Asistente personal

[Kinsey Weston]

((Reservado))

Kinsey cubrió su boca para disimular un bostezo y reacomodó su escoba para cargarla de otra forma porque se le estaba cansando la mano. Si no fuera porque encontraba a su prima Maise completamente adorable a sus 11 años, se habría negado rotundamente a sacar el objeto de su baúl para prestárselo, porque no había nada malo con las escobas que Hogwarts podía proporcionar a los estudiantes que no tenían una propia. Vale, quizá se les notaba un poco los años, y a ella en particular le daría asquito tener que sostener una cosa que Merlín sabrá cuántas personas habían tocado antes, pero algo fundamentalmente malo, no, no había. No era su culpa que la pequeña hubiera olvidado su propia escoba en Ambleside durante las vacaciones de Semana Santa, y era un poco injusto que sus tíos dieran por hecho que resultaba más práctico que Kinsey ofreciera prestar la suya que enviar la de Maise vía lechuza.

Balanceó la escoba suavemente y miró a su alrededor. Maise estaba en Ravenclaw y no quería que sus amigos vieran que tenía que recurrir a una escoba prestada (aunque fuera una genial y excelentemente cuidada escoba prestada), así que Kinsey, como buena asistente personal, había accedido a encontrarse con ella en este patio ese lunes, antes del desayuno, porque la enana tenía clase de vuelo a segunda hora. Si se había ido a desayunar antes, sin ella, le iba a guardar una maldición para su cumpleaños número 17.

[Roman Joyce]

Como todas las mañanas, Román se había despertado especialmente temprano para cumplir con su rutina mañanera: salir a trotar antes del desayuno. Era el lunes después del descanso de Semana Santa y aunque no le había costado ejercitarse, el frío si que le había complicado las cosas. Regreso a la torre de Gryffindor, se ducho y vistió apropiadamente para ir a sus clases y, a pesar de ser temprano, decidió bajar al Gran Comedor para aprovechar la primera ronda de panquecas. Mientras bajaba escalera tras escalera, embarro una de sus manos con una sustancia pegajosa e inofensiva que no había podido quitar con un simple hechizo, de esas sustancias que solo desaparecían con agua y jabón, y en consecuencia, una parada estratégica en el baño se interpuso entre él y las panquecas.

Tras diez minutos de restregar sus manos con jabón, enjuagar y repetir, repetir y repetir, Román logró deshacerse de lo que fuera que había tocado. Con las manos heladas y temblorosas, salió victorioso del baño de ese piso, se dispuso entonces a retomar su camino para encontrarse con esas deliciosas panquecas que hacían los elfos del castillo y para ello debía pasar junto al patio y- Se detuvo, porque esa escoba a lo lejos había llamado su atención, pero por la distancia no podía identificar el modelo con certeza ¿sería una Nimbus o una Comet? Woah, entrecerró los ojos mirando fijamente el objeto -¿Será un modelo nuevo?- y luego a la cara de la dueña, uh, no podía distinguirla (¿había guardado sus anteojos en su mochila tan siquiera?) le iba a costar un par de segundos más.

[Kinsey Weston]

La escoba era una Comet 260, que según Google era el modelo que salió el año que ellos entraron a Hogwarts. El próximo curso querrá una Nimbus 2000, pero por ahora su Comet le parecía lo máximo cada vez que necesitaba hacer equipo para patear el trasero de sus familiares. O para no permitir que su primita hiciera un oso usando una escoba del colegio, al parecer.

Golpeteó impacientemente el suelo con la punta de su zapato derecho. Maise tenía tres minutos para aparecer o podía olvidarse del favor que le estaba haciendo (ok, no, en realidad no, pero tendría que ir a buscarla al Gran Salón, delante de todas las personas a las que quería ocultarles que no iba a usar su propia escoba el resto del año por razones). Cambió la escoba de mano y le echó un vistazo. Hizo la nota mental de enfatizar el perfecto estado en el que se encontraba el objeto, y que esperaba que regresara en las mismas condiciones.

[Roman Joyce]

Esforzó un poco más sus ojos y cuando logro reconocerla, bajo la mirada y se rasco detrás de la oreja. El doctor (muggle) le había dicho que los anteojos eran correctivos y él, muy obedientemente los había usado durante todo el último año de la primaria y al finalizar no había notado mejoría. Pero ahora, luego de cuatro años de usarlos solo cuando lo creía conveniente, se preguntaba si de haber hecho caso al señor ese, habría reconocido rápidamente lo que tenía Kinsey Weston en la mano era una Comet 260 y no se habría quedado allí parado como un tonto mirándola con los ojos entrecerrados.

Lo que lo llevaba a la conclusión, que quizá Kinsey estaba allí con su muy bien cuidada escoba por una razón: para que él pudiera preguntarle cosas sobre la Comet 260, y la cosa babosa del pasamanos lo había hecho perder tiempo en el baño solo para que pudiera encontrarla en su camino. Qué timing. Él necesitaba una escoba nueva y ella, como usuaria directa podía responderle unas cuantas dudas. No lo pensó más y comenzó a acercarse a ella con una sonrisa amistosa y una mano temblorosa que pretendía saludarla a lo lejos, ¿ya lo viste Kinsey? y si no, por fa, no lo ignores.

