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Escape Room: Casa de los Gritos
- Escape Room
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Escape Room: Casa de los Gritos
¡Bienvenidos a Beyond Hogwarts - Escape Room!
Muchos de ustedes son actuales players del RPG, otros son futuros players y otros son gente genial de Twitter que nos está acompañando en esta historia. Ante todo, ¡sean bienvenidos a Beyond Hogwarts!
El Escape Room estará activo en dos frentes: el foro (http://www.beyond-hogwarts.net) y Twitter (http://www.twitter.com/BH_EscapeRoom).
En el foro estaremos publicando la historia, parte por parte, a medida que avanza el juego. Esta parte será de solo lectura. En la historia no solamente tendrán la narración de los eventos, sino que aquellos con buen ojo e instinto podrán relacionar la información con los datos extra que publicaremos en nuestro Twitter. Mientras más interactúen, más chances tendrán de obtener información útil que puede servirles para tomar decisiones importantes entre narración y narración.
En Twitter estaremos haciendo encuestas y otras cosas. Esta será la parte interactiva en donde ustedes tomarán decisiones. Si hay una encuesta, por ejemplo, la mayoría de votos decidirá el rumbo que irá tomando la historia.
¿Opción A u opción B? Cuando cada encuesta finalice, subiremos un nuevo capítulo al foro, dándoles nuevas decisiones para tomar.
El destino de esta historia está en sus manos. La vida de ocho personajes depende de ustedes.
¿Podrán escapar?
Nota: el primer capítulo será posteado en este mismo thread el sábado 31/03.
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¿Opción A u opción B? Cuando cada encuesta finalice, subiremos un nuevo capítulo al foro, dándoles nuevas decisiones para tomar.
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¿Podrán escapar?
Nota: el primer capítulo será posteado en este mismo thread el sábado 31/03.
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Re: Escape Room: Casa de los Gritos
Introducción
- Vamos, Qynnda... ¿No estás feliz de que verás más gente, además de mí? ¿Por qué te ves tan molesta?
- Los elfos no tienen las mismas expresiones que ustedes, amo. El rostro de Qynnda no está expresando molestia. El rostro de Qynnda está expresando concentración para hacer bien la tarea que el amo le pidió.
- Oh, mis disculpas. Después de tantos años juntos, pensé que quizás ya conocía tus expresiones.
La elfina bajó la mirada al suelo y levantó una mano para tironear de su oreja izquierda. Ella pensaba que le ocultaba bien sus emociones al amo, pero al parecer él la conocía muy bien. ¿Cuánto llevaban atados el uno al otro en esa relación amo-elfo? Mucho, muchísimo tiempo.
- ¿Sabes? -continuó el anciano- Haré de cuenta que no acabo de imaginarme erróneamente por tus expresiones que estás cuestionando mis órdenes, Qynnda. Porque tienes razón: las expresiones de los elfos son muy distintas a las de los humanos. Seguramente lo que estoy viendo ahora es alegría, ¿no es cierto?
Si bien la voz del anciano era agradable y suave, la elfina no pudo evitar que un escalofrío le recorriera la espalda. Eso de conocerse a la perfección era mutuo, y ella sabía que ese tono risueño era más peligroso que los gritos. Tenía recuerdos físicos dolorosos de las pocas veces en las que se había dejado engañar por ese tono.
- El rostro de Qynnda está expresando alegría, amo -aseguró la elfina, levantando un poco la mirada y enderezando la espalda-. Qynnda irá a llevar a cabo las tareas que le ha solicitado. ¿El amo desea algo más antes de que Qynnda se vaya?
- Oh, el amo desea muchas cosas, pero nada que esté a tu alcance en este momento, mi querida elfina.
Qynnda tomó esa respuesta como un ‘no’ y asintió, mientras levantaba una mano y chasqueaba sus finos dedos para desaparecer de allí.
- El amo desea muchas cosas, Qynnda -repitió el anciano para sí mismo, ya solo en la habitación-. Y pronto las conseguirá.
Si quieren pueden comentar la introducción aquí. ¡Y no olviden seguir la cuenta (@BH_EscapeRoom) y activar las notificaciones! Prometemos no llenarles el feed más de lo necesario :)
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Re: Escape Room: Casa de los Gritos
01. ATRAPADOS
- El piso de madera crujió con el repentino peso de los ocho cuerpos que aparecieron en el lugar. Pequeñas nubes de polvo se levantaron debajo de cada uno de ellos. El silencio previo a las apariciones se mantuvo por unos segundos, pero luego fue reemplazado por el de gente tosiendo y levantándose del suelo.
La primera persona en comprender lo que había pasado fue Colin, quien bajó la vista hacia el caracol que sostenía en la mano y lo levantó delante de su rostro para observarlo mejor. Recordaba haber vivido antes la horrible sensación de viajar por ese medio de transporte. Era desconcertante e incómodo eso de tocar el objeto hechizado y sentir el tirón cerca del ombligo, así como la falta de aire por desplazarse tan rápido. Y no era algo fácil de olvidar.
-¿Un traslador? -se preguntó a sí mismo, en voz baja.
-¡Por Merlín, sal de encima mío! -gritó una voz de mujer.
Colin miró más allá de su mano y vio que no era la única persona allí. Reconoció a sus compañeros de casa aunque eran menores que él: Genevieve, Valerian y Eren. También reconoció a los demás: Moira y Margaery, de Slytherin, Nicol, de Ravenclaw y Emilie, de Gryffindor. Vio cómo Eren se disculpaba con Margaery, con la cara roja y expresión nerviosa, mientras se levantaba torpemente de encima de ella. También vio que Moira observaba atentamente un caracol muy parecido al suyo.
-¿Qué hacemos aquí? -preguntó Margaery, sacudiéndose el polvo de las rodillas del pantalón y dándole la espalda al avergonzado Eren.
-¿Alguien sabe dónde estamos? -preguntó Nicol, haciendo que todos miren alrededor.
Estaban en el hall de entrada de una casa de madera que se notaba abandonada hacía mucho tiempo. Las ventanas estaban rotas y habían sido cerradas con tablones de madera cruzados de forma desprolija. La luz que entraba por las ranuras entre los tablones era suficiente para ver con normalidad. Valerian era el que se encontraba más cerca de la puerta, por lo que intentó abrirla.
