Michael no había pensado mucho las cosas. Había tirado la piedra en la fuente y había seguido su camino como si nada, siguiendo con sus labores de prefecto y deseando poder participar para evitar tener que estar cuidando a una parejita el fin de semana. Quizás, porque no lo había pensado demasiado, la lechuza de confirmación había resultado sorpresiva.
No sabía, sinceramente, con quién iba a encontrarse. Llevaba consigo la lechuza de confirmación, por si las dudas. Imaginaba que tranquilamente podía ser alguien a quién él no le interesara y viceversa, porque le tenía poca fe al proceso misterioso de Hogwarts. ¿Quién organizaba esto? ¿Trelawney? ¿El profesor de turno de Defensa Contra Las Artes Oscuras? Dudaba que los jefes de las casas tuvieran el tiempo y las ganas para intentar crear romance entre los alumnos.
Abrió la puerta del invernadero sin mucha ceremonia, como queriendo apurarse a entrar antes de que pudiera pensar demasiado y ponerse nervioso. Vio la mesa, los arreglos, y a su cita. La expresión de sorpresa se le instaló en el rostro sin pedir permiso.