La carta de Scott había llegado en el momento perfecto para sacarla del aburrimiento veraniego. Los primeros días de las vacaciones no había tenido tiempo para aburrirse porque había estado de pésimo humor, apenas si le hablaba a Winston que parecía que era el único en entender su frustración. Toda la alegría que había sentido al saber que sería la nueva capitana del equipo de Gryffindor, se esfumó cuando le pidió permiso a su papá para ir al mundial y este dijo que no, porque su hermano Jackson vendría a visitarlos y debía quedarse en casa unas semanas. Jo había mantenido la esperanza de viajar a ver aunque sea los últimos partidos, lo más importantes, pero hubo un pequeño detalle que terminó de pinchar su globo: una mañana llegó la lechuza con los resultado de sus TIMO.
La buena voluntad de Alpin no había servido para que aprobara Historia de la Magia, y solita había suspendido Astronomía. Suficiente como para olvidar cualquier sueño de viajar. Tendría suerte si podía ir con Winnie hasta la costa, ver siempre el mismo faro y quizás subirse a la vuelta al mundo que ponían todos los veranos.
Leyó la carta a solas en su habitación, a salvo de la curiosidad de Diana, aunque no de sus bromas, pero al menos no vería la cara de tonta que pondría al leerla ni la sonrisa con la que terminaría.
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Jugando a la niñera
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Josephine Harrington
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Re: Jugando a la niñera
Chase iba a ser el padrino de los casamientos de todos sus amigos e iba a continuar eternamente soltero y feliz, solamente esperaba que sus sobrinos lo cuidaran de viejo porque sino estaba frito.
Jo no le echaba la culpa de no poder ir, sabía que en todo caso el culpable era su papá y, obvio, ella que había contribuido con sus bajas notas. Que pese a todo Scott le escribiera y hubiera pensado en pedir un autógrafo para ella, la hacía sentir mejor, tanto que había cambiado la cara de fastidio con la que había estado los últimos días y había decidido compartir más tiempo con su hermano antes de que se fuera de nuevo a Sheffield.
Recién por la noche pudo abrir la carta que la lechuza negra de Scott había traído por la tarde. La alimentó y la dejó volar de regreso a Australia, confiando en que de madrugada podría escabullirse y usar a Mimi para mandarle una respuesta. Odiaba que le costara tanto expresarse también por escrito (y sobre todo le costaba porque se trataba de él) así que hizo su mejor esfuerzo para mandarle un pergamino al día siguiente.
Jo no le echaba la culpa de no poder ir, sabía que en todo caso el culpable era su papá y, obvio, ella que había contribuido con sus bajas notas. Que pese a todo Scott le escribiera y hubiera pensado en pedir un autógrafo para ella, la hacía sentir mejor, tanto que había cambiado la cara de fastidio con la que había estado los últimos días y había decidido compartir más tiempo con su hermano antes de que se fuera de nuevo a Sheffield.
Recién por la noche pudo abrir la carta que la lechuza negra de Scott había traído por la tarde. La alimentó y la dejó volar de regreso a Australia, confiando en que de madrugada podría escabullirse y usar a Mimi para mandarle una respuesta. Odiaba que le costara tanto expresarse también por escrito (y sobre todo le costaba porque se trataba de él) así que hizo su mejor esfuerzo para mandarle un pergamino al día siguiente.
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Re: Jugando a la niñera
Habían pasado un par de días y no reconoció a la lechuza marrón que apareció en su ventana, creyó que la carta sería de otra persona, pero se alegró al leerla y ver que el pergamino pertenecía a Scott.