-Está trabada. Ni siquiera logro moverla un poco -dijo.
-Miren... -dijo Emilie, con voz algo temblorosa. Cuando todos se giraron a verla, intentó pasar el brazo por una rendija grande entre las tablas de una de las ventanas-. No puedo sacar la mano. Parece... Hay como una barrera.
Cuando ella terminó de decir aquello, todos corrieron a la apertura más cercana para intentar lo mismo. Nadie logró pasar un dedo más allá del límite invisible que daban las paredes. A Eren le dieron ganas de vomitar de los nervios, por lo que se sentó contra una pared para calmar el estómago. Genevieve se acercó a darle unas palmaditas en la espalda, recordando de pronto que algo así le había sucedido una vez en la clase de Herbología. ¿Por qué lo recordaba de esa forma, como si el recuerdo fuese uno de los de su niñez, borrosos y algo desdibujados? Eso no parecía normal.
-¿Alguno... recuerda? ¿Alguien recuerda lo que estaba haciendo antes de aparecer aquí? -preguntó, sin dejar de mirar a Eren, que se mantuvo encorvado mientras negaba con la cabeza.
La negativa de todos los hizo entrar en pánico, sobre todo cuando buscaron sus varitas y se dieron cuenta de que ninguno de ellos las tenía encima. Confiaban en que eran dueños de una, pero solo porque su primer instinto había sido buscarla. Sus varitas eran un recuerdo lejano, como el de Genevieve.
Sin necesidad de proponerlo en voz alta, comenzaron a buscar en la habitación. Buscaban algo, cualquier cosa: sus varitas, una llave, alguna forma de salir de allí. El único que encontró algo que no fuese madera podrida o tela enmohecida, fue Valerian.
-¡Miren! -dijo con emoción, mientras trotaba al centro del lugar para arrodillarse en el piso y abrir el porta-varitas de cuero que había encontrado.
Al desatar las tiras que lo cerraban y abrir el estuche, todos pudieron ver que contenía ocho varitas. Dos de ellas tenían atado un papelito con nombre. Una decía ‘Valerian Zelinski’ y la otra decía ‘Margaery Nott’.
-Miren lo que dice en el borde -dijo Eren, que se había acercado a todos gateando en el suelo sucio, así que estaba más cerca del estuche, que tenía escrito con tinta a lo largo de la costura del borde la frase:[/size]
-Pero ahí dice que son nuestras -señaló Margaery y, antes de que nadie pudiese detenerla, tomó la varita que llevaba su nombre.No tomes lo que no te pertenece.
Todos esperaron unos segundos, temerosos, mirándola girar la varita en las manos. Ninguno de ellos recordaba cómo eran sus varitas, en realidad. Nadie quería decirlo en voz alta, pero el temor a tocarlas hablaba por sí solo.
Cuando estuvo claro que no le pasaría nada extraño a Margaery, Valerian se animó a sacar lentamente del estuche la que tenía su nombre. Todos esperaron, pero tampoco sucedió nada extraño.
-Yo no tocaría ninguna más -dijo Moira, alejándose un poco del círculo que habían formado todos.
-Pero quizás eso ya estaba en el estuche -le respondió Emilie-, y necesitamos nuestras varitas.
-¿Cómo vamos a saber cuál varita nos pertenece si no las probamos? Vamos a tener que probar cuál nos funciona y cuál no, como cuando empezamos Hogwarts -comentó Nicol.
-Yo no voy a tocar nada -dijo Genevieve, ayudando a Eren a pararse.
-Yo tampoco -dijo él.
-Yo digo que por ahora las guardemos -propuso Moira.
-¿Y si probamos con una y vemos qué pasa? -opinó Colin, que hasta ese momento se había mantenido callado- No confío en este lugar. Quiero tener algo para protegerme.
El debate continuó por un buen rato, pero finalmente decidieron probar suerte con las varitas.
¿Quién lo intentará? ¡Voten AQUÍ!
NOTA: Pueden abrir el SPOILER del inicio de cada capítulo para ver el estado de los personajes y los objetos que tienen.
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Re: Escape Room: Casa de los Gritos
02. Los caracoles
- Colin y Emilie esperaron su turno, aprovechando el tiempo muerto para observar los detalles de cada varita. Confiaban en que algo les llamase la atención en alguna: una piedra, un tallado, la forma... Algo. Pero nada de lo que veían les resultaba familiar.
Nicol no estaba mucho mejor que ellos. Le había dedicado una larga mirada a cada una de las seis varitas restantes, pero ninguna parecía atraerlo más que las otras. Luego de unos momentos, tomó aire y lo exhaló con fuerza. Se arremangó la ropa hasta los codos y estiró la mano. Había elegido una varita blanca con un detalle en espiral, también blanco. Acercó la mano un poco, levantó la vista un momento para cruzarla con la de los demás, se llenó de valor y la tocó.
* * * -¡Ya reacciona! ¡Está despierto!
El grito de Genevieve sonó tan cerca de Nicol, que lo terminó de despabilar como si le hubiesen dado un cachetazo. Abrió los ojos despacio. Sentía los párpados pesados y la cabeza le dolía demasiado. Aceptó la ayuda de Genevieve y Eren para sentarse, sin terminar de entender por qué se había dormido y sin poder recordar el momento previo a dormirse.
-Se les quema algo -dijo, y se sorprendió de lo rasposa que le había salido la voz.
Una risa entre histérica y aliviada le hizo levantar la cabeza y darse cuenta de que todos los que estaban en la habitación lo miraban, ya sea con expresión nerviosa o riéndose con lo que parecía alivio.
-Sí, tú -le respondió Colin-. Tocaste la varita y aterrizaste al lado de Eren, en la otra punta de la habitación.
-¿Te sientes bien? ¿Te duele algo? -le preguntó Emilie, obligándolo a girar la cabeza para mirarla.
-Ouch... Salvo la cabeza, creo que nada. ¿El olor a quemado soy yo? -preguntó, aún sentado en el suelo.
-Sí -dijo Valerian-, fue como si hubieses recibido una descarga eléctrica... -agregó en voz baja. Odiaba y a la vez amaba poder aportar algo tan solo por ser hijo de muggles-. Ya saben... Electricidad... Lo que usan los muggles para iluminarse -les terminó de explicar, sin mirar a nadie en particular-.
