Magic involved?

[Gerald Cowershof]

((¿Sábado de la primero o la segunda semana de agosto?))

La mayoría de las personas que no estudiaran medimagia o estudiaran medimagia y tuviesen más ingresos mensuales que él, solían pasar los sábados en sus casas haciendo lo que más les gustara; como por ejemplo: dormir, estudiar, salir a pasear y en general todo lo que no implicará trabajar. Los menos afortunados como él, debían trabajar y estudiar al mismo tiempo. Justo como sonaba, mientras atendía la tienda de mascotas, leía uno de esos enormes e interminables libros sobre envenenamientos mágicos que tanto abundaban en su carrera.

Pero en ese momento, Gerald se encontraba en la trastienda, buscando una de esas pociones para el cuidado del pelo de las mascotas, que se habían agotado en los estantes. Así que si Darcy al entrar no encontró a la dependienta de siempre, era porque Mary no estaba; no porque estuviera perdida entre las jaulas, sino porque estaba enferma. Y sí, no había nadie en la tienda. Menos mal tenían un buen sistema antirobo.

[Gerald Cowershof]

((Hoy es jueves, no intentes engañarme))

Luego de revisar en tres estantes y en unas cuantas cajas no identificadas; consiguió las pequeñas botellas que según decía la etiqueta eran las que buscaba, en una caja sucia, de aspecto deplorable. Arrugo la nariz con desagrado, esperando que no se encontrara algún cliente potencial allá afuera esperando por un empleado con una buena imagen. Mary, quien no se asomaba nunca en la trastienda, solía dar una mejor imagen personal a los clientes, con su cabello sin plumas de lechuza y la ropa sin olor a comida de animales.
Alzo la caja entre sus brazos con todo el cuidado posible, porque no tenía suficiente dinero para pagar lo que rompiera, y fue caminando lentamente hacía la parte de adelante de la tienda; la caja de pociones hacía ruiditos de cristal chocando mientras él se acercaba al mostrador. ¿Había un cliente allí? Una desgracia porque no lo había visto.

[Gerald Cowershof]

Oh, boy... ¿Señora? Pero si le sacaba unas dos cabezas y era mucho más corpulento que la tal Mary, ¿Señora? Darcy, tienes problemas visuales.

Al llegar al mostrador, dejo la caja sobre el mesón (con todo el cuidado que poseía, que siendo hombre no era mucho) y sin alzar la mirada se agacho tras el mismo, buscando el pergamino que usaban para llevar el inventario. Saco la varita de uno de los bolsillos de su pantalón e hizo el hechizo adecuado para producir luz, algo así como 'lumos', ¿No? mientras seguía buscando el pergamino. Era importante llevar un registro de la mercancía que se sacaba a la venta, así podían evitar robos y extravíos, entonces... ¿Por qué no estaba el pergamino a la vista?
Seriamente, Mary podía ser dos cabezas más baja que él pero era siete veces más desorganizada.

[Gerald Cowershof]

((Hoy es mi cumpleaños ¿Viste? Robo las fechas de cumpleaños de nuestras amistades para decir cuando nacen mis personajes :P))

Jamás he cargado un bicho de esos. Son como los bebés, piden mucha atención, no me gustan.

Ajeno al drama que sufría la potencial cliente Darcy, Gerald seguía buscando el pedazo de pergamino entre todo el mugre que había en ese hueco de madera. Era increíble la cantidad de cosas que podían poner allí, hasta cabía la posibilidad de que hubiesen animales (de esos que se escapaban de las jaulas) en ese lugar, vivos o muertos, o las dos al tiempo. Revolvió un poco más y luego se detuvo, confundido, porque acababa de escuchar una voz femenina en su cabeza. ¡No podía ser posible! Ya estaba empezando a alucinar con voces, seguro tantas horas de estudio le estaban pasando factura, y tan joven que era...
No, no. -Basta de ideas absurdas- se dijo para después llegar a la feliz conclusión de que se había alguien más en la tienda, seguramente un cliente. ¡Por las barbas de Merlín! Se impresiono tanto, -Un cliente, el primero de la mañana- que se levanto de golpe. Golpe, justo como el que se dio contra la parte de arriba del mostrador. Menos mal que era de madera y no de vidrio porque un Sanador no puede atenderse a si mismo.

