Beyond Hogwarts RPG - Foro de rol Play-By-Post ambientado en el mundo de Harry Potter
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Accidente de Trabajo

Tal vez te hayas herido mortalmente en vacaciones, un pariente haya decidido probar accidentalmente como le quedaría la cara cubierta de escamas ardientes o algun amigo sufrió una caída desfigurante, supongo que deberas entrar aquí. Recuerda buscar el piso donde está situada su habitación con respecto a las diferentes especialidades que ofrece esta noble institución medimágica.
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Gerald Cowershof
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Mensaje por Gerald Cowershof »

((Permiso))

Pocos minutos después de entrar al hospital para cumplir con su horario de practicas de baja paga, Gerald había sido interceptado por uno de sus compañeros de curso que con las manos temblorosas y el rostro muy pálido, le había pedido que cambiaran de piso por aquel día, y como a él que no le agradaba estar en la planta de envenenamientos (porque él no muy bueno en pociones que digamos) no había puesto muchos peros al aceptar quedarse en la planta de accidentes. Pero media hora y cinco pacientes después, Gerald se arrepentía profundamente de haber aceptado aquel cambio, no entendía muy bien que le había dado por hacer aquel día a los magos de Reino Unido pero la cantidad de ingresos en la sala de accidentes era la más alta que habían registrado en el año con más sangre y quemaduras de las que muchos sanadores podían soportar.

Los practicantes como él y la joven mujer que vaciaba su estomago en una papelera a su lado, no tenían permiso para actuar por su cuenta, así que en ese momento se tomaba un pequeño descanso recostado contra una de las paredes fuera de la sala principal de la planta, mientras esperaba que el sanador titular apareciera para atender al próximo paciente. "Si no soportas la sangre deberías cambiar de piso" comentó a su compañera, apartándole el cabello de la cara para que no lo vomitara. Y a causa de la mirada llena de desagrado que ella le dirigió, Gerald no pudo evitar empalidecer y mirar hacía el interior de la sala preguntándose dónde estaba el encargado de la sala y por qué habían tantos niños asomados en la puerta ¿Acaso había un famoso allá dentro? Vaya, eso era lo más interesante del día, no todos los días atendían a un famoso.



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Gerald Cowershof
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Mensaje por Gerald Cowershof »

Se estiro un poco en su lugar junto a la papelera, buscando ver más allá de la puerta pero no logro distinguir mucho más que niños ruidosos, muchos de ellos. Como una de esas plagas de ratas de las que solía encargarse en su otro trabajo. Torció la boca, que mala comparación. Volvió la vista al pasillo y se encontró con un regordete y bajo hombre con la misma túnica verde que él, el sanador titular. Gerald lo saludo con un movimiento de cabeza.
'¿Qué hacen aquí perdiendo el tiempo? ¡Hay pacientes esperando allá dentro!' reclamo con voz grave y autoritaria, si autoritaria, porque él era quien se había perdido durante media hora. Y camino hacía la sala. Gerald lo siguió mientras ayudaba a su compañera de practicas a seguir el paso, apenas entraron en la sala se le revolvió el estomago. Los niños magos debían hacer fisión binaria porque habían un montón y todos muy parecidos.



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Gerald Cowershof
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Mensaje por Gerald Cowershof »

Gerald parpadeo e intentando ignorar a todos los niños que se le cruzaban en el camino continuo ayudando a su compañera (Maggie), quien empezaba a respirar pesadamente. Entrecerró los ojos, empezaba a encontrarla un poco molesta y por desgracia no podía dejarla a su suerte.
'¿Por qué la sala esta llena de niños? ¡Esto es un hospital!' reclamo el sanador titular a nadie especifico esperando que los padres captaran su autoridad, mientras se acercaba a una camilla que se encontraba aun más inundada de infantes. Entonces, Gerald miro al paciente descuidando a Maggie, que iba a un rincón a vomitar, y no pudo evitar sorprenderse. Pero no por el palo de escoba que le sobresalía del hombro, ni por el tremendo trabajo que tendrían que hacer para volver a poner todo en su lugar (no todo era agitar y hacer botellas), sino porque Queenie estaba allí. Con el cabello extrañamente trenzado y un montón de niños autoreplicables rodeándola, y un palo de escoba en su hombro, con las mismas pecas de siempre. ¡Merlín, Queenie!


