Garganta profunda

[Royce Wakefield]

((Reservado))

Se levantó ese sábado sintiendo la garganta rara, como si estuviera recubierta por algo raro por dentro que ninguna tos, gárgara o escupitajo podía remover. Era como si hubiera tomado leche caliente y se hubiera convertido en nata al bajarle por la garganta. Era una sensación desagradable, al igual que sentirse medio afiebrado, pero peor sería ir a la enfermería y que lo obligaran a tomar una Pepperup, o lo que fuera. No, Royce no quería tomarse una Pepperup, porque el sábado recién estaba comenzando, era una linda mañana y sería horrible tener que pasarla sacando humo por las orejas.
Así que después de desayunar (y que todo le sabiera a nada, cada vez que tragaba le dolía la garganta) regresó a la sala común, fue a su habitación, se dio una ducha, y se preparó para ignorar los síntomas hasta el final del día: se puso medias bien gruesas en los pies y un par de guantes (porque sentía las extremidades frías), una camiseta de mangas largas pero con cuello en V (porque tenía calor en el torso), una bufanda de tela liviana (para taparse la boca) y un pañuelo para ir secándose el sudor de la frente. Ah, y ropa interior, pantalones, zapatos, y una chaqueta por las dudas.
Estaba decidido a disfrutar de su sábado, y luego aceptar la triste realidad para que los efectos se los perdiera mientras dormía. Y quién sabe, quizás el humo que le saldría por las orejas le pegaría directamente a Eren en la cara, y su amigo lo podría odiar más todavía. Todos ganan.
Bajó a la sala común buscando con la mirada a su víctima.

[Genevieve Wainwright]

((Eres el peor, jaja. Gracias por abrir))

Lanzó un vistazo a su reloj de muñeca y asintió con la cabeza. Estaba sentada frente a una mesita cerca de una ventana y se había asignado 15 minutos para redactar una respuesta a la última carta de su madre, que había llegado 12 días antes. Como el día se veía bonito, no le apetecía quedarse demasiado tiempo encerrada en la sala común, pero algo le decía que si dejaba pasar más tiempo sin responder, pronto llegaría una segunda carta, esta vez de su papá, pidiéndole por ya-no-sabía-cuántas-iban vez que, básicamente, por favor no fuera tan evidente con su hostilidad. Así que puso la pluma contra el papel y comenzó a vaciar una serie de generalidades que hacían que la carta sonara más bien como un reporte de actividades que pensaba entregar a un completo desconocido.

[Royce Wakefield]

((¡Perdón!))

Cuando vio a Gen sentada lo primero que hizo fue detenerse, cubrirse bien la boca para asegurarse de que no se le fueran a escapar gérmenes (porque así funciona, ¿no? Te cubres la boca con una chalina y ya estás. Royce, representante de salubridad 1986), y luego ir hasta ella ignorando al chico de un año superior que lo miró con el entrecejo fruncido por estar vestido de forma tan rara.
"¡Gen!" exclamó alegremente mientras se acercaba a pasos largos. Si hacía un esfuerzo, su voz sonaba más o menos normal, esperaba que ni ella ni nadie fuera a notar nada raro.

[Genevieve Wainwright]

((XD))

Temo que esperas mucho o, en este caso, muy poco de Genevieve. Como para no darse cuenta de que había algo raro comenzando por la bufanda cubriéndole la boca y siguiendo con los guantes que ella relacionaba con Navidad y nieve. Por lo menos se puso los pantalones, como para ayudarnos a fingir al menos durante un post más.
Cuando escuchó su nombre, dejó de escribir y levantó la cabeza, no sin antes revisar su reloj para determinar en qué minuto iba a hacer una pausa. "¡Royce...?" comenzó exclamando y terminó añadiendo un involuntario tono de interrogación. En serio, ¿qué onda con la bufanda? "¿Vas a asaltar Gringotts?" preguntó, súper risueña, como si ese fuera el ejemplo de un sábado productivo.

