Título: Ritual
Disclaimer: Esta historia está basada en personajes y lugares creados por JK Rowling, y pertenecientes a ella. Seguiré siendo pobre incluso luego de publicar esto, y no se intenta violar copyrights. Hay personajes que no me pertenecen pero sí la historia aquí contada.
Tipo: General
Personajes: Colin y sus Bullies
Cantidad de Palabras: Prepárense para leer 1750 palabras.
Comentarios del autor: Yo soy experta en desvirtuar personajes ajenos y me disculpo por eso, espero que igual se disfrute. No es exactamente una leyenda o un cuento de terror pero algo de Halloween sale.
Colin McClure escribió:-De todas las ideas que has tenido, Colin. Ésta es sin duda la peor- Se dijo Colin McClure cuando caminaba adentrándose al Bosque Prohibido. Mientras avanzaba, las hojas marchitas esparcidas en el suelo hacían un gran estruendo y se le erizaban los cabellos de la nuca. Nunca se había sentido tan estúpido y eso es mucho para decir, puesto que él se siente un completo idiota la mayoría del tiempo.
Podía escuchar su respiración agitada y al abrir la boca veía el humo que producía su propio aliento. Hacía mucho frío, aunque la verdad es que no se podía esperar una noche calurosa cuando estaban a finales de octubre. La noche de Halloween.
Colin aguzó el oído. Sólo se escuchaban los sonidos de las aves y de las hojas al agitarse contra el helado viento. Aunque estaba cubierto con lo que podrían ser miles de capas de ropa, tiritaba. Muchas veces se había sentido solo cuando estaba en la Sala Común a altas horas de la noche, pero esa era otra definición de soledad. Una que realmente puede herirte y que no quieres volver a pasar.
Colin se detuvo. Había contado cien pasos, como le habían ordenado, y ahora se encontraba en un pequeño espacio, rodeado de árboles enormes. Sintiéndose desagradablemente pequeño, Colin sacó su varita y abrió la boca.
*** -Gabe, lo estás ahogando- Dijo Shiloh entre risas. Él se encontraba recostado en el umbral de la puerta del cubículo, lejos del agua sucia y los gérmenes. Shiloh jamás se ensuciaba las manos. Para eso estaba Gabriel Cook, que parecía divertirse de lo lindo.
Por su parte, el moreno de casi dos metros tenía una sonrisa imperceptible en los labios. Era impresionante el poder que te puede hacer sentir un enclenque como Colin. Por eso era su víctima favorita.
-Es en serio, Gabe. Sácalo ya- El tono de Shiloh cambió a uno más serio.
Entre gruñidos, Gabe Cook sacó la cabeza de Colin del retrete. Tenía una mano agarrando con fuerza su cabello y la otra conteniendo las pequeñas muñecas del Hufflepuff. Estaba completamente inmovilizado.
-¿Sabes, Colin? Estoy de muy buen humor hoy- Comenzó Shiloh. Su voz sonaba soñadora, como si estuviese contando un cuento de hadas o algo parecido –Y es por eso que te voy a dar una oportunidad para deshacerte de nosotros de una vez por todas- Las miradas de Gabe y Shiloh se encontraron y hubo un prolongado silencio. Colin no podía ver nada; tenía los ojos cerrados porque no quería que le entrara agua sucia de retrete. Ya le había pasado y muchas veces terminaba con irritación. -¿Estás interesado en dejar de tener estás románticas citas en los baños?- Dijo finalmente. Ahora Colin lo sentía muy cerca. Shiloh se había acercado para hablarle en el oído.
Colin sabía, en el fondo, que todo era un truco. Uno muy sucio y probablemente estúpido, pero decir “No gracias” también le sonaba idiota. No tenía demasiadas opciones –Seguro- Contestó. Le entró agua en la boca por lo que escupió. El gesto le dio asco a Gabe así que la agarró con más fuerza el cabello, jalándoselo. Colin reprimió un grito de dolor.
-¡Excelente! Muy inteligente de tu parte, Colin- Dijo Shiloh. Colin escuchó un sonido metálico en el aire. Supuso que era Shiloh lanzando un galeón al aire. Ese gesto le era muy frecuente, como si quisiera demostrarle al mundo que tiene tanto dinero que puede andar jugando con monedas de gran valor. Colin siempre pensó que era algo muy estúpido, pero nunca lo llegó a decir. –En realidad es todo muy simple. Como ya debes saber, hoy en Halloween y es una fecha muy especial, ¿Sabes por qué, Colin?- Hizo una pausa. No esperó a que él contestara –Si, ya sé lo que estás pensando, pero no, esa no es la razón más importante. Lo cierto es que Halloween es un día en el que se pueden hacer muchas cosas, y tu buen amigo Gabe y yo nos pusimos a revisar unos libros, fue entonces cuando encontramos este ritual. Muy sencillo te digo. No es nada peligroso pero tiene un pequeñísimo margen de error. Ponlo de pie Gabe, necesito que me mire-.
Gabriel, que no le gustaba mucho recibir órdenes, jalándole el cabello a Colin, lo hizo ponerse de pie. Colin sabía que debía abrir los ojos, así que lo hizo, pestañeando varias veces para evitar que le entrara agua. Sentía el agua gotear en su pecho y espalda, sabía que estaba empapado y que parecía un perrito mojado por la lluvia.
-Muy bien. El asunto es así. Es un ritual para atraer a un hombre lobo pero sin que éste te haga un daño real. Recitarás un hechizo que lo llevará hasta ti pero que te protegerá. Nosotros no estaremos allí, porque está prohibido salir en la noche y estar en el Bosque- Shiloh hizo una pausa para inclinarse y ver a Colin fijamente a los ojos –Pero si tú haces todo eso, y nos cuentas si funcionó, te dejaremos en paz. Para siempre- Shiloh sonrió de oreja a oreja cuando notó que a Colin se le ponían los ojos como platos.
