Caracoles

[Robert Howlett]

A la de él.

Una tarde libre sería el alivio para cualquier estudiante, pero para Robert eso implicaba tener que hacer nada y eso, eso no era bueno. A riesgo de parecer (más) raro, agarró su mochila terminando la última clase del día y se salió a los jardines, por ahí podría pasar desapercibido y nadie molestaría por el tipo de clima que había.

¿Entonces por qué fue atacado?
Sentado, garabateando círculos, líneas y de vez en cuando uno de esos caracoles que parecían haberse adueñado del árbol frente a él, sin hacerle nada a nadie y entonces ahí estaba, algo vino directo a su cara y se pegó a sus anteojos y los aventó creyendo que era una de esas bromas, algún mocomurciélago, o algo peor.
Se puso de pie buscando a su atacante.

[Robert Howlett]

Se tocó la cara con las yemas de los dedos esperando encontrarse con algo ahí pegado todavía y que tendría que quitarse, pero no había nada, aparentemente.

Alguien habló, volteó e hizo la mímica de usar algún movimiento de arte marcial como si con eso pudiera defenderse del segundo ataque que le iban a hacer -¿Es... una chica? ¿También atacan?- frunció el ceño sin bajar la defensa, mirándola de arriba a abajo, como si de pronto fuera ella a incendiarse espontáneamente "No tengo... Oro... Ni nada de valor, pero podemos llegar a algún acuerdo" habló torpemente, como si estuviera negociando su liberación.

[Robert Howlett]

-Esos ojos, va a atacarte- le tembló un párpado, un tic nervioso, pronto pasaría algo muy malo y él no podría hacer nada ¡ni siquiera sabía dónde había dejado la varita!

Reparó en cuenta sobre sus pertenencias, estaban todas regadas y lo mojado las estropearía. La miró a ella, sus cosas, a ella de nuevo, sus pobres cosas en el suelo; como si se tratara de un gato agazapándose para no ser escuchado, dio un paso al frente, las manos todavía en combate (quizá podía tener la varita escondida y voltearlo de cabeza) y muy despacio moviendo su cuerpo porque la sola idea de imaginar que sus libros estaban teniendo contacto con el agua le estaba picando la nuca con una ansiedad terrible "Sólo... No hagas nada..." tenía ese acento de policía en su primer día ante un criminal "Nada...".

[Robert Howlett]

Y se detuvo.
La miró con tal extrañeza que imaginó que podría ser una broma -¿Es en serio?- pensaba, razonaba pero ¿por qué alguien sería tan cruel como usar una estrategia como esa? Entrecerró un ojo, giró la cabeza para mirar a su alrededor por posibles cómplices, pero nada. Sólo los habituales alumnos yendo de aquí para allá y sin ninguna preocupación de mirar en dirección a ellos, como si formaran parte del escenario, o más bien, ellos dos eran invisibles.

¿Entonces en verdad ella se estaba comportando así y no por jugarle una broma? Arrugó el entrecejo, abrió la boca pero no salió nada, sinceramente no tenía algo qué decir al respecto porque era la primera vez que alguien hacía eso frente a él.

Aunque sí tenía una duda "¿Y por qué me atacaste?" preguntó de forma cautelosa, todavía no confiaba.

[Robert Howlett]

Se apretó el puente de la nariz, como cuando te dan esos dolores de cabeza después de haber peleado con una tarea por horas y todavía no ibas ni a la mitad. ¿Y por qué hablaba tan bajo? Estaba bien que él no fuera del tipo platicador pero al menos mantenía un tono fijo, aunque era irónico porque él no contestaría si estuviera en el lugar de ella. Y eso pareció iluminarlo de repente -Ah-, abrió los ojos y resopló por la nariz con fuerza, era como haber captado que dos por dos son cuatro.

Asintió, señaló hacia su mochila con los libros regados y un movimiento con la otra mano, abierta con la palma hacia ella y mostrándole que sólo quería agarrar sus cosas.
¿Sería acaso que era ella quien le tenía miedo a él? -Yo, espantar a alguien, esto es nuevo- puso una rodilla en el suelo.

[Robert Howlett]

Como si fuera a desarmar una bomba de tiempo, rápido agarró el morral para ponérselo en el hombro, tomó el primer libro "Genial" masculló entre dientes al notar que el agua sí le había afectado y mejor agarró todo de una vez entre sus brazos.

