Rojo y de dos pisos

[Cathleen Cowershof]

El frío nocturno de verano se colo entre los pliegues de su ropa, mientras caminaba ajusto un poco más la larga bufanda que protegía su cuello y apresuro su paso, aun faltaba una cuadra para llegar a la parada del autobús, a duras penas había aprendido las rutas, aquella era la manera más sencilla y económica de llegar a casa, su bolsillo lo agradecía enormemente. Si aun no tenia licencia para aparecerse.

Observo el pequeño reloj de cadena que colgaba de su muñeca, las lunas de júpiter marcaban las seis y un cuarto; y pensar que aun debía pasar por el Callejón Diagón, tendría que esperar el tercer autobús después del que llegaría en quince minutos, siempre puntual y sin retrasos, a pesar de todo el sistema de autobuses era bastante eficaz. Cuando por fin pudo terminar de recorrer aquella extensa cuadra y estuvo al resguardo del rayado techo de la parada, descubrió que se había vuelto terriblemente oscuro y que sus pies le dolían al punto de llorar.

-Con lo peligroso que es Londres a estas horas...- con aquel sombrío pensamiento dejo caer su cuerpo sobre el rígido banco de la parada, tan rayado como el mismo techo, deslizo su cartera hasta su regazo y estiro sus piernas en un intento de apaciguar el dolor. Si tan solo dejara de ser tan orgullosa, seguramente estaría tomando un delicioso té protegida por cuatro cálidas paredes, y no agotada después de tomar horas extras.

Suspiro quedamente, recogió sus pies hasta apoyarlos en el borde del banco y poder abrazar sus piernas con sus brazos, y hundió su cabeza entre las rodillas, aun con la cartera en su regazo... Tendría que esperar media hora hasta que llegase su bus rojo de dos pisos.

((Disculpen lo largo y si no respondo constantemente u_u))

[Cathleen Cowershof]

Es que ese tal Potter es un caso... Haber ¿Qué clase de caballero es para hacerle eso a una señorita? Dejarla sola, ¿Que tal? Yo que tu lo dejaba... ((XD))

La cabeza de Cathleen se alzo de golpe, aquel lento taconeo la había puesto en alerta, en los libros, el taconeo lento era signo de la entrada en escena de asaltante, violador, secuestrador... ¡Hasta podía ser un Death Eater!. ¡Oh Merlín! Estar rodeada de libros le había hecho tanto daño...

Con un ágil movimiento se deslizo hacia el lado contrario del banco, al resguardo de este, gracias a la escasa luz de esas horas su figura poco lograba distinguirse; lentamente fue sacando su varita, lista para atacar, prevenir nunca estaba de más, y en aquellos días menos. Bastante nerviosa, sus manos sudaban, espero la llegada de su 'atacante'.

[Cathleen Cowershof]

Soy inocente, yo no tiento a nadie. ¿Cabeza de quaffle? Creí que tenía cuernos... O eran astas. Lo más seguro es que Potter y su fiel amigo, el que es pesado y egocéntrico, los espanten a punta de quaffles y bludgers...

Los pasos se iban haciendo más lentos, ¡Dignos de un secuestrador!. No es que ella fuese asustadiza, para nada, donde quedaba entonces el valor de su casa, pero no estaba preparada para aquella situación. Al igual que su atacante, su bus pasaría dentro de quince minutos, el que iba a la calle Charing Cross Road y un poco más allá.

Asomo un poco su rostro intentando ver a su ahora secuestrador. Y así vio a Lily bajo la nada favorable luz amarillenta, pero lo que reconoció fue una muy bonita mujer de piel de un pálido color amarillo y cabellos naranjas. Su varita, sostenida por su mano derecha tembló evidentemente y su boca se abrió con sorpresa, ya no era una atacadora ni nada por el estilo ¡Era una hada! -Cathleen, ¡Deja ya de ser tan idiota!- se reprendio ante lo inverosímil de la idea, apretó con fuerza su varita y respiro hondo, lista para saltar sobre de su secuestradora.

