Opuestos

[Maggie Grimbale]

Había comenzado a prepararse con el tiempo suficiente, no entendía cómo ya era la hora y todavía no había terminado de maquillarse!

En realidad, llegar tarde era algo que le pasaba bastante seguido pero esta vez no podía permitírselo, esta vez había un baile en el colegio y un chico esperándola. Estaba ansiosa por ver cómo estaba decorado el Gran Salón y por encontrarse con el rubio. Desde que había aceptado la invitación no habían hablado porque no eran algo así como cercanos... sino todo lo contrario, eran polos opuestos.

Quizás estaba demasiado entusiasmada por poder usar su caja de maquillajes y debía terminar de pintarse los labios lo más claro que pudo para que no resalten mucho, ya había puesto dorado en sus ojos y delineador para que fueran lo más notorio de su rostro. Sonrió al ver que la poción alisadora había hecho su trabajo, algo bastante fácil ya que su cabello de por sí era lacio, y bajó corriendo las escaleras. No lo vio en la sala común por lo que supuso que estaría esperándola en la puerta del Gran Salón.

Suspiró al bajar las últimas escaleras hacia su encuentro y apenas lo vio la sonrisa le invadió la cara. Era sumamente divertido verlos en esa situación, tan distinta a las de todas las mañanas en clase, pero simplemente le dijo "Hola" al pararse frente a él con su vestido y su sonrisa.

[Samuel McClain]

Sam había llegado cinco minutos antes de hora, por supuesto. Era muy puntual, y el hecho de no tener que arreglarse de más (o maquillarse) ayudaban a que lo sea. Tenía puesto un pantalón oscuro y una camisa clarita, casi blanca. En la mano traía una chaqueta nada formal, pero que lo sacaría de apuros si le daba frío. Aunque no se pondría a no ser que fuera necesario, porque al ver a tantos compañeros con ropas formales y elegantes, presentía que lo haría ver underdressed. No es que a él le importara particularmente eso, pero también presentía que a las chicas sí.

Cuando vio a Maggie acercarse a él, le dedicó una tímida sonrisa. "Hola", dijo, sin saber si debía abrazarla o saludarla de otra forma, por lo que solo levantó y agitó brevemente una mano. "Te ves muy bien", agregó, siguiendo los consejos de sus amigos.
Los consejos (los que recordaba, al menos) habían sido: dile que se ve bien; invítala con alguna bebida; invítala a bailar; asiente a todos sus comentarios si no tienes nada que decir. Él escuchaba los consejos de la gente con más experiencia en el tema, obviamente.

[Maggie Grimbale]

Maggie también dudo un poco sobre si darle un beso en la mejilla para saludarlo o con la sonrisa bastaba. Estaba poniéndose ansiosa, quizás no había caído hasta ese momento en que el baile no era sólo jugar a invitar a un chico, elegir el vestido que combinara con su color de cabello y piel o usar maquillajes... el baile no terminaba cuando estaba arreglada como una nena cuando se disfraza de princesa, esta vez el baile recién comenzaba en ese punto.

"Perdón por llegar tarde" fue lo primero que le dijo a la par que miraba hacia la puerta del Gran Salón con mil pensamientos por minuto sin saber ahora qué se hacía o se decía "Gracias" sonrió cuando él halagó su apariencia aunque no sonaba convencido, parecía más bien habérselo aprendido de memoria "Tú también, te queda bien la camisa".

Maggie estaba intentando equilibrar su nerviosismo para que la catarata de palabras que querían salir para llenar el espacio sin que hubiera silencio no se volvieran una pesadilla abrumadora. Decidió pararse derecha y respirar profundo. "¿Entramos?" le preguntó volviendo a sonreír.

[Samuel McClain]

Samuel tampoco cayó en que la noche va a estar llena de momentos raros, algunos incómodos y otros no tanto. Habrá que ver qué tal la pasan juntos en esta nueva experiencia.

"No hay problema", respondió con amabilidad. El elogio lo desconcertó un poco, porque su padre no se fijaba en cosas como la vestimenta y sus abuelas vivían lejos como para comentar cosas lindas del nene que crece cada vez más. "¡Gracias!", dijo con timidez.
Cuando ella propuso entrar, Samuel imitó a muchos otros chicos que habían entrado mientras esperaba, ofreciéndole el brazo doblado para que ella pudiera enganchar el codo con el suyo.

[Maggie Grimbale]

Maggie parecía sonriente y relajada pero en su estómago había un nudo de ansiedad e incertidumbre que se obligaba a ignorar respirando profundo. Tomó el brazo que Sam le ofrecía, pareciéndole un gesto muy lindo y digno de él, que se comportaba como un señor.

Cuando entraron juntos al salón abrió un poco los ojos por el cambio en la iluminación, mucho más tenue de lo que imaginaba. Observó fascinada la decoración, las fogatas entre las mesas, el espacio para bailar, todo parecía tan distinto al lugar que había pisado esa mañana.

