Frankie había elegido el último día de clases para minimizar en lo posible las posibilidades de que la expulsaran, aunque ella fue bien clara la última vez con Dumbledore, "Seré buena por un rato" le dijo, y él, observándola a través de sus lentes de media luna que todo lo ven sabía que Frankie Gibbs no iba a irse sin hacer una locura final. En el fondo, ella sospechaba que le caía bien a Dumbledore, de otra forma no habría llegado tan lejos en su educación.
Fue meticulosa. Lo importante era la práctica y asegurarse de que nadie iba a salir lastimado en el proceso, ni siquiera ella, por eso pasó los últimos cuatro meses durmiendo muy poco, asegurándose de que sus exámenes y la hazaña salieran bien. Despertó la curiosidad de muchos cuando una mañana llegaron cuatro escobas nuevas hasta su puesto en el gran comedor, pero Frankie evadió las preguntas. El tema murió rápido porque Frankie practicaba en secreto y todo el mundo andaba pendiente de sus propias vidas o la temporada de Quidditch, eso le dio tiempo para enfocarse sin la mirada de todos.
El concepto era sencillo pero no daba cabida a errores. Frankie convocaría cinco aros de fuego, uno más pequeño que otro, que estarían de forma horizontal, el más grande estaría cerca de cincuenta metros de distancia del suelo y cada diez metros habría otro de menor diámetro. Tenía seis escobas nimbus 1000 a las que les puso nombre: rayo, trueno, fugaz, rápida, veloz y Sophia (no tenía imaginación para los nombres), de forma tal que cuando las convocara vinieran ellas y no otras nimbus. La idea era que con Sophia Frankie estaría por encima del aro más grande, convocara a rayo y justo en el momento exacto (que descifró gracias a la práctica) ella se tiraría dentro del aro para caer en la escoba, convocaría la otra y haría lo mismo, hasta llegar al último aro que era apenas de un metro de diámetro. Caía mal y se quemaba, la escoba no llegaba a tiempo y se caía y quemaba y Merlín sabía qué. Lo había ensayado sin el fuego y todo había salido bien, no podía pasar nada.
Decidió hacerlo después de la hora del té, como era el último día de clases muchos estaban en los jardines, disfrutando la entrada del verano con un raro sol de Escocia. Frankie caminó hasta el lugar más despejado con sus seis escobas abrazadas, llamando la atención de algunos, luego las apoyó en el suelo, un poco separadas, a continuación tomó a Sophia y voló con ella a la altura adecuada, sacó su varita y dando una vuelta hizo el primer aro y así sucesivamente. La gente empezaba a verla, así que debía ser rápida si no quería que la detuvieran.
Sobrevoló sobre el aro más grande y dijo "¡Accio Rayo!" y se detuvo en el medio del aro, esperó cinco segundos y gritó "¡ÚLTIMO PUTO DÍA DE CLASES!" y se tiró con las piernas ligeramente abiertas para caer sobre Rayo justo a tiempo. Menos mal que con la equitación practicó el equilibrio. Sobrevoló el segundo aro más pequeño que el anterior e hizo lo mismo, accio Trueno, accio Fugaz, accio Rápida, todo iba bien, hasta que llegó al último aro.
Por cuestiones de la vida, Richard Knightley quiso hacerse el héroe haciendo sus funciones de prefecto el último día, atravesándosele a Veloz en el peor momento, o bueno, no fue todo Knightley, pero sí su cabeza, noqueándolo al instante. Frankie no supo en el momento qué pasó, lo que sí supo es que cuando se tiró de Rápida, Veloz nunca llegó, y cuando se dio cuenta que iba a caer diez metros el susto hizo que su cabello se moviera un centímetro en la dirección equivocada, tocando el fuego. Su hermoso cabello estaba ardiendo.
Y como no podía ser de otra manera porque el destino o el universo son una vaina muy arrecha algo inexplicable, la caída que pudo haber hecho que Frankie se rompiera las dos piernas o algún brazo fue amortiguada por ese alguien que parece adorar ser su colchón en la vida, su compañero de enfermería, Tristan Jenkins, solo que esta vez, no solo lo había lastimado físicamente con todo su peso (que advierto, no son cincuenta kilitos), sino que su cabello incendiado acarició su uniforme, prendiéndole fuego también.
