Alquiler de vientre

[Jesse Sacheverell]

"Si yo fuera tú, esperaría unos minutos antes de entrar" le dijo al muchacho que estaba haciendo fila para entrar al baño del salón de té de Madam Puddifoot, mientras se terminaba de secar las manos en el pantalón.
Caminó hacia la mesa que estaba ocupando minutos atrás, de la que ahora era el único ocupante. Una chica le había pedido que la acompañe para poder vigilar a su ex-novio, pero como no quería quedar tan obvia necesitaba a Jesse como escudo de cane y excusa en caso de ser descubierta. Jesse no pudo decirle que no, y ahora que esta muchacha había regresado al castillo después de ver a su ex-novio besar a quien fuera, él estaba a cargo de terminarse todas las porquerías que habían ordenado.
Estaba de frente a la ventana, por lo que podía ver gente pasar, en una de las mesas casi al medio del salón y probablemente la única ocupada por una sola persona. Se metió tres galletas en la boca a la vez y masticó, aprovechando todo ese espacio libre en su intestino.

[Jesse Sacheverell]

-¿?- levantó la vista cuando escuchó la voz de la rubia y trató de captar lo que estaba pasando. Igual, por más que no entendiera, él es el tipo de persona que puede terminar en la cárcel por seguirle el juego a la gente con tanta despreocupación.
"No, por favor" dijo en voz bien alta, dedicándole una mirada seria al muchachito que estaba atento a los movimientos de Lauren. "Toma asiento, te estaba esperando" le dijo a la muchacha, alzando las cejas. -Pobre, el hermanito no la debe dejar en paz- asumió. La mesa mostraba un obvio desparramo de cosas y la taza frente a la silla vacía estaba a medio beber, tibia desde que la otra chica se había ido.

[Jesse Sacheverell]

Miró a la Hufflepuff y luego sintió la mano de ella tomando la suya, lo cual no lo incomodaba en lo absoluto, ni tampoco le daba mucha verguenza.
"Soy un ángel caído del cielo, como Satanás" dijo suavemente como si eso que acababa de salir de su boca no fuera una broma bastante estúpida. Es más, le dedicó una sonrisa amable, como para hacerlo mas creíble. Se preguntó si el hermanito de la rubia tenía algún problema como para tener que improvisar esta farsa. ¿O acaso la chica que le habia pedido el primer favor le había arreglado otra actuación en el día? No sabía, ni entendía, pero iba a seguirle la corriente.

[Jesse Sacheverell]

Aunque el pequeño Kevin hubiera hecho su berrinche y estuviera de salida, Jesse frunció el entrecejo fingiendo estar sumamente ofendido por el comentario, abriendo la boca y llevándose la mano libre al pecho como si ni pudiera encontrar las fuerzas para defenderse. Pucha, qué familia más extraña. Igual admiraba el coraje del pequeño, y su capacidad de mentir, porque Jesse obviamente era genial.
"Qué mal perdedor, caray" comentó en voz alta, agarrando un cupcake que había rodado por la mesa cuando el chico de primero la pateó. Miró a Lauren, con una sonrisa de lado.

[Jesse Sacheverell]

Pobre chica, claro que se sonrojaría teniendo un hermanito así de dramático. "Pfft" hizo una mueca que intentaba demostrar lo ridículo que consideraba tener que escuchar disculpas "ni hace falta que lo menciones, fue entretenido" ahora que recuperó la mano, agarró uno de los muffins para llevárselo a la boca, y empujó el plato hacia la Hufflepuff.
"Esh un cherror tu fermanito" bromeó.

[Jesse Sacheverell]

Ahí iba Lauren otra vez, ofreciéndole disculpas. De verdad que no había sido nada, el stalker ni siquiera había tardado demasiado en huir cobardemente.
Se encogió de hombros mientras tragaba casi en seco. "¿Qué es lo peor que puede hacerme tu stalker, eh? ¿Hacer que todos sus compañeritos me pateen los tobillos?" le sonrió, echándose un poco hacia atrás en la silla.

[Jesse Sacheverell]

Se encogió de hombros, ya lidiaría con ese ejército de enanos el día en que lo fueran a atacar, por ahora no valía la pena dedicarles ni medio pensamiento.
"¿Qué novia?" preguntó fingiendo no saber de lo que Lauren estaba hablando. De todos modos Jesse, por más ridículo que es, sabe que se ve súper raro comiendo solo en una mesa tan obviamente preparada para dos en una casa de té típicamente reservada para encuentros románticos de los estudiantes de Hogwarts.