"¿Dónde quieres sentarte?" preguntó girando a mirarlo de nuevo y por primera vez tomando consciencia de lo cerca que estaban al seguir tomados del brazo. ¿Pensaban que Gretchen y Alice eran las únicas con corazón?

[Samuel McClain]

Él también esta nervioso, pero esperemos que tampoco se le note.
Lo que sí se le notó fue el asombro al ver la decoración y el cambio que había sufrido el Gran Salón a manos de los alumnos de Salem. "Wow...", se le escapó en voz baja.
Cuando miró a Maggie notó lo alta que le quedaba a esa distancia. Entre los tres centímetros que le llevaba y los zapatos altos que asumo traería... Sam se sintió bajito. Era extraño cómo de repente la mayoría de las chicas de su año habían pasado a los chicos. Ya las alcanzarían en un par de años.
"Podemos sentarnos por ahí", señaló unas mesitas libres que no estaban ni muy cerca de la pista ni muy pegadas a las paredes. "O podemos buscar a tus amigas, como quieras", le propuso. No quería secuestrarla toda la noche si ni siquiera sabía cómo haría para no aburrirla en ese instante.

[Maggie Grimbale]

Tres centímetros no es nada! Pero Maggie no quería quedar desubicada y sus sandalias eran de taco bajo, tampoco se sentía tan cómoda con tacos altos si apenas podía caminar con ellos (le faltaba toda una vida de práctica, a los catorce todas caminábamos como pato), y el plan de la noche era bailar!

Miró hacia donde Sam indicaba y pese a que a Maggie le gustaban más los rincones, le pareció bien por lo que asintió con la cabeza y se dirigió hacia allí esquivando las demás mesitas.

"No, no te preocupes" respondió a la posibilidad de ya buscar a sus amigas, ella tampoco quería aburrirlo ni que pensara que lo había invitado sólo para entrar al baile. "Con ellas hablo siempre, en cambio contigo..." se frenó porque no sabía cómo decirlo sin sonar tajante. ¿Estaba intentando tener filtro? Eso era nuevo. Optó por un "no tanto" para no ser rotunda con un no. "Si ni siquiera te pude agradecer que hayas aceptado la invitación"

[Samuel McClain]

Menos mal que no estaba tan alta. De todas formas Sam no estaba acostumbrado a verla a esa altura (mucho menos a cortas distancias), así que se sintió un poco bajito igual.
Y paso a explicar lo que se le pasó por la cabeza al elegir ese sector de mesas: cerca de la pista de baile lo obligaría a tener que usarla más de lo requerido; en algún rincón quizás Maggie sentía que se iba a aprovechar de ella o algo así. Es solo por eso que se decidió por un sector neutral.
"Tienes razón, no hablamos mucho... Pero yo no hablo demasiado con nadie", se excusó, tratando de que Maggie entendiera que no era por ella, sino que a Sam le gustaba el silencio tanto como las conversaciones.
A Sam le pareció extraño seguir caminando así agarrados, pero la sensación no le duró mucho. En cuanto llegaron a una mesa libre, soltó el brazo de Maggie y separó una de las dos sillas para que ella se sentara.

[Maggie Grimbale]

Nunca pensaría algo así de Sam, Maggie sabía que no era esa clase de chico. Para ella los rincones la hacían sentir 'protegida', todavía no le encontraba la gracia a estar escondido para hacer otras cosas ((XD))

Sonrió divertida porque había imaginado que Sam le correría la silla para que se siente, era gracioso que sólo viéndolo actuar en clase ya supiera que se portaría como un caballero de esos que las abuelas juran que ya no se encuentran. "Gracias" le dijo aunque se sintió extraña en esa situación, descubrió que no le agradaba que alguien hiciera las cosas por ella o que no estaba acostumbrada a tanta consideración en realidad. Era la primera vez que estaba en una situación así.

Inclinó la cabeza al escuchar su respuesta. "Es cierto" se le escapó en voz alta "pero por ejemplo recién estaba segura de que harías eso..." dijo refiriéndose a cuando le corrió la silla "hay cosas de las personas que se notan sin hablar. Con Alice me pasó que al verla supe que era el ser más bueno y dulce del mundo"

[Samuel McClain]

Hay que aprovechar la inocencia de nuestros personajes, porque solo la podemos recuperar con esto o con una máquina del tiempo. Y ese tipo de caballeros no se encuentran porque están escondidos esperando que las damas de verdad, que son difíciles de encontrar también, los noten (no las locas como Zelma).
Sam empujó la silla hacia adelante nuevamente, aunque no creo que le haya salido bien. Creo que quizás puso mucha fuerza y las patas de atrás de la silla se despegaron momentáneamente del suelo. Fue un segundo, pero se preguntó cómo sería el sistema correcto para hacer eso.
Luego de su torpeza, se sentó en la silla contigua con expresión entre seria, asustada y nerviosa. De forma sutil, claro, porque sus expresiones suelen ser sutiles. "Alice es una persona muy buena", coincidió. "¿Ya sabías que te iba a correr la silla?", le consultó, intrigado. Porque era la primera vez que hacía algo así, ¿cómo sabía ella?

