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Noveno Desafío: Cuentos de terror y Leyendas de Hogwarts

Aquí guardaremos todos los desafíos que ya se encuentran cerrados. ¡Pasen y vean las cosas geniales que se hicieron en el foro!
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Colin McClure
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Noveno Desafío: Cuentos de terror y Leyendas de Hogwarts

Mensaje por Colin McClure »

[+] Noveno Desafío
Cuentos de terror y Leyendas de Hogwarts
Las fechas para participar serán del Martes 1 de Octubre al Martes 15 de Octubre y las fechas de votación serán del Miércoles 16 de Octubre al Martes 22 de Octubre.

El ganador será anunciado el Miércoles 23 de Octubre.

La temática para el noveno desafío será: Cuentos de Terror y Leyendas de Hogwarts

Octubre es sinónimo de Halloween y Halloween es sinónimo de narrar cuentos de terror alrededor de una hoguera en el bosque a la noche. Una oportunidad ideal para dejarse inspirar por la Noche de Brujas y dejar salir las historias más tenebrosas que nuestras mentes puedan crear.

Pueden aplicar este tema a un escrito de cualquier género, romántico, acción, drama, humor, etc.

Los votos se realizan por mensaje privado a la cuenta de Administradoras, que contará los votos. Tienen 7 días para votar, en caso de no poder hacerlo en esa fecha por favor comuníquense con cualquier miembro de la administración.

Posteen su historia como respuesta a este post inicial con la siguiente forma:

Código: Seleccionar todo

Título:
Disclaimer: Esta historia está basada en personajes y lugares creados por JK Rowling, y pertenecientes a ella. Ningún dinero se ha ganado con esta historia, y no se intenta violar copyrights. Tal personaje me pertenece, al igual que la historia aquí desarrollada. 
Tipo: (¿Romance, humor, drama, general?) 
Personajes: (Opcional) 
Cantidad de Palabras: 
Comentarios del autor: 
Y, si quieren proponer alguna idea para el próximo desafío, serán más que bienvenidos.

Ante cualquier duda o pregunta, no tengan miedo de consultar. ¡Éxitos!


Título: Ritual
Disclaimer: Esta historia está basada en personajes y lugares creados por JK Rowling, y pertenecientes a ella. Seguiré siendo pobre incluso luego de publicar esto, y no se intenta violar copyrights. Hay personajes que no me pertenecen pero sí la historia aquí contada.
Tipo: General
Personajes: Colin y sus Bullies
Cantidad de Palabras: Prepárense para leer 1750 palabras.
Comentarios del autor: Yo soy experta en desvirtuar personajes ajenos y me disculpo por eso, espero que igual se disfrute. No es exactamente una leyenda o un cuento de terror pero algo de Halloween sale.
Colin McClure escribió:-De todas las ideas que has tenido, Colin. Ésta es sin duda la peor- Se dijo Colin McClure cuando caminaba adentrándose al Bosque Prohibido. Mientras avanzaba, las hojas marchitas esparcidas en el suelo hacían un gran estruendo y se le erizaban los cabellos de la nuca. Nunca se había sentido tan estúpido y eso es mucho para decir, puesto que él se siente un completo idiota la mayoría del tiempo.

Podía escuchar su respiración agitada y al abrir la boca veía el humo que producía su propio aliento. Hacía mucho frío, aunque la verdad es que no se podía esperar una noche calurosa cuando estaban a finales de octubre. La noche de Halloween.

Colin aguzó el oído. Sólo se escuchaban los sonidos de las aves y de las hojas al agitarse contra el helado viento. Aunque estaba cubierto con lo que podrían ser miles de capas de ropa, tiritaba. Muchas veces se había sentido solo cuando estaba en la Sala Común a altas horas de la noche, pero esa era otra definición de soledad. Una que realmente puede herirte y que no quieres volver a pasar.

Colin se detuvo. Había contado cien pasos, como le habían ordenado, y ahora se encontraba en un pequeño espacio, rodeado de árboles enormes. Sintiéndose desagradablemente pequeño, Colin sacó su varita y abrió la boca.
*** -Gabe, lo estás ahogando- Dijo Shiloh entre risas. Él se encontraba recostado en el umbral de la puerta del cubículo, lejos del agua sucia y los gérmenes. Shiloh jamás se ensuciaba las manos. Para eso estaba Gabriel Cook, que parecía divertirse de lo lindo.

Por su parte, el moreno de casi dos metros tenía una sonrisa imperceptible en los labios. Era impresionante el poder que te puede hacer sentir un enclenque como Colin. Por eso era su víctima favorita.

-Es en serio, Gabe. Sácalo ya- El tono de Shiloh cambió a uno más serio.

Entre gruñidos, Gabe Cook sacó la cabeza de Colin del retrete. Tenía una mano agarrando con fuerza su cabello y la otra conteniendo las pequeñas muñecas del Hufflepuff. Estaba completamente inmovilizado.