[Cathleen Cowershof]

Pero somos humanos y cometemos errores; y hacemos cosas estúpidas como pararse de la pc con los audífonos puestos. Cathleen por ejemplo no sabía como reaccionaban los muggles ante sus atacantes, (en dado caso de que su atacante fuese muggle, lo que en parte no era), y si salia a atacar con la varita en alto, se llevaría unos cuantos estatutos de secreto por delante; y sabrá Merlín que sería de ella entonces.

Su cuerpo se puso extrañamente frío y de paso paralizado, ¡Ella se había dado cuenta de su presencia! Que tonto pensar que no lo haría, muchas cosas pasaron por su cabeza, las primeras gritar y correr; dejo escapar un grito ahogado, sus piernas dejaron de sostenerla y callo sentada, una mano en su boca y su varita extendida, estaba toda congelada, y se sentía tan estúpida, no, no así nunca sería una buena Inefable.

((Continuamos mañana, tengo que madrugar D: Byez <3))

[Cathleen Cowershof]

Aun paralizada comenzó a hiperventilar, su secuestradora se acercaba, (y pensar que había actuado muy normalmente al sentarse), y ella no sabía que demonios hacer, como iba a servirle a la comunidad mágica de aquella manera.
Sus ojos se abrieron lo más que podían, su respiración se detuvo durante un momento -¡Una varita!- su respiración regreso al ritmo normal, si se enfrentaba a una bruja... Y aquella voz le era tan familiar.

Su mente nunca había recordado algo tan rápido, -¡Evans! ¡Lily Evans!- estaba segura, siempre reconocería su voz era inconfundible; abrió su boca intentando decir algo, al instante recordó que si bien era la voz de Lily, podría ser un Mortífago haciéndose pasar por ella... Buscando valor en donde no tenía decidió hablar, tenía su varita y unos cuantos hechizos en mente, con eso bastaría "L-lily Evans ¿E-eres tú?" preguntó a media voz, aun en el suelo, sin que su cuerpo le obedeciera y sintiéndose más estúpida que hacia unos momentos.

[Cathleen Cowershof]

Cerro sus ojos con fuerza al sentir un cálido estremecimiento recorrer su cuerpo "¡Merlín!" suspiro sonriendo suavemente, era un gran alivio que fuese Lily y no un Mortífago despistado o peor aun, sanguinario; porque una de sus metas era no morir con 18 años.
"Si, Cathleen..." respondió sintiendo que su respiración volvía a la normalidad. Por su mente paso la posibilidad de mover la varita y decir 'Lumos', pero aquel era un lugar muggle y la multa la haría apretar el bolsillo.

[Cathleen Cowershof]

Guardo la varita dentro de su cartera, esperando no tener que usarla hasta dentro de mucho, y la colgó de su hombro, en un intento de que no estorbara.
Con sus manos frías tomo las de Lily, los colores subieron a su cara, y se impulso hacia arriba para ponerse de pie "Lo siento" se disculpo bastante apenada "Ya sabes, en estos días..." agacho un poco su cabeza, muy apenada estaba como para mirar a Lily a la cara.

[Cathleen Cowershof]

((James no se merece a Lily~! *drama*))

Sonrió suavemente, recordando lo linda y comprensiva que era Lily, ¡Que suerte tenía de haberse encontrado con ella!, y no un Mortífago.
"Muchas gracias, Lily" sintió sus ojos humedecerse un poco, entre las palabras de su pelirroja amiga, y el ataque de nervios que seguro habría sufrido, "Últimamente, ando muy paranoica" se excuso sintiendo como sus mejillas se ponían rojas. No podía estar más avergonzada porque la tierra se la tragaba.

[Cathleen Cowershof]

Y... Que Lily Evans tan linda la que nos toco. Se le perdona todo y mucho más.

