Blue

[Abel Wingsmith]

Abel había terminado de revisar los libros que le había separado la señorita Pince y había tomado un nuevo bestiario prestado. La maleta se sentía bastante pesada y ya la señorita Pince le había advertido sobre las consecuencias de no devolver los libros a tiempo y de lo fácil que esto iba a ser si seguía juntando tantos libros para comparar. Tenía que conseguirse una especie de agenda o algo así. Ojala una electrónica, o encontrar algún hechizo para hacer que ...-Ey, debe haber hechizos para mejorar la memoria... o pociones...- HIzo el amague de volver a la biblioteca, pero pensó que ya estaba muy tarde y que a la señorita pince quizá no le gustaría mucho el verlo preguntando por otro libro más de una materia nueva, así que se acomodó bien la maleta y se dirigió hacia la sala común.

Al llegar a la puerta del dormitorio Abel sintió que la noche entraba fría por los ventanales. Pensó un momento en subirse y cerrarlo, pero pensó que el frío debía ser bueno para templar el espíritu, como lo era para el metal al final de la forja. Quizá por eso el dormitorio de los ravenclaw estaba en una torre tan alta, para que al final del día, el proceso se completara adecuadamente...

Mientras pensaba se acercó a la puerta y tocó la aldaba. El águila lanzó el acertijo y Abel pudo resolverlo después de pensar un rato.
Cuando entró avistando rápidamente los rincones de la sala, vió una cabellera amarilla y rizada iluminada cerca a uno de los altos ventanales. Abel se acercó despacio y tratando de no hacer mucho ruido. Solía ser bueno caminando sin que lo notaran cuando el quería, aún en medio el completo silencio... se apostó cerca de ella pero no quiso interrumpirla, solo esperó tratando de sentir o entrever cómo se encontraba o en qué estaba pensando.

[Abel Wingsmith]

Abel había logrado ver su reflejo en el cristal, y escuchaba cada suspiro. ¿Por qué estaría triste? Aún no la conocía lo suficientemente bien, pero como la coinsideraba una muchacha diferente a las demás se le aparecía también como alguién más fuerte y estaba seguro de que no debía ser cualquier tontería.

Abel estaba comenzando a pensar en si debía hacer o decir algo cuando la chica abrió los ojos y se sobresaltó. ¨Hola¨ le escuchó decir a la chica con una alegría fingida... A bel pensaba que la verdad era la solución correcta, siempre, que los problemas provenían de las mentiras, de los errores y las distorciones, pero que las cosas como eran tenían que haber sido hechas buenas. Si la tristeza no era algo malo, entonces no se debía ocultar... no quería ser invasivo, pero bueno, Abel que solía tener cierta claridad sobre cómo llevar las cosas con la gente pero cuando las cosas rozaban lo intimo, Abel se olvidaba de todos los pudores sociales, y una lágrima de seguro que hacía parte de lo más personal.

¨Creo...¨dijo metiendo las manos a los bolsillos pero procurando mirarla a los ojos ¨que esa sonrisa te puede doler más. Si quieres puedes confiar en mí, no sé si quieras, pero me harías un gran honor y, en todo caso, por favor no te lastimes enterrando nada, vale?¨... respiró haciendo una pausa mirando a la chica ¨si las cosas salen es porque no se debían quedar adentro¨... Para ese momento Abel ya había comenzado a pensar en voz alta y a pensar por dentro que quizá lo que decía tenía excepciones... esperaba no estarse equivocando en lo que decía ¨al menos eso creo.¨

[Abel Wingsmith]

Abel la miró hacia la ventana. Ylvanne tenía una sonrisa muy bonita y le daba un poco de pena mirarla porque de entrada ya tenía dudas sobre si debía o no estar allí.

