Apocalipsis

[Dietrich Stover]

¿No es increíble la forma tan diferente en la que la razón y el cuerpo actúan? Lo que significa el moverse por instinto y el mejor quedarse quieto porque puedes estar a punto de cometer algo de lo cual te arrepientas. Eso le pasó a Dietrich, sin embargo, se arrepentía de haberse quedado quieto y no culminar lo que había logrado por voluntad propia (¡sí, por voluntad propia!) ¿Cómo cambian las cosas, cierto?

El día anterior había hecho algo de lo cual se sentía tan orgulloso, pero a la vez no (vaya, por lo general, los cuasi-triunfos no eran premiados). No podía creer que lo había logrado, pero tampoco que lo había interrumpido de forma tan drástica. Gracias a Aimee había abierto los ojos, pero no fue del todo satisfactorio; después de haberse alejado para buscar a Diane, tuvo la mala suerte de no encontrarla. La buscó en la biblioteca, en los pasillos, en las escaleras, en los pasadizos secretos, en los lugares en los que imaginaba se encontraría, pero no. Nunca dio con ella. Regresó al cuarto a la hora reglamentaria y se echó en la cama sin comentar nada al respecto con Eugene, el muy bastardo no lo dejaba en paz y juraba con hechizarlo para sacarle la sopa. Estúpido.


Ahora se encontraba de pie, recargado en el barandal de las escaleras que sabía que Diane y cualquier gryffindor tomaban para dirigirse directamente al Gran Salón; era hora del desayuno. Vaya, sí, era temprano, no tanto como para estarla esperando por horas, pero sí como para estar presente en el momento en que saliera Diane por primera vez de la sala común ese día. Tenía los dedos de ambas manos entrelazados y la cabeza cabizbaja, como quien espera a la persona que hace las entrevistas de trabajo. Nervioso, vaya, por si no se entendió.

[Diane Roseveare]

((LMAO con tu título XDDD))

Ahí tienes una de esas características propias de vivir en un castillo junto con otros centenares de personas: a veces ventaja, a veces desventaja, la verdad era que nadie estaba más feliz con el hecho de haber desaparecido del radar de Dietrich que Diane. No que ella supiera que él la había estado buscando, pero en general, el no haberlo visto otra vez hasta estar de vuelta en su sala común, a salvo, le había regresado parte de su tranquilidad. Ahora se disponía a comenzar otro día con lo más parecido a un borrón y cuenta nueva, y a bajar las escaleras que conducían a su desayuno (con la tranquilidad volvía el hambre). La seriedad se le cayó del rostro cuando, después de bajar el primer escalón, reconoció al rubio con uniforme de Slytherin. Pánico, sintió pánico.


Sabía que era demasiado pedir 24 horas libres de Dietrich.

[Dietrich Stover]

((dramaaaaaaaaaa))

¡¿Pánico?! ¿Por qué sentía pánico, por enfrentarse al acoso de Dietrich? ¿Tanto terror le inspiraba a la pobre chica? Si lo hubiera sabido, lo hubiera evitado. Lástima, no lo sabía.
Pasó de repente una gryffindor a su lado (el barandal se acababa exactamente a 10 cm de él, dando comienzo a la escalinata por donde pasaban todos los alumnos) y giró el rostro hacia ésta para confirmar solamente que no era Diane, já era pelirroja y parecía poodle con ese cabello tan esponjado, nada que ver. Es que, ¿quién iba a pensar que estaría a sus espaldas, en la parte superior de las escaleras? ¡Nadie! Regresó el rostro a como lo tenía y liberó sus dedos para cruzar sus brazos. Diane no se tardaba tanto en salir de la sala común... ¿o sí? Se lo preguntó varias veces, y al mismo tiempo se preguntaba ¿qué estaba haciendo ahí y qué pensaba decirle cuando la viera? Porque francamente no sabía, tenía la cabeza en blanco.

[Diane Roseveare]

Pánico por tener que enfrentarse a él, punto; podemos dejar temporalmente de lado el asunto del acoso. No obstante, a lo que iba era a que el pánico le duró aproximadamente cinco segundos (durante los cuales sopesó la posibilidad de dar media vuelta y declararse mortalmente enferma por ese día), después sintió cómo la furia e indignación que había experimentado el día anterior reemplazaban el resto de sus emociones. Entonces se preguntó qué tan buena puntería demostraría si sacaba de su mochila un libro y se lo aventaba a la cabeza. Sería como lanzar la quaffle al aro, ¿no?

En lugar de recurrir a la violencia (no le va), continuó bajando los escalones, según ella como si nada. En realidad estaba pálida, y le despertó un tic nervioso en la muñeca que le hacía agitar la mano como si estuviera tratando de destapar una botella una y otra vez.

