Veo veo

[Taly Weiss]

A diferencia de sus compañeros, ella estaba feliz de tener tarea. Contenta con la excusa de visitar la biblioteca, de sacar libros, de sentarse en una mesa y escribir en silencio, porque había extrañado esos momentos de soledad. También sacar libros y leer toda una tarde sin interrupciones... las historias que tenía en su casa ya las había leído varias veces y se las sabía de memoria, no tenía emoción ni sorpresa, en cambio el libro que había retirado de la sección de Historia de la Magia era completamente nuevo para Taly. Iba devorando las hojas sentada contra una de las paredes del patio, hasta que un ruido insistente la hizo alzar la vista. Primero había estado tan compenetrada leyendo que no lo había notado, era un ruido repetitivo que había formado parte del ambiente hasta que terminó un párrafo y lo notó. Buscó con la mirada de dónde provenía, frunciendo levemente el entrecejo.

Observar era su actividad favorita, más que leer. Mirar a sus compañeros pasar, notar cosas que los demás que pasaban hablando con alguien o ensimismados en su mundo no. Por eso no le costó trabajo ubicar de dónde venía ruido y notar a quien lo estaba haciendo. Se rascó levemente una mejilla y suspiró. Ahora iba a costarle poder concentrarse de nuevo, quizás podía tomarse un descanso observando al culpable de su distracción, como siempre, en silencio.

[Damien Scourfield]

Arrojó la pelota contra la pared del patio, ¡plop!, y la atrapó... y así, varias veces, desde donde estaba parado a unos tres metros de la pared de piedra. Tenía que hacer un trabajo de Encantamientos y no tenía ganas de empezarlo, así que estaba obligándose a distraerse de su obligación hasta que se sintiera mentalmente preparado para empezar con éste. Ni siquiera había traído las cosas al patio, había dejado todo en la habitación y había salido con la misión de ignorar un rato sus obligaciones escolares. Se negaba al comienzo del curso y del fin de las vacaciones.

Volvió a arrojar la pelota contra la pared del patio, ¡plop!, y se quedó pensando en otra cosa. La pelota no se enteró, y quizás aunque le hubieran avisado no hubiera podido detenerse a mitad de camino, por lo que le dió en la cabeza (¡plop!) y salió disparada hacia otro lado. No le pegó muy fuerte, pero sí hizo que mirara atentamente alrededor, esperando que nadie hubiera visto lo que le acababa de suceder.

[Taly Weiss]

Cuando alzó la vista todo estaba en silencio, hasta que escuchó de nuevo el golpe insistente sobre una de las paredes. Alzó una ceja, llevando su mirada hacia ese rincón. Distinguió a un chico de espaldas y lo que parecía ser el artefacto maléfico con el que provocaba el ruido: una pelota. La verdad, se sintió un poquito desilusionada, fastidiada no porque era difícil sacarla de quicio.
Creyó que iba a poder entretenerse observándolo pero no tenía nada de emocionante ver a un chico jugando con una pelota. Se preguntó si tenía sentido ese tipo de diversión, ¿no estaba ya un poco grande para hacer eso? quizás no le gustaba leer.
Se detuvo a intentar analizarlo hasta que la pelota rebotó contra la cabeza del chico y Taly abrió grande los ojos y tuvo que contener una risa. Apenas sonrió, siempre efusiva ella, sintiéndose contenta de que iba a poder volver a leer. Imaginaba que el chico iba a desistir de seguir jugando con la pelotita ahora que le había vuelto en contra, lo que no imaginaba era que él iba a darse vuelta. No sabe si llegó a hacer contacto visual, ella sintió que sí, así que corrió rápidamente la vista hacia otro rincón del patio, sintiendo calor en las mejillas por la vergüenza. ¿Y si la había agarrado in fraganti siendo testigo de su estupidez?

[Damien Scourfield]

Notó fugazmente la mirada de la pelirroja y dejó de mirarla mientras levantaba una mano para sobarse la cabeza donde la pelota había rebotado. Se empezó a sonrojar sin poder evitarlo, de la vergüenza, y trotó para ir a buscar la pelota. Si no fuera porque no la podía dejar abandonada ahí, ya hubiera corrido hacia un pasillo para pretender que él no fue el que pasó semejante papelón, cortándose el cabello en el primer baño que encontrara.
Persiguió la pelota y, cuando se agachó y estuvo cerca de sus dedos, la agarró. Se giró para ver a la pelirroja otra vez, tratando de disimular pero fallando en el intento, por si ella estaba siguiendo lo que él estaba haciendo.