¨Hay momentos... noches sobre todo en las que uno quiere estar solo. Si quieres que te acompañe o que te deje sola, por favor digo. A veces el silencio y la ausencia son mejores compañías que cualquier otra cosa¨

dijo mientras se acercaba y se apostaba en el marco de la ventana. La miró de reojo y en ese momento recordó lo que llevaba en el bolsillo.
Sacó su mano derecha y la extendió hacia ella para ofrecerle un confite de naranja y menta.

¨En cualquier caso, recíbeme uno de estos, por favor. Créeme, su compañía suele ser invariablemente oportuna y agradable¨

[Abel Wingsmith]

¨la noche es una bruja muy hermosa, creo. Y sabe cómo encantar al mundo entero. Siempre que ella llega el mundo cambia, no solo el cielo se llena de sombras y estrellas, no solo es que la lunna reemplace al sol, los corazones cambian, la música es diferente, los lagos... ese calamar de allí, ¿es muy peligroso?¨

Abel se acomodó de nuevo en el borde del ventanal esta vez mirando fijamente hacia afuera. No le hablaba para distraerla, ese no era su objetivo. Pero no se trataba de presionarla, de entrometerse, se trataba de compartir ese momento juntos, quizá así podría ser un soporte real y no simplemente un husmeador o un odioso juez.

[Abel Wingsmith]

¨Desde el primer día no he vuelto a hablar con el señor Hagrid. Debe saber un montón de cosas y es una persona muy amable, sería genial hablar con él de nuevo. De pronto el sabe cómo tratar a esas criaturas, debe conocer muchos de sus secretos¨ Abel no se alcanzaba a imaginar lo imprudente que podía llegar a ser Hagrid en cuanto a criaturas peligrosas y para él, el guardabosques correspondía a el imaginario de un verdadero ermitaño.

Abel pensó que quizá ya no sabría en que había estado pensando la chica cuando estaba tan triste, pero que no importaba mucho que o se lo dijera ahora. Aunque la tristeza le parecía un parte sublime de la existencia, verla sonreir le causaba mucha alegría a él también, porque no quería que se mintiera o se olvidara de algo importante sino simplemente que pudiera ser siempre sincera y si lo podía compartir con él eso lo hacía mucho más feliz.

[Abel Wingsmith]

¨¡Eso sería genial! ¿Por qué dices lo de la...¨ Abel iba a preguntarle por la comida del susodicho, pero se detuvo al notar que podía estar lastimada en el tobillo ¿Estás bien? digo, en tu... tobillo¨ dudo un segundo buscando en su cabeza la palabra que designara el lugar exacto de la herida.

Para Abel el cuerpo no era algo realmente importante, pero cuando se trataba de una chica la perspectiva se le confundía mucho porque no quería que salieran lastimadas en absolutamente ningún nivel... No es que estuviera haciendo un escándalo al respecto, claro, porque trataba de ser consecuente y de mantener la calma, pero quería saber si Ylv necesitaba algo.

[Abel Wingsmith]

Abel le sonrió. Que la chica se tomará así las heridas y las aventuras era simplemente sensacional. Lo hacía feliz conocer a alguien con quien pudiera contar para cualquier empresa. Abel quería lograr cosas grandes, y sabía que esas cosas iban a costar, así que se necesitaba personas nobles, inteligentes y valientes para poderlas conseguir.

¨Bueno, pues ya que estás mejor, mañana cuando vayamos a verle... creo que podríamos ayudarle los dos, así seríamos tres y nos rendiría más.¨

[Abel Wingsmith]

Al chico no le molestaba que lo mirase, se sentía en confianza junto a ella, la miro a los ojos manteniendo la sonrisa... era como otra formad e lenguaje, como si los ojos expresaran lo que el alma quería decir sin las palabras que tantas veces fallaban.

Le alegraba verla feliz... cuando miró hacia el bosque seguía atento a lo que pasaba. En ese momento le pareció un ser hermoso y entonces si se avergonzó un poco y bajo la vista. Cuando la chica murmuró algo, Abel sentía que la verguenza le embotaba un poco la cabeza así que había abierto la boca para preguntarle a qué se refería cuando su cabeza logró digerir el mensaje y se dió cuenta de que quizá esa tristeza era la misma del inicio.

