Escape perfecto de insomne no enamorado

[Jacob Allen]

((Miércoles, 14 de febrero 1990. Libre))

Esa mañana todo el mundo había estado raro, pero Jacob apenas lo había notado. Dos de sus compañeros de cuarto habían decidido charlar la mitad de la noche y casi no lo habían dejado dormir, por lo que Jacob había pasado el desayuno y las clases de la mañana con el cerebro inmerso en una neblina soñolienta, la cual solo había comenzado a disiparse cerca del mediodía.

Estaba a mitad del almuerzo cuando se dio cuenta de que algo raro estaba pasando. ¿Era su idea o todos parecían estar conversando más alto de lo normal? La sensación que tenía Jacob era la de estar en una de esas reuniones de trabajo de su padre a las que iban en familia y de las que no podía escaparse nunca. Gente conversando por todos lados, gente yendo de un lado a otro para conversar con otra gente... Y la comida pasando a ser un elemento accesorio de la situación.

Pero él quería comer. Iba al Gran Salón a comer, no a hacer sociales. Y como no entendía por qué todo el mundo parecía tan feliz y alborotado, decidió que tendría que acelerar eso de masticar y tragar, para huir de allí lo más pronto posible.

Luego de terminar su almuerzo con rapidez (pero sin saltarse ni el postre), se dirigió a la salida del Gran Salón. Su idea era ir temprano hasta el aula de Transformaciones (su siguiente clase) y esperar tranquilo (quizás durmiendo una siestita) en el aula vacía hasta que llegasen todos. Pero cuando atravesó el umbral, supo que su plan tendría que cambiar. ¡Había más gente allí parada, en grupos grandes o pequeños, que en el Gran Salón! ¿Cómo era posible eso? Claramente Jacob no había estado del todo atento a su entorno. ¿Habría pasado algo en el mundo mágico que fuese novedad para todos? ¿Tendría que salir de su burbuja de mal humor insomne para preguntar?

Cuando estaba a punto de hacerlo, notó las tarjetas. Notó a una chica de su año dándole una tarjeta a un chico de quinto. Junto a ellos tres chicas más aguardaban con tarjetas, mirando hacia el Gran Salón. Notó también a un chico muy colorado dándole una flor y una tarjeta a una chica mucho más grande. ¡Era San Valentín! Los pasillos y el hall de entrada estaban llenos de alumnos y alumnas felices y/o nerviosos esperando interactuar con los destinatarios de su amor.

-Oh, no...- pensó Jacob. -¿Y si alguien quiere darme algo?- Sin dudarlo demasiado, bajó la vista y se dirigió al lugar menos romántico que se le ocurrió en ese momento. O quizás el más cercano y con más chances de estar vacío: el cuarto de trofeos.

[Alan Grunewald]

Alan estaría en la sala de trofeos escondido al igual que tu de cualquiera que quisiera darle algo. se le notaba algo distraído ya que estaba con su libreta en mano escribiendo algo en ella. Porque la gente se emociona tanto por un día en el que todos cuchichean y se pasan notitas o cartas, al fin y al cabo se basaba en eso.

Viendo como iba el día hubiera preferido pasar el día con alguna de sus amigas si no fuera porque en el fondo temía que las chicas se fueran poseídas por el espíritu de San Valentín -¿Porque las chicas a las chicas les gustara tanto este día, que tiene de especial?- Se preguntaría en el fondo mientras pasaba de pagina a su libreta y seguía escribiendo y tachando algo dando la impresión de estar escapando de este día tanto como tu pero a la vez desde la perspectiva de Jacob podría estar escribiendo algo romántico y me meloso en esa libreta que tenia en las manos siendo contradictorio con la impresión que te generaba.

[Jacob Allen]

Cuando Jacob entró y vio al chico de Slytherin escribiendo, tan concentrado, pensó que seguramente estaba redactando una nota de amor para entregarle a alguien. Si bien lo miró un par de veces (por si le hablaba y para no ser maleducado), no se le acercó.

Se dirigió hacia uno de los espacios libres de las paredes, entre un par de vitrinas bajas, para apoyarse en la pared y esperar más cómodo. No le interesaban los trofeos. Ya los había visto demasiadas veces en sus siete años de estudio. Los profesores eran bastante limitados a la hora de castigarlos, y al parecer lustrar trofeos estaba entre los castigos favoritos de la mayoría.

-¿Sabrá que ya están saliendo todos?- pensó. Quizás al chico se le estaba escapando el amor de su vida, de tan concentrado que estaba.

[Alan Grunewald]

Pasarían unos minutos mientras seguía redactando quien sabrá que en su libreta, acto seguido pasados esos eternos minutos guardaría la libreta en su túnica y se quedaría viendo los trofeos en la vitrina, seguramente el reflejo de los públicos trofeos fue el culpable pero se da media vuelta para luego observar a él Ravenclaw apoyado en la pared.

"Hola, perdona no te había visto ¿Llevas mucho rato ahí?" Preguntaria algo inquisitivamente el Slytherin mientras parecía asegurarse de tener su libreta guardada por alguna razón en particular. Nunca había visto a este Ravenclaw ya que la gran mayoría de los que conoce de la casa son chicas y de su mismo año mientras en el fondo se preguntaba si también estaba hay para huir de las noñerias del San Valentín como el.

[Jacob Allen]

Jacob había observado sin ninguna intención extraña todos los gestos del chico, y le hizo gracia que se sobresalte. ¡Quizás sí había estado escribiendo una carta de San Valentín para el amor de su vida! Jacob no solía ser el mejor leyendo a las personas, así que, al parecer, su temática mental del día se iba a limitar a lo relacionado con el 14 de febrero.