[Taly Weiss]

Qué interesante la pared, sí, toda de piedra, vieja... qué linda. El chico no le iba a creer que teniendo un libro en las manos estaba tan compenetrada en observar el patio, a la nada. Bajó la mirada entonces, moviendo las manos para tomar mejor el libro que se había ido deslizando en sus dedos, hasta que le ganó la curiosidad y volvió a dirigir su vista al chico que ahora estaba agachado tomando la pelota malvada.
Y otra vez la estaba mirando!! No no! ¿Para qué había levantado la vista si podía haber pasado desapercibida solamente hundiendo la cara en su libro? Sabía que estaba deteniéndose unos segundos anormales en verlo, que la convención social era correr la mirada porque quedarse mirando a alguien era raro, poco amigable, de entrometido.

Alzó el libro y se obligó a dejar de pasar vergüenza, tapándose toda la cara con él.

[Damien Scourfield]

-Bueno- se dijo a sí mismo, segurando la pelota entre sus dedos y dándole un apretón fuerte para que se hiciera chiquita y la pudiera guardar en el bolsillo (gracias, productos mágicos para crups) -no es que podemos hacer de cuenta que no nos estamos mirando- se convenció.
Comenzó a caminar por la pelirroja, pasándose una mano por la cara y por el cabello (al que no terminaba de acostumbrarse, tan largo y enrulado como estaba) como preparándose para ir a una entrevista de trabajo. Literal que jamás había hablado con ella antes, ni siquiera sabía si alguna vez la había escuchado hablar, siquiera. Tenía que hablarle, era su obligación civil.

[Taly Weiss]

Intentaba leer la primera oración pero era en vano, sus ojos se movían pero su mente no retenía una sola palabra y menos su significado. Estaba fingiendo, con la cabeza totalmente escondida detrás del libro, haciendo lo que debería haber hecho desde el principio... demostrarle que no le había estado prestando atención y que no lo estaba mirando, no, era una alucinación de él, apenas había pasado su vista por ahí, todo super normal.

Por unos segundos pensó que su plan iba a funcionar, que él seguiría con su pelotita como si nada y ella pronto podría calmarse y reanudar la lectura, pero aunque no escuchó sus pasos, sí notó una sombra repentina sobre su libro, lo que la obligó a levantar la vista despacio, casi con miedo.

[Damien Scourfield]

Ahora, la pregunta era ¿cómo iniciar conversación casual con alguien que estaba evitándolo mientras ambos trataban de forma casual de hacer cosas casi que opuestas? No podía dejarla leyendo tranquila, pero tampoco era como para no tratar de salvar su nombre con alguien que lo vio golpearse la cara de lleno con una pelota.
"Marissa, ¿no?" inventó el nombre, porque no sé en qué momento habrá aprendido que llamar a alguien por el nombre equivocado era buena idea. Si a él lo llamaran por un nombre que no era el suyo se ofendería un montón, no entiendo porqué hace eso con otras personas.

[Taly Weiss]

Si no fuera porque de pronto tenía la mente en blanco, sí, le hubiera molestado un poco que la llamara por cualquier nombre, pero la realidad era que se había puesto nerviosa porque se acercaba a hablarle y notara su presencia.

"No" respondió y bajó rápido la vista. Si fuera un teléfono Taly hubiera contestado 'No, equivocado' y hubiera cortado rápido, sin dar ninguna explicación. De verdad por esos primeros segundos pensó que él la había confundido con otra persona, no que no sabía su nombre.
Volvió a mirarlo "Lo siento, no quise interrumpirte" se disculpó, como si golpearse la cabeza con una pelota fuera una tarea muy complicada, porque quería pasar ese momento de incomodidad rápido.

