Dulces, ¡Dulces! ¡¡DULCES!! ¿Dónde estaban los dulces? ¿Y la señora del carrito de dulces? ¿Por qué no pasaba? Ya tenía rato que la estaba esperando en su compartimiento y no pasaba. ¡Dios! Su cabeza no dejaba de gritar la palabra dulces desde que se había subido al Expreso de Hogwarts.
Caminó por todo el pasillo del Expreso hasta que después de casi unos 15 compartimientos que tuvo que pasar desde donde estaba el suyo, se asomó por la ventana y la vio. ¡¡Ahí estaba!! Pero tampoco iba a meterse vulgarmente como algunos harían, así que la esperó afuera, recargando la espalda en la ventana frente al compartimiento. Jugaba con los sickles que traía en la mano para pagar mientras la esperaba.
Beyond Hogwarts RPG - Foro de rol Play-By-Post ambientado en el mundo de Harry Potter
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Dosis de azucar
- Emilie Boyd
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- Colin McClure
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Lo que Colin estaba a punto de hacer era el resultado de dos meses de ahorros. ¿Que quería comerse un helado en vacaciones? Pues no, porque esos peniques los podía convertir en empanadas de calabaza o varitas de regaliz o en ¡Merlín! ¡Ranas de Chocolate! Esas bichitas que a veces ni te da chance de comértelas eran bien caras para su bolsillo. Pero esta vez no. Colin McClure iba comprarle a la señora del carrito como un muchacho de clase media cualquiera y la vida no podía ser más dulce.
Estaba con sus amigos en uno de los vagones, hablando de cualquier estupidez cuando decidió que era el momento de hacer uso de ese dinero que le pesaba en el bolsillo (en realidad no, tampoco es que era mucho). Salió del compartimiento y justo vio como Emilie pasaba frente a él. Obvio ella no lo vio, pero eso era normal. Colin creía que ella era bonita aunque cachetona. También era una de las pocas niñas que eran altas para su edad. Él tenía miedo de esas chicas porque seguro lo pasan y ya vuelve a sentirse bajito.
Como sea, miró a ambos lados, buscando al carrito de los dulces hasta que terminó siguiendo a Emilie. Se detuvo detrás de ella, silencioso como siempre había sido y esperó unos segundos hasta que creyó prudente preguntar. "¿Está ahí la de los dulces?" Preguntó con su voz recientemente grave.
Estaba con sus amigos en uno de los vagones, hablando de cualquier estupidez cuando decidió que era el momento de hacer uso de ese dinero que le pesaba en el bolsillo (en realidad no, tampoco es que era mucho). Salió del compartimiento y justo vio como Emilie pasaba frente a él. Obvio ella no lo vio, pero eso era normal. Colin creía que ella era bonita aunque cachetona. También era una de las pocas niñas que eran altas para su edad. Él tenía miedo de esas chicas porque seguro lo pasan y ya vuelve a sentirse bajito.
Como sea, miró a ambos lados, buscando al carrito de los dulces hasta que terminó siguiendo a Emilie. Se detuvo detrás de ella, silencioso como siempre había sido y esperó unos segundos hasta que creyó prudente preguntar. "¿Está ahí la de los dulces?" Preguntó con su voz recientemente grave.

- Emilie Boyd
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Ok, no es que no lo haya notado (porque no es un tapón de alberca tampoco) pero, seguramente cuando él pasó a su lado fue cuando Emilie volteó hacia los compartimientos para ver si la del carrito de dulces estaba ahí. Suele suceder, y más si se trata de un chico introvertido como Colin que parece gustarle más pasar desapercibido por el mundo que todo lo contrario.
Cuando escuchó a su compañero, giró hacia él para verlo por sobre su hombro un tanto sorprendida porque no esperaba que alguien estuviese atrás de ella en ese preciso momento (ni enterada del show de que la seguía). "¿Ah?" pausó "Oh" era Colin. "Sí" y luego asintió y sonrió. Regresó de nuevo la mirada al compartimiento y observó unos segundos esperando que terminara la señora ya. "Tengo muchas ganas de caramelos, de esos que estallan" porque las píldoras ácidas luego le agujeraban la lengua. Y, además, el chocolate en esa época del año ni se le antojaba.
Cuando escuchó a su compañero, giró hacia él para verlo por sobre su hombro un tanto sorprendida porque no esperaba que alguien estuviese atrás de ella en ese preciso momento (ni enterada del show de que la seguía). "¿Ah?" pausó "Oh" era Colin. "Sí" y luego asintió y sonrió. Regresó de nuevo la mirada al compartimiento y observó unos segundos esperando que terminara la señora ya. "Tengo muchas ganas de caramelos, de esos que estallan" porque las píldoras ácidas luego le agujeraban la lengua. Y, además, el chocolate en esa época del año ni se le antojaba.

- Colin McClure
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La vida le ha enseñado a pasar desapercibido. Entre vivir en un cementerio e ir por tu vida escolar tratando de esconderte de tus abusivos, uno termina por acostumbrarse a ser ese ratón que no quiere morir a manos del celador, por lo que el silencio forma parte de su andar.
Sonrió de lado. Le causaba gracia esas personas que te comentan cosas de la nada como si hubiesen estado siguiendo una conversación anterior. "Yo quiero algo con chocolate." Contestó, de buena gana "Esos que explotan me asustan un poco, nunca sabes cuando estallaran y uno no debería andar ansioso si se está comiendo dulces." Le dijo, sin pensar demasiado en cómo se vería afectada su masculinidad si decía que le daban miedo unos caramelos.
Sonrió de lado. Le causaba gracia esas personas que te comentan cosas de la nada como si hubiesen estado siguiendo una conversación anterior. "Yo quiero algo con chocolate." Contestó, de buena gana "Esos que explotan me asustan un poco, nunca sabes cuando estallaran y uno no debería andar ansioso si se está comiendo dulces." Le dijo, sin pensar demasiado en cómo se vería afectada su masculinidad si decía que le daban miedo unos caramelos.