[Royce Wakefield]

Me pregunto cuántos alumnos bajarán a la sala común en paños menores, ya sea por estar dormidos, o porque están en primer año, o porque acaban de regresar de las vacaciones y se olvidaron que regresaron al castillo. Imagino que debe ser menos común con las chicas, porque Merlín no nos quiere.
Se rió con la pregunta, solamente deteniéndose cuando llegó a su lado. "¡No!" respondió innecesariamente con el mismo tono alegre. "¿Qué estabas haciendo?" y aunque nadie le había enviado una invitación, ya estaba arrastrando una silla para sentársele al lado a la pobre Gen.

[Genevieve Wainwright]

Comparto la opinión de que debe ser menos común que las chicas se olviden de los pantalones o la falda antes de salir de sus habitaciones, pero si quieres el próximo año te mando a una nena de once que fue incapaz de vestirse sola su primer sábado en el castillo.
"Uhm" regresó la mirada a su pergamino y, sin pensarlo, frunció el ceño; no estaba haciendo algo que fuera de su completo agrado. "Escribiendo a..." titubeó, porque en los últimos meses había estado probando en su mente llamar a su madre por su nombre de pila, pero hasta la fecha no se había animado a probarlo en voz alta. Sentía que ese sería un momento definitivo y determinante. Y esa mañana no se sentía como LA mañana (necesitaba una nublada y depresiva). "Mi mamá" terminó. Luego volvió a sonreírle. "¿Tú?".
Qué mal que quieras contagiarla, pensaba que eran amigos.

[Royce Wakefield]

La verdad es que sí, por favor, pero solamente si se hizo pis durante la noche. De lo contrario no creo que haga falta que veamos algo así, el pis es lo único que haría de la situación un espectáculo digno.
"Yo nada" el tono de su voz subió sospechosamente en la palabra 'nada', mientras le evitaba la mirada. "¿Qué le estás contando a tu mamá? ¿Algo secreto?" preguntó mientras hacía de cuenta que iba a leer el pergamino de ella, estirando el cuello, pero en realidad le daba cosa mirar sin su autorización. Quizás le estaba contando que tuvo que mentir durante el verano por culpa de un tal Royce, que era un tarado cara de pirata feo.

[Genevieve Wainwright]

Vale, hace un montón de años que tuve once, pero según recuerdo, a esa edad ya tienes suficiente control de esfínteres como para no hacerte pis mientras duermes, ¿no? Igual, dame tiempo para perfeccionar la idea y trato hecho.
Ese 'nada' super sospechoso retuvo su atención lo suficiente para que las siguientes acciones de Royce no la distrajeran. Además, tenía cero problema con que él leyera su informe de actividades, así que no hizo ningún movimiento que indicara que quería ocultar el pergamino. "En absoluto" refutó con voz impasible. "¿Por qué traes guantes puestos, tienes frío?" curioseó. ¿Quería imponer una moda absurda, como las botas de punta abierta (en serio, que alguien me explique eso)?

[Royce Wakefield]

Eso es lo que hace la situación más genial todavía, no está en edad de salir de la habitación en paños menores, y mucho menos toda meada. Si fuéramos por el lado triste, podríamos hacer que tuviera su primera menstruación en la primer noche en el castillo, y nadie quiere leer algo así, espero.
La miró de reojo, sin moverse de su pose casi amenazadora de 'voy a leer tu cosa privada, ooh' porque pensaba que quizás eventualmente haría que ella mueva el pergamino de su línea de visión. "Tengo un poquito de frío en las manos" le dijo, aunque la verdad es que los guantes no estaba ayudando a calentárselas. Solamente hacía que se pusieran más húmedas, la verdad. "¿Tú no?" preguntó, como si fuera súper normal.

