Gatos callejeros

[Ligeia Lynn]

Edison Lighthouse, el gato de Ligeia, no era de las mejores mascotas que había pisado Hogwarts. Al haber sido un gato callejero, tenía la mala costumbre de pelear con otras mascotas o comérselas, además de hurtar pertenencias ajenas y escapar durante días, cosas que le ocasionaban a su buena y paciente dueña unos cuantos problemas. Al menos una vez a la semana recibía quejas y reclamos a causa de su mascota; cosas como: '¡Se comió a mi Smoothie! (¿Quien le ponía ese nombre a un ratón?), '¡Peleó con mi Rufus!' o '¡Se robó mis lentes de lectura!' (¿Por qué los dejaban en la sala común?), solían ser de lo más comunes.

Esa tarde de viernes, tras una larga y agotadora jornada de clases, Ligeia se dirigió a los Terrenos del Castillo en busca de su querido gato, luego de una retahíla de quejas por parte de dueños descontentos. Había escuchado de boca de uno de sus compañeros de curso que lo habían visto cerca de la Cabaña del Guardabosques, así que había dado largos pasos hasta llegar al lugar, justo al borde del Bosque Prohibido. Al encontrarse a unos escasos metros de la cabaña y por lo tanto de los arboles del bosque, se detuvo y tomo una larga bocanada de aire, como todas las veces que se perdía lo llamo, "¡Edison! ¡Edison Lighthouse!" con un grito alto y claro, interrumpiendo la tranquilidad y el silencio del lugar, esperando que el animal acudiese a su llamado.

[Ligeia Lynn]

Para cuando Ligeia miro hacía el huerto de las calabaza, por pura cuestión de azar, se encontró con una imagen que le causo horror: su gato (era Edison, podía reconocerlo entre miles) estaba siendo alzado por los aires de una manera a simple vista dolorosa por una persona que no reconocía.
Sintió como el estómago se le encogía, -¡Noooooo!- lo sentía en el aire, el pobre Edison estaba sufriendo por culpa de aquel agarre... él que había sido un gato callejero seguramente nunca lo habían alzado de esa manera, ¡Hasta parecía que le dolía mucho! Podía escuchar sus maullidos de dolor (o de advertencia) a la distancia. No pudo evitar que sus piernas comenzaran a moverse en dirección al huerto, -¡MERLÍN!¡MERLÍN!¡MERLÍN!- se encontraba tan preocupada que iba con los puños cerrados y los labios apretados mientras daba los pasos más largos que sus piernas le permitían.

Al llegar a la entrada del huerto se detuvo, pasando su mirada del gato al muchacho, deteniéndose más en uno que en él otro. Era incapaz de decir algo porque... porque... porque... Existía la posibilidad que Edison hubiese atacado primero. Ay, ese gato la hacía sentirse como el abogado del diablo.

[Ligeia Lynn]

Tanto así como arrollarlo, lo que se dice arrollar, pues no. Ligeia no tenía la fuerza de una locomotora. No era más que una chica de quince años que se preocupaba al ver a su gato sufrir, sobretodo, porque tenía la teoría de que Edison había sido abandonado por su gata madre a muy (pero muy) temprana edad y tras este abandono violento, era muy probable que al gato no le gustara que lo alzaran así y le doliera... O simplemente, ella no sabía alzarlo bien y le dolía.

Pero la verdad era que Edison se quejaba, con maullidos lastimeros y sonoros, de esos que parecen chantaje. Así que, Ligeia tomo una pequeña bocanada de aire, dio un paso dentro de la tierra del huerto y se fijo detenidamente en el muchacho. Lo reconoció como uno de los chicos de Slytherin de sexto pero no fue capaz de recordar su nombre. De nuevo tomo aire, "Sí, es mi gato" respondió, entonando más la parte de gato, porque era gato y tenía sentimientos (malvados y ruines pero sentimientos al fin) ¿Eh? No esto. Por unos instantes se mantuvo en silencio observando el suelo del huerto como quien busca reconstruir la escena del crimen: vio las babosas, vio el frasco y vio la tierra revuelta; comenzaba a hacerse una idea de lo que había sucedido cuando Edison maulló de nuevo.

¡Ay, se le había olvidado! Extendió sus brazos y apoyo las manos en los muslos del gato, "Ya puedes soltarlo" le dijo a Chris, con uno de esos gestos tranquilos que le salían por pura costumbre. Aun estaba preocupada por el gato, sin embargo, ya estaba tan acostumbrada a recibir quejas en contra de su gato que no podía enojarse porque lo alzaran por los aires, era mejor a que le lanzaran hechizos.

[Ligeia Lynn]

Una vez Edison estuvo en sus brazos no pudo evitar abrazarlo y pasarle una mano por el cuello, no era un gato especialmente amistoso ni dado a dejarse hacer cariño, pero en aquel momento parecía más dócil que nunca. Quizás para hacerse la victima en el asunto, quizás porque había pasado miedo al ser alzado por los aires.
Sin importar como fuera la situación, Ligeia le dio un abrazo protector a su gato y miro con atención al muchacho antes de que la cara se le pusiera colorada de la vergüenza. Apretó los labios y observo con preocupación las babosas en la tierra, "Y-yo" comenzó, sin saber muy bien como proseguir, se le hacía un poco difícil disculparse por su gato, quien nunca se arrepentía de nada (como buen gato que era) "Lo siento. Edison tiene un carácter complicado, no puedo decir que no era su intención atacarte" bajo la mirada apenada, era lo mejor que podía decir por su mascota, la honestidad siempre era mejor. Y pensar que él estaba ayudando a Hagrid, seguro era una persona muy amable y paciente, no todo el mundo podía soportar al pobre de Hagrid y sus galletas de piedra.

Alzo la mirada hacía el muchacho, con la cara menos roja, "¿Hay algo que pueda hacer por ayudarte?" preguntó, siendo amable y buena como cada vez que Edison se metía en problemas.

[Ligeia Lynn]

Imitó los gestos de Chris cuando le dirigió la palabra: sonrió dichosa de poder ayudarle pero dejo de hacerlo cuando él asumió que no quería ensuciarse. Y en realidad no le gustaba la baba, sin embargo no le molestaba, ella no encontraba mayores problemas al ensuciarse, tocar babosas, insectos o cualquier tipo de animal húmedo, escamoso o feo; no le temía a nada de eso. Solo podía quejarse si se trataba de conejos, caramba, porque le daban pavor.
Sintió que la cara se le coloreaba de nuevo, también le daba vergüenza que él no aceptara su ayuda, -Eres tan torpe, que ni para recoger babosas sirves- le recordaba una voz en su cabeza, y más vergüenza le daba no poder hacer nada para que Edison Lighthouse no hiciera de las suyas de nuevo. "Puede que Edison no quiera revolverse entre ellas, puede que se las quiera comer" comentó un poco más avergonzada "Pero mientras yo este aquí, él no hará nada" apretó entre sus brazos al gato como queriendo asegurarse de que no escaparía y darle un poco más de seguridad a sus palabras "Y no me importa ensuciarme. Te puedo ayudar a recogerlas" se ofreció, porque era incapaz de dejar pasar el ataque de su mascota por alto. Los gatos bandidos como Edison no merecían ese tipo de tratos amables, eso solo los incentivaba a seguir con sus fechorías.