-¿Sabes, Colin? Estoy de muy buen humor hoy- Comenzó Shiloh. Su voz sonaba soñadora, como si estuviese contando un cuento de hadas o algo parecido –Y es por eso que te voy a dar una oportunidad para deshacerte de nosotros de una vez por todas- Las miradas de Gabe y Shiloh se encontraron y hubo un prolongado silencio. Colin no podía ver nada; tenía los ojos cerrados porque no quería que le entrara agua sucia de retrete. Ya le había pasado y muchas veces terminaba con irritación. -¿Estás interesado en dejar de tener estás románticas citas en los baños?- Dijo finalmente. Ahora Colin lo sentía muy cerca. Shiloh se había acercado para hablarle en el oído.

Colin sabía, en el fondo, que todo era un truco. Uno muy sucio y probablemente estúpido, pero decir “No gracias” también le sonaba idiota. No tenía demasiadas opciones –Seguro- Contestó. Le entró agua en la boca por lo que escupió. El gesto le dio asco a Gabe así que la agarró con más fuerza el cabello, jalándoselo. Colin reprimió un grito de dolor.

-¡Excelente! Muy inteligente de tu parte, Colin- Dijo Shiloh. Colin escuchó un sonido metálico en el aire. Supuso que era Shiloh lanzando un galeón al aire. Ese gesto le era muy frecuente, como si quisiera demostrarle al mundo que tiene tanto dinero que puede andar jugando con monedas de gran valor. Colin siempre pensó que era algo muy estúpido, pero nunca lo llegó a decir. –En realidad es todo muy simple. Como ya debes saber, hoy en Halloween y es una fecha muy especial, ¿Sabes por qué, Colin?- Hizo una pausa. No esperó a que él contestara –Si, ya sé lo que estás pensando, pero no, esa no es la razón más importante. Lo cierto es que Halloween es un día en el que se pueden hacer muchas cosas, y tu buen amigo Gabe y yo nos pusimos a revisar unos libros, fue entonces cuando encontramos este ritual. Muy sencillo te digo. No es nada peligroso pero tiene un pequeñísimo margen de error. Ponlo de pie Gabe, necesito que me mire-.

Gabriel, que no le gustaba mucho recibir órdenes, jalándole el cabello a Colin, lo hizo ponerse de pie. Colin sabía que debía abrir los ojos, así que lo hizo, pestañeando varias veces para evitar que le entrara agua. Sentía el agua gotear en su pecho y espalda, sabía que estaba empapado y que parecía un perrito mojado por la lluvia.

-Muy bien. El asunto es así. Es un ritual para atraer a un hombre lobo pero sin que éste te haga un daño real. Recitarás un hechizo que lo llevará hasta ti pero que te protegerá. Nosotros no estaremos allí, porque está prohibido salir en la noche y estar en el Bosque- Shiloh hizo una pausa para inclinarse y ver a Colin fijamente a los ojos –Pero si tú haces todo eso, y nos cuentas si funcionó, te dejaremos en paz. Para siempre- Shiloh sonrió de oreja a oreja cuando notó que a Colin se le ponían los ojos como platos.

Aunque él sabía que era un truco, la idea de que dejaran de torturarlo hizo que su corazón latiera con rapidez. En su pecho creció una esperanza que no había sentido nunca. Debía intentarlo. Igual nada puede ser más horrible que las citas románticas con Gabe y Shiloh.
*** -¡OH, GRAN ESPÍRITU DEL BOSQUE!- Comenzó a recitar Colin en voz alta, leyendo el hechizo que le habían dado en un arrugado papel. Apenas si podía entender la letra y no sólo porque estaba muy pequeña sino porque no podía dejar de temblar. No sabía si por miedo o frío. Seguramente ambos. –YO INVOCO TUS GRANDES PODERES, GRAN ESPÍRITU. POR FAVOR, HAZME EL HONOR DE MOSTRARME HASTA DÓNDE PUEDE LLEGAR TU MAGIA ATRAYENDO HACIA MI UN HIJO DE LA LUNA PERO SIN HACERME NINGÚN DAÑO. ¡OH, GRAN ESPÍRITU DEL BOSQUE! YO TE LLAMO PARA QUE BUSQUES UN LICÁNTROPO Y LO TRAIGAS A MI, SIN HACERME NINGÚN DAÑO- Colin guardó el papel y comenzó a hacer círculos sobre su cabeza con la varita -¡GUAU! ¡GUAU! ¡GUAU!- Exclamó, haciendo un triste intento de imitar el ladrido de un lobo.

Entonces lo oyó. Al principio pensó que estaba alucinando, que todo era producto de su asustada mente, pero era real. Pasos, de un animal pesado, se aproximaban a Colin. Pensó en correr, pero si era un auténtico hombre lobo no tendría ni la menor oportunidad de huir y Shiloh le había dicho que debía quedarse en el lugar donde había hecho el hechizo, porque allí era donde iba a estar protegido.