[Dietrich Stover]

El lanzamiento de libro hubiera sido algo muy gracioso. Me hubiera gustado leerlo. Y hubiera sido más gracioso si no le hubiera atinado y se cayera por el hueco de las escaleras hasta la planta baja, y le cayera a un tipo en la cabeza, no sé, a Lorenz, por ejemplo. Eso hubiera rayado los límites de lo demasiado gracioso. Pero eliminemos esa imagen, porque no quiero que Diane se enoje.
Esperó tratando de tranquilizar sus pobres nervios (él también ya estaba como que... pálido por lo mismo: enfrentarse a). Su respiración comenzó a acelerarse conforme los segundos pasaban, y en una de esas, le dio por girarse hacia atrás, sólo para ver si alguien más venía...

Shock.

Oh. Por. Merlin. Ahí venía...

Regresó la vista al frente con la boca entreabierta y sin mover un sólo músculo, pareciera que le hubieran hechizado con un petrificus. Merlin, en su mente maquilaban un sinfin de ideas pero que a la vez no podía asociarlas ni escoger una sola... como si estuviera pensando demasiado rápido y no pudiera cachar una idea completa.

[Diane Roseveare]

Boo, me dieron ganas de que Diane fuera el tipo de persona que le aventaría libros a la gente en los pasillos.

Vale, todo iba relativamente bien (léase, el plan era seguir caminando como si Dietrich llevara encima una capa de invisibilidad), hasta que se le ocurrió girar y verla. Diane dudó su siguiente paso, y fue una cuestión de seis años de entrenamiento y suerte que no pisó uno de esos escalones que desaparecían (habría sido la cereza del pastel, partirse la mandarina en gajos en un momento como aquel). Despúes de dos segundos apartó la mirada, apretó los dientes y se dispuso a apegarse al plan. Porque no tenía mucho caso informarle que pensaba que todas las cosas malas que ocurrían en el mundo eran culpa de él, ¿no?

[Dietrich Stover]

Bueno, eso no hubiera sido gracioso, el que se cayera y atorara en el escalón juguetón. Aunque eso hubiera acortado la distancia y roto el hielo entre ambos, yendo a su auxilio para alejarla del peligro... Pero pensándolo bien, eso sería un cliché demasiado aburrido. Está bien que nos guste el drama, pero también la originalidad.
Y en efecto, no todo lo negativo que pasa en el mundo es por su culpa. Porque vaya, ¡claro! Culpen a Dietrich. Pues sí; cuando la confusión nubla la vista siempre alguien tiene la culpa ¿no? ¿Y quién la tiene finalmente? Pues el agente externo. Pero saben qué, Dietrich no era el agente externo esta vez. Aquí la culpa la tenía Lorenz, porque él era la partícula que vino a destruir la perfecta formación del oxígeno que necesitaba la relación entre Diane y él.
Se quedó sin hacer nada más que respirar profundamente y exhalar con un poco de problema, dejando caer a sus costados ambos brazos. Oh por Merlin, las manos comenzaban a temblarle un poco. Por las barbas de Merlin, ¡piensa algo rápido, Dietrich! ¡Piensa algo rápido!

[Diane Roseveare]

A mí me preocupó más la parte del golpe que la poca originalidad, para ser honesta. Ouch.

Para Diane lo más lógico era culpar a Dietrich (ok, no de todo lo apestoso del mundo, eso no era lógico), porque desde su perspectiva era al revés, Dietrich había llegado para entrometerse en el perfecto desarrollo de su relación con Lorenz. Era como ¡injusto! Y por eso Dietrich tenía la culpa, y ella iba a pasar junto a él como si no lo conociera. Que... vaya, no lo conocía realmente, ¿qué demonios? ¡Los desconocidos no hacen como que van a besarte en la biblioteca! Ahora, ¿no estaba siendo muy egocéntrica? ¿Qué tal si no estaba ahí por ella? Por fin llegó al escalón que la alineaba con él. Y se detuvo.

[Dietrich Stover]

¿Pero no sería muy Bella Swan/Mary Sue...? Aunque no hago a un lado el golpe, a cualquiera le dolería.
Y por cierto, buen punto. Quizá el egocentrismo la había dominado, pero no estaba del todo incorrecta. Además, ¿a quién más podría estar esperando Dietrich a fuera de Gryffindor? ¿A Ollie Newton? Er... no tenía muchos amigos en Gryffindor... hmm, con trabajos y tenía amigos, vaya, ¿cómo te explico? El nerviosismo le llegó al rostro, sintiendo un suave cosquilleo por todo éste. Oh por Merlin, si no fuera porque era poco emotivo, el terror se le notaría en el rostro y en el cuerpo, pero no, solamente se le notaba en la temblorina de las manos que poco a poco lo iba también controlando hasta menguar el movimiento.

De reojo la vio. Ahí estaba. De pie, sin moverse. Pero él tampoco podía moverse... como que se le había pasado eso del 'control', porque ahora su cerebro no podía manipular su cuerpo. ¡Otro petrificus imaginario, no por favor!