¨Ahora que lo mencionas... creo que también extraño la mía. O bueno no sé, al menos me preocupo por mis padres, no que yo les sea indispensable o algo...¨ Abel se asustó, quizá estaba siendo un absoluto Narciso. ¿Por qué no había siquiera pensado en nada de eso antes?¿Por qué pensaba que sus padres lo extrañaban cuando él no sentía tantos deseos de volver a casa? ¿Lo hacia todo eso una mala persona? además... ella estaba triste y sin darse cuenta estaba desviando la conversación haciendo pompas con su egoísmo... ¨cuando dices tu casa, ¿te refieres a tu casa acá en Inglaterra o a tu casa en Noruega?¨ Le dijo poniendo la mano sobre el frío ventanal y mirando el bosque afuera, tratando de imaginar cómo sería todo allá al norte.

[Abel Wingsmith]

((Claro, las acramantulas... ¡Espera! ¿que no cabíamos como tres personas sentadas en el alfeizar una al lado de la otra? >_< A lo hecho... Pero conste que en su sano uso de la percepción espacial, Abel nunca, nunca, jamás hubiera sido tan invasivo! ))

El cristal estaba templado por el frío de la noche... Abel escuchó su respuesta y se apartó del cristal para mirarla bien y preguntarle cómo era todo aquello, que era lo entrañable de aquellas tierras cuando la chica puso el dedo en la llaga. Abel había escrito un par de cartas, en los momentos en que estaba solo, cuando pensaba en ellos y se preocupaba les escribía, pero siempre se distraía y tenía las cartas todas juntas entre las paginas de sus libros de texto. Abel abrió los ojos como platos y se agarró de un golpe la frente con la mano desordenándose con ello el cabello... ¨Virgen...- Abel puso sus ojos en el suelo, no quería mirarla - ¨les escribí...¨ se apoyó contra el marco opuesto de la ventana, sin soltarse la cabeza dejándola caer pesadamente contra la pared. ¨pero no les he enviado ni uno solo de los sobres...¨

[Abel Wingsmith]

Todas las cartas estaban, por supuesto, en el baúl al pie de la cama, en la recámara de los chicos. Abel tenía muy claro que tenía que enviar rápido las cartas que probaban que probaban que seguía vivo; Abel estaba convencido de que sus padres ya debían tener a la mitad de Scotland Yard buscandolo en todos los sotanos de Inglaterra. Por supuesto, si en efecto, sus padres siguieran sin noticias suyas, ya se hubiera enterado él mismo del alboroto, pero tal no era el caso... claro, la idea lo tenía paralizado y no pensaba con claridad así que solo aparecian con nitidez en su cabeza imágenes de convulsiones y catastrofes. Vaya que el chico si armaba peliculas en su cabeza.

Abel suspiró tratando de golpear con su aliento la fría pared y apretó su mano contra la pared. -Vale... ya regreso- Y emprendió el camino al dormitorio tratando de evitar la mirada de Ylvanne.

[Abel Wingsmith]

Abel apur´o el paso apens comenz´o a subir los escalones; atraves´o la puerta y comenz´o a sacar libros, luego tulas y luego pequeñas cajas de madera que ocupaban el ba´ul. En el fondo, en uno de los rincones, Abel ten´ia un par de libros personales que hab´ia tra´ido desde su biblioteca personal en casa y un cuaderno que hab´ia comprado con muchos posibles pero al mismo tiempo sin nig´un destino o ´utilidad fijos y en el que sol´ia escribir las cartas para arrancarlas y enviarlas.

sin empacar el desorden del suelo, Abel puso los libros sobre la cama y se sent´o en ella para arrancar las p´aginas del cuaderno. Primero cont´o las p´aginas de las cartasy le di´o un repaso por encima a las palabras consignadas. suspir´o y cerr´o la tapa del cuaderno: se levant´o de la cama y puso todo el deorden del suelo adentro del ba´ul sin mayor cuidado, apilando, eso si, los libros sobre la tapa del ba´ul para acomodarlos luego y se dirigi´o con el cuaderno hacia la sala com´un para encontrarse con Ylv y organizar las cartas. NO ten´ia sobres, y no se sent´ia muy calmado com para no desgarrar las p´aginas por el medio al intentar sacarlas del encuadernado.

