Nowhere, Wales

[Madeleine Carondolet]

Madeleine no estaba acostumbrada a perderse. En muchas ocasiones sus ensoñaciones y respuestas muy reales a estímulos imaginarios (como escapar corriendo del calamar carnívoro del lago) la hacían terminar en situaciones imprevistas... en medio de un repentinamente confundido grupo de personas en plena conversación, por ejemplo. Pero siempre había sabido dónde estaba. Esta vez... "Rayos" exhaló, girando sobre sus talones y encontrando nada más que verde a su alrededor. ¿No se debería poder confiar en un traslador proporcionado por el Ministerio de Magia? ¡Uno supondría! Y sin embargo, estaba bastante segura de que no se encontraba en la reserva de Rhinogydd. Respiró hondo. Ok, estaba parada sobre un camino, que golpeó con el talón de su pie derecho, como para asegurarse de que ahí estaba. Los caminos siempre llevan a algún lugar. Éste ciertamente no la llevaría a Roma, pero no es cosa de ponerse exigente. "¿Esto es Gales, por lo menos?" exclamó en voz alta su pregunta al aire. Qué miedo si el aire le responde.

((Está en Gales, a medio camino entre Caeathro y su destino, el Snowdonia National Park. ¡Avísame si quieres que edite algo! <3))

[Nathan Colbert]

¿Menos o más miedo si recibe una respuesta aérea no verbal, algo así como uno de esos aviones que escriben cosas en el firmamento? Madeleine siempre estuvo rodeada de un aura de misterios, ya debería estar acostumbrada a un montón de criaturas que la siguen por la vida, buscando interactuar con ella.
Pero qué suerte tenía Madeleine, en realidad, porque ese camino que ella andaba golpeando con su talón era la ruta principal que Nathan tomaba cuando andaba en bicicleta. Y debo aclarar que no era una bicicleta genial de 5 velocidades, sino una de esas que usan las mamás para ir al supermercado.
Él ni siquiera iba al supermercado: era su día libre obligatorio, y qué mejor manera de pasar el día que pedaleando sin mucho destino para matar un par de horas. Ojalá el aire conversara con él, al menos.

[Madeleine Carondolet]

Una persona con su imaginación y personalidad, lo que menos necesita son criaturas incorpóreas siguiéndola e intentando hacer contacto. Va a terminar en San Mungo, y no la pueden encerrar antes de que conozcan a Nicholas Flamel, Nathan, un trato es un trato.
Por cierto, gracias por recordarme (en caso de haberlo olvidado en el transcurso de dos años) que tu misión es dejar en ridículo a este rubio. Dicho eso, Madeleine no sabe andar en bici, así que no está en posición de juzgar su medio de transporte.
Bajó la mirada, flexionando las piernas para quedar en cuclillas, e inspeccionó el camino en búsqueda de evidencia que indicara qué sentido tomar. Porque sí, los caminos llevan a algún lado en ambas direcciones, pero quería llegar al 'algún lado' más cercano. -Ugh-.

[Nathan Colbert]

Si yo no hago de su vida un infierno, ¿quién lo va a hacer, eh? Las cosas malas no pasan porque sí, tiene que haber un facilitador en todo esto.
En fin, así andaba Nathan, pedaleando en dirección hacia donde Madeleine estaba CSIando el camino. Seguramente en cualquier momento podría ella escuchar el ruido de las ruedas sobre el pedreado (si es que eso había) o, de no ser así, iba a escucharlo hacer sonar el timbrecito de la bicicleta. Imperdible, Madeleine, Nathan en esa bicicleta haciendo sonar la campanita aquella. La tristeza hecha persona.