[Damien Scourfield]

Ya con que le respondiera solamente con 'no' al nombre equivocado que usó para responderle en vez de corregirlo y decirle el nombre de verdad no supo cómo continuar con la conversación. Que ella se disculpara lo confundió todavía más, Damien no es el tipo de chico cuyas neuronas se comuniquen mucho que digamos.
"¿Eh? Si te estoy interrumpiendo yo..." le avisó, señalándose el mentón con el dedo índice, quizás ella estaba viendo algo que él no, así que mencionaba eso con cautela. Quizás él sí estaba haciendo algo y ni enterado.

[Taly Weiss]

Entreabrió la boca y bajó definitivamente el libro, intentando no ponerse colorada como su cabello. El chico tenía ojos lindos.

"Antes..." señaló hacia el patio débilmente "No quise distraerte" se autoculpó por la torpeza de él de darse en la cabeza como la pelota, como si estar observándolo precisamente en ese momento, deseando que terminara con el ruidito, hubiera tenido que ver. Eran magos, podía pasar, como cuando era chica y algo le molestaba mucho
"Fue sin querer" insistió porque se estaba poniendo nerviosa y no era buena hablando con los demás. ¿Por qué le costaba tanto socializar? Los libros que leía tenían miles de palabras, se suponía que tenía que ser buena en eso de usarlas y poder expresarse... pero no pasaba.

[Damien Scourfield]

"Lo mío también fue sin querer" respondió con una sonrisa, sacando la pelota del bolsillo con una mano y apretándosela contra la frente antes de soltar una risa. No entendía porqué ella se había disculpado, pero tampoco quería indagar al respecto si eso era lo que la estaba poniéndo incómoda. Volvió a guardar la pelota en el bolsillo.
"¿Cómo es que era tu nombre, entonces?" preguntó. Si no era Marisa podía pasarse el resto del día tratando de adivinar, hasta finalmente acordarse justo después de haber empezado a usar nombres de varón también porque se le acabó la lista de chicas.

[Taly Weiss]

Sonrió porque la risa de Damien era contagiosa y verlo apretar la pelota contra su frente la hizo recordar el golpe. Natalie sentía que un poquito se lo merecía por haberla distraído de su lectura y estar haciendo ruido. La loca era ella, claramente, porque él estaba en un patio y podía hacer todo el ruido que quisiera, la que pretendía convertir ese espacio en una biblioteca era ella.

"Ah" soltó al darse cuenta que el chico no se había equivocado de persona al hablarle sino que no sabía su nombre "Taly" respondió entonces mirándolo, sintiéndose incómoda porque ella aún estaba sentada en el suelo y él parado a su lado. Le hubiera gustado decir algo más, como preguntar si su nombre era Damien para confirmarlo pero no lo sabía, apenas le sonaba el sonido del final de su apellido pero no podía recordarlo. ¿Algofield?.
A Taly esos segundos le parecían una eternidad, en silencio esperaba que Damien se presentara también o se sentara si pretendía tener una conversación, aunque ella se la estaba poniendo difícil.

[Damien Scourfield]

"Pfft" soltó aire por entre los labios algo apretados, dejando de mirarla mientras sonreía, girándose un poquito hacia el costado para no bañarla en saliva por las dudas. ¡Taly! -Más lejos de Marisa imposible- pensó, entretenido con su propia estupidez en ese chiste interno.
"¿Y es apodo de algo?" preguntó, porque si no lo era definitivamente estaba aprendiéndose un nombre ahí y ahora, totalmente nuevo para él.

[Taly Weiss]

Empezó a sentirse tonta porque parecía que no pegaba una, que le estaba respondiendo cualquier cosa y que quizás hablar tan poco había anulado completamente su capacidad de entender correctamente una pregunta. Entreabrió la boca dispuesta a solucionar rápidamente su error "Sí, me llamo Natalie en realidad" le explicó "Pero mi familia me dice Taly".
Envalentonada por haber dicho más de dos palabras juntas, cerró el libro y decidió ponerse de pie, a ver si así se sentía más de igual a igual para poder hablar con el chico que no parecía tener intensiones de irse. "¿Tú eres...?" y dejó la pregunta inconclusa para que Damien la rellenara en su mente porque la repentina cercanía la puso nerviosa y pensó que él seguro que sí podía interpretar preguntas y también leer un poquito la mente.