No le sigas la corriente...

[Danielle Jones]

((¡No te preocupes! Yo no me conecto tan seguido))

Danielle aseguró sus pies mientras Gerald hacía la cuenta regresiva para su escape triunfal. Miraba hacia el frente, tratando de memorizarse el camino para no caerse o llevarse por delante una columna y hacer inútil el plan para librarse de Peeves.
Comenzó a correr como loca. Y como loca incluye el gritito agudo "¡Iiiiiiih!" en voz baja, los brazos flexionados contra el pecho y las piernas revoleándose en el aire mientras corría, corría por su vida sin cosas pegajosas... con los ojos cerrados.

[Gerald Cowershof]

Los ojos de Gerald se entrecerraron pesadamente, la pena ajena lo invadió, era necesario el grito? La bola de estambre parecía moverse más rápido, contra su pobre amiga, por más loca que estuviera, el no debía permitir que aquel bicho raro la alcanzara!

Salio a la mitad del pasillo con su varita en mano, y un encantamiento repulsor en la punta de la lengua "Merlín!!" soltó cuando la bola de estambre choco contra su estomago "cof... cof, bichajo… cof" comenzó a toser, apoyándose contra la pared, definitivamente aquel no era su día.

"¡¡Feliz cumpleaños!!" chillo la sonsoneta vocesilla de Peeves, mientras la armadura se sacudía violentamente.

[Danielle Jones]

No es fácil escapar cuando, voluntariamente, no puedes ver a dónde te diriges. Pero eso no le importaba a Danielle, que corría corría con todas sus fuerzas. Gracias Gerald por distraer a la bola de estambre (¡malvada bola de estambre, no lastimes a mi héroe!) pero Peeves que no era ningún lerdo notó a la Gryffindor que escapaba tan disimuladamente, y le arrojó la sustancia babosa a la cabeza. No cambió en nada, la verdad, porque Danielle seguía con los ojos cerrados, asustada, gritando y esperando que Gerald volviera a salvo.

[Gerald Cowershof]

La falta de aire le estaba cobrando las suyas, hasta estaba viendo lucecitas de colores, y en el fondo, hipogrifos con tutu bailando la macarena. Gerald comenzó a creer que ya estaba en la enfermaría, con sedantes. Cuando se dio cuenta de lo que ocurría, Danielle ya estaba llena de aquel líquido baboso, y Peeves se había quedado flotando en la mitad del pasillo, con una bolsa de tizas en la mano.

Con toda la fuerza que no poseía, comenzó a correr hacia Danielle, evitando lo mejor que podía el caerse, la bola de estambre sin embargo, no desistía en su persecución. -¡Que emocionante esto parece una película!- aquel chillido eufórico, le hizo tropezar con aquella sustancia babosa, y aquel torpe Gryffie termino estrellado contra la pared.

[Danielle Jones]

-Corre corre corre- se repetía en su cabecita, pero abrió los ojos y se permitió sentir la cosa babosa resbalando por su cabeza. "¡Noooo!" exclamó en un chillido molesto, disminuyendo lentamente la velocidad en la que corría y se giró para ver dónde estaba Gerald -...- se le escapaban lágrimas de los ojos "¡Te odio!" le gritó a Peeves y sacando la varita apuntó a la bola de estambre malvada "¡Diffindo!" con todas sus ganas.

[Gerald Cowershof]

Los hipogrifos en tutu, aun estaban allí (nunca se habían ido), en realidad ahora estaban en un hermoso teatro decorado en tonalidades rosas haciendo alguna extraña coreografía, que no lograba ubicar en ningún lado -Es el Lago de los Cisnes, ¿La recuerdas?- la voz de su conciencia sonaba tan real.

Una sonrisa tranquila se formo en su rostro mientras el se sostenía contra la pared y revisaba su cabeza, una pequeña y sangrante herida decoraba un costado se su frente, un escalofrió recorrió su cuerpo, el grito de Danielle se intensifico mortalmente en sus oidos, se apoyo más contra la pared resbalando hasta el suelo. Volvió su vista atrás, la bola de estambre yacía inerte junto a el "Mira, a tu juguete se le acabaron las baterías" dijo a Peeves con su sonrisa tranquila, quería una cama en la enfermería, al lado de una ventana.

[Danielle Jones]

Entre el corte de la cabeza de Gerald y la voz independiente de la conciencia metiche, Danielle estaría asegurando que más que la enfermería, la cama en la que reposaría su compañero estaría más bien ubicada como en San Mungo.
Danielle miró con miedo (y un poquito de bronca, pero el miedo le ganaba en cantidad) a Peeves "¡Le voy a decir a McGonagall!" fue la mejor amenaza que se le ocurrió, apuntando un dedito al poltergeist.

[Gerald Cowershof]

Bueno, esta bien, una cama en San Mungo pero al lado de una ventana, y con un aislante de conciencias, para que se recupere rápido.
La cantarina voz de Peeves, repitió la amenaza de Danielle -Oye, ese bichajo esta como medio idiota, ¿No?- Gerald le dio la razón a su conciencia mientras sus ojos no se despegaban de Peeves, y su boca exhibía una sonrisa burlona "Le voy a decir al Barón Sanguinario… De el no te burlas" dijo con voz fuerte y burlona, estaba en su derecho, tenia una contusión craneal, soñar no cuesta nada.

[Danielle Jones]

Una cama junto a la ventana en San Mungo, me parece muy bien. Ojalá no le molesten mucho las rejas o barrotes, pero es que dudo que los sanadores dejen a un muchacho con conciencia independiente en un lugar tan peligroso. ¿Y si la conciencia le dice que salte? ¿Quién salva a Danielle entonces, eh?
Iba a ponerse a llorar nuevamente cuando Peeves la imitó, pero juntó fuerzas al escuchar la amenaza de Gerald "¡Eso, al Barón Sanguinario, al Barón Sanguinario!" repitió mientras se acercaba a su compañero herido casi corriendo.