[Jesse Sacheverell]

Se rió con ella, acercándose un scone con chispas de chocolate, que iba a ser su próxima víctima.
"Bueno, la mayoría de los chicos no saben nada de la vida" apuntó totalmente en broma, como si él fuera la fuente de todo conocimiento. "Es decir, ¿has probado estas cosas?" agarró el scone y se metió la mitad en la boca, dejando salir un gemido de placer exagerado.

[Jesse Sacheverell]

Escuchó a la rubia mientras masticaba, tragaba y trataba de bajar esa bola de comida con un sorbo de té. Asintió con la cabeza animadamente, como si ella estuviera predicando la palabra sagrada.
"¿Quién hubiera sospechado que el camino a la diabetes sería tan delicioso?" preguntó en broma, ya abriendo la boca para meterse la otra mitad del scone en la boca, pero alejó la mano a último momento para dirigirse a la Hufflepuff. "Momento, ¿dijiste que esta es tu primera vez acá?" sonaba sorprendido.

[Jesse Sacheverell]

Dejó la mitad del scone en la mesa, como si de repente hubiera cambiado de opinión con respecto a la situación entera. La miró a la rubia con cara de sorpresa, como si no hubiera escuchado nada de lo que ella había dicho más allá de confirmar que esa era su primera vez en la casa de té de la diabetes.
"Oh, no, esto es terrible" dijo con fingida seriedad, haciéndose hacia atrás en la silla. "¿Tu primera vez y yo ofreciéndote sobras?" negó con la cabeza chasqueando la lengua, decepcionado con sí mismo. Qué horror, la verdad, pobre Lauren. La primerz vez debía ser mágica, ¿no?

[Jesse Sacheverell]

Muy buen punto, Lauren: Honeydukes tenía todo tipo de chocolates, y no había ninguna necesidad de estar en pareja para encontrarle el encanto al asunto. Sin embargo, personas más tranquilas probablemente disfrutarían de la atmósfera lenta y tranquila de Puddifoot's, donde solamente tienen que sentarse y ordenar del menú en vez de golpear a un niño de tercero en la cara con el codo para agarrar la última rana de chocolate. Jesse prefería los codazos, igual.
"...Vaya, es cierto" dijo, parpadeando como si la Hufflepuff acabara de liberarlo de un hechizo que lo tenía empecinado en defender la dichosa casa de té. "Hasta la decoración tiene una onda granny-chic" musitó ligeramente ofendido, como si de verdad recién notara todo esto.

[Jesse Sacheverell]

Miró a la rubia mientras se limpiaba las manos con una servilleta, estaba empezando a empalagarse un poco con todo lo que llevaba comido.
"Granny-chic, ese estilo de las ancianas: flores enormes, colores pastel y niños forzados a consumir porciones demasiado grandes" explicó, señalando cosas al azar dentro de la casa de té como para ejemplificar su explicación. "Ya vas a ser parte de esa moda, Jane".

[Jesse Sacheverell]

"Oh, Shayne" dijo con las cejas alzadas, siempre había pensado que la chica se llamaba Jane. Bueno, se llamaba Lauren, pero el apellido le pegaba bastante cerca al nombre que él había escuchado mal.
"Jesse" se presentó golpeándose el pecho con los dedos índice y pulgar de una mano "pero no es grosero no haberme pedido el nombre... lo grosero es que no lo hayas sabido" dijo totalmente en broma, sonriéndole.

[Jesse Sacheverell]

Jesse creía (o más bien estaba segurísimo a esta altura) que Lauren se avergonzaba con demasiada facilidad. ¡No había necesidad alguna cuando trataba con alguien como él! No es que no tuviera verguenza, pero la que tenía era en cantidades limitadas, para uso profesional en ocasiones especiales.
"Solamente los que se han maravillado viendo mi peluda espalda pueden llamarme de osito" comentó muy serio. Si se acercaba la mesera a traerle una taza nueva a Lauren, él solamente la miró de reojo, porque no podía ordenar nada más.

[Jesse Sacheverell]

Miró a Lauren brevemente antes de scannear la mesa, aunque todavía la estaba escuchando mientras la Hufflepuff hablaba. Estaba empezando a entender porqué los chicos no parecían feliz después de visitar el salón de té una vez: el empalago requería algo para quitarle el sabor dulce de la boca, pero absolutamente todo a la vista contenía azúcar.
"¿Crees que usan esos nombres inventados porque no se acuerdan de sus nombres, eh... pastelito?" le preguntó, con una sonrisa. Era broma, claro que se acordaba del nombre de Jane.