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Gerald Cowershof
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Mensaje por Gerald Cowershof »

Un par de niños le impedían acercarse más y se vio obligado a quedarse allí de pie a un metro de distancia, sonriendo de vuelta y alzando su mano también. Hacía ya varios años desde la última vez que la había visto en vivo y en directo (y no en el periódico) pero ella seguía igual de pelirroja y bonita, con una escoba en el hombro, pero tal como al recordaba. Recordó sus días en Hogwarts, donde todo era calmo y agradable, y se sintió tranquilo. Ya ni se acordaba de los niños a su alrededor, ah, Queenie, traías tanta paz a su mente llena de pacientes desagradecidos.
Pero entonces, justo cuando iba a soltar un escuálido y típico 'Hola', una de esas enfermeras de la sala lo empujo a un lado para dejar una bandeja llena de pociones y vendajes en la mesa junto a la camilla, haciéndolo aterrizar de nuevo. Adiós, paz. Hola, caos de la sala de Accidentes.


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Gerald Cowershof
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Mensaje por Gerald Cowershof »

Los niños, después de haber lanzado el grito de guerra, empezaron a dispersarse y en escasos segundos los padres estaban allí sacándolos apresurados. Gerald sonrió, ella era realmente buena con los niños (y también podía añadir que era buena con todo). Había conseguido lo que ese sanador titular con exceso de autoridad no había logrado: sacar los infantes de la sala.

Alzo las cejas, sorprendido, al ver a Queenie con ese pedazo de escoba saliendo de su hombro ponerse de pie. Eso realmente lo sorprendía, en la planta de Envenenamientos, donde había sido asignado inicialmente a pesar de que el prefería la de Heridas Provocadas por Criaturas, ese tipo de cosas no se veían, los pacientes solían estar más débiles y preferían estar en las camillas. Tampoco habían niños revoltosos con padres irresponsables y los sanadores titulares eran mucho más puntuales. "Bastantes accidentes" respondió sonriente, sin apartar la mirada del rostro de ella porque si la bajaba un poco más, solo un poco, se le iba a revolver el estomago y eso no era profesional. Tampoco que ella estuviese de pie, "Deberías estar en una camilla" recomendó, pero al mirar hacía atrás, al lugar donde ella había estado sentada y rodeada de niños, encontró un hombre con el cabello chamuscado y la cara llena de hollín... Los hospitales mágicos también podían sufrir de falta de camas, ¿no?.


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Gerald Cowershof
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Mensaje por Gerald Cowershof »

¿Una astilla? Whoa, el sombrero seleccionador había cometido un gran error al mandar a Queenie a Ravenclaw, porque tanta valentía era más propia de un Gryffindor. Pero no de uno como él, si no de esos que no le tenían miedo al peligro y domaban leones con los ojos vendados.

Soltó una risa, baja para que solo ella lo escuchara, "Pues, esa es la astilla más grande que he visto jamás" dijo, apretando los labios, también era la astilla que más daño había causado en un hombro. El resto del los pacientes tenían que aprender de Queenie y en lugar de exageran sus dolencias debían hacer todo lo contrarío, y decirse a si mismos que no dolía tanto y que podían mantener la calma, de esa manera el trabajo era más sencillo con los sanadores menos alarmados.
Miro a lo largo de la sala en busca de alguna camilla libre, pero al no encontrar ninguna, busco entonces alguna de las escasas sillas que había por ahí. "Vas a tener que sentarte en una de estas" saco su varita y con un movimiento acerco una de las sillas, "El Sr. Jones" apuntó a lo lejos al sanador bajo y regordete, que no paraba de regañar a una de las enfermeras mágicas, "No debe tardar en venir" y sonrió sintiéndose algo avergonzado, porque seguro que esa era la Sala más desorganizada de todo San Mungo.