[Madeleine Carondolet]

CSIar totalmente debería ser un verbo, pero como acción era algo en lo que Madeleine apestaba. Y si se estaban preguntando por qué no se aparece y ya, es porque Madeleine le tiene terror a la despartición. Puede hacerlo, pero sentir tanto miedo de dejar atrás un brazo no ayuda a la parte de la 'determinación'.
Pasado medio minuto de no encontrar alguna señal divina en el suelo (como flechas y la frase 'por acá'), le pareció escuchar algo. -Llantas- ¡Algo rodaba hacia ella! Por un instante se entusiasmo y sonrió muy contenta. Luego su imaginación alimentada por la trama de algún libro entró en acción. ¿Qué tal si era un asesino en serie? ¡Porque los asesinos en serie abundan en las carreteras y en los lugares solitarios en medio de la nada! Giró sobre sí misma buscando el letrero de bienvenida a Fairvale. -Ok, no, cálmate, ¡eres una bruja!-. Apretó los dientes y esperó.

[Nathan Colbert]

De todos modos no me queda más que preguntarme: ¿los asesinos en serie andaban en bicicletas como esas? Porque tendría mucho sentido si sí, la verdad. Una vez que esa es la bicicleta que uno elige para ser visto, no queda mucho amor propio.
Nathan siguió bicicleteando, lamentándose no haber traído su walkman. Tenía solamente dos cassettes, una de música grabada de la radio y la otra de canciones religiosas que alguien le había regalado a su mamá con intenciones de convertirla.
Dobló un poco hacia la derecha, siguiendo el camino. ¡Había otro ser humano a la vista, a unos metros! Hora de hacer sonar el timbrecito ese.

[Madeleine Carondolet]

No sé, Nathan, aunque creo que es posible que un asesino en serie ande en una bici como la tuya, no pega con la imagen de Christian Bale interpretando a Patrick Bateman que tengo en la cabeza. Además, una vez que eliges una bici como esa para ti mismo, la gente seguramente te presta atención, no creo que puedas cometer muchos asesinatos antes de que sospechen de ti, con esa canastita.
Cuando la persona en bicicleta entró en su campo visual, su primer impulso fue echar a correr en dirección opuesta (¡ahí tenía la señal divina que quería, ¿no?!). -¿Qué te acabo de decir?- Pero se contuvo. Pasó nerviosamente un mechón de cabello detrás de su oreja, y dio un paso hacia atrás para salirse del camino. Dejaría la decisión de detener al desconocido o esperar a que se alejara como si ella quisiera pasar el rato parada en medio de la nada al último segundo.

[Nathan Colbert]

Tienes absolutamente toda la razón, si no fuera por esa canastita quizás podía pasar por persona normal. Qué cerca estuvimos de salirnos con la nuestra, qué cerca.
Disminuyó un poco la velocidad, quizás porque en su cabeza andar rápido en bicicleta podía levantar importantes cantidades de polvillo, cegando a los pobres transeúntes. No se detuvo a verla con mucho detalle, sino que bajó la cabeza en respetuoso saludo distante cuando pasó a su lado, y siguió pedaleando.
Caray, mis posts son pura adrenalina.

[Madeleine Carondolet]

Ella sí que le prestó atención, porque si resultaba ser un asesino en serie y ella terminaba como un fantasma rondando este camino solitario, quería estar muy segura de a quién tenía que atormentar. Y algo en su cerebro hizo click. "¡Nathan!" gritó, saltando un paso al frente para regresar al camino. -Es broma-. Y si no era Nathan, se parecía lo suficiente como para que ella confiara en él. Supongo que así es como terminas víctima de un asesino en serie.

[Nathan Colbert]

Menos mal que andaba en bicicleta, porque de haber sido cualquier otro medio de transporte (escoba, motocicleta, uniciclo) se hubiera ido de cabeza al camino, comiendo suficiente tierra como para hacer 33 vasijas en su estómago. Es decir, acababan de gritar su nombre, ¿cómo no sobresaltarse? Apretó los frenos y sacó los pies de los pedales, clavándolos en el suelo ('así se gastan las suelas, Nathan' su aire mental le recordó).
Se giró, todavía sobresaltado. ¿Qué, quién, dónde y porqué? Díganle a su mamá que la quiere. Miró en dirección a Madeleine, sin saber qué esperar. -¿Y si es una asesina?- una de las muchas asesinas que lo conocen de nombre.