Los pasos se hicieron más fuertes, Colin temblaba de arriba abajo. Se le cayó su varita al piso y no tuvo el valor de inclinarse a recogerla. Estaba muy asustado, más de lo que nunca había estado en su vida. Pensó que había llegado su fin y se sintió muy enfadado consigo mismo. Iba a morir gracias a las personas que más odiaba en el mundo y no podía hacer nada al respecto.

Un olor que no pudo identificar en el momento llegó a sus narices. Los pasos se volvieron grandes zancadas. La criatura se acercaba corriendo. Colin miró a todos lados, buscando a la cosa que le causaría la muerte. Finalmente, una figura se vislumbró en la neblina. Era muy grande y venía corriendo hacia él dando saltos. Colin trató de pensar en sus últimas palabras pero sólo pudo pensar en su madre. Unos grandes ojos amarillos lo miraron entre la oscuridad. Iba a saltar sobre él. Colin cerró los ojos y alzó los brazos tratando de protegerse. La criatura saltó sobre él, rasgándole la tela de los brazos y tirándolo al suelo. Colin sintió su enorme peso sobre él, incapaz de abrir los ojos comenzó a llorar. Ese era el fin y en su mente le decía adiós a su familia.

Y de repente, ya no sintió nada.

Colin pensó que había muerto, si no fuese porque la piel de su brazo le ardía allí donde la criatura le había rasguñado, y las risas…

Poco a poco, Colin abrió los ojos. Quiso secarse las lágrimas pero ya dos personas saltaban de los árboles que tenía detrás. Incluso antes de poder identificarlos de vista, Colin ya sabía quiénes eran.

-Por un momento pensé que te ibas a cagar encima, Colin- La voz de Gabe le retumbó en los oídos –Shiloh, muy bonito detalle el que imitara a un perro, muy bonito-.

Otra risa –Lo sé, lo sé. Soy un genio- Gabe fulminó a Shiloh con la mirada –De acuerdo, los dos somos genios. El romántico poema lo escribiste tú, después de todo-.

Colin no sabía qué hacer. Se incorporó penosamente sosteniéndose de sus codos –Pe-pero la cosa…- Balbuceó.

-¿Te refieres a bigotes?- Gabe alzó en mentón, señalando hacia atrás.

Colin se giró un poco y no podía dar crédito a lo que veía. Un enorme y obeso gato negro, que podía ser del tamaño de un perro grande, comía un atún con pasión. Pescado. Ese había sido el olor que había percibido. Como una película, Colin se imaginó lo que había pasado. Habían aumentado de tamaño a un gato y lo habían dejado en el bosque. Se montaron en los árboles esperando por su llegada y atrajeron al gato sosteniendo un enorme atún sobre la cabeza de Colin. El gato sólo le usó como trampolín hasta llegar al atún y por eso le había saltado encima. Qué estúpido se sentía.

-Te diría que alguna vez tú podrás hacer algo así, pero te di clases. Sé que no puedes ni aumentar de tamaño a una hormiga- La voz de Gabe sonaba melodiosa y grave, con ese acento Escocés que a Colin le parecía tan familiar.

Colin no sabía qué decir. Sabía que cualquier cosa que dijera lo iba a tornar en alguien más patético de lo que ya era. Abrió la boca para decir algo, sintiendo que el labio inferior le temblaba, así que la cerró de inmediato. Esperaba que la oscuridad la tapara su rostro consternado.

Entonces Gabe se acercó a Colin y flexionó las rodillas hasta quedar en cuclillas -¿Realmente creíste que te ibas a deshacer de nosotros?- Sus ojos escrutaron a Colin con maldad y Colin le regresó una mirada cargada de odio.

–Eso no va a pasar ni en tus sueños más dulces, McClunge- Y en sus labios se dibujó una sonrisa.


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Gretchen Crowley
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Mensaje por Gretchen Crowley »

Título: La decisión
Disclaimer: Esta historia y sus personajes están basados en personajes y lugares creados y pertenecientes a J.K. Rowling. Ningún dinero se ha ganado con esta historia, y no se intenta violar copyrights. La historia aquí contada es de mi autoría, aunque haya tanto personaes que me pertenecen como otros que no.
Tipo: ¿Hay algún género que sea "crisis médica"? Sino suspenso /drama.
Personajes: Julie Olivier y pacientes.
Cantidad de Palabras: 1.536 (perdonen que sea tan largo u_u)
Comentarios del autor: No es de terror-terror, pero sus consecuencias lo serán.

Julie no sabía qué era el efecto mariposa, y en realidad nunca lo supo, porque desconocía cómo podría ser el futuro si ella no utilizaba ese Giratiempos.
Pero nosotros sí lo sabemos.


