Que los cumplas no-feliz

[Eren Morikawa]

¡Era su cumpleaños! ¡Su feliz cumpleaños número 15!

Ehm... NO. Nada de feliz por este lado, gracias. La tarjeta que sus padres habían pegado afuera del paquete no reflejaba en nada lo que Eren sentía en ese momento. ¿Alegría? ¿Felicidad? ¿Buenos deseos? Quizás sería mejor probar con 'tristeza', 'soledad' y 'ganas de estar en su casa'.
No, no había nada ni remotamente parecido a la felicidad en esta esquinita del castillo donde estaba refugiado en ese momento.

El paquete le había llegado en el desayuno, como siempre les llegaba la correspondencia (¿por qué no dejarlos buscar el correo cuando les viniera la gana y sin todo el colegio de público?). Era una caja cuadrada de unos 15 cm. de lado, envuelta en papel color verde.
Lo primero que Eren había pensado (con cierto alivio momentáneo) fue que al menos no era un envoltorio que delatase que era un regalo de cumpleaños. Lo segundo que había pensado era que lo mejor sería abrir la caja a solas. Sus padres eran demasiado afectuosos (e ilusos) como para saber que él necesitaba sostener su cascarón mala onda a toda costa en ese colegio y que jamás se permitiría ser demasiado emotivo delante de nadie.

Así que ahí estaba, sentado en el suelo de un pasillo poco transitado a esa hora de la mañana, calculando si le daba el tiempo para ver lo que le habían enviado y luego llevarlo a la habitación, o si tendría que cargar el paquete de clase en clase hasta el almuerzo.
Se había salteado parte del desayuno para hacer eso, así que aún le quedaban unos 20 minutos para que comenzara la primer clase. Quizás llegaría a hacer todo.
Cuando abrió el paquete se encontró con lo esperado: un vociferador salió volando y se mantuvo flotando delante suyo mientras las voces de sus padres le brindaban a los gritos todo el calor de hogar que podían hacerle llegar desde lejos.
A Eren se le hizo un nudo en la garganta.

[Eren Morikawa]

((Gracias por entrar!!))

Eren siempre estaba consciente de su entorno, al extremo de caminar siempre atento para evitar cruzarse con algunos alumnos que le caían mal por los pasillos, detectándolos desde lejos y cambiando de dirección o de pasillo antes de que lo vieran. Es por esta cualidad estresante que tenía, que a Leo la vio de reojo aún segundos antes de que ella se fuese al suelo.
Se paró a toda velocidad mientras ella se quejaba en voz alta, y como supuso que la queja de ella era por el susto que le había dado su vociferador (hola, culpa), trató de atraparlo para callarlo. Dio un par de saltos pero el muy maldito estaba flotando lentamente fuera de su alcance mientras sus padres le deseaban mucha suerte en los exámenes que seguramente tendría en breve. -Quizás si me trepo a algo...- pensó, mirando alrededor (sin encontrar nada útil) y posando sin querer la vista en Leo.
-¿Debería ayudarla a levantarse?- pensó, aunque a ella lo único que le brindó fue la mejor cara de póker que pudo hacer, teniendo en cuenta las ganas de llorar que había tenido minutos antes.

[Eren Morikawa]

La vida me hizo así, lo siento. No era mi intención comenzar a abrirle camino a la cultura Emo con tantos años de anticipación.

Eren bajó la cabeza para mirar al suelo y no a la chica de quinto año que lo estaba regañando. Quizás, si se quedaba bien quieto, ella se levantaría y se iría... Odiándolo, claro, pero ¡qué importa! Lo único que él quería era no llamar la atención.
Aunque era bien difícil de lograr eso, cuando sus padres estaban terminando de felicitarlo a los gritos al coro de: '¡...y convídale pastel a tus amigos!'
Eren enrojeció y dio un paso hacia atrás. -Que se vaya que se vaya que se vaya-.

[Eren Morikawa]

((JP pidió entrar al thread, yo opino que sí, que obvio que entre y que sea todo lo caballero que yo no soy, porque... *esconde las manos* ¡Que te levante Winnie! Ok, no XD))

No, no se guardó las manos en el bolsillo ante el pedido explícito de ella -¿no se puede levantar sola?-, pero tampoco se adelantó corriendo los pocos pasos que los separaban para ayudarla. Luego de un segundo o dos (tiempo bastante largo si uno espera ayuda, lo sé), levantó un poco la vista hacia ella y se le acercó un dudoso paso, como si fuese un animalito salvaje herido que no sabe si se lo van a comer o lo van a curar.
Un pasito, con intenciones de dar otro, y mirándola fugazmente de esa forma en la que la gente mira sin mirar, pasando la vista por sobre las cosas sin detenerse demasiado. Ahí va la ayuda, espérala con paciencia. O no, mejor no la esperes, que Eren prefiere que lo putees por cerdo poco caballero y sigas tu camino.

