Sin esconderse

[Sir Ulrich Lamport]

No era una ocasión de veneración al Dark Lord ni una reunión de emergencia. Lamport había recibido una carta días atrás convidándolo a acercarse a la Mansión Black, y allí estaba, de pie en el amplio y lujoso comedor mientras los miembros de la familia host y los pocos y contados invitados charlaban sosteniendo copas con champagne u otras bebibas espirituosas.
Mr. Black hizo tañer su copa, llamando la atención. Lamport prestó atención por primera vez desde que había llegado a su entorno, porque sabía que tenía que oír un discurso sobre la grandeza de la familia antes de enterarse exactamente cuál de las niñas Black estaba comprometida. Miró alrededor.
((Reservado))

[Sir Ulrich Lamport]

Que el discurso fuera conocido no le quitaba que fuera importante, Lamport estaba muy seguro de ello aunque no escuchase. Dejó que su mirada se paseara por la sala, ligeramente concurrida, deteniéndose en cada joven para observarla críticamente.
Pasaba de largo a las ancianas (evitar el contacto visual era primordial en este tipo de gatherings) y las mujeres de mediana edad que tal vez quisieran conversar con él más tarde. Se paseó, lentamente, estando fuera del círculo principal en donde se hallaba la mayoría. Observaba de afuera siempre que podía.
Vio a Bellatrix y se detuvo para estar en su campo de visión. Él apenas si estaba tapado por un hombro grande que pertenecía a uno de los tíos de la futura mujer de Rodolphus.

[Sir Ulrich Lamport]

La observó, silente y desapercibido hasta el episodio del abrazo frustrado. Dio unos pasos adelante, como succionado por el gentío general que se había acercado a la desafortunada prima caída en batalla contra el afecto no requerido. Miró hacia abajo y, con una sonrisa en los labios, dejó escapar un serio en tono "¿Estás bien, querida?" aunque no le ofreció una mano para que se pusiera de pie. De hecho, estaba a una distancia prudente de la escena.
Estaba actuando como una persona considerada en sociedad, sólo eso. Y, de paso, estaba más cerca para admirar a la chica Black. Quería mirarla en sus últimos días llevando el apellido Black, aunque sabía que eso sería algo díficil de borrar.

[Sir Ulrich Lamport]

No fue buena idea, entonces, el acercase a la damisela en desgracia, porque Bellatrix se alejó de allí sin que nadie se sintiera sorprendido por aquella actitud. Debía comprender que las niñas Black eran todas diferentes y que ésta, en particular, parecía ser la más independiente de ellas.
Retrocedió los pasos que había dado, cambiando nuevamente de posición estratégica. Pasó por detrás de dos señores que hablaban en voz muy alta sobre la estimada herencia que recibirían los novios. Caminó lento, ambas manos tras la espalda, evitando miradas para que no se le dirigiera la palabra.
Se detuvo a dos mesas de ella, y dejó la copa de champagne medio vacía sobre ésta. Pasó la punta del dedo sobre el borde cuando la vio llevarse la fresa a la boca -Ésta es pecado- y lo deslizó suavemente sobre el cristal. No tenía el dedo húmedo, no hizo sonido alguno, obviamente. -Y pecar me encanta-

[Sir Ulrich Lamport]

Mientras la observaba se preguntaba por qué había elegido a Lestrange, o por qué había aceptado. Pero todas las respuestas sonaban a lógica, no había falla en la unión de esas dos familias. Lestrange iba a poder hablar de su mujer y vanagloriarse en la envidia colectiva de aquellos que la habían visto.
Ahí se acercaba ella, y lo miró, mirada que Lamport devolvió, decidido a intercambiar algunas palabras con la señorita. Si tenía que rebajarse al punto de tener que felicitarla por el compromiso para iniciar conversación, que así sea. Había oído decir que siempre era bueno comenzar con temas intrascendentes para llegar lenta y punzantemente a alguien. Demoró unos segundos, esperando que nadie notase que dejaba la sala tras Bellatrix, pero todos parecían estar demasiado ocupado consigo mismos.

[Sir Ulrich Lamport]

Caminaba lo suficientemente alejado de Bellatrix como para que no note su presencia tras ella pero sin perderla de vista. Las casas eran engañosas con respecto a sus habitaciones, las mansiones podrían llegar a ser aún peor.
Se detuvo en el marco de la puerta de la oficina, apoyándose en éste con un brazo que mantuvo al costado del torso. La observó silenciosamente, esperando que ella se percatara de su presencia. No esperaba que demorara mucho en caso de estar alerta, teniendo un espejo en mano -¿Hace falta?- pensó al verla revisando su apariencia.

[Sir Ulrich Lamport]

Hasta era interesante la forma en la que se dirigía a él, mirándolo en el reflejo. La verdad es que Lamport no se quejaba, tenía dos muy atractivas vistas para admirar desde su posición.
"Lamport" dijo separándose del marco de la puerta con un suave envión y dando un paso al frente, para apoyar la espalda en el mismo lugar. "Sir Ulrich Lamport, tal vez tu padre te haya" -¿Hablado? ¿Comentado?- "aburrido de mí" comentó sin esperar mucha emoción tras su presentación. Parecía una muchacha difícil de emocionar con algo así, pero en su nombre no se le acababan los recursos.