-Estuviste desmayado como diez minutos -le dijo Eren.
De pronto, como interrumpiendo los chistes de personas chamuscadas aún antes de que se les ocurriera hacerlos, Moira carraspeó para llamar la atención de todos. Se encontraba parada ligeramente detrás del resto y, viendo que Nicol estaba vivo y fuera de peligro, necesitaba volver a enfocarse en tratar de salir de allí.
-Encontré algo adentro del caracol -dijo, mostrando un trozo de pergamino pequeño-. ¿Ustedes también tienen un caracol?
Todos asintieron, finalmente entendiendo que el caracol que tenían en sus manos cuando habían aparecido en la casa no había sido algo casual. Dentro del agujero natural de cada uno de los caracoles había un recorte pequeño de pergamino. Ocho papeles en total, rectangulares, del tamaño del caracol.
-El mío dice ‘dao uno’ -dijo Moira, al ver que abrían los suyos-. No sé qué será esto, pero acuérdense de lo que dice en el de ustedes, por las dudas.
Se acercaron a donde estaba Nicol y algunos se sentaron en el suelo para acomodar los papeles el la superficie de madera, cada uno de ellos atento a no perder de vista el suyo.
-El mío tiene solo un dibujo -comentó Margaery, sin estar segura de si eso era algo bueno o malo para ella.
-Un caracol... -comentó Genevieve, mirando el papel que Margaery estaba dejando junto a los demás-. Miren arriba de esas puertas -agregó, señalando hacia las dos puertas que había junto a una escalera.
-Tienen un caracol cada una... -dijo Margaery en voz baja. Por fuera se veía pensativa, pero por dentro estaba luchando con una creciente bola de nervios. ¿Por qué el papel de ella tenía un caracol? ¿Tendría algo que ver con las puertas? Un momento atrás había estado pensando seriamente que en realidad no era tan genial ser una de las únicas con varita. Eso implicaba hacerse cargo de más cosas que los demás. Quizás hasta de protegerlos. Pero cuando vio los caracoles tallados en la parte superior del marco de las puertas, estuvo completamente segura de que habría sido más feliz sin la varita. Era seguro que allí había gente más valiente que ella.
Sus pensamientos fueron cortados por Valerian, que le tocó el hombro.
-¿Estás pensando lo mismo que yo? -le preguntó.
-¿Qué cosa? -dijo ella. Segura de que no, no estaba pensando lo mismo. Ni en sueños.
-¿Me acompañas a ver qué hay allí? -propuso el dueño de la segunda de las dos varitas que, por el momento, no electrocutaban a la gente.
Sintiendo la presión de la mirada de todos y haciendo un esfuerzo sobrehumano para mostrarse seria y no atemorizada, Margaery asintió y comenzó a dirigirse hacia las puertas junto a Valerian.
-Nosotros trataremos de entender esto -dijo Colin, señalando los papeles en el suelo.[/size]
¿Qué puerta elegirán para investigar? ¿La puerta mas iluminada o la más oscura?
¡Voten AQUÍ!
De ahora en más los detalles de personaje van a ir antes, después o en ambos lugares de la historia, si es necesario. Si están al final, recomendamos no verlos hasta después de terminado el capítulo.
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Re: Escape Room: Casa de los Gritos
03. La barrera
- Cuando Margaery y Valerian estaban a punto de cruzar juntos el umbral de la puerta que daba a la habitación más iluminada, Nicol les llamó la atención.
-¡Esperen! ¡Me parece que tenemos algo! -dijo, dejando de mirarlos a ellos dos para volver la vista a los demás-. ¿Tiene sentido? -preguntó, para asegurarse.
-Yo creo que sí -dijo Eren con timidez-, pero ¿no debería decir ‘una’ en lugar de ‘uno’? Por ‘una persona’ -aclaró-.
-Me parece que habla de caracoles, no de personas -comentó Genevieve.
-¡Es verdad! Un caracol, en la puerta, uno solo entra -agregó Moira, asintiendo con energía.
-¿Quizás solo puede entrar una persona? -dijo Eren, tratando de darle sentido a la frase de abajo, que al parecer era la importante en ese momento.
-O quizás tienen que entrar de a uno. O quizás... -Genevieve no terminó la frase, pero miró a Margaery con expresión algo culpable.
Ella pareció entender el hilo de pensamientos y exhaló el aire, nerviosa. Ya no podía disimular tan bien lo nerviosa que estaba.
-O quizás tengo que entrar primero yo por el papelito que me tocó -dijo, con un tono lo suficientemente calmo como para engañar a los que estaban lejos. Aunque Valerian vio lo asustada que estaba, así que intentó transmitirle algo de calma.
-Yo entraré detrás tuyo, no te preocupes -le dijo. Aunque un pensamiento le estaba carcomiendo el cerebro. Tanto lo torturaba la sola idea de lo que estaba pensando, que no quería decirlo en voz alta: no recordaba ningún hechizo. Ninguno. Ni siquiera ese hechizo para levantar cosas que habían aprendido en primer año. Hechizo que solo recordaba porque había tenido un accidente con un armario por usarlo mal, y eso no era algo fácil de olvidar.
Margaery juntó valor de donde pudo y se paró delante del umbral de la habitación.
-Ok, vamos -le dijo a Valerian. Y acto seguido entró a la habitación.
Se alejó un par de pasos del umbral, para dejarle espacio a Valerian, y esperó, nerviosa. Un segundo, dos, cinco. No le había pasado nada por cruzar la puerta. Suspiró, ya más tranquila, y se giró para mirar a Valerian... Y notó que no estaba detrás suyo.
* * *
Habían pasado más de quince minutos desde que Valerian había rebotado hacia atrás al intentar entrar a la habitación con Margaery, y ya habían intentado todo lo que se les vino a la mente para abrir la habitación de nuevo. Porque no era cuestión de abrir la puerta en sí, que estaba tirada en el suelo, semi-podrida. No, lo que no le permitía a nadie entrar y no le permitía a Margaery salir era una barrera invisible igual a la que parecía cubrir las paredes del hall de entrada.
-¿Quizás tengas que hacer algo especial para salir? -dijo Emilie en voz baja, aprovechando el silencio frustrado de todos.
