Squeak, squeak

[Nicky Fitzgerald]

((Sábado 22 de diciembre. Abierto))

Había pasado toda la mañana acomodando algunas cosas en su bolso, porque obviamente no había necesidad de mover su baúl para volver a casa unos días. Realmente no regresaba a casa porque quisiera, pero ni modo. Ya estaba listo, con todo empacado para pasar las fiestas en su casa, y no sabía qué hacer con el resto de su día.
Aunque regresaría en breve y recién estaba en quinto año, dejar el castillo le daba una tristeza muy rara como si no fuera a regresar. Decidió abrigarse muy bien y salir a pasear por los terrenos, tanto para disfrutarlos como para después sentir que el interior del castillo era todavía más lindo al ser cálido a comparación de estar a la intemperie. Caminó por la nieve, disfrutando del ruidito que hacían sus pasos.

[Iris Rigby]

Tenía tantas ganas de volver a su casa que llevaba una semana metiendo cosas en su mochila expandida. Echaba mucho de menos la televisión, la música muggle y los bolígrafos. Quería ver a su amiga Orla y a sus hermanas, aunque tenía que pensar en el trayecto lo que se supone que debió haber visto en su internado en Australia porque se hacían mayores y ya no le comprarían lo de los canguros por la ventana tantas veces. El día que le pidan ayuda en matemáticas estará frita.

Mientras esperaba decidió salir a caminar por los jardines, pasear por el lago y cuando se cansó de andar sin rumbo, empezó a hacer bolas de nieve, intentando colarlas por entre las ramas de un árbol. Era tan mala que a veces le daba al tronco, pero persistió hasta que una por fin atravesó las ramas, cayendo hacia el otro lado. Levantó los brazos en señal de victoria y gritó "BIEEEEN" como si estuviese en un partido de Quidditch y acabara de marcar un tanto.
Se conforma con poco ella.

((Bueeenas, si, permiso))

[Nicky Fitzgerald]

La voz de Iris hizo que Nicky levantara la vista y buscara el origen del sonido. ¿Quizás estaba pasando algo entretenido y él podría acercarse a ver? Nunca sabía qué tan profundas eran las vidas ajenas, así que asumía que siempre era algo divertido.

La vio a unos metros, cerca de un árbol. Cambió de rumbo para acercársele, aunque con cierto cuidado porque no estaba viendo con quién estaba jugando Iris. ¿Y si ella estaba teniendo un momento privado con alguien y pasaba él, todo metido, a ver qué hacía? Preferiría morir. Mantuvo la distancia, casi que rodeando las cercanías, para ver si quizás la otra persona estaba oculta por el tronco del árbol.

[Iris Rigby]

Se había venido arriba con ese tanto y tenía una renovada confianza en sí misma. Se agachó para volver a hacer una bola de nieve, echó el brazo para atrás levantando una pierna como si fuese un lanzador de baseball, lanzó la bola con todas sus fuerzas y se estrelló directo en una de las ramas de abajo del árbol. Al menos no fue al tronco.

Chasqueó la lengua y empezó a repetir el proceso. Quiero comentar que Iris es muy asustadiza así que cualquier movimiento repentino (o normal) le sobresaltaria.

[Nicky Fitzgerald]

El único ruido eran sus pasos sobre la nieve y quizás el roce de su túnica contra la tela del uniforme. Estaba acercándose sigilosamente para rodear a Iris, queriendo mantener la distancia pero poder ver si ella estaba arrojándole bolas de nieve a alguien que él no podía ver. Probablemente ella pudiera verlo, dentro de unos segundos, bien hacia uno de los extremos de su campo de visión.
Dejó unos buenos cinco metros de distancia con su compañera, mirando en silencio hacia el árbol que estaba llevándose todos los golpes, deteniéndose. Al menos él no veía a nadie más ahí, a menos que Iris tenga amigos con capas de invisibilidad y pocas ganas de devolver bolas de nieve.

[Iris Rigby]

Los ruidos de Nicky eran opacados con sus propios ruidos: el recoger la nieve del suelo, hacer una bola decente y cuadrar los pies antes de lanzarla. Este otro intento fue incluso peor que el anterior, pegándole a una rama gruesa, cerca del tronco.

Se sacudió los guantes antes de poner las manos en la caderas, intentando buscar la manera más inteligente de lograr traspasar las ramas. Miró al suelo como buscando la respuesta en la nieve. Si después de algunos tiros no volvía a marcar lo iba a dejar, porque la perseverancia no era lo suyo.