Esa tarde en el San Mungo había sido tan normal como cualquier otra. El caso más grave que había atendido ella sola había sido un chico de unos catorce años con laceraciones de Lazo del Diablo en los brazos y el cuello que, por suerte, no habían sido trágicos. Luego había asistido a un viejo Medimago de pulso débil con las suturas (a punta de varita) en el abdomen de una mujer a la que le habían tenido que extirpar un parásito gigante de los intestinos. El resto habían sido los clásicos cortes, golpes y pestes comunes a todos los magos.

Por la noche le tocaba quedarse de guardia en el Tercer Piso ("Pociones y Plantas Venenosas") junto con un Medimago experimentado de nombre Gregor, que la supervisaba. No era la especialidad en la que se sentía más cómoda (lo suyo eran las fracturas expuestas y las contusiones, porque, seamos realistas: prácticamente las había experimentado todas), pero tenía que pasar un buen tiempo en cada uno de los pisos para terminar de recibirse como Medimaga. Gregor y ella estaban solos en el sector, aunque la política del San Mungo consistía en que uno de ellos fuese a los demás pisos si era necesario.

Cerca de la medianoche, con Gregor en el Segundo Piso y Julie sola en el Tercero, las enfermeras trajeron foltando con rapidez dos camillas. Julie al instante se acopló al paso de ellas, escuchándolas.

- Estos dos estaban jugando a esconderse en el jardín del niño y recibieron picaduras de una Tentácula Venenosa, que al parecer crecía escondida entre unos arbustos. La niña respira bien, pero la piel está empezando a ponérsele negra. -dijo la enfermera de la izquierda, por lo que Julie miró a la niña con más detenimiento: tendría unos siete años, era delgada y parecía no poder soportar mucho tiempo más el veneno.

- El niño respira con dificultad -dijo la otra enfermera, a su derecha-, recibió una picadura en el cuello. Hay que atenderlos de inmediato a ambos.

Julie salió del shock de ver a una niña tan parecida a ella yaciendo en ese estado y se giró hacia el niño, mientras lo acomodaban en el espacio entre dos cortinas cerradas. Lo miró y sintió que el corazón le daba un vuelco: era uno de los niños Weasley, creía que el menor. Ella los conocía prácticamente de toda su vida. Sin notar la expresión de shock de Julie, las enfermeras terminaron de acomodar a los niños, uno detrás de cada cortina.

Julie se quedó junto al que ya estaba segura de que era Ronald Weasley. - Ve a buscar a Gregor, por favor, URGENTE -, le dijo a una de ellas.

Se las tendría que arreglar con la enfermera restante para poder atender a ambos niños a la vez. Había que drenarles la sangre, pasarla por un aparato llamado simplemente Filtro (que se veía como un embrollo de finas mangueras de cobre del tamaño de una mesa de luz) lleno del antídoto y volvérselas a meter en el cuerpo. Y solo había un Filtro, así que Julie decidió preguntarle a la enfermera quién era el más grave de ambos, porque en los cinco minutos que duraba el proceso (extremadamente doloroso por la velocidad a la que hacía pasar la sangre por las venas, pero totalmente efectivo en esos momentos de vida o muerte), el otro niño podría morir.

El anuncio que surgió del aire mismo, la calló antes de hablar:

- ¡EMERGENCIA EN LA PLANTA BAJA! ¡TODO EL PERSONAL A LA PLANTA BAJA! ¡EMERGENCIA EN LA PLANTA BAJA! ¡TODO EL PERSONAL A LA PLANTA BAJA!

- ¡Ponles el Filtro! ¿Sabes cómo? -, le dijo la enfermera, ya caminando hacia atrás para salir corriendo. Esperó el asentimiento de Julie y desapareció por las escaleras, dejándola con la pregunta en los labios.

- Oh, Merlín -, murmuró Julie, comenzando a preparar el Filtro, que se encontraba en el pasillo frente a las dos camillas.- Oh, Merlín.

Unos segundos más tarde llevó la mesa con ruedas que sostenía el Filtro al punto medio entre ambas camillas. Tenía que decidir a cuál de los niños trataría. Un gemido se escapó de la niña, pero Ronald no emitió sonido alguno. Eso la preocupó más, así que se acercó a él y, al verlo cambiar de color más rápido que la niña, decidió que él el peligro era igual, pero que era más probable que ella aguantara unos momentos más. "Solo cinco minutos, aguanta solo cinco minutos más, por favor", pensó desesperada mientras insertaba las dos puntas salientes del aparato en las venas del niño, de forma decidida.

Mientras el Filtro hacía su trabajo, ella se pasó al otro lado de la cortina para ver a la niña. El alma se le cayó al piso cuando notó que la pequeña y frágil rubiecita no respiraba. Julie le aplicó todas las técnicas de resucitación que conocía, sin obtener resultado alguno.

El sonido del Filtro indicando que ya había terminado el proceso la devolvió a la realidad: la niña había muerto. Se le había muerto a ella. Como jugando cruelmente con su conciencia, desde la escalera le llegaron voces fuertes y pasos, y escuchó a una mujer gritar:

- ¡Déjenme pasar! ¡Es mi única hija! ¡Déjenme pasar, por favoooor!