Cuando las otras siete personas giraron la cabeza para mirarla, Emilie levantó un poco más la voz, convenciéndose de a poco con su nueva idea.
-¿Hay algo que parezca extraño allí? -le preguntó a Margaery, haciendo que todos volvieran a mirarla a ella a través del umbral de la puerta.
-Todos los muebles están rotos y sucios, excepto esos dos jarrones -dijo, señalando hacia una mesa de madera sucia y venida a menos que se encontraba en el medio de la habitación-. Me voy a acercar -agregó, con la voz algo temblorosa.
Una vez llegó junto a los jarrones, se dio cuenta de que eran más altos de lo que parecía de lejos y de que estaban pegados de alguna forma a la mes. Se asomó a la boca de cada uno de ellos y les dijo a los demás lo que veía.
-En el fondo de éste hay algo brillante -dijo, señalando hacia el jarrón blanco-. En éste hay... No lo sé. Parece... ¿Un papel? -dijo al señalar el jarrón negro-. No veo bien, los dos están muy oscuros adentro.
Dicho ésto, se giró hacia sus compañeros para pedirles su opinión. Pensando en que debería haber un hechizo para iluminar las cosas. ¿Cómo es que no había algo así? Se le vino a la mente que en realidad sí lo había, solo que no lo recordaba. Y se le dio vuelta el estómago al pensar que la varita que tenía en la mano, en ese momento le servía lo mismo que un palo.
Un palo.
-Puedo tratar de sacar las cosas con la varita -dijo, sonrojándose un poco por el mal uso que le estaría dando-. ¿Qué dicen? ¿Cuál saco? ¿Hay alguna pista como lo de los caracoles?
Los que se encontraban del otro lado de la puerta se miraron unos a otros en silencio. Algunos se disculparon en voz alta y otros bajaron la cabeza sin mirarla, avergonzados de algo que no era culpa de ellos.
-Arriba de la puerta hay algo que no vimos antes. Una palabra tallada -le explicó finalmente Colin, con tono sombrío-. Dice ‘AZAR’.
¿Qué hará Margaery?
¡Voten AQUÍ!
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Re: Escape Room: Casa de los Gritos
Cap.03 - Lumos (parte 1)
- Después de mirar ambos jarrones y tratar de entender qué era lo que brillaba en el fondo del jarrón blanco (y sin poder adivinar qué era), Margaery decidió probar suerte con el jarrón negro. Había podido ver mejor el contenido y definitivamente había un pedazo de pergamino en el fondo. ‘Mejor malo conocido, que bueno por conocer’, pensó en el momento en que metió la varita en el jarrón elegido.
Trató de no tocar ninguno de los bordes del jarrón, por las dudas, así que la tarea fue más difícil de lo que pensaba. Habría sido más fácil meter directamente la mano, pero ya había aprendido gracias a Nicol: en ese lugar lo mejor era no tocar nada.
Luego del octavo o noveno intento, lo logró. El pedazo de pergamino se deslizó sin trabas por el interior del jarrón (sostenido por la punta de la varita) y cayó fuera del mismo, en la mesa llena de polvo.
-¡Lo logré! -dijo, tomando el pergamino con cuidado y desdoblándolo mientras caminaba hacia la puerta-. Dice ‘varita blanca con dorado’ igual ‘Riddikulus’ y tiene dibujada de una persona.
Sonreía un poco, más por los nervios que había pasado que por haber logrado sacar el pedazo de pergamino sin accidentes. Pero cuando llegó al umbral de la puerta, vio que Valerian y Colin (que eran los que estaban más adelante de los siete) todavía estaban apoyados contra la barrera invisible. La sonrisa le desapareció en un instante. ¿No podría salir? ¿Tendría que haber elegido el otro jarrón? ¿Y si no podía salir nunca más? No quería desmoronarse frente a tanta gente que la conocía más seria, pero estaba a punto de hacerlo.
-¿La barrera sigue ahí? -preguntó, incrédula.
Cuando llegó delante de ellos, su miedo se transformó en indignación y le lanzó una patada a la invisible barrera que la separaba de...
-¡Ay! -gritó Colin, doblándose en dos del repentino dolor en la rodilla.
-¡Cuidado! -dijo alguien atrás, que seguramente había recibido el empujón involuntario de Colin.
-¿Por qué me pateaste? -preguntó él, volviendo a pararse derecho. La cara con la que lo miraba Margaery era de sorpresa absoluta.
-Entonces... -Margaery decidió probar de nuevo, estirando una mano, acercándola lentamente a la barrera... ¡Y cruzándola! Sin dudarlo ni un instante, dio un paso decidido para salir de la habitación y terminó entre los dos Hufflepuff, suspirando aliviada.
El alivio les duró poco, de todas formas, porque se dieron cuenta de que el resto de sus compañeros estaba gritando algo frente a la puerta que daba a la oscuridad.
Al parecer habían estado todos tan apretados junto a la puerta con la barrera, que había sido suficiente con el empujón de Colin para mandar a alguien al otro lado del umbral oscuro.
¿Quién habrá sido?
Lo elegirán ustedes, queridos lectores, AQUÍ.
PD: debido a que la Escape Room Master tiene que volver a su rutina diaria de esclava de la sociedad y tal, los capítulos pueden llegar a ser más cortos que los primeros. Pero eso hará que ustedes sean los que tomen la mayoría de las decisiones, así que... ¿Están felices? ¡Seguro que sí!
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Re: Escape Room: Casa de los Gritos
Cap.04 - LUMOS (parte 2)
- En cuanto se dio cuenta de que no podía volver con sus compañeros, Genevieve pegó la espalda a la barrera para tratar de acostumbrar la vista a la oscuridad de la habitación. Trataba de controlar su respiración, porque no quería darle rienda a la ansiedad. Ella podía ser más fuerte que el pánico, podía hacerlo. Lo difícil era controlarse si veía las caras de miedo de los demás, así que era mejor así: darles la espalda y analizar la situación.
-No tengo varita, no se ve nada y se supone que tengo que encontrar algo para poder pasar de nuevo, ¿no? -pensó en voz alta, dándole lugar a los comentarios de sus compañeros, aunque descartando los que no la ayudarían en nada, como los ‘quizás se abre sola en un rato’ o los ‘gritemos pidiendo ayuda’ (cosa que ya habían hecho momentos atrás, cuando la vieron allí atrapada).