[Genevieve Wainwright]

No sé si alguien quiera leer eso, pero yo definitivamente no quiero escribirlo. Y mentira, sé que tampoco no quiero leerlo, prueba con Eren.
La verdad, esa actitud la haría reaccionar si hubiera estado escribiendo una carta de verdad, tipo a su papá o a una amiga, pero el contenido de aquel pergamino era cero personal; no pasaba nada si Royce leía que había desayunado tostadas y juego de naranja. Enarcó una ceja, bajando la mirada a las manos enguantadas de su amigo. Negó con la cabeza. "No tengo frío para nada, Royce". Echó otro vistazo a la bufanda que le cubría la boca. "¿Estás enfermo, Wakefield?" preguntó, bajando la voz y soltando la pluma sobre la mesa.

[Royce Wakefield]

Con Eren ya están planeando empezar una cadena de vómitos, no quiero que ninguno de los dos se haga el inocente ahora. Me están dejando fuera de la cadena de secreciones, y no es justo.
Que lo llamara por el apellido hizo que se retrajera en la silla, mirándola como si lo hubiera regañado. "Si estuviera enfermo ¿podría hacer esto?" preguntó antes de bailar solamente del torso para arriba, sentado en la silla. Y bueno, 'bailar' quizás termina siendo una palabra muy generosa para lo que estaba haciendo.

[Genevieve Wainwright]

Por alguna razón que no puedo explicar, me da mucho menos asco hablar de Eren disparando vómito a modo de proyectil que escribir o leer sobre la primera menstruación de una nena random. Perdona.
Permaneció estática, siendo testigo del bailecito de Royce, o lo que fuera aquello. Creo que sus deseos de reírse la superaron y la dejaron en una especie de estado de shock. Al final sólo pudo bajar la mirada a la mesa, mordiéndose con ganas el labio inferior. En lo personal, opino que fue muy mala idea reprimir su risa en ese momento y me lavo las manos si en tres años estalla en carcajadas a mitad del NEWT más importante para su futuro profesional porque se acordó de esto. Te culparé a ti. "No sé que es eso" musitó, mirándolo de reojo (y esperando que se hubiera detenido).

[Royce Wakefield]

Es que así es como busca Royce cementarse en tu memoria, Gen: cuando veas un paso de baile horrible que se ponga de moda, o cuando veas a alguien electrocutándose, recordarás tiernamente este momento de tu juventud. De nada.
Quiso poner expresión ofendida pero no le salió, encontrando todo muy chistoso. "¡Es un baile de persona sana!" reclamó, con el ímpetu y energía de una persona súper sana también. "¿Te falta mucho para terminar la carta? ¿No quieres que vayamos afuera?" preguntó con su mejor tono de persona sana que te quiere convencer de algo.

[Genevieve Wainwright]

Hay que admitirlo, es una buena estrategia, y se agradece la inyección de ternura y nostalgia en medio del horror natural propio de cualquiera de los dos escenarios que propones.
Arqueó las cejas porque, ahora que había doblado con cuidado y escondido el recuerdo de Royce bailando en una cajita en el último cajón del archivero ubicado en lo más profundo de su mente, volvía a sospechar que su amigo no clasificaba de momento como persona sana. Entrecerró los ojos, mirándolo como si tuviera visión de rayos X o algo. Luego parpadeó y pasó la vista por su reloj de camino a la carta. "No me falta mucho" contestó. Ocho minutos, como máximo. "Y sí quiero que vayamos afuera" añadió, recuperando la pluma. "¿Me esperas?" preguntó, tal vez innecesariamente.

[Royce Wakefield]

Es que seguro que la próxima vez que veas a alguien vomitar te vas a acordar de Eren.
Sacó pecho cuando ella lo analizó con la mirada, porque no sé, la gente sana hacía esas cosas para que nadie sospechara de ellas. "Te espero" confirmó mientras apoyaba los antebrazos en un costadito de la mesa y ladeando la cabeza, la descansaba sobre sus muñecas, mirándola. Y te va a mirar mientras escribes, para que te sientas súper cómoda. Tragó saliva, y le molestó.