[Gerald Cowershof]

Tardo unos segundos en levantarse como debía, sin intentar atravesar el mesón de madera, puesto que el dolor que sentía en su cabeza le impedía hacer algo más que sobarse y regañarse a sí mismo por semejante muestra de torpeza. Cuando se puso de pie, con una mano sobre su cabeza y los labios apretados por la vergüenza que sentía, no pudo evitar mirar a Darcy y al perro un poco extrañado. A pesar de que él tenía un perro de mascota, viejo y senil, podía reconocer que no eran las mascotas favoritas de los magos. Y, además, ellos no ofrecían atención a perros... No era por discriminarlos, pero los puffskein de las canastas y los gatos en las jaulas de la izquierda no los soportaban. Justo al lugar donde corría el cachorro.
Saco la varita de uno de los bolsillos de su pantalón y le apunto al perro, que ya empezaba a ladrar a los gatos enjaulados y a despertar a los puffskeins, luego hizo un movimiento y murmuro un par de palabras para ponerlo a flotar frente a las jaulas. No cliente potencial, no lo mires feo por hacer eso al perro, ese era el protocolo que debía seguir cuando un animal intenta huir.

[Gerald Cowershof]

Sonreía, por supuesto, mientras veía al perro flotar. Porque uno siempre esta muy contento cuando hace bien su trabajo. Así que al escuchar los gritos de la joven lo confundieron, ¿Cómo que qué estaba haciendo? "¿Cómo que qué hago?" preguntó de vuelta, quizás un tanto ofendido, movió la varita para quitar el hechizo del perro cuando estuvo en los brazos de su dueña. Se cruzo de brazos, frunciendo el ceño,"Es mi trabajo mantener el orden de este lugar" se defendió, las mujeres eran muy protectoras con sus mascotas. Ahora, era probable que se metiera en problemas por salvar la cordura de los puffskeins.
Nadie entiende lo sensibles que son.

[Gerald Cowershof]

Arrugo la nariz en completo desagrado con el tema, siempre decían lo mismo 'como si pudiera hacerle daño a los otros'; ¡¿Pero si se hacían daño a si mismos como no iban a hacerle daño a los demás?!. Que no les sorprenda el comportamiento animal.
Suspiro, encantando los frascos de pociones para que fuesen ellos solos a su puesto, en las estanterías cercanas a la entrada.
"Mary, la otra encargada, no trabaja los fines de semana" respondió, vigilando el rumbo de las pociones. Por ahí decían que debía ser más amable con los clientes pero, no se, Darcy, ese perro asusta puffskeins no le agradaba mucho.

[Gerald Cowershof]

Mary 24/7, protección y cuidado absoluto para sus axilas mascotas.

Obviamente, Gerald había perdido oarte de la simpatía innata de la que gozaba en su adolescencia una vez que lo habían puesto a atender a gente envenenada y consciente en San Mungo. A cambio de estudiar medimagia, Gerald había tenido que renunciar a varias de sus habilidades sociales.
Alzo los hombros, intentando no parecer muy resignado o disgustado por tener que hacer su trabajo "Supongo que es así" le respondió, tampoco sin saber muy bien como no sonar grosero. Carraspeo un poco "¿Qué necesita?" preguntó con el mismo tono mil veces practicado que usaba en el hospital, ese que sonaba a amabilidad forzada.

[Gerald Cowershof]

Por unos instantes presto más atención a las pociones que se acomodaban solas que a la cliente, estaba asegurando que no hubiese alguna botella rota. -Treinta y ocho, treinta y nueve, cuarenta..- iba contando mientras movía la varita al ritmo. Entonces, se percato que le acercaban el perro. Parpadeo y trato de recordar algo de lo que le había dicho, "¿Baño?" y frunció el ceño, por ahí había escuchado mal, es decir, ¿Qué tan difícil podía ser bañar un perro en casa? Además, el bicho ese que ella cargaba ni se veía tan sucio.
No, por favor, cliente. Ya habían comenzado con el pie izquierdo, no lo obligues a bañar al perro.

[Gerald Cowershof]

Apretó los labios de nuevo pero relajo la expresión, ya más resignado, "Bueno. Un baño" dijo apartando la caja de cartón del mesón para hacer más espacio ¿Quién era él para juzgar la falta de sentido común de los demás?. Seguro Mary le había dicho que ellos ofrecían ese tipo de servicio, mentira no era, el detalle estaba en que no era él quien bañaba a los perros.
Dio un corto "Un baño simple son 3 galleons y un baño no simple cuesta 3 galleons con 14 sickles" informó y se agacho de nuevo bajo el mostrador, rebuscando la bañera de mascotas que en alguna lugar debía estar.