Había algo más oscuro que lo demás en la pared que tenía hacia la derecha.
-Parece que hay otra puerta allí, aunque no estoy segura -comentó, aún sin despegarse de la barrera.
Eren, Nicol y Moira, que eran los que estaban más cerca de ella, trataron de ver lo que ella decía, pero el ángulo del umbral no era suficiente para que viesen mucho para ese lado.
-¡Usen Lumos! -dijo de repente una voz desconocida, a la izquierda de Genevieve, haciendo que soltase un gemido que tapó inmediatamente con las manos.
-Q-q-quién… -comenzó a preguntar ella, tratando de colocar todo su miedo en el fondo de su estómago para usarlo en cosas más útiles, como calcular para dónde salir corriendo si era necesario.
-Oh, discúlpenme. No quería asustarlos -dijo la voz, sonando entre arrepentida y divertida-. Decía que pueden hacer ‘Lumos’, con las varitas. Esa era mi tarea. Y ahora no sé qué hacer. ¿Por qué pasaste tú, sin varita? -dijo. La pregunta, claramente dirigida a Genevieve.
-No fue a propósito -respondió ella, mientras Valerian y Margaery se colocaban delante del umbral y hacían magia por primera vez en el día. Cuando la luz alumbró al señor regordete del cuadro, éste levantó una mano llena de anillos y los saludó a todos.
-Me presento, soy el Señor Polys. Tenía una tarea, que era ayudar a quien pasase por la puerta con el hechizo para iluminarse en la oscuridad, pero… Merlín… ¿Y ahora qué hago?
Cuatro chicas y cuatro chicos lo miraban desconcertados. ¿Estaba ahí para ayudar?
-¡Enséñanos más hechizos!
-¡Ayúdanos a salir de aquí!
-¿Cómo podemos ir a casa?
El robusto señor negó con cabeza y manos, tratando de callarlos.
-Disculpen a este anciano pasado de tartas de crema… Solo podía ayudarlos con ese hechizo -dijo, pero luego le guiñó un ojo a Genevieve de forma simpática-, pero… Como no pude ayudarlos con eso, les ofreceré algo a cambio: tengo otro cuadro abajo -explicó, señalando hacia lo que resultaba ser una puerta, como había llegado a ver Genevieve-. Puedo guiarte aunque no veas nada. ¿Qué dices? Hasta sé exactamente lo que tienes que tomar de allí abajo para poder salir. ¿Es suficiente compensación por no poder ayudar correctamente?
Genevieve tragó saliva y miró de reojo a sus compañeros, leyendo tanto afirmaciones como negativas en sus caras. No la estaban ayudando demasiado. Las opiniones parecían estar bastante divididas entre quienes le decían que no confíe en el señor y quienes le decían que era la mejor opción que tenía.
Tendría que decidir prácticamente sola.
¿Qué hará Genevieve?
LINK a la encuesta.
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Re: Escape Room: Casa de los Gritos
Cap.05 - OSCURIDAD (parte 1)
- -Por Merlín, si hubiese sido yo la que quedaba del otro lado, estaría llorando. Y no confiaría en nadie. No, no confiaría en nadie, porque seguramente todos mienten. Sería lindo que el viejo fuese confiable pero seguro miente. Ojalá Gen vuelva viva. Si fuese yo, seguro que no vuelvo viv...
Emilie levantó la vista y se encontró con la mirada de reproche de todos sus compañeros. Había vuelto a pensar en voz alta. Y en el peor momento posible, como siempre le sucedía.
-Y ahora todos me van a odiar. Yo me odiaría, soy una idiota -terminó de hablar en voz baja, pero aún audible.
-Gracias por las palabras de aliento, Emilie -dijo Genevieve, mirándola fijo y levantando las cejas. ¿En serio podía volver... no viva? De todo lo que había dicho Emilie, eso era lo que más le había impactado. Ya había decidido confiar en que el Sr. Polys la iba a guiar bien y le iba a decir lo que tenía que buscar, pero el extraño del cuadro se había negado rotundamente a darles más información que esa.
-¿Estás lista, sin varita? -preguntó el Sr. Polys. Al parecer había decidido llamarla así y no era una simple observación. Cuando Genevieve asintió con la cabeza, el señor del cuadro se despidió de los demás moviendo las dos manos, como cuando se había presentado-. La puerta se ve desde aquí, así que puedes llegar sola. Yo esperaré abajo y te diré cuando haya escalones.
‘¿Escalones?’ Pensó Genevieve, nerviosa. Si no le hacía ninguna gracia estar encerrada en una casa extraña, mucha menos gracia le haría estar encerrada en su sótano.
-Espero poder escucharlos desde allí -le dijo a los demás, para luego colocar una mano en la pared y guiarse hacia la puerta que se veía a la derecha. Con la luz de las varitas se veía casi toda la habitación, pero el suelo estaba tan lleno de escombros que temía tropezarse. Sobre todo porque se hacía sombra ella misma, al caminar dándole la espalda al cuadro (ya vacío) y al umbral de la puerta.
Cuando cruzó el segundo umbral, la historia fue distinta: allí no veía casi nada. Por suerte el Sr. Polys cumplió con lo dicho, y le avisó cuando estuvo delante del primero de muchos escalones, avisándole también con cada cambio de dirección de la escalera.
Cuando Genevieve llegó al último escalón y pisó el suelo de tierra compactada, el Sr. Polys continuó guiándola hasta el centro de la habitación en penumbras.
-Ahora camina hacia adelante... Un poco más hacia tu izquierda. Ve lento porque hay una mesa delante tuyo. Da un paso... Otro... Otro... Ahora frena.
Cuando ella estuvo detenida frente a la mesa, el Sr. Polys hizo un pequeño silencio que llenó de nervios a la Hufflepuff.
-¿Y ahora? -preguntó ella, sin moverse. Los ojos se le estaban empezando a acostumbrar a la oscuridad, pero aún así no veía más que la silueta de la mesa. Si trataba de enfocar la vista allí, las sombras parecían volver a esconderla. Quizás era un efecto de sus retinas tratando de acomodarse, pero también podía ser la adrenalina que sentía desde que había comenzado a bajar hasta allí.