Las enfermeras o los guardias al parecer estaban haciendo su trabajo, manteniendo a la mujer en su lugar. Y eso le dio tiempo a Julie para tomar una decisión espantosa. Haría abuso de algo que sabía que Gregor tenía guardado en un cajón de su escritorio: un Giratiempo.

El cajón estaba cerrado bajo llave y jamás había sabido que alguien lo utilizara (quizás porque jamás había sido ella quien lo hiciera), pero a Julie no le importaba nada más en ese momento: tenía que salvar a la niña. Esa niña era la hija única de alguien.

Y los Weasleys eran muchos.
~ o ~ Cuando volvió al presente, el Filtro estaba conectado a los brazos de la niña, como ella lo había decidido. Se dirigió hacia la camilla en la que reposaba Ronald, inerte y con la piel ya de un negro opaco, definitivo. Le tocó los cabellos rojos y comenzó a llorar de una forma en la que no había llorado jamás. Era su primer paciente muerto, y era alguien que conocía.

Gregor se acercó y evaluó la situación, descartando cualquier culpabilidad por parte de Julie: su decisión había sido prácticamente imposible. Se acercó y la sacó del cubículo, tomándola por los hombros. Jamás se enteraría de la intrusión a su escritorio.
~ o ~ Años después, Julie recibió una carta de parte de la niña, como todos los años. Al parecer la madre jamás dejaría que la niña olvidase a su salvadora. La carta de ese año era especial, porque el remitente era de Hogwarts, cosa que emocionó a Julie y la llenó de alegría en igual medida que la llenó de tristeza: una niña había entrado a Hogwarts gracias a ella; un niño jamás había tenido esa posibilidad, también gracias a ella.

La carta decía:
Querida Julie:

Este año estoy en el colegio. ¡Entre a la misma casa que ibas tú, me dijo mi madre! Gryffindor es genial, tengo unos compañeros muy buenos y con mis compañeras Parvati y Lavender me llevo muy bien. También me llevo muy bien con dos chicas de Ravenclaw, que es donde fue mi mamá. Se llaman Cho y Hermione. Hermione me dijo que casi entra en mi casa, pero que el Sombrero le dijo que ella y yo éramos muy parecidas pero que entonces ella iría mejor en Ravenclaw. ¡Creo que por eso que le dijo el Sombrero se hizo mi amiga!
Otro de mis compañeros de curso era un chico super famoso: ¡Harry Potter! ¿Puedes creerlo? Pero hace un par de semanas se fue del colegio. El Profesor Dumbledore dijo que se había ido a vivir con unos parientes que tenía en otro país, ¡pero mis compañeros dicen que se murió! Yo no les creo, ¿cómo se va a morir si es famoso? Seguro tenía gente que lo cuidaba.
Cuando termine el año me dijo mi mamá que nosotras también nos mudaremos, pero no me dijo por qué. Como ella se pone nerviosa cada vez que le pregunto, ya no lo hago. ¡Yo no quiero dejar de ir al colegio! Cuando sepa dónde estoy te escribiré. Tendré que escribirle a mis amigas también, espero que algún día volvamos.
Espero que tu trabajo nuevo esté genial como el anterior. ¡Eres lo más!

Tengo que ir a clase, así que te dejo. ¡Hasta otra carta!
Orianne Burrock
Lunes 22 de Julio de 1992, Colegio Hogwarts
Julie sonrió con tristeza y dejó la carta sobre su escritorio. Le contestaría luego, cuando decidiera qué decirle que no implicase lo que sabía: que el niño que vivió ya no lo hacía más; que todas sus esperanzas como brujos libres estaban por desaparecer; que estaba segura de que moriría al servicio de la Orden, como lo había hecho su hermano mayor.

Que ya no había futuro para ellos.



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Lorenz Van Buren
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Mensaje por Lorenz Van Buren »

Título: Entre las sábanas
Disclaimer: Esta historia está basada en personajes y lugares creados por JK Rowling, y pertenecientes a ella. Ningún dinero se ha ganado con esta historia, y no se intenta violar copyrights. El único personaje que me pertenece en este fic es Lorenz, el resto espero que sus autores varios me disculpen por el uso.
Tipo: Suspenso, supongo.
Personajes: Asher, Liesel, Dietrich, Eugene y Lorenz.
Cantidad de Palabras: 772

  • Le ardían los ojos por falta de sueño, pero no se estaba quejando. Lo cierto es que entre los N.E.W.T.s y el quidditch no le quedaba mucho tiempo libre para dedicarle a Diane, pero de alguna forma lograban pasar tiempo juntos a diario a pesar de que ambos tenían distintas responsibilidades y amistades. Volvía a la habitación en la sala comun de Slytherin sintiendo los pies pesados, pero todavía con los labios encorvados en la sonrisa que su novia le había dejado en el rostro.