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Mensaje por Gerald Cowershof »

Le sonrió de vuelta con mucha felicidad, a riesgo de que el resto de los presentes por allí empezaran a creer que estaban bajo algún tipo de encantamiento estimulante de alta potencia, una manera educada de decir que estaban en drogas. Pero, ya que estaba con Queenie, eso carecía de importancia.
Le puso una mano en la cabeza para revolverle el cabello trenzado, "Tú también luces bien" dijo, devolviendo el ¿cumplido?, aunque no entendía porque le había dicho eso, quizás para ponerlo en un aprieto (era muy difícil lucir bien con un palo de escoba en el hombro), quizás solo porque era Queenie... "Pero estarás mejor cuando te saquemos la astilla de ahí" agregó, bajando su mano hasta una de las mejillas de ella para poder acariciarle la mejilla como si de una niña pequeña se tratara.
De nuevo miro en la dirección en la que se encontraba el Sr. Jones, que milagrosamente parecía decidido a atender a la pelirroja, con esa cara redonda y sería que se cargaba. Muy redonda y muy seria, como si alguien estuviese haciendo algo muy malo.


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Mensaje por Gerald Cowershof »

Ay, si tan solo Queenie supiera que la única persona esplendida, profesional y superior en esa sala era ella... No se extrañaría de recibir un alago. Es decir, todos los demás allí, enfermos y no, no eran más que una cuerda de desdichados, inconformes que no hacían más que quejarse.
Gerald aparto su mano de la mejilla de ella y asintió obediente cuando ella bromeo, se lo estaba tomando en serio, después de todo era su trabajo y el Puddlemere podía demandarlos si no lo hacían bien. Sin embargo, volvió a sonreír "Aquí entre nos..." fue diciendo mientras se agachaba a su lado para poder ver mejor la herida "Está esperando que haga algo mal para sacarme de aquí" le confió con una sonrisa pequeña. Una de las enfermeras se acerco con una bandeja llena de frascos de pociones, tomo una y se la acerco a Queenie "Pero por el momento puedes ir tomando esto" era una de esas pociones Reabastecedora de Sangre, con esa astilla en el hombro era posible que hubiese perdido más sangre de la que aparentaba.


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Mensaje por Gerald Cowershof »

((Perdón, por no decir nada sobre tus jugadas en el partido... Me resuena en la conciencia y todo, de verdad :/ ))

Alzo una ceja, ¿Qué chances había de que hiciera algo mal? Bueno, no pienso lanzar monedas o probar modelos estadísticos para evaluar la probabilidad de que sus capacidades medimágicas sean muy buenas porque... Porque, no. Carraspeo un poco, no podía mentir al respecto diciendo algo muy alentador como 'Nunca me equivoco en mi trabajo' porque después de todo, y no se cuantas veces he dicho esto, él estaba en la Planta de Envenenamientos y allí era todo diferente. "Bastantes" respondió en un hilo de voz, así como para que ella no lo escuchara y siempre tuviese en su mente esa imagen de chicle y bombas de jabón que él desconocía. Le acerco de nuevo la poción a como si estuviese tratando a una niña pequeña que no la quería tomar y no a Queenie la que media tanto como él, "Ahora, toma esto, te hará sentir mejor" le dio una sonrisa llena de confianza, esas que usaban con los pacientes difíciles "Una vez que te lo tomes podremos sacar la astilla de tu hombro" le contó, porque era verdad, Maggie, la otra practicante parecía estar reponiéndose del vomito y el sanador encargado ya parecía estar más al tanto de Queenie.
Seguro a causa del agente del equipo, quien parecía muy enfocado en que el brazo de su bateadora se recuperara.


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Mensaje por Gerald Cowershof »

Pobre Dante Vaughan y sus tiradas de dado. A ese paso nunca llegaran Lydia y Floyd. Gerald hizo un gesto de comprensión hacía Queenie cuando la vio oler la poción, sabía lo terrible que olía y ni pensar en como sabía, sin embargo había que estar agradecidos que esa poción no la preparaba él (las suyas sabían a oxido puro y sin aditivos) sino alguien con mucha más habilidad en pociones y tenía el sabor correcto.
Apretó los labios en una sonrisa algo incomoda, a la vez que bajaba la mirada y fingia preocuparse en la bandeja llena de vendajes que una de las magi-enfermeras acababa de acercar, ¿Qué si era mejor que el sabor de la poción? "Tengo la suficiente experiencia" le dijo, esperando que se notara poco la falta de confianza que le ponía a esas palabras. Vaya... Debía reconocer que él no era un experto en esa área, es decir, no era lo mismo sacar una astilla a un amigo jugador de Quidditch que a un completo desconocido. ¿Acaso importaba si el procedimiento fallaba en algun punto con un desconocido?... Oh, esperen, ¡etica profesional! Sin embargo, las chances de terminar con una demanda eran menores.


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