No es broma

[Henry Leyden]

-No tiene nada de gracioso-
Era un pensamiento recurrente. Muy inoportuno, además. Una vez en clase. Más de una mientras estudiaba. Y ahora era lo peor, porque lo distraía de su exploración diaria del castillo. No tenía mucho tiempo para eso, y entre más tiempo pasaba en el castillo, más difícil era descubrir algo nuevo. Estaba subiendo el nivel de dificultad.
Debía concentrarse en escuchar al castillo.

Pero seguía pensando en ese asunto. No era una broma, como la mayoría parecía creer.
Una broma es que te den una soda después de sacudirla por diez minutos. Que venga una amiga y te diga, según ella en chiste, que lo único que te falta para ser buen partido es un familiar mago resulta ya una broma para pocos.

Pero esto no era nada gracioso.
Posiblemente trataba de un pobre idiota que tenía sus prejuicios bien arraigados pero no las agallas para firmar su letrerito. Y según lo que le había referido la chica que había descrito el estado de aquel muro, no había ninguna amenaza literal.
Aún así, ¿Tenían que jugar su juego?

Convencido como estaba de que darle tanta fiesta era lo peor que podían hacer, Henry ni siquiera había cedido a la tentación de ir a probar conjuros para borrar o dañar el dichoso listado. De todos modos, no tenía caso, porque para cuando él se enteró de qué era lo que ocurría ahí, ya habían comenzado los esfuerzos (autorizados o no) para limpiarlo. Y decían que no había progresos. La magia. A veces no era tan maravillosa.

[Henry Leyden]

Cuando se encontró con James, Henry no lo reconoció. Seguramente no lo hubiera hecho aunque no hubiera estado ocupado escuchando al castillo y odiando a un abusivo anónimo.
En todo caso, lo trató como había estado tratando a todos desde que alguien le describió el estado de aquel muro.

Conste que en la mayoría de los casos Henry era quien se quitaba del camino o cambiaba de ruta para no incomodar a nadie. No lo hacía concientemente, pero tenía la tendencia de 'no molestar' a los otros estudiantes que se movían (o se quedaban quietos) por el castillo.
Pero no hoy.
Tampoco eso era algo consciente, pero Henry estaba en modo pasivo agresivo y no iba a cederle el paso a nadie porque algo dentro de él lo obligaba a decirle al mundo qué este castillo era tan suyo como de cualquier estudiante de sangre limpia. Aunque el trato se extendía a todos y cada uno de los habitantes del castillo.
"Permiso" dijo, porque esos modales le había enseñado su madre; pero por el tono que usaba lo mismo hubiera podido estar diciendo 'Apártate que estorbas'.
Sí, así había andado todo el día.

[Henry Leyden]

Alguno de sus compañeros (quizá un par) había hecho aquella trastada, y el resto del colegio, incluyendo a los que creían que era la mar de divertido, eran inocentes. Pero en su mal genio Henry parecía ver como enemigo potencial a medio mundo. Total, eran individuos sin rostro. Algo así como desconocidos.

Una vez que el individuo en cuestión tuvo una voz que lo humanizara, y encima una voz que el reconocía, se sintió ligeramente avergonzado por haber considerado seriamente gritarle o algo peor. -Este no soy yo- se dijo.

"Eh... Hola Carter. Sí, todo b...." Se interrumpió y tomó aire antes de rectificar. "No. Hace poco me enteré de los detalles sobre ese estúpido graffiti y... No me hagas caso. A lo mejor me lo estoy tomando demasiado en serio. ¿Ya se sabe algo del graciosito?"
Suponía que a) todo el mundo sabría a que se refería con 'graffiti' y b) siendo prefecto, James sabría todo sobre los progresos.

[Henry Leyden]

Ningún progreso, claro. Eso había oído, ni siquiera tenía sentido haber preguntado.

"No estoy muy seguro..." dijo, aunque no había considerado esa posibilidad ni de lejos. "Me deja con la impresión de que le han seguido la corriente al idiota que haya hecho eso. Sea quién sea el muy cobarde."

Henry no tenía idea de que entre los que habían replicado habían respuestas directas contra el chistosito, ni que uno de los que habían anotado algo era James. Apenas había oído la descripción del graffití, y el hecho de que muchos habían anotado cosas (graciosas, algunas, ¡por favor!). Y él no podía dejar de pensar que le estaban siguiendo la corriente a quien fuera esa persona.

[Henry Leyden]

"Sí, ya sé. Ya sé. Es otra forma de seguirle la corriente. Ya sé. No me hagas caso, que ya se me pasará." Al menos eso esperaba.

"Ni siquiera sé porque dejo que me afecte tanto. Bueno, sí lo sé: porque no da la cara. Porque mucha gente se lo toma a broma. Pero supongo que es más fácil así... En lugar de andar amargados como yo."

[Henry Leyden]

"Creo que voy a ir a esconderme por ahí hasta que me encuentre en condiciones de tratar normalmente a las personas. Esto de andar de antipático no es lo mío... " En serio, no dejaba de pensar que luego se arrepentiría de haber chocado con... ¿quienes habrían sido, aparte de Carter?

A cualquier hora le iba a decir a alguien cualquier cosa que lo mantendría avergonzado el resto del año. Cuando era tan sencillo como dejar que cada quien se expresara como quisiera; ni que el fuera el único afectado por aquello.

[Henry Leyden]

¡Sí! Le estaba saliendo pero natural. ¡Y por largo rato! Pero estaba cansado.