[Sir Ulrich Lamport]

No podía culparla de no tener interés. ¿Qué edad tendría Bellatrix? La miró mientras suponía: era la mayor, seguro que acababa de terminar los estudios en Hogwarts. Diecisiete, dieciocho. No se interesaría en un tipo de 36 años y eso era parte del reto. No era la edad lo que quería de ella, de todos modos.
"Por supuesto" admitió con cortesía "Un placer estar en la celebración de tu compromiso. ¿Nerviosa?" porque no se la notaba nerviosa, ni emocionada, ni enamorada. No le leía ninguna sensación en sus rasgos atractivos.

[Sir Ulrich Lamport]

-Exacto- esos comentarios no eran de niña, ni de virgen, ni de una santa. Bellatrix era, en toda su extensión, una mujer manipuladora, audaz, sensual, sexual. Le gustaba eso, que jugara con la comida antes de dar un bocado. Que juzgara el diálogo, el porte, la mirada, que imaginara, supusiera.
"Placentero, entonces" sugirió el adjetivo con la mirada en la mano que ella se había llevado al cuello, ignorando los ojos de Bellatrix. No eran exactamente los rubíes lo que Lamport codiciaba.

[Sir Ulrich Lamport]

Seguió el recorrido de la mano de Bellatrix, pero subió la mirada a los ojos de ella cuando habló. No era un adolescente lleno de hormonas, ya había hecho de las suyas, ya había sido un descontrolado. Ahora tenía más tiempo, más ideas.
"Oh, no me diga" le dijo, dejando que su boca se tornase en una sonrisa de lado, una de las comisuras de su boca arqueándose hacia arriba "es bueno saber que ha vivido de esos momentos. Para saber qué esperar de usted" finalizó, enseriándose lentamente.

[Sir Ulrich Lamport]

Hizo lo que más le salía con facilidad, sus ojos y su tono de voz decían algo que poco tenía que ver con las palabras que decía. "Una excelente mujer, una grandiosa Death Eater" vacío en significado, casi carentes de importancia en comparación de lo que parecía transmitir más allá de lo obvio.
"Lestrange debe estar orgulloso..." casi arrastró esas palabras. Para alguien que no entendiera el idioma, pensaría que le estaba diciendo las más terribles obsenidades, con esa voz y la mirada fija en los ojos de Bellatrix. Pero no, era todo cortés, todo educado en el vocabulario.

[Sir Ulrich Lamport]

Caminó hacia donde ella estaba y agachó la cabeza en forma de agradecimiento por el gesto de que tomara asiento "Prefiero de pie" respondió sugestivo, volviendo a formar un rictus con sus labios delgados.
"No, no lo soy. Es sólo un niño" dijo, un poco divertido con la idea de hacer amistad con ese muchacho. Seguro, tenía un futuro prometedor con tan buenos contactos que tenía, pero Lamport estaba en busca de otras cosas. Rodolphus era eso, un niño grandote entrando al mundo de los adultos. Un niño grandote casándose con una mujer muy joven.

[Sir Ulrich Lamport]

"Oh" le dijo alzando las cejas, deteniéndose cerca del escritorio de Mr. Black para apoyar una mano sobre éste "¿te casas por admiración?" porque eso de casarse por amor era una cosa del tipo 'ha-ha, very funny indeed', admiración sería lo más parecido en la lista.
Le sonaba a que Bellatrix buscaba que él hablara con respeto de Rodolphus, era comprensible, a sabiendas que ahora ella llevaría el mismo apellido. A los Lestrange, muy posiblemente respetaría, envidiaría. El chico tendría que mostrar más habilidades que hacer de scout de principiantes para ganarse el respeto de Lamport.

[Sir Ulrich Lamport]

Fría y directo al punto. Menos mal que no era alguien de su descendencia el que se casaba con ella, le daría algo de lástima saber que era un interés sumamente literal.
¿Eran violines y música suave lo que se oía a la distancia, saliendo de la sala de reuniones donde se encontraban todos?
"¿Y cómo los juzga usted?" preguntó con pretendido interés. Tal vez le diría un dato que pudiera utilizar en su beneficio. Hasta ahora no veía mucho con lo que pudiera tentara que ya no tuviera ella de nacimiento o salido de su próxima unión marital.

[Sir Ulrich Lamport]

¿Entonces, de los pureblood solteros disponibles, Rodolphus Lestrange era el más adecuado y propenso a mantenerla satisfecha? Lamport hizo esa asociación sin tomarla demasiado estrictamente. Muy útil la aclaración, y sólo puedo imaginar lo emocionante de compartir una vida en todos aquellos aspectos con Bellatrix Black.
"Espero que no admire a demasiados" le dijo, pretendiendo sonar a que la estaba aconsejando. En absoluto, podía tener todos los boytoys que quisiera, pero ellos no solían representar un desafío, y difícilmente uno los pueda sacar a pasear en público. A veces es más fácil ser hombre, a las mujeres compradas a buen precio se les puede dar utilidad hasta en sociedad. Louis XV sabe de ello.