    Entró a la habitación silenciosamente, sorprendido de que estuviera a oscuras. ¿Qué hora era, como para que Asher, Dietrich y Eugene ya estuvieran durmiendo? Conocía la habitación como la palma de su mano, por lo que no era un problema encontrar su cama. Se detuvo frente a su baúl, arrojando la túnica sobre éste, y tanteó a ciegas para encontrar su pijama a los pies de la cama. Se cambió en silencio, con los ojos ya cerrados preparándose mentalmente para el sueño, y dejando la varita en la mesita de luz se metió debajo de las sábanas.

    Cuando estiró las piernas, sintió algo helado tocándole los pies, lo que lo sobresaltó. En silencio retrajo las piernas, sentándose en la cama. Otra de las crueles bromas de Genkov, seguramente. Levantó las sábanas y buscó con las manos qué era lo que habían metido en su cama (y el plural es porque asumía que Dietrich también había colaborado en la broma, por supuesto). No lograba encontrar nada, quizás porque no podía usar la vista para asegurarse que sus manos no habían salteado ningún área, pero estaba tan cansado que solamente quería dormir. Ya se encargaría la mañana siguiente de limpiar lo que sea que habían puesto en su cama. No, mejor aún, se lo dejaría a los elfos para que limpien.

    Se recostó con las piernas casi pegadas contra el pecho, incómodo pero decidido a dormirse, cuando volvió a sentir algo a los pies de la cama.Había algo que definitivamente se había movido ahí, algo que se sentía frío y desagradable. Ya irritado se puso de pie, y contempló sus opciones: encendía las luces y reclamaba... y posiblemente moría a manos de Dietrich por interrumpir su sueño; o despertaba a Asher para pedirle una mano. En un mundo ideal le estaría permitido irse a dormir con Diane, o al menos con Liesel... momento, ¿para qué pensar en situaciones hipotéticas cuando podía pedirle a Asher que le tuviera compasión y le permitiera usar un pedacito de su colchón? Espalda con espalda, pies con cabeza, no habría de haber problema alguno.

    Se movió silenciosamente hacia la cama de su mejor amigo y tanteó suavemente el colchón buscándolo para despertarlo. Sus manos tantearon lentamente el colchón, la almohada... nada. ¿Dónde estaba Asher? Era tarde, no había visto a nadie más en la sala común y desde donde estaba podía ver que el baño estaba desocupado: la puerta estaba a medio abrir, y la luz estaba apagada. Contuvo la respiración: ¿y si este era el día en el que finalmente se la cobraban con Asher a pesar de que su amigo no tenía nada que ver? Era un pensamiento demente, ¡nunca antes Genkov o Stover se habían metido con Asher! ¿Por qué comenzarían ahora? Escuchó sus sábanas moverse detrás de él, y tomó la varita para encender las luces, ya harto.

    Parpadeó cuando las luces se encendieron, esperando escuchar quejas y quizás recibir un almohadonazo. Pero no, nada. Abrió los ojos y notó que las camas estaban vacías. Todas las camas estaban vacías, tan desordenadas como la suya. Se tensó en el lugar, mirando hacia ambos lados. ¿Qué demonios estaba pasando? Asher nunca le seguiría la corriente a nadie para jugarle una broma así. Caminó lentamente hacia la puerta de la habitación, la mirada fija en el bulto que se volvía lentamente debajo de sus sábanas. Sintió algo tomándolo del codo y tirándolo hacia atrás, por lo que alzó la varita: Asher estaba en el umbral de la puerta, mientras Liesel bajaba con una mano la varita que Lorenz había apuntado a su rostro. Asher cerró la puerta.

    “¿Qué demonios está pasando?” preguntó Lorenz en un susurro nervioso, mirando a sus amigos mientras se le llenaba el rostro de rubor y gotas de sudor.

    “No te encontrábamos por ningún lado, por eso vinimos a buscarte” dijo Liesel, alzando las cejas. Lorenz frunció el entrecejo y negó con la cabeza, sin comprender lo que decían.

    “Estamos todos en el Gran Salón, por orden de los profesores” aclaró Asher. “Están buscando un lethifold”.

    Lorenz sintió que le desaparecía el color del rostro.


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Dora Archivald
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Mensaje por Dora Archivald »