-Ahora te diré lo que escondí aquí: una revista. No sé si debería haberlo dicho, pero lo prometí. Solo espero... Bueno, digamos que esperlo verlos a todos arriba, ¿sí? -dijo el Sr. Polys, carraspeando al final de la frase de forma incómoda. Lo siguiente que se escuchó desde el cuadro fue su voz alejándose-. Quizás no debería haber dicho eso tampoco... En fin. Ojalá no me saque más cuadros...
-¿Señor Polys? -preguntó Genevieve, nerviosa- ¡Señor Polys! -repitió. Pero la única respuesta que recibió fue el silencio de la habitación. Por un momento, al menos, porque sus compañeros habían escuchado su llamado y comenzaban a preguntarle si estaba bien. Al menos podía hablar con ellos si elevaba la voz-. ¡Estoy bien! ¡El Señor Polys se fue, pero tengo que buscar una revista! -les dijo.
La revista debía estar en esa mesa, ¿no? Genevieve confió en que por algo él la había guiado hasta allí. Estiró las manos hacia adelante y avanzó dos pasos cortos hasta tocar la mesa. Ya la veía un poco mejor. Quizás por estar más cerca, o quizás porque sus ojos ya se habían acostumbrado más a la luz ambiente. Pasó la mano por su superficie y se encontró con dos pequeños cofres cerrados. Por el tamaños que tenían, bien podrían tener adentro la revista que buscaba. El problema era que nuevamente había dos opciones para elegir.
Por un momento deseó que Margaery hubiese elegido el otro jarron, o ambos. No porque quisiera que le sucediese nada malo, pero sí porque necesitaba saber qué pasaría si elegía abrir el cofre incorrecto.
-Hay dos cofres en la mesa. Uno se siente frío, como de metal -les comentó en voz fuerte a sus compañeros, para que supiesen lo que estaba haciendo-. El otro parece de madera. Voy a elegir uno. ¿Alguna idea?
¿Pueden ayudar a Genevieve a elegir el cofre correcto?
LINK a la encuesta.
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Re: Escape Room: Casa de los Gritos
Cap.05 - OSCURIDAD (parte 2)
- Genevieve estiró las manos hacia el cofre de metal. Pasó los dedos por la fría superficie y estuvo a punto de abrirlo, pero se arrepintió a último momento. Su primera reacción había sido abrir ese cofre, así que algo en su instinto le dijo que el cofre correcto debía ser el otro. ¿No estaban llenas de trampas siempre esas decisiones? Seguramente el cofre de metal era el más vistoso de los dos, porque parecía tener adornos que hacían que la superficie no fuese lisa. El cofre de madera, por otro lado, se sentía rústico al tacto. No parecía tener adornos, salvo por las guías de los costados que mantenían todo en su lugar.
Ella estaba segura que, de poder observarlos con algo de luz, uno se vería lujoso y el otro austero (aunque en su mente, la palabra para expresar eso fue ‘simple’). Asumió que esa era la trampa: poner el ‘premio’ en el más simple de los dos cofres, para engañar a los que creían que las cosas lujosas eran mejores.
-¡Voy a abrir el de madera! -le avisó a sus compañeros. Ya decidida, sostuvo con dos dedos la tira de cuero que tenía pegada en la parte delantera el cofre, y la usó para levantarle la tapa.
Lo siguiente que supo es que estaba tirada de espaldas en el suelo y que olía a quemado. Igual que Nicol.
-Maldición -murmuró. Al parecer había caído en una trampa, como él. Cuando los oídos le dejaron de zumbar, pudo escuchar los gritos de sus compañeros. Sus voces subían de volumen a medida que su audición mejoraba.
-¡Estoy bien! O sea... ¡Me pasó lo mismo que a Nicol! -les gritó, para dejarlos tranquilos. Pero decidió no decirles nada más. No quería quedarse ni un minuto extra allí, así que tendría que contarles todo luego. En ese momento tenía que sacar valor del fondo de su estómago nuevamente, y así lo hizo.
Se acercó nuevamente a la mesa, dando pequeños pasos a ciegas hasta tocar con las manos la superficie de madera que sostenía los cofres. Sabiendo que el cofre de metal se encontraba a la izquierda del otro, se aseguró de ir hasta el borde izquierdo de la mesa antes de aventurar las manos hacia adelante nuevamente. No quería volver a tocar el cofre que la había lanzado hacia atrás, muchas gracias.
Cuando tocó el cofre, deslizó la mano hacia adelante hasta dar con la argolla que había que levantar para abrirlo. Y ahí entendió que el Sr. Polys no la había dejado tan a ciegas, en realidad.
-Estaba lleno de anillos... -habló para sí misma, tocando la superficie suave y circular, para luego darle un tirón y abrir el cofre.
Respiró entrecortadamente uno, dos, tres segundos completos, hasta que entendió que nada malo iba a pasarle. Entonces metió la mano en el cofre y sacó lo que sintió como una revista. Tal y como había mencionado el Sr. Polys.
Decir que corrió hasta arriba sería mentir, porque no quería tropezarse. Pero subió las escaleras lo más rápido que pudo, prácticamente en cuatro patas (porque al carajo las apariencias cuando hay una habitación oscura detrás tuyo). Cuando llegó al umbral y pudo cruzarlo, se alejó de las dos puertas y se sentó en el suelo para controlar nuevamente su respiración.
* * *
-Entonces él te ayudó, pero no demasiado -comentó Colin, cuando Genevieve terminó de relatarles todo lo que había sucedido allí abajo. Incluyendo todo lo que había dicho el Sr. Polys hasta que dejó de oírlo.
-Quizás nos esperan más habitaciones así, con dos cosas para elegir -dijo Margaery.
-¡Ay, Merlín! ¡Ojalá que no! ¿Cómo vamos a salir de aquí vivos si nos siguen electriquitando? -dijo Emilie, obligando a Valerian a apretar los labios para no reírse.
-Y parece que el caracol de las puertas es por estos -dijo Genevieve mostrando el suyo-, no por el del papelito -agregó, mirando de reojo a Margaery, que había entrado en la primer puerta pensando que debía hacerlo.
-Tenemos que subir, al parecer -dijo Valerian, tratando de cambiar de tema. De pronto se sentía un cobarde por no haber intentado entrar a la habitación en lugar de Margaery. O de al menos haber insistido en que le diera el papel con el dibujo a él.