Aunque él sabía que era un truco, la idea de que dejaran de torturarlo hizo que su corazón latiera con rapidez. En su pecho creció una esperanza que no había sentido nunca. Debía intentarlo. Igual nada puede ser más horrible que las citas románticas con Gabe y Shiloh.
*** -¡OH, GRAN ESPÍRITU DEL BOSQUE!- Comenzó a recitar Colin en voz alta, leyendo el hechizo que le habían dado en un arrugado papel. Apenas si podía entender la letra y no sólo porque estaba muy pequeña sino porque no podía dejar de temblar. No sabía si por miedo o frío. Seguramente ambos. –YO INVOCO TUS GRANDES PODERES, GRAN ESPÍRITU. POR FAVOR, HAZME EL HONOR DE MOSTRARME HASTA DÓNDE PUEDE LLEGAR TU MAGIA ATRAYENDO HACIA MI UN HIJO DE LA LUNA PERO SIN HACERME NINGÚN DAÑO. ¡OH, GRAN ESPÍRITU DEL BOSQUE! YO TE LLAMO PARA QUE BUSQUES UN LICÁNTROPO Y LO TRAIGAS A MI, SIN HACERME NINGÚN DAÑO- Colin guardó el papel y comenzó a hacer círculos sobre su cabeza con la varita -¡GUAU! ¡GUAU! ¡GUAU!- Exclamó, haciendo un triste intento de imitar el ladrido de un lobo.
Entonces lo oyó. Al principio pensó que estaba alucinando, que todo era producto de su asustada mente, pero era real. Pasos, de un animal pesado, se aproximaban a Colin. Pensó en correr, pero si era un auténtico hombre lobo no tendría ni la menor oportunidad de huir y Shiloh le había dicho que debía quedarse en el lugar donde había hecho el hechizo, porque allí era donde iba a estar protegido.
Los pasos se hicieron más fuertes, Colin temblaba de arriba abajo. Se le cayó su varita al piso y no tuvo el valor de inclinarse a recogerla. Estaba muy asustado, más de lo que nunca había estado en su vida. Pensó que había llegado su fin y se sintió muy enfadado consigo mismo. Iba a morir gracias a las personas que más odiaba en el mundo y no podía hacer nada al respecto.
Un olor que no pudo identificar en el momento llegó a sus narices. Los pasos se volvieron grandes zancadas. La criatura se acercaba corriendo. Colin miró a todos lados, buscando a la cosa que le causaría la muerte. Finalmente, una figura se vislumbró en la neblina. Era muy grande y venía corriendo hacia él dando saltos. Colin trató de pensar en sus últimas palabras pero sólo pudo pensar en su madre. Unos grandes ojos amarillos lo miraron entre la oscuridad. Iba a saltar sobre él. Colin cerró los ojos y alzó los brazos tratando de protegerse. La criatura saltó sobre él, rasgándole la tela de los brazos y tirándolo al suelo. Colin sintió su enorme peso sobre él, incapaz de abrir los ojos comenzó a llorar. Ese era el fin y en su mente le decía adiós a su familia.
Y de repente, ya no sintió nada.
Colin pensó que había muerto, si no fuese porque la piel de su brazo le ardía allí donde la criatura le había rasguñado, y las risas…
Poco a poco, Colin abrió los ojos. Quiso secarse las lágrimas pero ya dos personas saltaban de los árboles que tenía detrás. Incluso antes de poder identificarlos de vista, Colin ya sabía quiénes eran.
-Por un momento pensé que te ibas a cagar encima, Colin- La voz de Gabe le retumbó en los oídos –Shiloh, muy bonito detalle el que imitara a un perro, muy bonito-.
Otra risa –Lo sé, lo sé. Soy un genio- Gabe fulminó a Shiloh con la mirada –De acuerdo, los dos somos genios. El romántico poema lo escribiste tú, después de todo-.
Colin no sabía qué hacer. Se incorporó penosamente sosteniéndose de sus codos –Pe-pero la cosa…- Balbuceó.
-¿Te refieres a bigotes?- Gabe alzó en mentón, señalando hacia atrás.
Colin se giró un poco y no podía dar crédito a lo que veía. Un enorme y obeso gato negro, que podía ser del tamaño de un perro grande, comía un atún con pasión. Pescado. Ese había sido el olor que había percibido. Como una película, Colin se imaginó lo que había pasado. Habían aumentado de tamaño a un gato y lo habían dejado en el bosque. Se montaron en los árboles esperando por su llegada y atrajeron al gato sosteniendo un enorme atún sobre la cabeza de Colin. El gato sólo le usó como trampolín hasta llegar al atún y por eso le había saltado encima. Qué estúpido se sentía.
-Te diría que alguna vez tú podrás hacer algo así, pero te di clases. Sé que no puedes ni aumentar de tamaño a una hormiga- La voz de Gabe sonaba melodiosa y grave, con ese acento Escocés que a Colin le parecía tan familiar.
Colin no sabía qué decir. Sabía que cualquier cosa que dijera lo iba a tornar en alguien más patético de lo que ya era. Abrió la boca para decir algo, sintiendo que el labio inferior le temblaba, así que la cerró de inmediato. Esperaba que la oscuridad la tapara su rostro consternado.
Entonces Gabe se acercó a Colin y flexionó las rodillas hasta quedar en cuclillas -¿Realmente creíste que te ibas a deshacer de nosotros?- Sus ojos escrutaron a Colin con maldad y Colin le regresó una mirada cargada de odio.
–Eso no va a pasar ni en tus sueños más dulces, McClunge- Y en sus labios se dibujó una sonrisa.