Título: Tricolor.
Disclaimer: Esta historia está basada en personajes y lugares creados por JK Rowling, y pertenecientes a ella. Ningún dinero se ha ganado con esta historia, y no se intenta violar copyrights. El personaje de Gretchen Crowley me pertenece, al igual que la historia aquí desarrollada. El resto de los personajes fueron tomados prestados de sus respectivos autores, a los que espero no ofender. El popular ’Tal personaje’ no aparece en esta historia porque consideré que ya venía apareciendo en demasiadas.
Tipo: Terror con humor, sería lo esperado. (Ya lo logrado es otra cosa).
Personajes: Alessa Greystone, Gretchen Crowley, Faye Walker, Colin McClure y Polly Cook.
Cantidad de Palabras: 1578.
Comentarios del autor: *agarra su mantita y se va a dormir con la luz prendida* No, no está bueno escribir cosas de miedo pasada la medianoche T_T
Alessa, Gretchen y Faye estaban disfrutando como niñas pequeñas de la fiesta de Halloween. Se habían sentado juntas en la mesa de Hufflepuff, que eran quienes menos problema se hacían con compañeros de otras casas, y habían escuchado las historias de terror contadas por uno de los Prefectos con sumo interés mientras cenaban. Alessa, sobre todo, parecía hipnotizada por el Hufflepuff de sexto que las narraba (cosa que Gretchen y Faye disfrutaban de manera aniñada, burlándose de las expresiones de su amiga).

Luego de la cena en el Gran Comedor, los profesores les habían dicho que los dejarían merodear por el castillo hasta la medianoche, por única vez en el año. En los pasillos ya se hablaba unos días antes sobre las actividades 'secretas' de los Profesores, y se sabía que iban a esconder dulces y chocolates por todo el castillo para los que descubriesen las pistas que llevaban a ellos, así que el anuncio fue más esperado que sorpresivo. Lo que sí los sorprendió fue que anunciasen que también habría premios importantes, y que estos eran limitados. El resultado al aviso fue una estampida automática de alumnos dirigiéndose a las puertas.

Gretchen y Faye se habían parado con el resto, exaltadas y sonrientes, pero tuvieron que volver a buscar a Alessa, que seguía hipnotizada por el Prefecto de Hufflepuff y no se había enterado de nada. Por lo visto los mayores no participaban de la euforia colectiva. Sería poco cool.

- ¡Ven, Lessy! -, le dijo Faye mientras la tomaba de un brazo.

- ¡Nos vamos a quedar sin premios! -, exclamó Gretchen, tomándola del otro.

No tardaron más de un par de segundos en contagiarle la emoción a su amiga, por lo que minutos después ya estaban las tres recorriendo el Primer Piso, deteniéndose en cada aula, armadura, estatua o candelabro que pareciese tener algo diferente.

Al salir de un aula vacía, casi se chocaron con Polly, que corría arrastrando a Colin de la mano. La niña las pasó como un huracán, y se giró solo para darles un honorable aviso entre Hufflepuffs: - ¡En el Primero ya no hay nada, y nos dijeron que en el Segundo y el Tercero tampoco! - Luego se giró y continuó arrastrando a Colin hacia las escaleras.

Las chicas se sintieron defraudadas: había chicos mucho más rápidos que ellas y era obvio que así no iban a ganar ni siquiera un paquete de Grageas de Chocolate. Entonces Gretchen tuvo una idea:

- ¿Y si vamos directo al Sexto o al Séptimo por la escalera de la Torre de Astronomía?

- ¡Es más directo, tienes razón! -, acordó Alessa, asintiendo enérgicamente.

- ¡Quizás lleguemos a algún premio! -, dijo Faye dando saltitos, mientras las tomaba a ambas de las manos.

Se dirigieron al trote por el camino opuesto al que habían tomado Colin y Polly, y un par de minutos después ya se encontraban subiendo las escaleras de caracol a toda velocidad.

- Chicas... Ya no puedo más... Espérenme, por favor -. Gretchen no se caracterizaba por un buen estado físico, por lo que fue la primera en perder el aliento, un par de minutos después de empezar la subida. Se recargó en la baranda mientras sus amigas la esperaban, impacientes, casi una vuelta de escalera más arriba. No las veía, así que trató de calmar su respiración mientras observaba los cuadros nuevos que habían colocado allí. "Cuadros nuevos"- ¡Chicas! ¡Creo que encontré una pista! -, les gritó con emoción.

Mientras sus amigas bajaban refunfuñando, seguras de que no sería más que una excusa de Gretchen para que no se le adelantasen, ella se acercó al cuadro. Se titulaba 'Ahorcado' y tenía un metro de alto. Retrataba a un chico más grande que ellas, colgando de una horca hecha en un árbol. Había gente alrededor que lo picaba con palos y horquillas mientras él giraba inerte hacia donde lo empujaban. A Gretchen le dio un escalofrío que la escena se moviera sin prestarles atención a ellas, acostumbrada a que los cuadros del castillo las saludasen constantemente, por lo que se sobresaltó con la voz de Alessa, que ya había llegado junto a ella.

- Parece como si lo hubiesen colgado recién -, dijo con la voz apagada, refiriéndose al joven.

- Parece... Oh, Merlín... -, Faye se acercó más al cuadro, dándole la espalda a sus amigas. Luego se dio vuelta al grito de:- ¡ES MI NOVIO! -. Acto seguido se llevó el dorso del brazo a la frente e hizo ademan de desmayarse.