Para cuando llegaron a la enfermería y Frankie había dejado de maldecir porque diez centímetros de su cabello se habían quemado, miró a Tristan con toda la pena del mundo. "Te compraré otro uniforme, digo, por si quería tener ese de recuerdo." Le dijo. Richard estaba al otro lado, no sabía si inconsciente o dormido. El olor de quemado todavía se sentía en el aire.
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La última gran hazaña
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Re: La última gran hazaña
((Prometo no hacer post tan largos y... Esto fue lo que paso con Frankie en realidad: ¡Esto se va a descontrolar! .... AAAAAAHHH ¡AYUDAAA!))
Al ser aquella la última tarde del último día de clases Tristan junto a Richard habían decidido dar un paseo por los jardines del castillo... O más bien, acompañaba a su amigo en la búsqueda de la prometida de este, quien creían se hallaba en el Lago, por lo que caminaban en esa dirección para encontrarse con la muchacha y pasar el rato hasta que llegase el momento de la última cena. Mientras se acercaban al lugar iban charlando de lo bien que les había ido en los exámenes y especulaban respecto a cuales serían las calificaciones que obtendrían, por supuesto que Tristan iba a sacar Extraordinario en todo y se lo hacía saber a su amigo con toda la modestia que no poseía. Lamentablemente, la amena charla que mantenían fue interrumpida por la multitud de estudiantes que observaba la fechoría hazaña de Frankie y sin poder evitarlo se unieron al grupo de espectadores.
Tristan no entendió, ni creía poder entender, que poseyó a su amigo para que hiciera valer sus funciones como prefecto en aquel momento, así que lo vio intentar detener el espectáculo que la Gryffindor estaba dando en cámara lenta: Richard se había interpuesto entre Frankie y la siguiente escoba, y esta última le había golpeado salvajemente la cabeza dejándolo inconsciente en el acto. Obviamente, corrió a socorrer a su amigo pensando ilusamente que Frankie tenía sus acrobacias bajo control, sin embargo, no contó con que la escoba llegaría tarde a su dueña. Los gritos llenos de asombro del resto de los espectadores le hicieron alzar la mirada y su sangre se heló al ver a Frankie caer por los aires, con el cabello en llamas. -Por Rowena Ravenclaw- fue todo lo que alcanzó a pensar antes de abandonar a Richard a su suerte y correr a socorrerla. No se le ocurrió una buena solución en el momento y sólo atino a extender sus brazos y pretender que podía atraparla en plena caída, por lo que al final, Frankie termino cayendo sobre él, en llamas, dejándolo sin aire, con un brazo y unas cuantas costillas rotas y el uniforme chamuscado. En cualquier otra situación aquello habría sido un acto romántico o heroico: Frankie había caído entre sus brazos en llamas, en lo alto de una pequeña colina.
Tristan no perdió el conocimiento luego del impacto pero su shock fue tal, que no se dio cuenta de lo que sucedía a su alrededor hasta que su cuerpo reposo sobre una de las camas de la enfermería. El olor a quemado le invadía la nariz y la poción para recomponerle los huesos rotos iba haciendo efecto lentamente, causando que su humor fuese peor que de costumbre. Mientras esperaba que la enfermera le suministrara algún analgésico, debatía consigo mismo: ¿Qué demonios le pasaba? ¿Por qué tenía que gustarle una muchacha tan problemática y poco femenina como aquella? -Estas mal de la cabeza Tristan Jenkins. Mal. Mal.- se decía, cerrando los ojos con fuerza para no mirarla, porque sabía que iba a decirle cosas muy ofensivas que no sentía en realidad.
Entreabrió los ojos, cansado de encontrarle sentido a su locura y aquello coincidió con la mirada de pena de Frankie y algo se revolvió dentro de él. Separo los labios -Si, si lo quiero de recuerdo. Lo quiero chamuscado- y los cerro de inmediato, incapaz de dejar que esas palabras se escaparan de su mente. También volvió a cerrar los ojos, ignorándola por completo. ¿Le costaba mucho comportarse como una persona cuerda? (ella, claro, pero también servia para él) ¿Tenía que ser todo tan arriesgado y lleno de adrenalina cuando se trataba de ella? Ah, probablemente era eso lo que le atraía, tanta inestabilidad y locura. Era eso, se había vuelto loco y no lo sabía.
