajó la mirada al pergamino, rogando que no fuera alguno de esos mensajes que la gente se pasa en clase olvidado por ahí. Pero no, reconoció su letra al instante y sonrió a Jeine. "Este es" anunció.

[Diane Roseveare]

Diane no estaba de acuerdo: las vueltas le habían evitado repetir el trabajo ya realizado buscando en los libros. En cualquier caso, nada le importaba más que el hecho de tener el pedacito de papel en la mano. Lo guardó con cuidado (como si fuera algo tremendamente valioso) en su bolsillo y asintió a la solicitud de Jeine, comenzando a caminar en dirección a la sala común, manteniendo la varita lo más abajo posible, así como para iluminar sólo lo indispensable a fin de no tropezarse con algo.

[Diane Roseveare]

Sinceramente, dudo que la Señora Gorda fuera a crearles problema, les bastaba decir la contraseña para que ella tuviera que dejarlas pasar sin soltarles sermón alguno. Pero hablando del amor de Jeine por los libros, ahora que Diane había eliminado de su mente su preocupación principal (hallar el pergamino), pudo regresar al momento en que se encontró a su compañera. "¿De verdad te quedaste dormida en la biblioteca?" preguntó en un susurro.

[Diane Roseveare]

-¿Monoqué?-. "Vaya" murmuró, frunciendo el ceño mientras fijaba su vista en el camino, que ya no era demasiado largo hasta la entrada a la sala común. "Con lo incómodas que deben ser esas mesas" comentó, y eso era lo único que iba a decir al respecto, porque ¿qué otra cosa podía opinar? A Jeine le ganaron el sueño y el aburrimiento; era normal.

[Diane Roseveare]

Oh, Jeine podía confiar en que Diane no le iba a contar sobre sus hábitos de sueño a nadie (y principalmente no a Charlotte, porque eso equivaldría a que en menos de 24 horas todo el colegio, y tal vez toda la población de Hogsmeade, se habría enterado). "Mmm, seguro". Y pronunció la contraseña, que seguramente era una palabra tan rara como monoriplico. El cuadro les permitió el paso a la sala.

[Diane Roseveare]

((Tú decides, por mí está bien en cualquiera de los casos))

Entró detrás de Jeine, y dirigió sus pasos hacia la mesa donde se había acomodado previamente y donde había dejado todas sus cosas. Verlas así, evidenciando que realmente no había comenzado a trabajar, le hizo sentir una oleada de cansancio. Miró a su compañera y se frotó el ojo derecho con el dorso de la mano. "Creo que recoger todo esto e irme a dormir".