[Kinsey Weston]

No te preocupes, como Kinsey estaba mirando a su alrededor esperando ver a Maise aparecer (no literalmente), no tardó en notar al Gryffindor saludando con la mano. El tema fue que se demoró en comprender que el gesto era para ella y no para otra persona en las cercanías. Y no sé si a Roman le pasa, pero Kinsey tiene pesadillas con ser esa chica que responde a un saludo cuando éste iba dirigido a alguien parado justo detrás de ella, o algo así. Por eso titubeó un poco antes de levantar su propia mano (la que no sostenía la escoba, ahora perfectamente derecha a su lado), lo mínimo, y devolverlo. -¿Por qué....?-. Roman Joyce era de su mismo curso, pero se le ocurrió que quizá Maise lo había enviado por la escoba. No tenía ningún motivo o justificación para esa idea, sólo sabía que tampoco había razones para que él la estuviera saludando desde lejos.

[Roman Joyce]

Por su puesto que no tenía esas pesadillas, él siempre respondía los saludos cuando estaba seguro de quién era la otra persona. Lastima que no siempre las reconocía a tiempo, sus días también estaban llenos con'¿por qué no me saludaste el otro día, Roman?' de los que se disculpaban con un táctico: olvide mis anteojos, no te vi.

Pero que bueno que ella si había respondido, "¡Hola, Weston!" saludo, moviendo más la mano, sin dejar de caminar. Ajá, ya sabía que le iba a hablar de la nada cuando sus interacciones no iba mucho más allá de lo necesario en clases, así que, iba a hacer un enorme esfuerzo por no llamarla por su nombre de pila como sus instintos simpaticones se lo estaban pidiendo a gritos.

[Kinsey Weston]

Bajó la mano despacio, mirándolo con cautela, pero esforzándose porque su expresión fuera de bienvenida y no de desconfianza (porque qué fea forma de comenzar la semana, la verdad). "Hola, Joyce" contestó con amabilidad. "¿Qué tal tu mañana?" preguntó. ¿Ya habría desayunado? Porque ella no, y tenía hambre, y en cualquier momento podría gruñirle el estómago, y su prima seguramente sí estaba desayunando, cada segundo lo dudaba menos. Eso, o se había quedado dormida. No sabía qué sería más ofensivo.
Relajó el brazo que sostenía la escoba, así que ésta se inclinó un poco hacia el frente.

[Roman Joyce]

Se detuvo, como a media escoba de distancia, "Bien, bien" sonrió, mientras asentía "Salí a trotar, luego iba a desayunar y toque algo en las escaleras," dijo, alzando la mano con la que había tocado la cosa babosa "ya sabes lo usual" porque, obvio, eso era el día a día de los estudiantes de Hogwarts. La versión mágica de ponerle la mano encima a un escupitajo. "¿Y qué tal tu mañana" preguntó, bajando unos segundos su mirada a la escoba, -uff, sí que está bien cuidada- qué envidia, la suya tenía dos años y ya estaba toda desgastada "ya desayunaste?" y la volvió a mirar, ahora estaba intentando sacarle conversación para no parecer un desubicado que solo le hablaba para preguntarle sobre la escoba que tenía en la mano.

[Kinsey Weston]

La mañana de Roman le iba sonando súper normal, así que asintió con la cabeza hasta que escuchó que tocó algo en las escaleras. Dirigió la mirada a la mano que él alzó con curiosidad, pero como ya se la había lavado, no vio nada anormal, y no supo si sentirse decepcionada o aliviada. -Aliviada, aliviada-. Enarcó las cejas. "También bien, gracias, aunque bastante menos ajetreada que la tuya" admitió. Iba a tener que fijarse bien en las escaleras, no se le antojaba tocar... nada. "No he desayunado, estoy esperando a alguien que necesita esto y se suponía que nos veríamos aquí antes" agregó, y levantó la escoba lo mínimo. Si él era el mensajero de su prima, este era el momento de avisarle.

[Roman Joyce]

Se le ocurrió la idea loquisima cuando escucho que alguien necesitaba la escoba. Quería preguntar pero... apretó la boca mirando una vez más la escoba, luego a la muchacha, la escoba, la muchacha, la-"¿La vas a regalar?" preguntó, ya incapaz de contenerse más, no había sonado ni sorprendido ni incrédulo, pero si curioso, porque, en su humilde opinión, nadie en sus cinco sentidos podía regalar una escoba en tan buen estado (el por ejemplo la hubiese vendido). Sin embargo, creía recordar que Kinsey venía de una familia de dinero y quizá por eso era más altruista que él.