Al ser aquella la última tarde del último día de clases Tristan junto a Richard habían decidido dar un paseo por los jardines del castillo... O más bien, acompañaba a su amigo en la búsqueda de la prometida de este, quien creían se hallaba en el Lago, por lo que caminaban en esa dirección para encontrarse con la muchacha y pasar el rato hasta que llegase el momento de la última cena. Mientras se acercaban al lugar iban charlando de lo bien que les había ido en los exámenes y especulaban respecto a cuales serían las calificaciones que obtendrían, por supuesto que Tristan iba a sacar Extraordinario en todo y se lo hacía saber a su amigo con toda la modestia que no poseía. Lamentablemente, la amena charla que mantenían fue interrumpida por la multitud de estudiantes que observaba la fechoría hazaña de Frankie y sin poder evitarlo se unieron al grupo de espectadores.
Tristan no entendió, ni creía poder entender, que poseyó a su amigo para que hiciera valer sus funciones como prefecto en aquel momento, así que lo vio intentar detener el espectáculo que la Gryffindor estaba dando en cámara lenta: Richard se había interpuesto entre Frankie y la siguiente escoba, y esta última le había golpeado salvajemente la cabeza dejándolo inconsciente en el acto. Obviamente, corrió a socorrer a su amigo pensando ilusamente que Frankie tenía sus acrobacias bajo control, sin embargo, no contó con que la escoba llegaría tarde a su dueña. Los gritos llenos de asombro del resto de los espectadores le hicieron alzar la mirada y su sangre se heló al ver a Frankie caer por los aires, con el cabello en llamas. -Por Rowena Ravenclaw- fue todo lo que alcanzó a pensar antes de abandonar a Richard a su suerte y correr a socorrerla. No se le ocurrió una buena solución en el momento y sólo atino a extender sus brazos y pretender que podía atraparla en plena caída, por lo que al final, Frankie termino cayendo sobre él, en llamas, dejándolo sin aire, con un brazo y unas cuantas costillas rotas y el uniforme chamuscado. En cualquier otra situación aquello habría sido un acto romántico o heroico: Frankie había caído entre sus brazos en llamas, en lo alto de una pequeña colina.
Tristan no perdió el conocimiento luego del impacto pero su shock fue tal, que no se dio cuenta de lo que sucedía a su alrededor hasta que su cuerpo reposo sobre una de las camas de la enfermería. El olor a quemado le invadía la nariz y la poción para recomponerle los huesos rotos iba haciendo efecto lentamente, causando que su humor fuese peor que de costumbre. Mientras esperaba que la enfermera le suministrara algún analgésico, debatía consigo mismo: ¿Qué demonios le pasaba? ¿Por qué tenía que gustarle una muchacha tan problemática y poco femenina como aquella? -Estas mal de la cabeza Tristan Jenkins. Mal. Mal.- se decía, cerrando los ojos con fuerza para no mirarla, porque sabía que iba a decirle cosas muy ofensivas que no sentía en realidad.
Entreabrió los ojos, cansado de encontrarle sentido a su locura y aquello coincidió con la mirada de pena de Frankie y algo se revolvió dentro de él. Separo los labios -Si, si lo quiero de recuerdo. Lo quiero chamuscado- y los cerro de inmediato, incapaz de dejar que esas palabras se escaparan de su mente. También volvió a cerrar los ojos, ignorándola por completo. ¿Le costaba mucho comportarse como una persona cuerda? (ella, claro, pero también servia para él) ¿Tenía que ser todo tan arriesgado y lleno de adrenalina cuando se trataba de ella? Ah, probablemente era eso lo que le atraía, tanta inestabilidad y locura. Era eso, se había vuelto loco y no lo sabía.

