Atrapame si puedes

[Chase Huffington]

Sonrió porque Lizzie se preocupaba demasiado por el gato.

"Él puede esperar hasta el desayuno, pero sino se las arregla solo, tranquila" le aseguró aunque quizás la niña no le creía nada.

"¿No piensas decirme tu nombre entonces?" preguntó haciéndose el indignado "Si algo le pasa a Alfred ¿a quién voy a acusar?" ok no era la mejor estrategia para lograr que ella le diga cómo se llamaba pero ya quedó claro que Chase es medio tonto.

[Lizzie Holmes]

"¿Para eso quieres saberlo?" dijo Lizzie, entre risas. "No lo necesitas entonces. Alfred estará bien."

Lizzie no tenía su propio gato, pero era muy responsable. Aunque no tuviera idea de qué debía hacer o cómo se hacía, podía garantizar que Alfred estaría de maravilla cuando ella lo devolviera por la mañana.

Dando un saltito para abandonar la escalera en la parte superior, preguntó:
"¿Y puedo ir a tu mesa mientras comes, para devolvértelo? ¿O hay una regla sobre eso?"

El por qué seguía haciéndole preguntas a un muchacho que le decía mentiras, quizá nunca lo sabremos.

[Chase Huffington]

Rodó los ojos porque Lizzie se tomaba todo muy literal y no le dejaba molestarla, ni siquiera en broma. Claro que no iba a acusarla! Le resultaba cómico que no le quisiera decir el nombre aunque con el tamaño y el cabello pelirrojo no sería difícil delatarla igual si no le devolviera a Alfred. Sí, Chase también era muy infantil.

Además ya hubiera muerto del stress si el colegio tuviera tantas reglas como la niña se imaginaba.

"Si no prendiste fuego el colegio, no te metiste en el bosque prohibido" empezó a enumerar para que la chica dejara de tener tantos miedos sobre normas escolares que creía romper "ah, porque sí, hay un bosque prohibido" le informó sonriendo para luego seguir "no le tiraste una maldición a ningún profesor ni le robaste la gata a Filch o a mí..." enfatizó para molestar "no tendrás problemas... por el resto, no te preocupes" alzó un pulgar para demostrarle que estaba todo bien.

[Lizzie Holmes]

Ese colegio sonaba como un muy buen lugar. Con todas esas cosas raras por comprender y tan pocas reglas. Porque ella no iba a robarse un gato (podía tomarlos prestados), incendiar el colegio(a propósito no, por lo menos), ni lanzarle maldiciones a nadie (ni siquiera sabía como). Del bosque prohibido hablamos más tarde.

Para nada. Ella sólo iba a ir por ahí, siguiendo todo lo que se moviera para analizarlo. ¡Y ahí todo se movía! No cabía duda de que el día no iba a rendirle.

"Entonces te llevaré a Alfred durante el desayuno, o me teñiré el cabello de negro para que nunca sepas quien se lo ha llevado", replicó, sonriente.

[Chase Huffington]

Apretó los labios y la miró sorprendido antes de echarse a reír. La enana le empezaba a caer mejor ahora que se sumaba a sus chistes.

"Pero vas a tener que disfrazar al gato también, entonces..." replicó porque por más que se tiñera el cabello de negro y no le dijera el nombre, estaba complicado que no se diera cuenta que una de las niñas de primero tenía un gato IGUAL a Alfred.

Suspiró cuando llegaron a la segunda escalera, comenzaba a darle vagancia acompañar a la chica hasta la torre de Ravenclaw. ¿En qué estaba pensando? Perdonalo, además de slytherin, es adolescente y vago.

[Lizzie Holmes]

((¡Casi un mes!. Sorry))
Pues sí, no sería nada raro que se regresara. Pero los slytherin van a enojarse si llega ahí con una enana de Ravenclaw, y ahora ya se le pegó una.

Convencidísima de que no se iban a detener hasta que lleguen a la casa de las águilas, estaba encantada de ir conversando. Y ya empezaba a entender que había más de diversión que de maldad en ese "viejo".
"¡Lo voy a pintar de rojo!", dijo, animada, con respecto al gato.