Las tres rompieron en carcajadas y continuaron subiendo, esta vez lentamente y observando los cuadros: un hombre estaba siendo descuartizado al ser atado a cuatro caballos que iban en distintas direcciones; una torre llena de gente en las ventanas se prendía fuego hasta quedar reducida a cenizas; un mago oscuro asesinaba a una parejita en un bosque... Mientras más subían, pasaban frente a escenas cada vez más oscuras y tétricas.

A veces se detenían para mirar con más detalle algún cuadro, pero Gretchen siempre era la que las incitaba a seguir sin mirarlos.

- Eres una miedosa, Gret -, sentenció Alessa con una risita.- No te mereces ganar ningún premio.

- Es que son muy… No lo sé, ¿se supone que nos tienen que dar tanto miedo? -, le consultó a sus amigas. Los Profesores sí que se habían esmerado ese año. Nada de poner unas cuantas telarañas y dejar que la imaginación de los alumnos volase sola. Esta vez habían hecho algo totalmente perturbador.

- Es Halloween, Grets -, Faye le colocó una mano en el hombro para darle ánimos.- ¡Piensa en el premio que seguro encontramos!

- Tiene razón Faye, no habrían puesto este camino de cuadros si no llevasen a uno de los buenos. ¡Imagina la de chicos que habrán pasado corriendo sin notarlos! Tuvimos suerte de que tú estés así de obesa -, bromeó Alessa.

- Yo estaré obesa pero al menos no se me caen los pantalones cuando estornudo -, replicó Gretchen, sonriendo.

Si bien sus amigas trataban de verse valientes, dos vueltas de escalera después ya ninguna de las chicas miraba demasiado fijo las imágenes de los cuadros. Cada vez eran más perturbadoras. Cerca del Sexto piso, y como si las paredes hubiesen sabido que el grupo ya no toleraría una vuelta más, dejaron de verse cuadros en la pared de la escalera y continuaron marcando el camino por la del pasillo que se abría a su derecha.

Las chicas, con renovada energía a causa de la emoción, se dirigieron a pasos apurados hasta el último de los cuadros, que estaba junto a una pequeña puerta de madera. Faye y Alessa se miraron, inspirando con fuerza en una sonrisa triunfal, y abrieron la puerta. Adentro estaba oscuro, pero de todas formas entraron.

- Chicas... Tengo miedo -, reconoció al fin Gretchen en voz alta, desde el umbral. Alessa se giró, mordiéndose el labio inferior para dominar la sonrisa y retrocedió para buscarla.

- Si serás bebé... -, le reprochó conteniendo la risa. Enganchó su brazo con el de su amiga a la altura del codo y la hizo entrar a la habitación.

- Está muy oscuro aquí, no veo nada -, se quejó Faye, unos pasos más adelante. Se giró hacia la puerta, que dejaba pasar la única luz que ingresaba en la habitación, justo para verla cerrarse tras sus amigas, dejándolas a las tres en completa oscuridad.

Del lado exterior de la puerta no se percibió sonido alguno cuando las tres amigas gritaron a la vez.

* * * Polly arrastró una vez más a su compañero por el Cuarto Piso. No habían conseguido llegar a ningún premio, ni siquiera a una miserable caja de Grageas, y eso ya había puesto de mal humor a la pequeña Hufflepuff. Caminaban por uno de los pasillos que conectaban con la escalera de la Torre de Astronomía y Colin ya estaba harto. Se dejaba llevar de la mano de su compañera únicamente para no abandonarla a esas horas en el castillo.

- Vamos por aquí, esta escalera no la revisamos antes -, le dijo Polly, girando a la izquierda para salir al descanso de la escalera. Se disponía a subir cuando Colin se plantó en el lugar e hizo que ella trastabillara hacia atrás para no caerse.- ¿Qué haces? -, reclamó, enojada.

- Mira -, dijo él en voz baja, señalando un cuadro que colgaba de la pared.

Polly se acercó para descubrir que Colin la había hecho observar una imagen horrible, seguramente tratando de espantarla. Cuando estaba a punto de pegarle en el brazo con la mano libre, entendió qué era lo que él le señalaba: en el cuadro había tres brujas siendo quemadas en una hoguera, rodeadas de aldeanos eufóricos. Una era rubia, una era castaña y la tercera era pelirroja.

El cuadro se titulaba: Tricolor.

Los chicos lo observaron unos momentos en silencio, grabándose los rasgos de las tres chicas en la mente, con incredulidad. Al fin Colin se alejó un paso y obligó a Polly a dejar de mirar el cuadro.

- Vayamos a la Sala Común, ¿sí? Yo tengo chocolates allí -, le propuso en un susurro. Polly asintió, con el rostro descolorido del miedo, y le tomó la mano más fuerte.

Se dieron la vuelta y se dirigieron a pasitos rápidos pero suaves hacia el pasillo que los llevaría a destino. Alejándose en silencio, como quien no quiere despertar a un animal peligroso que está dormido.

NOTA: El ganador de este desafío fue un personaje que ya no está en el foro, así como la historia ganadora.


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