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Re: La última gran hazaña
En un mundo donde Frankie no era lo opuesto al romanticismo, fuese más delgada, no tuviese algo con el fuego y Tristan no fuese un amargado consumado, quizás su hazaña épica hubiese sido un momento muy cursi y romántico, casi hermoso, pero no fue así, porque ellos eran quienes eran y aunque Frankie había fracasado, estaba bastante contenta con lo que hizo. Nunca culminó bien ninguna de sus hazañas, hubiese sido genial que la última si pero si no se dio, no se dio, estaba tranquila. Si su cabello no hubiese salido afectado estaría revolcándose en alegría, diciéndole a Tristan que le sabía a mierda que su uniforme se había quemado porque ella lo había pasado FANTÁSTICO. Y fue así, al menos hasta lo de su pelo. Su hermoso pelo.
Se le quedó viendo, esperando a que dijera algo, pero tal parecía que eso no iba a pasar. "Oye, yo no te dije que trataras de atraparme, fue un lindo gesto, gracias y todo, pero no tenías que hacerlo" Le dijo, como para que él se diera cuenta que no tenía que estar molesta con ella. ¿Qué tenían los tipos que querían salvarla? Primero Roan y ahora Tristan, ¿Acaso ella daba la imagen de una damisela en apuros? Merlín lo prohíba.
Se giró para ver a Richard, tipo para hacerle el mismo discurso, que no era culpa suya que quisiese salvar el día, pero seguía inconsciente. Bueno, será cuando despierte.
Se le quedó viendo, esperando a que dijera algo, pero tal parecía que eso no iba a pasar. "Oye, yo no te dije que trataras de atraparme, fue un lindo gesto, gracias y todo, pero no tenías que hacerlo" Le dijo, como para que él se diera cuenta que no tenía que estar molesta con ella. ¿Qué tenían los tipos que querían salvarla? Primero Roan y ahora Tristan, ¿Acaso ella daba la imagen de una damisela en apuros? Merlín lo prohíba.
Se giró para ver a Richard, tipo para hacerle el mismo discurso, que no era culpa suya que quisiese salvar el día, pero seguía inconsciente. Bueno, será cuando despierte.

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Re: La última gran hazaña
Tenía que agradecer a Merlín por hacer que Frankie fracasara en cada una de sus hazañas o no habría tenido tantas oportunidades de que ella le cayera encima. Por algo se comenzaba, capaz de tanto servirle de colchón se daba cuenta de lo que él sentía. A Tristan no le importaba lo poco romántico y torpe que había sido su acción, la había salvado de morir y eso era suficiente para él. Iba a atesorar aquello como un buen momento en su vida. Que lastima que sus pensamientos, los cuales le estaban causando una sensación incomoda en el fondo de su mente, se vieron interrumpidos por las palabras de la muchacha. Una lástima porque lo había hecho enojar.
¿Qué significaba aquello? ¿No tenía que hacerlo? –Desagradecida. Es una desagradecida- se repitió abriendo los ojos y volteando a tiempo para verla girarse hacia su amigo, -¡¿No tenías que hacerlo?!- Aah, no bastaba con todo lo ya le había pasado por la cabeza. Para sumarle más males, Frankie era una desagradecida que no veía más allá de sus narices… "¿No tenías que hacerlo?" repitió, sintiendo que su enojo aumentaba con cada palabra "¿Acaso crees que lo hice porque quería?" No había ni que ponerlo en duda, incluso, había abandonado a su amigo por ella "Ver tus sesos esparcidos por los jardines no era algo que nuestros compañeros ansiaran ver. Igual no creo que tengas algo ahí adentro" se llevo una mano a la sien (la del brazo que no se había roto) dándose un golepcito, -Ohno- ahí estaba, diciendo cosas que no sentía, ni quería decir "Me sorprende que hayas sido capaz de planificar semejante locura" y aunque su voz sonaba débil, a causa del dolor en su cuerpo, sus palabras tenían una entonación molesta. Porque era el enojo lo que estaba hablando por él, ella lo sacaba de sus cabales.