Levantó la cabeza en una de esas, como si se acordara que estaba ella ahí, pero la bajó otra vez cuando le tocó recoger los rollos de pergamino y las plumas. Entonces volvió a alzar la mirada porque ella estaba llorando, ¿ella estaba llorando? -Oye, oye no...- lo menos que quería era un historial en el que se contara que hizo que una niña llorara por su culpa. Otra persona educada y normal le habría hablado, pero era él, y él no era bueno en relaciones interpersonales, es más, podría dormir plácidamente sin pensar en si ella estaba bien o no, pero pensaba en algo: él también se sintió así el primer año.

Se rascó la cabeza, desacomodándose más el cabello, se puso de rodillas, destapó una botella de tinta y con la primera pluma que encontró, rasgó el rollo de pergamino sin usar y comenzó a escribir.
Al terminar, hizo una pelota con el mismo, la miró otra vez, señaló la bolita y la aventó hacia sus pies, bueno, si fuera alguien hábil habría sido ahí pero digamos que al menos no cayó enfrente de él, sólo tendría que caminar al frente los mismos pasos que dio hacia atrás.

Esto se encontraría al leer:

¿Estás bien?

[Robert Howlett]

Suspiró aliviado con la mano en el pecho "¡No asustes así!" reclamó mientras sentía como si todo el peso del mundo se lo hubieran quitado, al menos no iban a acusarlo de ser un cobarde matón que molestaba niñas, a lo mejor eso era penado con esa prisión de Azkaban. Hasta le dio escalofríos.

Más calmado, siguió recogiendo sus cosas y ¿sus anteojos? Estaban cerca del árbol con los caracoles del inicio, así que tuvo que avanzar más, no se acordó del detalle que ella parecía huir de él pero como lo único que quería era volver a la seguridad de sus lentes puestos, sólo los tomó y sonrió como si le hubieran dicho que hoy es Navidad.

[Robert Howlett]

"¡Sí, a mi!" reclamó pero recordó que estaba con una chica, por lo que notó, de su casa pero -No es de mi curso, aunque no se ve mayor que yo, pero últimamente las mujeres parecen de otras edades, ya no se puede saber, quizá sólo está jugando y aparecerá su verdadera personalidad- pasó saliva con dificultad.

Miró a través de los cristales de sus lentes, estaban llenos de esa baba de caracol, hizo el debido gesto de asco y lo peor es que no tenía con qué limpiarlos. Lo único que se le ocurrió fue usar su corbata "Qué asco" mencionó mientras retiraba lo que podía "¿Sabes el efecto que tienes en las personas, acaso?" dijo mientras la miraba por el rabillo del ojo.

[Robert Howlett]

¿Ahora lo acusaba de gritarle? Menos mal que no estaban en el mundo muggle porque seguramente un policía ya habría llegado a levantarle cargos por maltrato. O algo así, él qué sabía de leyes.

-¡No te estoy gritando!- aunque en su cabeza sí lo hizo, tampoco tuvo el valor para decirlo, pero la manera en cómo la vio posiblemente decía eso y más. Se apretó otra vez el puente de la nariz y suspiró "No voy a hacerte daño ¿crees que si lo que más odio que es que me jueguen bromas y tontos ataques, caería en la bajeza misma de hacerlos?" su notado acento londinense era tan remarcado que alguien podría incluso burlarse de eso.

¿Y dónde estaba esa condenada varita? Quizá con algo de magia los libros y pergaminos volverían a estar secos -Pero ella está viendo- y se quedó congelado.

[Robert Howlett]

"Espera ¿acabas de describir lo que son las chicas en este colegio?" ni siquiera supo por qué de pronto pudo decir eso en un nivel tan sarcástico que hasta se espantó a sí mismo. Abrió los ojos, se acomodó los anteojos y pretendió que se le había caído otra cosa al estar buscando girando en su propio eje.

-Se supone que estás buscando en verdad tu varita, no pretender que estás buscando- se ponía realmente mal el saber que había otra persona ahí vigilándolo como si se tratara de un trol.

[Robert Howlett]

"Ah..." bufó como si le acabaran de decir que existía el conejo de pascua "Discúlpame pero no me disculpes, ¿estás acaso en verdad comparándome con las bestias que se dicen ser superiores y que sólo muestran un complejo de dioses tan patético porque sus padres no los abrazaron de niños y están urgidos de atención porque ningún profesor les da una estrellita dorada?" y se señaló a sí mismo mientras iba avanzando hacia ella "¿Estás sugiriendo que soy como ellos? ¡Eres Gryffindor como yo!" y otra vez habló de más ¿por qué estaba haciéndole eso? No quería contestarle, pero es que después de lo que le sucedió a sus pobres pertenencias y ahora le estaba diciendo que era el lobo malo...