[Eren Morikawa]

"P-perdón" tartamudeó, dejando de avanzar a paso tortuga hacia ella para también quedarse parado en el lugar. Luego de unos segundos, durante los cuales cualquiera ya se habría alejado de él, levantó la vista con timidez. ¿Querría algo de él? ¿Una disculpa más efusiva?
"T-te golpeaste?" preguntó, medio de compromiso y sintiéndose muy extraño por estar mostrándose preocupado por alguien con quien nunca había cruzado palabra antes. Y una chica, además de todo. Quizás el hecho de que ella no estuviese siendo amable con él lo relajaba de alguna forma. Sus reacciones ante las personas son un poco confusas para mí aún.

((Entonces, cuando quiera entrar JP acomodamos los turnos, mientras tanto sigamos))

[Eren Morikawa]

"N-n..." comenzó a responder, con la intención de decirle que no lo sabía. Pero como ella siguió hablando, él optó por cerrar la boca y dejarla hablar. No quería hacerla enojar más aún, y sentía que respondía siempre algo incorrecto en esas situaciones.
Estaba comenzando a sentir la presión de tener que decir algo más, cuando sus padres lo salvaron (luego de hundirlo con el vociferador, claro): de la caja que había dejado en el suelo salió disparada hacia arriba una chispa, que explotó en muchas más chispas de colores a la altura de sus cabezas.
Eren se giró de pronto para ver qué sucedía, hablando fluídamente del susto: "¡Qué peligro!"

[Eren Morikawa]

Eren jura que te tratará mejor, pero que por favor no uses partes de su propio cuerpo para atarlas de su cuello. No me lo hagas asustarse tanto como para no querer volver a salir de la caja nunca más, ¡que ya le cuesta bastante en sus días buenos!
"P-pues los míos s-son... así" comentó. Se puso más nervioso al ver a la chica feliz de lo que se había puesto cuando estaba enojada. O quizás el corazón todavía le latía así del susto, ¡quién sabe! Pánico social, sustos de muerte... El resultado a ambos era similar en su caso.
Como no podía irse del lugar, porque junto a la caja con la torta (de chocolate y chispas por afuera y crema de chocolate por adentro) estaba su bolso, Eren se resignó a hacer su mayor esfuerzo para cumplir lo solicitado por sus padres. En alguna medida, al menos, porque Leo no era amiga suya.
"¿Quieres... torta?" preguntó, mirando brevemente a Leo a los ojos para evaluar sus expresiones. Si se le partía de risa en la cara, Eren dejaba allí tirados su bolso y el paquete de sus padres y corría hasta el lago para ofrecerse como desayuno del calamar gigante.

[Eren Morikawa]

Es que los amigos son un arma de doble filo, porque le cuentas tus intimidades y el día que no son más tus amigos las pueden usar en tu contra. O así piensa él, pobre.
Asintió y se acercó a la caja con la torta. Aunque no se le viera en el rostro, estaba contento de que la chica ya no lo odiase. Se sentó al lado de su bolso y forzó hacia abajo las solapas de la caja, para que no se cerrasen por inercia. Sus padres eran excelentes padres, siempre considerados y pensando en todo: junto a la torta había unas cinco servilletas de tela, enrolladas y atadas con una cinta, y junto a las servilletas había una pequeña espátula de madera para cortar las porciones.
"¿Chocolate está bien?" preguntó, como si hubiese una opción dos o algo así. Se puso más rojo al darse cuenta de lo estúpida de su pregunta.

[Eren Morikawa]

Eren va a seguir contando la gente que considera de confianza con los dedos de una mano por un par de años, creo. O más que 'gente de confianza' diría 'gente que no le produce ataques de pánico'.
El Hufflepuff cortó una gran porción de torta (no es que tuviese mucha gente con quien compartirla, y en ese momento tenía el estómago estrujado de nuevo, así que sería casi imposible comer), la puso en una de las servilletas, se armó de valor y levantó el brazo (y la mirada) hacia Leo. Tensó los labios en lo que intentó ser una sonrisa y le preguntó: "¿Está bien?"
Su inseguridad era tal que hasta pensó en que quizás si Leo estaba a dieta se enojaría con él por darle una porción tan grande.