[Maggie Grimbale]

Sí, es tierno imaginar la situación como si estuviera pasando de nuevo por primera vez.
Como Maggie estaba igual de nerviosa, no notó lo de la silla en el aire por un segundo, simplemente se inclinó para adelante para quedar cerca de la mesa, hasta pudo pensar que la de la torpeza fue ella.

Cuando Sam le preguntó si ya sabía, lo miró con una sonrisa y asintió con la cabeza. "Me lo imaginé porque eres así" fue la respuesta más simple que se le ocurrió antes de alzar levemente los hombros "que no hablemos no significa que no te conozca desde que llegamos a Hogwarts" le comenzó a explicar "siempre tienes ese aire de... señor" dijo por no ocurrírsele una palabra mejor "siempre ayudas a los demás, haces lo correcto... no sé cómo explicarlo" y movió las manos para inventar el final de la frase y callar antes de quedar aún más tonta.
Se forzó a mirarlo aunque tenía miedo de que estuviera viéndola como si acabara de decir una estupidez.

[Samuel McClain]

Ya veremos cómo hace Maggie para echarse la culpa a ella misma cuando sea él quien le sirva alguna bebida y la desparrame en la mesa... (¡A la bebida, gente! Es SAM, no uno de esos extranjeros sexópatas de séptimo.)
Que ella lo conociera tan bien lo puso algo nervioso, sobre todo porque mientras ella hablaba él se estaba exprimiendo el cerebro para poner en palabras lo que él conocía de ella. Porque suponía que ella querría eso. "Señor suena a viejo", le dijo con una pequeña sonrisa de lado. No le había molestado el adjetivo porque no era la primera vez que se lo decían. Quizás sí la primera vez que no se lo decían sus amigos como parte de un chiste, eso sí.
"Tú eres... honesta. Y eres muy buena con tus amigas", le dijo, tratando de que sean elogios los que saliesen de su boca. Decir ese tipo de cosas a una chica al parecer no era fácil. Lo estaba descubriendo ahora, que tenía una sensación extraña de miedo y adrenalina a la vez, como quien está transitando por caminos desconocidos para el ser humano. Lo que en su caso es verdad.

[Maggie Grimbale]

Igual Maggie no se va a enojar, como mucho abandonará la mesa mojada y lo arrastrará a él a la pista de baile, así que peor para Sam.

Cuando lo vio sonreír se sintió aliviada de que el chico no había tomado sus palabras como una crítica. Ella también sonrió para aclararle "pero no lo dije en ese sentido, no me pareces viejo" y rió porque era obvio y absurdo a la vez.

Lo miró algo sorprendida porque ella no esperaba que él le devolviera una buena impresión o le dijera esas cosas. Peleó consigo misma para no sonrojarse al decirle "Gracias" así que tuvo que mirar hacia las otras mesas con la excusa de ver quiénes ya habían llegado y cómo estaban vestidas las chicas.

[Samuel McClain]

Me algero de que el peor castigo que tengas en tu mente sea bailar. Podría ser mil veces peor: ¡podrías pedirle que se suba al escenario y te cante una canción!
Cuando ella le agradeció, Sam no supo qué decir a continuación, así que solo sonrió y miró hacia la mesa. Cuando la miró de nuevo, ella estaba mirando hacia otro lado, así que se detuvo unos segundos de más para mirarla con algo más de detenimiento (¿te está picando el bichito adolescente, Sam?), antes de girar el rostro nervioso y mirar él también hacia las demás mesas. Se repitió mentalmente que no debía mirar a la gente fijo, mucho menos a las chicas, porque no tenía idea de qué hacer con tanta intimidad. Porque sí: una mirada prolongada es todo lo íntimo que puede imaginarse él en ese momento de su vida, por eso es algo esquivo al hablar en algunos momentos.
Porque, como bien dijo hace unos momentos Mr. Rainier Bruneau: 'Es como que lo mandaron a aprender a nadar en el océano usando un flota-flota'.

[Maggie Grimbale]

No veo a Sam haciendo karaoke ni borracho subiendo en grupo a cantar Los Piratas así que nunca le pediría semejante humillación.

Una vez leí que la mirada sostenida vale más que cualquier piropo, pero como fue en twitter y no en un libro, no sé quién lo dijo. Sam acaba de descubrirlo y Maggie también porque al sentir la mirada de él sobre ella volvió a prestarle atención, una vez que estuvo segura de que no se sonrojaría.

"¿Tus amigos vienen también?" preguntó para sacar pronto un tema de conversación antes de que el silencio indique incomodidad que no sentía, aunque ella estaba nerviosa se sentía bastante cómoda en compañía de Sam.