[Kinsey Weston]

La familia de Kinsey podrá tener dinero, pero si un día ella se volviera loca y comenzara a regalar sus posesiones, se quedaría exactamente así: En ceros hasta conseguir un trabajo para volver a comprar lo que requiriera o quisiera tener. El altruismo no es una de las tradiciones de los Weston.

Miró a su compañero ligeramente boquiabierta, repasando sus palabras para identificar a las culpables de hacerlo pensar eso. Negó con la cabeza, y sonrió mínimamente. "No. Mi prima, mi prima está en primero y necesita una escoba para sus clases de vuelo, porque dejó la suya en casa durante el receso" explicó. Echó un vistazo a su escoba; antes aplastada por un dragón que regalarla. Quizá no la usaba tanto como podría, pero no la había cuidado tanto para donarla. De repente, tampoco sentía muchas ganas de prestársela a Maise.

[Roman Joyce]

¿Cómo que no todos los ricos hacían donaciones y regalaban cosaspara pagar menos impuestos? Wow. Menos mal que no podía enterarse de estas cosas, porque vaya, pobre Román, sí que tenía concepciones erradas en su cabeza.

Con la mirada de vuelta a la escoba, asintió lentamente, o sea, que iba a prestar la escoba. "Suerte" dijo, más como un pésame ¿Sería que ella no se acordaba de lo que habían hecho con las escobas en primer año? Era una lastima lo que le iba a pasar a la pobre escoba, a menos que la prima Weston fuese muy cuidadosa, pero quién lo era a esa edad. "¿Es segura para principiantes?" se le ocurrió preguntar, y ya por ahí iba a comenzar a hacer otras preguntas, las cuales estaba organizando en orden de prioridad.

[Kinsey Weston]

Pero es que las donaciones para pagar menos impuestos no cuentan como altruismo. Es como cuando las señoras con mucho dinero y tiempo libre organizan cenas de gala para recaudar fondos para una buena causa, y sólo el 5% termina beneficiando, porque con lo demás hay que pagar el venue, a los proveedores, la cena, etcétera.

Pasó la mirada de su escoba a Roman, alarmada y palideciendo. ¿Cómo que 'suerte'? Separó un poco los labios, como si fuera a hacer esa misma pregunta en voz alta, pero no, nada salió. Si hacía unos segundos se le habían quitado las ganas de prestarla, ahora estaba más que dispuesta a tragarse todos los reclamos de sus tíos por permitir que la enana tuviera que usar una cualquiera, probablemente de los tiempos en los que Dumbledore fue estudiante. Retrajo el brazo para acercarse la escoba, como para protegerla hasta de los malos recuerdos de su compañero. Igual en unos minutos regresará a su memoria que ella también la usó durante su primer curso y no le pasó nada grave. "Lo es, es una muy buena primera escoba" respondió, recuperado un poco de color en la cara. "No es con la que aprendí a volar, pero es la que tengo desde primero".

[Roman Joyce]

Qué engaño. Toda la pinche vida un engaño.

Román supuso que Kinsey había aprendido a volar en escoba antes de entrar al colegio, así como él y una buena parte de los niños con al menos un padre mago, y de inmediato concluyó que la Comet era buena para principiantes, pero no para aprender a volar, ¿o cómo era?
"Yo use las del castillo. Mi papá dijo que no valía la pena que tuviera una escoba nueva porque seguro la rompería" recordó con pesar, él siempre había pensado que al cumplir once iban a regalarle una escoba de calidad, tal cual como con la bicicleta que le había dado su mamá a los nueve. "Jamás lo hice" aclaró, "pero ¿recuerdas como las rompían los que no tenían tanta práctica?" cerró los ojos, como si el recuerdo le doliera, "¿o los que causaban accidentes y astillas por todas partes?" y se encogió un poco de hombros, en uno de esos sí que había estado. Sí, solo recordaba los incidentes de las clases de vuelo, era lo que había marcado en su memoria. No lo hacía a propósito.

[Kinsey Weston]

Roman estaba en lo correcto, Kinsey había aprendido a volar antes de entrar al colegio, pero su historial, como el de muchos otros niños de familias mágicas, había comenzado con una de esas escobas de juguete que puedes usar aunque tengas tres años, entonces realmente no podría decir con qué escoba había comenzado a volar en serio. Lo que sí sabía perfectamente era que, antes de cuidar obsesivamente su hermosa Comet 260, ella había chocado y arruinado una vieja Nimbus 1500 de su madre.

Ese recuerdo, sumado a cada palabra pronunciada por el Gryffindor, provocó que volviera a perder el color del rostro. Inhaló y exhaló despacio. Maise también había aprendido a volar antes de entrar a Hogwarts, y la única razón por la que no tenía su escoba era que la había olvidado, no que la cosa hubiera terminado hecha astillas durante las vacaciones. -Calma-. Forzó una sonrisa que no mostraba los dientes. "Yo estrellé una Nimbus 1500 cuando tenía diez años" admitió, como para disculpar a los compañeros que habían fracasado estrepitosamente en sus primeras clases de vuelo. "Así que no tengo las manos limpias".