Se sonrío diminutamente, "Todos deseamos eso" entonces llevo una de sus manos al hombro de Lily, dándole un apretón "Pero al final todo estará bien, saldremos bien de esto" suspiro sintiéndose cansada "Los malos nunca ganan" y tan niña como solo podía ser, sorbió por la nariz, con las mejillas aun rojas.

[Cathleen Cowershof]

Además, Rowling no quiere que los malos triunfen, sin importar que parezca todo lo contrario. A decir verdad, creía que el arte imitaba a la vida, con eso de 'Basado en hechos reales'.
"Un ratito es muy poco" se sentó en el banco, jalando a la muchacha suavemente, el autobús tardaría en llegar "Aun extraño las sabanas calientes, las duchas, el delicioso café de la mañana, los almuerzos... ¡El té y los panecillos!" rió divertida al recordar "Pero seremos recomenzados, las noches no serán tan malas" acompaño la sonrisa de Lily, y por poco no sentía de nuevo el calor de las sabanas.

[Cathleen Cowershof]

"Dumbledore sabe lo que hace" miro el pavimento de la calle, desdibujo su sonrisa y entre cerro los ojos, tenía fe ciega en aquel hombre; volvió a sonreír, el peso de Lily sobre su hombro la reconfortaba, así como los día en la escuela"Pero siempre podemos ponerle una dieta sin azúcar" rió poquito, porque sabía lo mala que era haciendo chistes, pero todos sabían de la adicción de Dumbledore por los caramelos.

[Cathleen Cowershof]

¡Oh por Merlín! ¿Dumbledore malo? Nah, seguro que Voldemort no es capaz de hacer buenas galletas, a menos que pongan un elfo en la labor. No, no, no. Y no.
Movió de lado a lado la cabeza, indecisa. Pobre Dumbledore sin azúcar "Si es cierto" alzo ambas cejas al voltearse a mirar a Lily "Pero quizás, eso lo ayuda a estar en buenas condiciones" siempre se le veía fuerte y activo; el azúcar tenía que influir en algo, no hay otra solución.

[Cathleen Cowershof]

Para preocuparse aun les quedan varios años, que deberían ser más, el final del terror, implicaba otras cosas, aparte de tranquilidad, que Cathleen no estaría dispuesta a aceptar de conocerlas.
Alzó los hombros con pesadumbre, "Ventajas" apretó sus labios "Estamos condenadas, por ser mujeres y mejores cocineras" o encontrar mejores ofertas y tener un mejor sentido de ahorro. Gruño un poco, fingiendo disgusto. "A los muggles les da diaplete, eso es peor" llevo una mano a su frente, ahora si preocupada "Dicen que es peligroso, al menos Dumbledore no sufre de eso" al menos eso decia su vecina ... Y los folletos la ayudaban.

[Cathleen Cowershof]

A ese paso, Cathleen debía desistir de su carrera de inefable y dedicarse a ser actriz, nunca le habían dicho que fingir era tan sencillo. De ahora en adelante lo haría más a menudo.
"Oh, Lily" le golpeo suave el hombro, en broma "Esto es serio, es de esas enfermedades que atacan a todos, magos y muggles" aseguro cruzando los brazos con gesto serio. "E-es en serio" dio una bocanada grande de aire. Apretó con fuerza sus labios casi mordiéndolos, cuando no pudo evitar las ganas de acompañar la risa de su amiga. No podía evitar reír cuando escuchaba a alguien más haciéndolo.

[Cathleen Cowershof]

Rió bajito y después de saciar su necesidad, adopto una postura algo más erguida con una expresión algo seria "¡Imposible!" negó con fuerza, como si realmente lo sintiera, "¿Acaso existe alguien tan cruel y despiadado?" llevo una mano a su mejilla, de solo imaginarlo se había asustado. Un enunciado como '¡Una muerte dulce, cuídese de ellos!' no era algo imposible de ver en el Profeta.