Algunos miraron hacia las escaleras que daban al primer piso de la casa, tratando de imaginarse las cosas que podría haber allí. 'Nada bueno, seguramente', pensó la mayoría.
-Esta revista es más que una revista -los interrumpió Moira, que había estado revisándola con Nicol y Eren mientras Genevieve relataba lo sucedido-. Miren esta página.
Esperó a que estuviesen todos cerca para señalar la última página. No había nada diferente a las demás, a excepción de que el enigma lógico que se mostraba en esa estaba completado a mano. Quizás la revista los traía así, vacíos, para que los fanáticos de esos juegos creasen uno propio. El problema de ese enigma lógico en particular era que tenía escritos sus nombres.
Todos y cada uno de sus nombres.
NOTA #1: Pueden descargar el archivo Excel con el enigma lógico AQUÍ.
NOTA #2: para quienes no se sepan todos los hechizos mencionados, los pueden encontrar AQUÍ
Como en este capítulo no hay nada para decidir puntualmente, lo que haremos será sacar a relucir su crueldad de nuevo y dejar que elijan ustedes quién va a tener que enfrentar algún reto.
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Re: Escape Room: Casa de los Gritos
CAP.06 - ABAJO (PARTE 1)
- Quizás deberían haber subido antes. Quizás deberían haberse reunido a mirar la revista un poco más alejados de la parte rota y podrida del suelo. Pero, ante el apuro por ver sus nombres en el enigma lógico del final de la página, los cinco adolescentes que no habían estado mirando la revista se acercaron a hacerlo. Eran ocho personas sobre unos tablones que habían visto mejores días, mucho, demasiado tiempo atrás.
El resultado de tanto peso sobre algo tan frágil fue el normal, tanto para los magos como para los muggles: el piso crujió un par de veces, como para darles un aviso que nadie escuchó, y luego se partió. Como consecuencia, el agujero que había en el medio de la habitación se agrandó, llevándose a Eren con él.
Por un momento, y mientras todos se alejaban del borde (sea caminando o en cuatro patas), se escucharon cosas cayendo al agua. Luego el silencio llenó la habitación. Al menos hasta que todos empezaron a llamar a los gritos a Eren.
¿Habría caído en el agua? ¿Quizás en el suelo duro, si es que lo había? ¿Habría tenido la suerte de que no le cayeran maderas podridas encima? ¿Estaría consciente? ¿Estaría desmayado en el agua?
Tendrán que decidir sobre qué cayó Eren. ¿Lo ayudarán o empeorarán su suerte?
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Re: Escape Room: Casa de los Gritos
CAP.06 - ABAJO (PARTE 2)
- Eren escuchó el piso de madera partiéndose bajo sus pies, y la sensación de vértigo por la caída le invadió los sentidos. En el instante en el que entendió la situación, se preparó para darse el golpe de su vida contra el suelo de abajo... Pero tuvo suerte. O al menos eso pensó al sentir que el agua amortiguaba su caída.
Sin entender todavía demasiado bien lo que había pasado, quedó sumergido por completo. ¿Cómo es que eso era tan profundo? ¿No estaba a la altura del sótano al que había bajado Genevieve? Las ideas se le cruzaban a toda velocidad por la mente. Trataba de entender cómo era posible que hubiese tanta agua en aquél lugar. Tanta como para taparlo entero... Y más, porque se había sumergido al menos dos metros antes de reaccionar y tratar de volver a la superficie.
Movió los brazos y las piernas para impulsarse hacia arriba, dándose cuenta de golpe de que nunca había aprendido a nadar de verdad. Decidió no entrar en pánico y seguir subiendo lentamente, patada a patada, brazada a brazada. Mantuvo la respiración, con los ojos abiertos y fijos en la tenue luz que se filtraba desde el amplio agujero por el que había caído. ¿Por qué no lograba subir? Sentía tirones en las piernas con cada movimiento, como si el pantalón se le hubiese enganchado en algo en su intento por nadar. Se dobló sobre sí mismo para ver lo que lo retenía y, del susto, soltó la mitad del aire que tenía en los pulmones.
¿Qué era eso? ¿Qué era eso que le estaba rodeando las piernas? Tentáculos... Dientes... ‘Oh, no...’ pensó Eren, comenzando a sacudirse con más fuerza. ‘¡Grindylows!’
Los Grindylows salían de todos lados y se sumaban a la tarea del primero, que por lo visto era hundirlo. Lo arrastraban en dirección al fondo, sin que él pudiese hacer más que tratar de zafarse. Ya le faltaba demasiado el aire. Le dolía el pecho. En cualquier momento respiraría agua y todo estaría perdido para él. Ya casi no tenía fuerzas ni para tratar de patear. '¿Este es el final?' pensó, incrédulo y asustado.
Presa del pánico, pero impulsado por una última oleada de energía, se giró hacia los costados para buscar algo para defenderse mejor. A su izquierda vio un pedazo de madera suelto, flotando al alcance de su mano. A su derecha vio una forma que se acercaba nadando. ¿Era un Grindylow gigante o una Selkie? No parecía un Grindylow, pero jamás había visto ni unos ni otras, durante su tranquila vida en Hogwarts. ¿Las Selkies eran buenas o malas con los magos? Ya casi a punto del desmayo, se decidió con rapidez y...
Eren ya perdió el 25% de vida gracias a la elección que tomaron. ¿Podría haber sido peor? ¡Quién sabe! Pero tienen que volver a ayudarlo. ¡Elijan bien!
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Re: Escape Room: Casa de los Gritos
CAP.07 - REORGANIZARSE (pte.1)
- Ya casi a punto del desmayo, se decidió con rapidez y estiró el brazo izquierdo para tomar el pedazo de madera. Cuando lo tuvo agarrado con toda la fuerza que pudo juntar en ese estado, lo levantó por sobre su cabeza y comenzó a bajarlo hacia los Grindylows.
Quizás fue por lo débil que estaba, o por la fricción del agua, pero no lograba mover la madera con velocidad. Aún estaba bajando la madera hacia la cabeza del animal más cercano, cuando sintió (en la piel más que en los oídos) un grito de la Selkie. Eren no se había dado cuenta de que se había seguido acercando a él, pero cuando levantó la vista la tenía a centímetros del rostro. Y estaba enojada.