[Gerald Cowershof]

De nuevo salio de debajo del mesón con una bañera de mascotas (o un balde de zinc) de tamaño medio entre sus manos, que puso justo sobre la madera.
Comenzó a quitar el polvo de la bañera con un trapo a la vez que la escuchaba hablar, siempre decían lo mismo: solo esta vez; el niño no volverá a tocar las pociones; yo puedo cortarle las uñas; le peino el pelo todos los días, no se qué pasa; confundí las pociones y la tome por error... La gente siempre incapaz de admitir su incompetencia. Pero, como fuera el caso, se detuvo luego de que ella carraspeara, ¿Cómo que la enseñara a hacerlo? "Eso no se puede" le dijo, alzando los hombros, porque no se podía y punto "¿Está vacunado?" preguntó como queriendo cambiar el tema. Los negocios no enseñaban a sus clientes a hacer lo que ellos hacían, ¿Por qué? Fácil, se quedaban sin clientes.

[Gerald Cowershof]

Levanto la mirada de la bañera con una mueca descontenta y la poso sobre la cliente y el perro. No era suficiente con que fuera extranjera (ese acento americano se le hacía fácil de reconocer), alta y mujer, si no que además tenía que llevarle la contraría... Merlín, ¿acaso tenía un cartel en la frente que dijera que era terrible diciéndole que no a las mujeres? ¿No lo tiene? Ah, bueno, menos mal.
Asintió de nuevo, haciéndose el que no había escuchado nada y saco el trapo para, con un movimiento de varita, empezar a llenar el balde con agua tibia; "Ponlo ahí y échale agua" dijo, una vez que el agua estuvo lo suficientemente alta para poder bañar al perro sin ahogarlo. "Pero no dejes que le caiga en los ojos o en los oídos, tampoco dejes que se mueva mucho" le explico y entonces se giro a una de las pequeñas estanterías que se encontraba a sus espaldas para buscar las otras cosas que necesitaba. ¿No qué quería aprender?

[Gerald Cowershof]

Era toda una fortuna que solo estuviera él en la tienda y no el dueño, a quien seguro no le agradaría que estuviera revelando los ancestrales secretos del baño de mascotas a un cliente. Sonrió, una fortuna como la que iban a perder cuando la cliente dejara de ir por los baños de 3 galleons.
De la estantería tomo tres botellas medianas y un cepillo, se volteó de nuevo hacía Darcy y el perro con una expresión mucho más amable y dejo las cosas junto a la bañera. "Si se mueve mucho" fue diciéndole a la vez que se arremangaba el suéter gris que llevaba "Puedes paralizarlo o hacer un encantamiento para evitar que le entre agua en los oídos" comentó y entonces acerco una mano a la nuca del cachorro, despacio como quien pide permiso, para empezar a hacer su trabajo.
Y no la creía loca por hablarle a los perros, él se la pasaba haciendo lo mismo con el resto de los animales que había allí. Hasta el momento ninguno el había respondido.

[Gerald Cowershof]

Al ver que ella no ponía ningún encantamiento sobre el perro, opto por no hacer alguno por su cuenta y bañarlo a la usanza muggle. Le puso una mano al animal sobre la nuca con firmeza pero no mucha fuerza y termino de humedecerle el pelaje.
"Yo soy Gerald" dijo pero no extendió una mano para presentarse, como dictaban sus modales, porque le dolía un poco tener que secar el piso. Porque al dueño de la tienda no le gustaba que secaran el piso con magia, prefería que pasaran el coleto la mopa. "La botella azul es champú" señalo con su movimiento de cabeza una de las botellas que había traído "¿Podrías ponerle un poco sobre el pelo a...?" hizo otro gesto para referirse al perro, porque no le sabía el nombre.

[Gerald Cowershof]

Los modales eran una parte importante en la vida de los Británicos. ¡Oh! Darcy, no te imaginas lo mucho que sufre Gerald por no poder extender su mano, sin embargo sufre más con la idea de limpiar el piso.
"Dexter" repitió, a la vez que eludía una mordida del cachorro. Porque a los únicos que les gustaba bañarlos era a los dueños, pobres perros incomprendidos, nadie escucha sus mordidas reclamos. Una vez ella le puso el champú, comenzó a mover sus manos para que se formara espuma "Uhmm" ¿Cada cuanto? Dexter diría que nunca ¿No era suficiente con bañarlos cada vez que estuvieran muy sucios? Al parecer no "Cada dos meses" le dijo, luego de recordar cuando el bañaba a su perro y restarle un mes menos, no sabía bien si debía ser así, pero a su Charles le funcionaba. "Sin embargo todo depende del lugar donde vivas" comentó y continuó sobando al perro, era un alivio que fuese cachorro y no un adulto. Sí, por más que se moviera, mojara y se quejara.