"Hola", lo saludó, sonriendo. Quizás algo más divertido de lo que la gente suele sonreír para saludar a alguien que no conoce. "No, me escondí solo hace un momento", agregó, sin temor a dejar en claras sus intenciones allí. Porque peor sería que alguien piense que adoraba pasear entre los trofeos, ¿no?

[Alan Grunewald]

"Vale, y bueno, suponiendo que ambos estamos aquí por lo mismo quiero pensar. De quien o quienes huye tu y perdona la intromisión pero de Ravenclaw conozco sobretodo a las chicas de mi año asi que no te conozco" Dice algo inquisitivo y curioso "Soy Alexander Grünewald, aunque suele ser algo largo decirlo, si prefieres puedes llamarme Alan" puede y sólo puede que este siendo demasiado formal considerando la situación mientras te ofrece la mano.

[Jacob Allen]

Jacob se sonrió un poco más cuando el chico comenzó a hablar sin parar. Le daban ternura los alumnos más chicos que él, sobre todo cuando lo trataban así de bien y con respeto. Porque que había mocosos maleducados en el castillo, los había. Y menos mal que el chico se había presentado, porque Jacob no tenía la menor idea de quién era.

"Hola Alan, yo soy Allen" dijo, mientras le daba un ligero apretón de manos y tratando de ser gracioso (porque el chico le había caído bien). "Bah, mi nombre es Jacob, Allen es mi apellido. Pero sonaba divertido".

Era tan malo para hacer bromas, que las explicaba.

[Alan Grunewald]

"Vale...Y bueno, ya que somos 2 no te apetece hablar de algo, el día se hará menos largo si hablamos o hacemos algo para entretenernos ¿Se te ocurre algo que pudiéramos hacer?"

Algo confundido estaba por la broma, tal vez no tenga el sentido del humor más fino pero siempre habrá más público suele decir la gente mientras te daba un firme apretón para luego guardar su mano dentro de uno de los bolsillos exteriores de la túnica.

[Jacob Allen]

"¿Por qué? ¿No irás a entregar lo que estabas escribiendo?" le preguntó, con algo de intriga, para luego señalar hacia la túnica de Alan.

"Es hoy o nunca..." agregó, levantando un poco las cejas, para acentuar la urgencia. Estaba siendo una buena persona, avisándole. No es que no quiera pasar un rato con él.

[Alan Grunewald]

"No escribía una carta" Diria riendo un poco "Escribia ideas, luego escribo sobretodo canciones y poemas con ellas, hace un buen rato mande las cartas que debia mandar" Agregaria con tono regio al Ravenclaw, no es que no apreciará su intencion pero no veia la urgencia que le daba, para el chico era solo un dia mas en el que enviar cartas a esa persona o personas que pueden interesarte pero poca importancia le daba.

"Y tu porque te escondes ¿No quieres recibir ninguna?" Preguntaria intrigado el Slytherin como si le devolviera la pregunta anterior que le hizo.

[Jacob Allen]

Jacob metió las manos en los bolsillos mientras encogía los hombros.

"No es que no quiera... No sé. Ya tuve novia hasta hace un par de años y no me quedaba mucho tiempo para estudiar. Y ahora necesito estudiar", comentó. Como si la lógica fuese siempre: es San Valentín, recibo cartas, termino el día con novia.

Y no es que se crea que es un Don Juan, pero por las dudas prefiere esconderse a decir que no.

[Alan Grunewald]

"Asi qué...¿Escapas de tus posibles fans porque estas concentrado ahora en tus estudios? ¿Es eso a lo que te refieres?" Diria el Slytherin algo confundido por esa logica mientras ladeaba la cabeza a un lado con la ceja levantada.

"Creo que te entiendo en cierta forma y te envidio, ahi algunas chicas que me interesan pero no se, nunca he sido bueno para expresarme de manera abierta. Y honestamente no creo que les interese mucho un sujeto como yo asi que..." Terminaria levantando los hombros en señal de indiferencia sobre el tema de las relaciones.

[Jacob Allen]

Asintió a la mención de sus estudios. Era fácil hacer ese cambio de enfoque (menos chicas y más pergaminos) cuando no estabas enamorado de nadie, como Jacob en ese momento.

"Pero les enviaste cartas, ¿no?" preguntó, porque eso había dicho Alan. "Expresarse por escrito suena válido también", agregó.

[Alan Grunewald]

Asiente a lo mencionado sobre las cartas "Soy un poco clasico en ese aspecto, yo creo que las cartas dan un puntillo especial y mas sofisticado que simplemente ir a la chica y decirle todo lo que tengas que decirle" haria mencion mientras buscaba un lugar donde sentarse sin mucho éxito por lo que iría y se apoyaría en una pared.

"¿Y tu? ¿No tienes a nadie a quien quieras enviarle algo este dia?" Pregunta inquisitivamente el Slytherin mientras observa detenidamente al Ravenclaw.

[Jacob Allen]

Jacob todavía podía escuchar el barullo de gente fuera de la sala de trofeos. El sonido le recordaba a las cenas de amigos que hacían sus padres, cuando él era chico. Cenas llenas de charlas que él escuchaba desde la habitación de al lado, porque se aburría fácil y lo dejaban ir a jugar apenas terminara su plato.

"Si tuviese a alguien, igual no creo que fuese a escribirle una carta" dijo, arrugando un poco la nariz. "No se me da bien" agregó, para no desmerecer a los que sí escribían.