¿Qué significaba aquello? ¿No tenía que hacerlo? –Desagradecida. Es una desagradecida- se repitió abriendo los ojos y volteando a tiempo para verla girarse hacia su amigo, -¡¿No tenías que hacerlo?!- Aah, no bastaba con todo lo ya le había pasado por la cabeza. Para sumarle más males, Frankie era una desagradecida que no veía más allá de sus narices… "¿No tenías que hacerlo?" repitió, sintiendo que su enojo aumentaba con cada palabra "¿Acaso crees que lo hice porque quería?" No había ni que ponerlo en duda, incluso, había abandonado a su amigo por ella "Ver tus sesos esparcidos por los jardines no era algo que nuestros compañeros ansiaran ver. Igual no creo que tengas algo ahí adentro" se llevo una mano a la sien (la del brazo que no se había roto) dándose un golepcito, -Ohno- ahí estaba, diciendo cosas que no sentía, ni quería decir "Me sorprende que hayas sido capaz de planificar semejante locura" y aunque su voz sonaba débil, a causa del dolor en su cuerpo, sus palabras tenían una entonación molesta. Porque era el enojo lo que estaba hablando por él, ella lo sacaba de sus cabales.

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Re: La última gran hazaña
Oh, pero que bueno que esos pensamientos se quedaron bien al fondo de su mente porque Frankie los consideraría lo más cursi jamás en la vida y hasta un poco patéticos porque definitivamente debían haber mejores recuerdos para atesorar, como su última gran hazaña, ¡Hasta casi romperle el cráneo a Richard será un buen recuerdo! Seguramente en unos meses él se va a reír de eso, quizá Tristan también, porque era algo casi gracioso. No romántico o memorial, sino gracioso. Pero Frankie no estaba en su mente para saber esas cosas, no tenía ni la más remota idea de aquellos sentimientos, no tendría forma de saberlos tampoco. Para ella Tristan es ese tipo amargado de su año que ahora descubre era un exagerado de mierda. No porque sea tan malo sino porque la palabra mierda era agregada por ella siempre que podía.
"Oh. Por. Merlín. Y. Su. Lechuza. ¡Qué exagerado eres! ¡No iba a romperme el cráneo! Máximo me rompía algunos huesos, o todos, daba igual. No podía irme sin despedirme de Pomfrey si lo pienso. Esa fue mi mamá acá. ¿Dónde andará?" Levantó la vista buscándola pero ella se despidió a su despacho después de que le dijera a Frankie que no había poción para curar su pelo, en el fondo Frankie creía que la estaba castigando y que sí había algo para su cabello.
"Y solo para que conste, quedé en la Academia, así que sí tengo cerebro" Dijo con aire orgulloso. Le faltó sacarle la lengua pero no lo hizo.
"Oh. Por. Merlín. Y. Su. Lechuza. ¡Qué exagerado eres! ¡No iba a romperme el cráneo! Máximo me rompía algunos huesos, o todos, daba igual. No podía irme sin despedirme de Pomfrey si lo pienso. Esa fue mi mamá acá. ¿Dónde andará?" Levantó la vista buscándola pero ella se despidió a su despacho después de que le dijera a Frankie que no había poción para curar su pelo, en el fondo Frankie creía que la estaba castigando y que sí había algo para su cabello.
"Y solo para que conste, quedé en la Academia, así que sí tengo cerebro" Dijo con aire orgulloso. Le faltó sacarle la lengua pero no lo hizo.

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Re: La última gran hazaña
Exagerado decía ella. A él, cuando era ella quien se había pasado de exagerada al realizar su supuesta hazaña. Era definitivo: estaba loco. ¿Cómo iba a gustarle alguien tan mal de la cabeza como ella? A ese paso iba a tener que pedirle a Madame Pomfrey que le recomendara un psicomago al cual asistir en vacaciones.
Las palabras de Frankie le resonaron en la cabeza como un eco sin fin: solo unos huesos, solo unos huesos. A ese paso se iban a romper los labios de tanto mordérselos para no seguir expresando su odio contra las acciones de ella. Tomo aire y cerró los ojos unos instantes, buscando su paz interior "Me rompiste un brazo y las costillas, Richard esta inconsciente, te quemaste el cabello y causaste estragos en los jardines” contó, moviendo los dedos en el aire como para que ella captara la gravedad de sus fechorías y entrara en razón. “¿Máximo te rompías unos huesos? ¿Te parece poco?” resoplo, ni siquiera esperaba respuesta a su pregunta. Acto seguido, le dirigió una mirada incrédula, seguramente las calificaciones no eran lo único que le habían visto para admitirla como rompedora de maldiciones (por supuesto que él sabía que iba a estudiar ella, lo había escuchado por ahí), como requisito extra seguro pedían estar loco. "Me gustaría abrirte la cabeza y comprobarlo" murmuro porque aun dudaba que ella tuviera algo allí, tomo aire de nuevo –Paz interior- “Ser admitido en la academia tampoco es tan complicado Frances" y volvió a cerrar los ojos, eso ultimo lo había dicho con un poco soportable todo de suficiencia. Porque, obviamente, a él no le había costado mucho quedar allí, solo había tenido que presentar los exámenes por formalidad.