[Eren Morikawa]

Estaba claro que la mayoría de los malestares físicos de Eren eran en el estómago, por eso estaba tan flaco. El estrés que juntaba durante el día a veces no le dejaba cenar más que un vaso de jugo y un par de bocados de lo que hubiese en el plato, como para poder escribirle a su madre 'Sí, cené' en lugar de 'No toqué ni el plato'.
Abrió los ojos más grandes de lo normal. ¿La torta estaba tan buena que la Gryffindor quería llevarle a otra persona? Bajó la vista hacia la torta. Le estaban volviendo las ganas de comer, ¡gracias!
Asintió, primero despacio y luego un poco más enérgicamente. "Claro... ¿En... una servilleta?" preguntó, mirándola de nuevo.

[Eren Morikawa]

Dudo que con un exceso de torta una sola vez en el año lo volvamos gordo. Así que no te preocupes, que si a la tarde le pasa algo malo seguramente no cena y con eso compensa las calorías.

"Oh, sí" dijo, soltando una risita nerviosa al recordar que era su cumpleaños.
Antes de servirse para él, Eren sirvió una gran porción para la amiga de Leo. Honestamente, no se imaginaba terminando ese pastel entero él solo, pero tampoco se imaginaba repartiéndole a todos sus compañeros porciones normales. Le venía bien el entusiasmo de ella, porque podía servirle porciones enormes y tendría menos pastel con el cual sentir culpa luego, si es que se ponía feo y no se animaba a convidarle a nadie más.
Luego de servirle la porción, estiró el brazo para entregársela. Si Leo quería comer también ese pedazo y luego pedirle más para la amiga (o amigas, mejor aún), le daría una porción más grande todavía, sin problema alguno.

[Eren Morikawa]

"Gracias" contestó, para luego concentrarse en cortar una porción de pastel pequeña para él mismo. Con la porción en la servilleta, recordó su trauma número... Olvídenlo, ya no recuerdo el número, pero es el trauma de comer en público. En pocas palabras: lo traumaba inmensamente hablar y comer a la vez, porque temía siempre tener comida entre los dientes, escupir... Y una lista bastante larga de accidentes ridículos que había visto en el Gran Salón. Accidentes que no le habían pasado a él, pero que lo traumaban por todos los 'y si...' que pasaban por su mente. ¿Y si se atoraba y terminaba escupiendo torta por la nariz? ¿Y si le quedaba un pedazo de chocolate en la mejilla y se daba cuenta horas después, cuando iba al baño? ¿Y si...?
No, demasiadas oportunidades de aumentar su lista de traumas.

"Yo comeré luego" comentó, dejando la porción cortada junto al pastel.

[Eren Morikawa]

Vivir debajo de su cama no iba a dar buenos resultados: seguramente Royce se agacharía para contarle las novedades de cada día y hasta ahí llegaría su vida de ermitaño.

"Es verdad... Lo comeré luego de las clases" aseguró. Evitó mirarla mientras hablaba, porque sí había notado el chocolate y no quería avergonzarla haciéndolo obvio. De todas formas no dejaría que Leo se fuese de allí con chocolate en el rostro.
Quizás se le incendiaba el rostro mientras trataba de hacerle notar que se tenía que limpiar, pero no la dejaría pasar vergüenza. Porque no le es fácil pensar que a ella (o a cualquier alumno de los que comen como salvajes en el Gran Salón) podía importarle cero eso de tener comida en el rostro.

Levantó la vista solo para chequear si ella ya se había limpiado.

[Eren Morikawa]

Dicho y hecho: a Eren se le incendió el rostro cuando ella le sonrió.
"Tienes..." dijo, bajando y levantando la vista de nuevo varias veces, nervioso. "...chocolate" terminó de decir, bajito y señalándose su propia cara, espejando el lado que ella tenía manchado.
Intentó sonreír, tratando de mostrar con el rostro que no se lo estaba diciendo como crítica sino como ayuda (porque hasta esas cosas piensa en segundos, el pobre... ¡Como para no estresarse con las interacciones humanas!), pero su cara tensa hizo lo que quiso y al final terminó apretando los labios en una línea recta.