[Diane Roseveare]

........... No se me ocurre una peor ofensa que la de ser comparada con Bella Swan. Por eso te voy a dejar de hablar. Tres segundos, para que sufras. Bella Swan, hmph!

Como decía, Diane no conoce realmente a Dietrich, ni sabe de sus relaciones cuestionables con gente de tendencias... uhm, originales, pasadas, presentes o futuras. Y como no es egocéntrica de verdad, no le preguntó nada tipo ¿qué quieres? o ¿qué haces aquí? Esperó varios segundos antes de ponerse en movimiento otra vez, para comenzar a alejarse. Vaya... ¡qué suerte! No era con ella. -Gracias, Merlín, gracias, gracias-. Aquello no tenía sentido, pero Merlín era grande y los milagros existían.

[Dietrich Stover]

Eh... Merlin no era tan grande entonces. Sí y no. Sí para Dietrich, por darle la oportunidad de encontrarla una vez más (aunque con un poco de ayuda por parte de Dietrich al acosarla de esa manera) y no para Diane, porque no quería encontrárselo. A veces Merlin le daba al más necesitado, Diane.
Cuando notó el alejamiento repentino de Diane, lo primero que hizo fue eliminar el petrificus imaginario y dar un paso hacia donde ésta se había dirigido, estirando una mano al mismo tiempo, con la intención de sujetarle un brazo y detenerla. "Diane" oh.por.merlin... ¡¡LE HABÍA LLAMADO POR SU NOMBRE!! Bueno, ya era justo, ¿no? Suficientes años le había llamado por su apellido, ya hacía falta que hiciera un cambio completo. Digo, si ya la había casi-besado, ¿que no le dijera por su nombre?

[Diane Roseveare]

Y sí, por eso la creencia en un ser superior está tan desvalorizada en la sociedad actual (?). Apenas le dio tiempo de pensar una palabrota antes de meter el freno y congelarse en su lugar, de repente notando cómo toda su atención se enfocaba en el brazo que Dietrich le estaba agarrando. -Retiro mis agradecimientos-. Exhaló ruidosamente y giró lo mínimo posible para mirarlo de reojo. Su cerebro le ordenaba mostrarse obviamente molesta por la interrupción (¡el desayuno es la comida más importante del día!), pero algo, no preguntes qué, se lo impedía. Lo que no significaba que se iba a portar amable con él, como solía hacerlo antes de que se pusiera raro (ya sabes... raro para él, no raro en general, o raro como Newton).

[Dietrich Stover]

Si Dietrich supiera dar las gracias, las daría. Pero no, pobre Merlin, le cumple y ni un gracias recibe por su parte. Que se conforme con la felicidad que sentía en esos momentos entonces, estaba tan contento de que se le cumpliera el estar junto a Diane, pero hacía falta algo. Algo que ni Merlin, ni ningún otro hechicero famoso podría cumplirle (a menos que hiciera una poción del amor, oh... hay que tener cuidado con los chocolates). Se quedó impresionado por la repentina atención que recibió de Diane sin discusiones ni reclamos.

Oh, no, se quedó en blanco de nuevo, viéndola directamente a los ojos y apretando el puño que sujetaba su brazo. Ojalá no la estuviera lastimando.

[Diane Roseveare]

¿Tal vez lo que faltaba era que ella se alegrara tanto como él? Gracias por el recordatorio sobre los peligros de los chocolates.

No la estaba lastimando al grado de que en cualquier momento el brazo de Diane haría crack, pero sí era incómodo el apretón, así que sacudió suavemente su extremidad, a ver si el chico pescaba la indirecta. Así como lees, no le salía ser abiertamente grosera ni cuando era necesario, qué desperdicio. -Increíble-. Tenía que estar bromeando, ¿le iba a salir con lo mismo otra vez? Esos silencios y miradas penetrantes. Entonces algo en su memoria se removió, e instintivamente dio un paso hacia atrás. "Tengo que ir a desayunar" informó en plan de máquina contestadora. -Y te odio, así que suéltame-.

[Dietrich Stover]

Qué bueno que no leía las mentes, si no ya se hubiera cortado las venas con panditas verdes. Es que, ¿llegar al extremo del odio? Por una parte era bueno, pero por otra parte era malo: bueno porque del odio hay un paso al amor, y malo porque puede que el odio se quede como tal. Ugh. Sin embargo, eso le molestó, que se pusiera de digna (¡la muy..!) Frunció el ceño, "No" y pausa, y vaya que fue larga, un par de segundos. "Antes de eso...", pero cortó antes de que dijera algo estúpido. Había sentido la sacudida del brazo de Diane, pero en vez de soltarla hizo lo contrario: la jaló más hacia él, avanzando un paso hacia ella a la vez.