La mariposa inoperante

[Liv Dahl]

Si Liv fuese de cualquier otra casa jamás habría podido asistir a la fiesta, y no por cualquier razón que se les puede estar ocurriendo sino porque literalmente habría muerto antes de llegar. Si la empujaban, ella se tropezaba, no se acordaba de un escalón falso se habría caído de bruces al suelo, con la alta probabilidad de golpearse la cabeza o caerse por la barandilla a su destino fatal. ¿Por qué? Se preguntarán, y la razón es porque a Liv se le ocurrió la brillante idea de convertirse en una mariposa inoperante para Halloween.

La idea se le ocurrió de repente, como si hubiese sido obvio que podría volverse mariposa, también era muy sencillo, solo necesitaba tela que ni siquiera tenía que ser de buena calidad, pero luego de cortar las alas y hacer un encantamiento sencillo para ponerlas fijas y hacer que se movieran un poco, Liv estaba lista para volar en el sentido figurado de la palabra.

Ahora bien, quería convertirse en una mariposa lo más realista posible, como si tal cosa pudiese hacerse, así que envolvió su cuerpo como si fuese una momia hasta llegar a sus tobillos. En el espejo creía que se veía muy bien y el hecho de caminar dando saltitos tampoco le pareció tan malo con tal de verse adecuadamente para la fiesta. ¿Ya ven por qué era tan beneficioso estar en la planta baja?

Llegó cansada pero segura de sí misma al gran comedor, asombrada como siempre de la decoración. Dado que no podría bailar más que moviendo los brazos, Liv hizo lo que todos los que no bailan pueden hacer en una fiesta: ir a la mesa de la comida.

Dando saltitos se aproximó a la mesa más cercana y revisó con cuidado lo que podía comer.

Abierto