[Nicky Fitzgerald]

Se agachó con cuidado y, aunque no llevaba guantes y en breve se arrepentiría de esta decisión, colocó sus manos en la nieve para formar una bola de nieve. Supuso que debía ser bien compacta para lo que estaba haciendo Iris, por lo que hizo un esfuerzo en apretujar bien la nieve para que fuera lo más densa posible.
Según él, el objetivo parecía ser pegarle a la parte más alta del árbol. Probablemente le iría mejor preguntando, pero ahora que estaba poniéndose de pie con una bola de nieve en las manos, no estaba pensando en iniciar esta interacción social hablando si dependía de él.

[Iris Rigby]

Pensó que el problema era el tamaño de la bola y que quizá debía ser más pequeña pero los guantes dificultaban un poco el proceso de compactarla. O debía volver a nacer y tener talento para los deportes.

Dado que no podía hacer lo segundo decidió hacer otro intento por hacer una bola más densa, agachándose y recogiendo un puñado pequeño de nieve. No sé si Nicky lanzó la bola o no, pero si lo hizo aviso que Iris soltaría un grito de la sorpresa y se le caería su pequeña bolita de nieve al suelo.

[Nicky Fitzgerald]

Lanzó la bola de nieve hacia el árbol, pero lo debe haber hecho con poca fuerza, porque ni llegó a tocarlo. La bola se hundió en la nieve fresca delante del tronco, apenas deshaciéndose al entrar en contacto.
Se giró hacia Iris, y le mostró las palmas de las manos como para que no se asustara. "Eh, ¡perdón!" exclamó, porque no había sido su plan sorprenderla. Y menos con un lanzamiento así de patético, obvio.

[Iris Rigby]

Giró la cabeza hacia donde venía el ruido y se encontró con la cara de Nicky. Sonrió pese a que su corazón se le iba a salir del pecho y luego soltó una risa, porque reírse de sí misma era lo que le quedaba hacer en esos casos.

"¡Hola, Nicky!" Saludó de buena gana. "Perdón, me asustaste" añadió, llevándose una mano al pecho. "¿Querías lanzarme esa bola a mi?" Preguntó, porque si era el caso había encontrado a alguien que tenía igual o peor puntería que ella.

[Nicky Fitzgerald]

"¡N-no!" exclamó de inmediato, porque la pregunta de Iris lo hizo sentir repentinamente muy tonto. ¿A quién se le ocurría comenzar una interacción social lanzando una bola de nieve? Qué vergüenza. "Lo siento, no era mi plan asustarte ni atacarte con una bola de nieve desviada" aclaró, acercándose a ella casi corriendo, como para corregir de cerca cualquier malinterpretación.

[Iris Rigby]

Su corazón empezó a desacelerar tan rápido como se aceleró. Estaba muy contenta de ver a su compañero antes de irse a su casa. No logró recordar si él se quedaría o también lo vería en el tren de vuelta, así que si era lo primero tendría oportunidad de despedirse.

"Qué bueno porque si no te tendría que decir que tienes una pésima puntería" dijo a modo de broma. Después se lo pensó mejor, considerando que quizá eso le ofendería. "Y ya seríamos dos en el club" añadió, para aligerarlo.

[Nicky Fitzgerald]

Se detuvo a unos tres metros de Iris, habiéndose ofendido cero con su comentario gracioso.
"¿Era eso lo que estabas haciendo, practicando tu puntería?" preguntó mientras pasaba la vista de su compañera al árbol. Le había costado comprender, desde lejos, el objetivo de Iris. Quizás solamente estaba pasando el tiempo, o descargándose por algo. Era muy intrigante, pero Nicky estaba dispuesto a darle su espacio si veía que su presencia no era bienvenida. Era difícil saber con la gente amable.

[Iris Rigby]

Luego de repasar las reglas en su cabeza le entró una repentina vergüenza contarle de qué se trataba el juego. Sentía que era infantil y con poco sentido. Se rascó la parte de atrás de la oreja, tratando de pensar si decir que estaba practicando su puntería era mejor que la verdad.

"No, ehh, me inventé un juego, solo tienes que hacer pasar la bola hacia el otro lado por entre las ramas" dijo, señalando las ramas del árbol.

[Nicky Fitzgerald]

Nicky pasó la vista de Iris al árbol, y luego volvió a ver a su compañera. No le parecía un juego tonto, a menos que la sociedad estuviera lista para admitir que todos los deportes eran inventados, tontos, y sin mucho sentido más que tener una excusa para pasar el tiempo haciendo actividad física.
"¿Y cómo te está yendo?" preguntó mientras doblaba las rodillas para agacharse y comenzar a hacer bolas de nieve.