La Selkie le golpeó el brazo izquierdo con fuerza, para hacerlo soltar el palo. Se movía a una velocidad que Eren no podría lograr ni en su mejor estado físico. Con el golpe recibido, Eren no solamente dejó de agarrar la madera, sino que dejó de sentir el brazo, directamente. Quizás era porque ya no podía pensar o sentir las cosas con claridad. El pecho le dolía demasiado y estuvo a punto de rendirse, cuando sintió que se movía hacia arriba. ¿Cómo es que estaba nadando tan rápido sin moverse? Cuando miró hacia sus pies lo entendió: los Grindylows habían dejado de arrastrarlo hacia el fondo y ahora lo estaban devolviendo a la superficie. La Selkie los seguía a un lado, como dirigiéndolos.
Cerca del borde del agua, Eren ya estaba semi-desmayado. De no haberlo estado, se habría preocupado por la velocidad a la que lo estaban dirigiendo hacia el piso de arriba. Cuando cortó la superficie del agua, llegó a respirar una gran bocanada de aire antes de darse cuenta de que estaba cayendo hacia el suelo de madera que todavía estaba sano. Llegó a ver a sus compañeros de casa correr hacia el punto donde caería, para atajarlo, al parecer, pero sin llegar a tiempo. Lo único que atinó a hacer Eren en su estado de adormecimiento cerebral, fue estirar los brazos hacia adelante para no caer de cabeza. El brazo derecho le respondió, el otro no.
Cuando Eren finalmente aterrizó en el suelo, lo hizo sobre su brazo derecho, escuchando el ¡CRACK! que hizo antes de desaparecer debajo de su cuerpo. Llegó a pensar un resignado 'Qué bueno que soy zurdo', antes de desmayarse del todo.
Esta vez no hay encuesta al final porque las decisiones importantes las van a tener que tomar en la siguiente parte de la historia. Quizás haya alguna encuesta por la tarde, previa al capítulo.
Pueden intentar completar el enigma lógico con los datos que ya se dieron. Ampliamos la fecha hasta mañana jueves a las 22:00 GMT-3 para quienes todavía no pudieron participar.
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Re: Escape Room: Casa de los Gritos
CAP.07 - REORGANIZARSE (pte.2)
- Emilie era la que estaba más cerca de donde cayó Eren, por eso fue la única que pudo ver cómo el caracol que él había guardado en uno de sus bolsillos rodaba hasta una de las paredes. Se sintió aliviada de ayudar en algo, ya que no sabía mucho de primeros auxilios. Al menos gracias a ella Eren no había pedido su caracol. Quizás en ese lugar era importante que todos tuviesen el suyo siempre encima.
Estaba por acercarse adonde estaban algunos de sus compañeros ayudándolo (no todos juntos, ya habían aprendido), cuando notó algo en el pequeño objeto. Sacó el suyo y los comparó, frunciendo un poco el ceño y abstrayéndose en su mundo por un momento. Si allí había algún experto en vigilar los detalles sin importancia de la vida, esa era ella. Esa opbsesión con el detalle hacía que viva siempre insegura de sí misma: cuando la miraban con los ojos algo entornados, era que no la soportaban; cuando tomaban aire de forma algo abrupta, ella había dicho una tontería; cuando movían la punta del pie hacia arriba y abajo, era que se querían alejar de ella.
De todas formas, vivir traumada con su existencia a veces le regalaba momentos reveladores sobre las actitudes de los demás. En ese momento, sin embargo, le estaba regalando otro tipo de revelación. El tipo de revelación que debería hacer Nicol, que iba a Ravenclaw, según ella. Y por eso no dijo nada, imponiéndose a sí misma una investigación silenciosa hasta estar segura.
Porque había visto que la línea se movía, ¿no? Estaba casi segura de que se había movido, aunque ya no lo hacía más.
- Val, ¿puedo ver tu caracol? -le preguntó, ya que lo tenía más cerca que al resto.
* * *
Mientras Nicol, Genevieve y Moira se dedicaban en un rincón a tratar de entender el tipo de juego de la revista y ver si los ayudaría en algo, Margaery y Colin ayudaban a Eren con sus heridas.
El pobre Hufflepuff se había hecho algo en el brazo derecho al caer sobre él. Nadie allí tenía los conocimientos suficientes como para saber si era un hueso quebrado, un tendón lastimado o algo más, pero al menos tenían claro que debían inmovilizarlo. Y eso hicieron, usando pedazos de tablas que encontraron por allí y pedazos de la camiseta que Nicol había donado para eso, quedándose solo con el abrigo.
El brazo izquierdo sí había sido algo en lo que Colin había podido ayuda. El golpe de la Selkie le había sacado de lugar el hombro a Eren, para completar su combo de heridas y mala suerte. Al menos eso era algo que a Colin le había sucedido una vez en el pasado, en los infelices años previos al egreso de un grupo nada agradable del colegio. Se había esforzado en recordar exactamente qué había hecho Madame Pomfrey para volvérselo a su lugar, y la había podido imitar bastante bien. Al menos Eren decía que solo le dolía cuando lo movía, y no todo el tiempo. Y Colin recordaba que había sentido eso, así que debía haberlo hecho bien.
- Tenemos que salir con urgencia de aquí -dijo en voz alta, casi tan pálido como Eren, mientras le ataba el brazo izquierdo contra el pecho. Así le habían hecho a él, con la diferencia de que Colin había podido tomar una poción para acelerar la curación y parar el dolor, y Eren no más opción que aguantar el dolor-. Eren necesita ayuda de verdad.
- Yo creo... Creo que aunque esto sea como una trampa vamos a tener que subir -dijo Genevieve, haciendo referencia a lo que había dicho el Sr. Polys.
Todos miraron hacia el herido, sabiendo que compartían la misma preocupación. ¿Sería peligroso lo que podían llegar a encontrarse si subían la escalera? ¿Sería mejor dejar a Eren allí con alguien más? Algunos miraron hacia el agujero del suelo, pensando en que quizás no eran solo Selfies y Grindylows viviendo allí abajo. ¿Y si alguna otra criatura decidía subir a ver qué había de cena? Afuera ya estaba comenzando a oscurecer. Deberían tomar una decisión pronto.
Encuesta AQUÍ. ¡Elijan bien!