Porque hablar es la segunda opción

[Agatha McGee]

[Agatha McGee]

Si Agatha hubiese estado en otra Casa, como Gryffindor o Slytherin, para el momento que llegó esa carta a sus manos ya todo el colegio sabría el contenido, pero los Ravenclaw (O al menos los que tuvieron en sus manos la carta antes que ella) eran discretos y respetuosos, aunque un poco temerosos al darle el papel. Pero la gente siempre le aterra hablar con ella, por alguna razón que Agatha aún no descifra del todo.

La respuesta fue casi inmediata porque siempre se le había sido más sencillo escribir que hablar. Así que a la mañana siguiente (Porque no se atrevió a colocarla en la mesa ni mucho menos mandarla con alguien) había una lechuza con su respuesta al famoso Gabriel Cook.

[Agatha McGee]

Esa mañana se levantó un poco más temprano de lo usual, presintiendo que una carta la iba a estar esperando. Así como Gabe, Agatha no solía recibir mucha correspondencia. Alguna que otra carta de su (anteriormente) borracho hermano y de Eloise, su ama de llaves. La perspectiva de intercambiar cartas con otra persona le alegraba, porque era como hablar con ella sin la necesidad de los encuentros incómodos o las miradas inquisitivas. Aggy estaba más que feliz con ese intercambio de correspondencia, sin importar cuántas miradas de compañeros de casa recibiera al leer su carta en el desayuno con emoción.

No respondió de inmediato porque, así como le pasaba en persona, no estaba segura qué responder. Más tarde en su Sala Común, se encontró en la cama rodeada de varios tipos de respuesta. Descartó las secas que no invitaban a más respuestas porque, evidentemente, quería recibir más y descartó a su vez las exageradamente preguntonas, porque no quería parecer cargosa o excesivamente interesada. Con pasar por curiosa le bastaba, porque podía excusarse diciendo que era la naturaleza Ravenclaw o cualquier palabrería tonta parecida. Lamentablemente, la que tenía la contestación ganadora era la que estaba en el papel más arrugado. Pero no le importó, dadas las condiciones de la última carta de él.

[Agatha McGee]

Agatha había mejorado mucho los pasados meses. Todo gracias a que su hermano dejó de beber y que está haciendo un esfuerzo real por recuperar a Agatha. Para sorpresa de todos, ella no lo perdonó de inmediato, de hecho, aún no lo hace porque cree que Connor debe trabajar mucho para recuperar su confianza. Había hecho un avance, sin embargo, y eso la impulsaba a mejorar y poner aún más de su parte en lo que respecta su vida escolar. La gente comenzaba a percibirlo, o por lo menos sus compañeros de clase. Aún no interviene en clase ni se le acerca a la gente; tampoco puede quitarse la cara larga que tiene por naturaleza pero le es más sencillo sonreír. Para ella todo cuenta como avance.

Con respecto a Gabriel Cook, Aggy no había avanzado nada. Desde ese semi insulto a Madame Pomfrey se había molestado y no quiso saber más nada de él. En vacaciones leyó un poco (muy poco) de psicología muggle en casa, especialmente cuando hablaban de asesinos en serie o sociópatas. Por alguna razón releyó las cartas de Cook (que había conservado) y lo observó los pasados meses. Atribuyó su trabajo como bullie a una acción anti-social y le preocupó mucho porque seguramente así había empezado El-Que-No-Debe-Ser-Nombrado: atormentando niños indefensos por diversión.

Creyendo que tenía suficiente información en su cabeza como para salvar a Gabriel (y al mundo, en realidad), resolvió escribirle una carta. Ésta vez, para que le llegara con el correo matutino.

[Agatha McGee]

Es mentira si te digo que Agatha no estaba viendo sin ningún disimulo a Gabriel cuando tomó asiento esa mañana en la mesa de Slytherin. Incluso se tuvo que cambiar de puesto para tener una mejor visión porque pensó que se sentaría en su propia mesa, con la chica extranjera de su casa.

No sabía qué esperar de todo el asunto en realidad. No es normal para un psicópata admitir que es un psicópata y por lo mismo era muy probable que no aceptara su ayuda. ¿Se reiría? ¿Se le acercaría para pedir explicaciones? Esperaba que no. De hecho, ella esperaba hacer esas sesiones curativas del mal por medio de cartas. Era demasiado pronto para Agatha tener que afrontar a un tipo de casi dos metros con mirada intimidante.

Al final no tendría que hacerlo. Vio claramente cuando la miró antes de romper su carta. Le pareció grosero, molesto y cruel. No tenía que hacer eso, con ignorar la carta estaba bien, ¿Fue acaso necesario? No lo miró de regreso, se concentró en su plato del que no probó bocado. Estaba decepcionada, de verdad pensó que podría salvar a una persona.
Incluso si la debía salvar antes que a sí misma.

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