[Madeleine Carondolet]

((¿Me tienes paciencia? Tengo que enviar un press release, así que justo me están escribiendo del trabajo, pero por acá ando, ¡no me tardo!))

Corrió hacia él el tramo que se hubiera alejado. "Nathan, Nathan Colbert, ¿cierto?" preguntó, añadiendo una sonrisa a su expresión. No era muy brillante dar tanta información al potencial asesino en serie que se parecía un montón a su compañero de Hogwarts, pero a cada paso le quedaba más claro que tenía que ser él. Abrió la boca para decir algo como 'Soy Madeleine', pero ahí su cerebro intervino. Mínimo tenía que reservarse ese dato. Si el chico era Nathan, lo sabría.

[Nathan Colbert]

((¡NO! ¡El press release o yo! Obvio que te espero, no hay drama))

Asintió lentamente, mientras sus labios se separaban al ritmo que su mandíbula caía. Se pasó el brazo por la cara, como queriendo liberarse de un polvillo mágico que lo estaba obnubilando. Pero no, ahí estaba Madeleine.
"¡Maddie-" ¿viste cuando pensás en una persona usando un nombre, pero les dirigís la palabra usando otro? Se le cruzaron los cables un segundo "leine!" dejó la bicicleta caer al piso entre sus piernas mientras se movía para dejarla a un lado y acercarse a la rubia "¡Madeleine!".

[Madeleine Carondolet]

((¿Sabes cuántas veces tuve que mandarme el correo para asegurar que todo quedara bien alineado? Me choca hacer eso desde una laptop (que además me confunde porque no es Macbook). Perdón por la demora))

Maximizó la sonrisa, porque sí señor, si el rubio que tenía enfrente la llamaba por su nombre (o alguna variante del mismo), definitivamente era el que conocía. Así que "¡Nathan!" repitió, dando cualquier paso que faltara hasta quedar frente a él a una distancia normal para platicar. "Por Merlín, ¿qué estás haciendo aquí?" preguntó, de repente frunciendo el ceño. Ella estaba ahí por un error de cálculo de algún empleado del Ministerio, ¿cuál era la disculpa de Nathan?

[Nathan Colbert]

((¡Qué bajón! Menos mal que lo pudiste hacer de todos modos.))

La miró, como llenándose los ojos con su imagen y comparándola a la Madeleine que había visto en uniforme todos estos años. ¡Era la misma! La situación era tan extraña (pero positiva, ¿eh?) que no sabía ni cómo responder a su pregunta.
"¿Yo? Aquí vivo" respondió sin poder evitar sonreír. No le duró mucho, mientras bajaba la mirada y alzaba los hombros, gesticulando al piso "Bueno, no aquí, pero... ¿qué haces tú aquí?" soltó, volviendo a mirarla, la sonrisa volviendo a aparecer.

[Madeleine Carondolet]

A ella le pasó algo distinto. ¿Cuando durante años viste a una persona todos los días, se separan por mucho tiempo y un día la vuelves a encontrar, pero aunque la estás viendo en ese momento es como si tu cerebro no registrara las diferencias y le manda a tus ojos la imagen a la que estabas acostumbrado? Eso le pasaba, estaba 'viendo' al Nathan de cuando estaban en quinto. Enarcó un poco una ceja después del 'aquí vivo' -pero si aquí no hay nada...-. Volvió a sonreír también. "No lo sé, ni siquiera sé dónde es aquí, por cierto" recordó en voz alta, distrayéndose un poco al mirar lo que la rodeaba otra vez. "Se suponía que el traslador me iba a dejar en el Snowdonia National Park" agregó.