"Bueno, no. Pero por lo general entiendo lo que me están explicando. Y ahora, te lo aseguro, no paso de la sensación de que nada tiene pies ni cabeza, que las autoridades son indulgentes y los estudiantes... Ya, ya me callo."

Es que se acordaba y le regresaba esa sensación fatalista. El enojo ya iba cediendo terreno, pero la impresión de que todo aquello era una mala señal... Por suerte sabía que su intuición era pésima, el percibía muchas cosas con claridad, pero las conclusiones por intuición no explicable eran bobadas.

[Henry Leyden]

Ideas se le ocurrían: sobre todo si era uno de sus compañeros. Desde un susto al estilo de pleito de pandillas que seguramente serviría sólo para empeorar todo, hasta una conversación amable explicando que aquello había estado mal y tratando de educar al responsable. Quizá, si además era un estudiante muy pequeño, habría que conseguirle un buen maestro, porque en ese caso sería un jovencito con mucho talento.
Pero, todo dependía de quién fuera el culpable. Y ahí se descarrilaba el tren del pensamiento.

"Quizá ese es el problema: que no es decisión mía. No sé quien lo hizo, y todavía no conozco el tipo de magia que permitiría rastrear al culpable. Y la gente a cargo del colegio parece que tiene tantos resultados como los que yo tendría. En cierto modo, si supiera quien lo hizo, ya no lo tendría en mente."
Para bien o para mal, ya hubiera pasado todo.

[Henry Leyden]

"Sí, tienes razón. Aunque insisto en que deberían dejar de tomarlo a broma", dijo. Sin embargo, no se sentía correcto. ¿Quién era él para decidir eso por nadie? Había estado desquitándose con quien pudiera, quizá porque no podía desquitarse con el graciosito. Pero Carter estaba en lo cierto al decir que estaba dándole gusto al sujeto.

"Claro que... No significa que deba ir por ahí empujando a la gente en los pasillos. O enojandome con los que si quieren tomarlo a broma. Cada quien debe decidir su parte, ¿verdad?"

[Henry Leyden]

Henry sabía lo de Faye, no era secreto. Pero no tenía idea de lo otro que decía. ¿Quienes eran? Henry había tenido tiempo de preguntarse como habían reaccionado algunos de sus compañeros y amigos, aunque en general esperaba más gente de mal genio como él, que gente que llorara como Faye. Ahora que lo pensaba, sí debía haber sido terrible para algunos. Aunque vaya que las comprendía por tener miedo. Él no sentía temor inmediato, si no a largo plazo, como en plan de '¿Y sí esto es sólo el comienzo de algo peor?'.

"Lo digo por las bromas... ya sabes, lo que responden en el muro. Es mucho mejor que poner frases de simpatía, pero aún así es una forma de seguirles la corriente...Ya, todos se expresan como pueden supongo."

Y aunque su modo curioso andaba desanimado, sí le pareció que necesitaba saber quien había sido la chica del ataque de pánico, porque, bueno... ¿qué tal la conocía? ¿qué tal y podía hacer algo?

"¿Y sabes quienes son?", preguntó en general, y luego, especifícamente: "¿Quien es la chica que tuvo el ataque de pánico?"

[Henry Leyden]

¡Buen muchacho! Y que conste que el si Henry le preguntó no fue porque lo considere de los que van con chismes, si no porque no sabía que aquella información no era dominio público sino que la había obtenido en parte gracias a su posición de prefecto.

"¡Ya ha pasado! Bueno, no tan serios, pero cosas ocurren a veces, ya sabes", comentó. Bien que lo sabía, pero no va a decir que ha intentado evitarlo, porque para nada.

[Henry Leyden]

¿Lección de vida? Eso es para gente sensata, no para Gryffindors de quinto año. Y menos para Henry

"No, que va. ¿No has oído que el gato es el único que murió feliz?".

Probablemente no. ¿Dónde iba a oír semejante cosa?

[Henry Leyden]

Qué va, Henry no anda contando nada sobre nadie, más que chismoso es metiche... ¿O por ahí son sinónimos?
En cualquier caso, el consejo de la precaución era tan sensato que hasta Henry podía notarlo. Lástima que le cueste tanto recordar las cosas oportunas en el momento oportuno.

"No hay mucho que pueda hacer con la mala cara, pero tienes toda la razón en que no puedo ir por ahí de fastidioso. De esos ya hay suficientes. Buena falta me estaba haciendo el llamado de atención."

Sí, le hacía falta porque ni el mismo se reconocía así. Vaya que a veces hacía algún berrinche, como todos, pero eso de empujar gente en los pasillos no era suyo.

[Henry Leyden]

"¡Hey! Yo no aterrorizo chicas", se defendió, fingiendo indignación, aunque los argumentos eran bien sinceros. "Y aunque podría intentar patear a alguien, no creo que sepa como, ya sabes, la falta de practica."

Sobre molestar gente, no había mayor defensa, porque él era un tipo de manías, con un autocontrol mínimo, que molestaba completamente sin querer; cuando se tropezaba en esas horribles criaturas que se suponía que maullaran pero no, o cuando preguntaba tonterías, o peor, algo inteligente.

[Henry Leyden]

"¿Creerás que no se me había ocurrido? No es tan mala idea. Si no fuera porque no me gusta pelear..."

Y aunque pareciera lo contrario en un día como ese, en realidad Henry evitaba los conflictos siempre que podía. Una cosa era un debate por diversión, y otra muy distinta era un pleito.

"Y claro, porque de pronto tengo muchos prefectos de los cuales preocuparme."
Y esto que ((si no me equivoco con las fechas)) todavía no le prometía nada a Isobel.