¡Pero había qué ver!

[Robert Howlett]

Pero es que tampoco iba a hablar en un tono suave y melodioso, eso sería muy raro, más raro que lo que se murmuraba de él en la sala común.

Notó el tono de voz, volteó hacia el lugar en el que se estaba ocultando y le pegó muy feo el comentario, no lo que le dijo, sino lo que dio a entender con el significado de ello -Pero el hecho de que me estás convirtiendo en uno de ellos es lo que me disgusta y me pone así, puesto que no quiero ser como uno de los que molestan y lastiman sólo para divertirse- ojalá lo hubiera dicho, pero era obvio que su inseguridad no lo dejaba y ¿para qué? Ella parecía no aceptar razón alguna viniendo de él.

Se acomodó los anteojos, apretó los labios y al agachar la mirada vio a ese caracol que había iniciado todo. Lo tomó con dos dedos (esa viscosidad era perturbadora) y lo colocó en el tronco donde vio a los otros. Aprovechó para también volverse a sentar, todo en absoluto silencio.

[Robert Howlett]

Bufó con la nariz por lo bajo "¿Sabes que eso es imposible?" mencionó sin alzar la voz, si lo escuchaba o no, no lo sabría, puesto que seguía recargado en el árbol mirando al frente y no hacia atrás donde estaba ella "No volverse a cruzar en mi camino implica que nunca más vuelvas a la Torre, además, nunca notarías si lo haces o no, hoy te diste cuenta de mi presencia sólo por el hecho de que cayó el bicho a mi cara" no era sorpresa para él, ni tampoco que lo reprochara, era la clásica maceta en el pasillo que nadie veía "¿Cómo le haces con los profesores? ¿Cómo convives en el Gran Salón? ¿En verdad asistes a clases? Es imposible que alguien de tu... Condición, pueda prometer algo que en su vida será capaz de cumplir".

Se acomodó los lentes, había hablado demasiado, pero igual sabía que no era escuchado y ya de por sí era raro, que le dijeran loco sería interesante por una semana "Claro que te vas a cruzar en mi camino, claro que vas a tener problemas quizá no conmigo pero sí con el resto de la población de chicos... Te sugiero que optes por Beauxbatons donde el porcentaje de chicas es más alto que en cualquier otro colegio mágico" y ya no sabía si seguir hablando o aburrir a los caracoles con sus datos y estadística.

[Robert Howlett]

Abrió los ojos escuchando la respuesta, no sabía que ella seguía ahí, en verdad creyó que se había ido. -Demonios, demonios, demonios- repitió mientras el corazón se le agitaba. En el exterior, aparentaba estar completamente tranquilo, menos mal que no les enseñaban Legeremencia o sería demasiado vergonzoso.

La escuchó con atención y eso le hizo recordar un artículo que alguna vez leyó en el periódico cuando fueron las vacaciones de verano, quién sabe por qué a Robert le gustaba leer tonterías como esas, quizá sólo le gustaba 'saber' de varias cosas.

"Tú... Conviviste con mujeres... Sólo... Mujeres, por mucho tiempo" no sabía si lo formuló como pregunta o estaba adivinando, sólo... lo dijo.

Esperen ¿dijo que no era invisible? No supo cómo reaccionar a eso.

[Robert Howlett]

Movió los labios para decir una mala palabra, obviamente no quería que ella escuchara pero si alguien estaba viéndolo hasta le diría que se lavara la boca con jabón, o en éste caso, un Fregotego.

No se podía imaginar lo extraño y horrible que debe de ser cambiar tantas veces de colegio, además no sonaba muy grande pues por lo que vio parecía ser de menor edad que él así que diez escuelas distintas ¡era demasiado! -Sí, ahora veo por qué trauma- alzó las cejas asintiendo a su pensamiento.

Pasó saliva, obviamente era mejor escuchando pero dadas las circunstancias, no podía quedarse totalmente callado "Quisiera decir que te entiendo, pero no, bueno... Sólo un poco" por el detalle de que él fue a un colegio de puros hombres, pero porque su barrio era tradicional y les gustaba tener colegios separados, sin fundamento religioso, simplemente parecía ser una de esas cuestiones morales "¿En qué trabajan?" eso le llamó la atención.