Las palabras de Frankie le resonaron en la cabeza como un eco sin fin: solo unos huesos, solo unos huesos. A ese paso se iban a romper los labios de tanto mordérselos para no seguir expresando su odio contra las acciones de ella. Tomo aire y cerró los ojos unos instantes, buscando su paz interior "Me rompiste un brazo y las costillas, Richard esta inconsciente, te quemaste el cabello y causaste estragos en los jardines” contó, moviendo los dedos en el aire como para que ella captara la gravedad de sus fechorías y entrara en razón. “¿Máximo te rompías unos huesos? ¿Te parece poco?” resoplo, ni siquiera esperaba respuesta a su pregunta. Acto seguido, le dirigió una mirada incrédula, seguramente las calificaciones no eran lo único que le habían visto para admitirla como rompedora de maldiciones (por supuesto que él sabía que iba a estudiar ella, lo había escuchado por ahí), como requisito extra seguro pedían estar loco. "Me gustaría abrirte la cabeza y comprobarlo" murmuro porque aun dudaba que ella tuviera algo allí, tomo aire de nuevo –Paz interior- “Ser admitido en la academia tampoco es tan complicado Frances" y volvió a cerrar los ojos, eso ultimo lo había dicho con un poco soportable todo de suficiencia. Porque, obviamente, a él no le había costado mucho quedar allí, solo había tenido que presentar los exámenes por formalidad.

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Re: La última gran hazaña
A Frankie le hubiese gustado incorporarse porque odiaba estar postrada en una cama contra su voluntad, pero no podía moverse todavía y generalmente, cuando Madame Pomfrey le decía que no se moviera no lo hacía, para sorpresa de todos. Cada vez que Frankie entraba a la enfermería tenía el miedo de que llegara McGonagall o Dumbledore para avisarle que estaba expulsada, así que se quedaba quietecita, como si eso minimizara los daños ya causados.
Volvió a poner los ojos en blanco porque era incapaz de ponerse en el lugar de Tristan y verlo como él lo veía, sin embargo, se detuvo un momento para pensarlo y se puso seria. "No quería que esto pasara. Practiqué mucho, casi todos los días, y siempre salía bien. La gente como tú cree que siempre hago cosas como estas para fracturarme huesos pero no, si pasa es porque algo salió mal" Explicó con calma y mirando hacia otro lado. No le gustaba admitir que las cosas le salen mal, no después de haber practicado tanto. "¿Y sabes? No estás muerto, yo tampoco ni Richard. Vamos a estar bien, ¿no puedes estar feliz por eso?" Le preguntó con la cabeza hacia él.
Entornó los ojos "Soy Frankie" Le corrigió "Y bueno, para mi si lo fue, cerebrito" Contestó de mala gana. Si no le dolieran se hubiese cruzado de brazos.
Volvió a poner los ojos en blanco porque era incapaz de ponerse en el lugar de Tristan y verlo como él lo veía, sin embargo, se detuvo un momento para pensarlo y se puso seria. "No quería que esto pasara. Practiqué mucho, casi todos los días, y siempre salía bien. La gente como tú cree que siempre hago cosas como estas para fracturarme huesos pero no, si pasa es porque algo salió mal" Explicó con calma y mirando hacia otro lado. No le gustaba admitir que las cosas le salen mal, no después de haber practicado tanto. "¿Y sabes? No estás muerto, yo tampoco ni Richard. Vamos a estar bien, ¿no puedes estar feliz por eso?" Le preguntó con la cabeza hacia él.
Entornó los ojos "Soy Frankie" Le corrigió "Y bueno, para mi si lo fue, cerebrito" Contestó de mala gana. Si no le dolieran se hubiese cruzado de brazos.
