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[Philip Bagnold-Browne]

Philip se dirigió hasta su habitación por las dudas de que la perra de su amigo hubiera ido en esa dirección y porque lo que más le importaba era que le ensuciara donde él debía dormir.
No se dejó intimidar por la acusación de ser la señora de los frascos de quitamanchas, al contrario, esa señora seguramente era una de sus ídolas "¿Quién sabe cuándo fue la última vez que lo bañaron?" se preguntó para justificar su manía "¿En dónde lo adoptaste?" le preguntó entonces porque acababa de darse cuenta que no tenía idea del origen del nuevo habitante de su hogar.

Lo miró a Ryder al comprobar que Lupe no estaba en su pieza y, antes de seguir hacia el baño, sonrió apenas, sin despegar los labios "Podrías haberte redimido con una botella de whiskey de fuego" todavía no había hecho su promesa de no beber más ¿o sí?

[Philip Bagnold-Browne]

Philip no había pensado en el esfuerzo detrás del gesto de meterle a la fuerza un perro en la casa, digo, de regalarle una mascota para que no se sintiera solo. La realidad era que una compañía casi terapéutica no le venía mal, pero creía que los regalos debían ser algo que la otra persona disfrutara. ¿Qué podía gustarle más a Philip que el whiskey de fuego? Nada. Bueno, quizás mandonear gente.

"No lo sé..." contestó a la última pregunta de su amigo "Quizás un irresponsable" su voz sonó seguramente ahogada porque había entrado al baño para tomar a Guadalupe que había estado tomando agua del inodoro. Philip la tomó con las manos como si fuera un paquete con mal olor. La perra iba colgando con sus patitas estiradas y tiesas mirando a Philip sin entender hasta que él se la devolvió a su dueño "Si no te curas la resaca vas a terminar perdiendo a la perra" le dijo.

[Philip Bagnold-Browne]

Ahora que habían resuelto el misterio del primer perro, Philip decidió buscar a Nacho y comenzar a comportarse como un padre responsable. Ponele. Era un poco bestia pero hasta él imaginaba que el perro podía tener hambre y sed, aunque no tenía idea de qué hora era porque para él era la mañana pero algo le decía que era mucho más tarde.

"Si quieres puedes tirarte un rato a dormir aquí" le ofreció a Ryder mientras buscaba algo parecido a un tarro para ponerle agua a su nuevo hijo.

[Philip Bagnold-Browne]

Tomó un recipiente de comida que había quedado en la cocina para ponerle algo de agua y dejarla en el suelo por si Nacho quería tomarla. Al levantarse lo volvió a mirar a Ryder abrazando a la perra como si fuera su bebé y él una madre primeriza.
Sonrió de lado "No, creo que ya hiciste suficiente para ni siquiera haber dormido aún..." apoyó una mano en su hombro y se dirigió a la puerta para acompañarlo "Sé que no lo parece..." comenzó a hablar, juntando coraje "Pero gracias" apretó los labios antes de seguir hablando "Por todo". Aunque su amigo fuera a veces como un grano en el toto, Philip sabía que sin él estaría muy solo y que poca gente se preocupaba por él de verdad.

[Philip Bagnold-Browne]

Era en esos momentos en que lo egocéntrico que podía sonar su amigo era un alivio para Philip. Entre ellos se entendían y eso era suficiente. No necesitaban ponerlo en palabras por más bromas y malhumor que despertaran en el otro, sus gestos como regalarle un perro sin su permiso eran suficientes para saber que él también lo apreciaba.
Philip esta vez no rodó los ojos, sólo levantó la mano como queriendo alejarlo por si a Ryder se le ocurría acercársele a besarlo realmente o a pretender que Guadalupe lo lamiera. Asco a ambas opciones.

"Cuidate... y si el perro llega a romper algo, iré a buscarte, no me importa qué tan dormido estés" murmuró como despedida, siempre tan dulce él.

((Cerrado para mí))