[Abel Wingsmith]

Abel se acercó y se sentó con las piernas cruzadas enfrente de la ventana. " aquí tengo escrits las cartas... no conoces un hechizo o algo para que queden bien cortadas? Me da algo de ssto desprenderlas así y seme olvidó traer tijeras de casa y aquí no he visto ningunas" el chico suspiró " creo que tambien por eso he aplasdo el envío de las cartas"

Noera que nolas pudiera desprender de otramanera, es solo que en su inexperiencia el chico no había perfeccionado ninguna tecnica de arrancao que pudiera reemplazar debidamente el rol de las tijeras y siempre que pensaba en ello postergaba la preparación de la correspondencia dejandolo anotado a no tan buen recaudo en el apartao<cosas pendientes> dentro de su cbeza.

El chico abrió el cuaderno en la primera carta y miró a Ylv todavía bastant avergonzado.

[Abel Wingsmith]

Abel la vió tomar el cuaderno y... pasar la lengua? Si.nunca hubiera pensando en hacer aquello, claro no era nada grave, era solo que el mismo no había tomado en consideración el aprender a haerlo porque solo había visto a hacer aquello a una persona:estando en el otro colegio, Robert Randall, persona bien poco grata, le sintiópreguntado si tenía un recorte adicional de papel para responer a un examen corto y, claro no iba dejar a alguien en apuros, nisiquiera al detestable Randall. "Notengo otra, pero con esta deberia bastar para los dos..." Dijo Abel alzando su propia hoja. " claro, claro" respondió Robert con su voz extraña que y comenzaba a sonar gruesa, y arrancó la hoja de la mano de Abel, la dobló sin cuidado mientras Abel lo miraba fijamente superando el asombro y dando paso al desprecio, y se llevó el doblez a la lengua humedeciendolo prominosamente y sin cuidado. Al segundo, la mitad irregular y con un borde lleno de la saliva de un ser completamente despreciable. Abel, persé, ya era bastante escrupuloso, pero asi como sabia hacer excepciones y estaba dispuesto a practicamente cualquier cosa si la consideraba necesaria por un bien mayor, tambiên relacionaba todos sus escrupulos morales con los fisicos.

Abel vió a Ylv y recordó el incidente pero esta vez su forma de reacionar lo fisico y lo etico... y lo estético, hizo que los pensamientos del chico dieran un giro. -"Obvio es muy diferente- se dijo el chico -"ella no solo lo hace con cuidado sino que ademas es una niña muy...- claro era una niña, y una bastante... Abel sintió que sele entumecían las mejillas y tuvo que bajar la mirada.

[Abel Wingsmith]

El chico la miró algo asombrado... - Nada ... crees que las lechuzas estén despiertas? digo... son aves nocturnas, pero si están dispoibles todo el día...- El chico no había caído en cuenta de que había podido ser evidente el que estuviera recordando algo desagradable.

[Abel Wingsmith]

Abel dió un respingo ¿por qué estaba tan preocupada la chica? la veía incomoda con la situación. A él qué le iba a pasar...

"Ah! no, no. Es que me acordé de algo. Pero no es nada. Siempre me pone de mal genio pensar en algunas personas, pero eso es todo... mmm..." el chico se cruzó y dejó descansar el mentón sobre su puño derecho- ¿uno puede usar cualquier lechuza? pensé que solo se podían usar las propias... aunque bueno, supongo que todos tenemos que enviar cartas a alguien. nadie usa telefono ¿verdad?"