El Niagara en bicicleta

[Gerald Cowershof]

Viernes, 13 de junio de 1986.


Era viernes en la tarde y aunque usualmente ese era su día libre, se encontraba en la Sala de Emergencias del hospital, un lugar donde el no solía trabajar (no desde que había comenzado su especialización) pero al cual se había visto obligado a regresar luego de cambiar su día de descanso con una de sus compañeras de trabajo. La Sanadora Ellis, su infame compañera de trabajo, había descubierto su debilidad: que le era difícil decirle que no a una mujer, y se había aprovechado para engañarlo. Muy tarde él había descubierto la madre de la Sanadora Ellis no estaba enferma y que en realidad ella solo quería un día extra de libertad para ir a una cita.

Sí, Gerald había caído como un niño y debido a ello tenía que estar en ese lugar por el resto del día y probablemente hasta la mañana siguiente cuando alguien llegara a cumplir con su guardia. Y si había algo bueno de todo eso era que a esa hora no habían muchos pacientes en la Sala, sin embargo, eso no aseguraba que más tarde la situación cambiara, porque era viernes y cosas inesperadas ocurrían esos días. Pero mientras aquel momento de tranquilidad durará, él iba a aprovecharlo... Escondido detrás del mostrador, haciendo que terminaba de llenar la historia del último paciente había atendido.

((Reservado))

[April P Morgan]

Era viernes y su cuerpo lo sabía. Sabía que era el día en el que probaría la poción que había tenido cocinando por un mes. ¡UN MES! Claro, se suponía que todo debía salir a la perfección, había estado practicando y ya la había probado en varias criaturas. ¿Por qué no pudo salir bien aquella vez? Con lo doloroso que había sido prepararse para probarla, estaba dudando el seguir con aquello.

Su objetivo era replicar la poción crece huesos de Rubens Winikus, hacerla mejor y ser una nueva distribuidora, pero claramente había fallado. Sus huesos no se estaban regenerando, o por lo menos no como debían hacerlo y no quería arriesgarse a probar a la competencia por miedo a los efectos secundarios, por eso terminaba en San Mungo. Había tomado una poción para el dolor, motivo por el que no sentía nada en ese momento y se estaba preparando psicológicamente para el posible regaño que le darían por intentar aquello en sí misma. Así como lo que diría para que no metieran al ministerio en sus experimentos.

Tomó aire cuando supo que era su turno y se dirigió a una de las camillas donde tendría que esperar a que la atendieran.

[Gerald Cowershof]

Toc. Toc. Toc. El golpeteo de los nudillos de una de las enfermeras mágicas de la Sala ((No estoy segura si existen o no, pero deberían)) sobre el mostrador, lo obligo a levantar la mirada del pergamino-historia medica; la mujer que tenía rostro cansado y él no esperaba que lo tratara con amabilidad. Ella hizo un movimiento con su cabeza para señalar sobre su hombro las camillas separadas por cortinas, lo que significaba que había un paciente que necesitaba atención y él respondió alzando el pergamino en el que escribía, indicándole que estaba ocupado. La enfermera, quien probablemente ya había convivido suficiente tiempo con sanadores, alzo una ceja incrédula 'No hay más sanadores en la Sala, Sanador Cowershof' le dijo. Gerald escaneo la Sala con su mirada rápidamente, era verdad, no había nadie más desocupado, solo él. Eso quería decir, que el resto de los sanadores había escogido lugares mucho más inteligentes para esconderse.

Resignado pero no derrotado, dejo lo que estaba haciendo a un lado y tomo el pergamino con los datos del paciente y se dirigió a la camilla que le señalaba. En el camino, abrió el pergamino y comenzó a leer lo más importante: la causa de la visita del paciente a la Sala de Emergencias. Complicaciones con una poción y un escalofrío le recorrió la espalda, ¿cuándo sería el día que dejaría de tratar ese tipo de casos? Bueno, ese no. Estiro una mano para correr la cortina "Señorita..." oh, vaya, él conocía ese nombre. Sonrió y alzo la mirada para encontrar a su paciente, sí, definitivamente conocía ese nombre "April Morgan" en carne y hueso, su ex-compañera de colegio.

[April P Morgan]

¿Qué podía decir para cubrirse? Quizá que no volvería a intentar algo como aquello, que había aprendido la lección. Eso podría funcionar si la atendía alguien que nunca la había atendido y que no revisara su historial. Ya había estado ahí por pociones multijugos y felix felicis ¿Cómo podía explicar que todo lo que buscaba era mejorar las pociones que pretendía preparar? Ya su multijugos no fallaba, aunque la preparaba para personas en específico y quizá no tuviera que hablar de ello.

Tomó aire lentamente. Debía comportarse y pensar bien antes de hablar. Dirigió la cabeza hacia el sanador que se acercaba a ella y tuvo que entrecerrar los ojos. Aquel hombre se le hacía conocido y, en realidad, no quería creer que fuera quien pensaba. En cuanto lo escuchó, sus cejas se levantaron y tuvo que morderse el labio inferior para no reírse. De todos los sanadores que podían atenderla, tenía que ser alguien a quien conociera. ¿Cómo podía ahora mentir con respecto a lo que le estaba sucediendo? "Mmm…" se pensó por un momento como debía llamarlo "¿Sanador Cowershof?" le preguntó.

[Gerald Cowershof]

No es como si ellos fuesen la policía el Ministerio y además eran todos magos ahí, intoxicaciones y complicaciones con/por pociones eran el pan de cada día. Era como si no hubiesen pasado por el Colegio y no les hubiesen dicho todo lo mal que podía salir al mezclar mal una poción.

El siguiente paso en el protocolo de atención era presentarse con su paciente, pero ellos ya se conocían, así que lo podían saltar. "Puedes llamarme Sanador o Gerald" medio bromeo, porque mientras no estuviese algún supervisor por allí podían tratarse con confianza, claro si ella se lo permitía ¿no? "Tiempo sin verte, ¿qué te trae por aquí?" sonrió un poco más, podía imaginar que había sucedido (el pergamino le contaba ciertas cosas) pero nunca estaba de más escuchar la versión de ella.

[April P Morgan]

No pudo evitar sonreír cuando lo escuchó. Luego arrugó un poco las cejas y asintió haciendo lo posible por lucir seria. Claro que su humor cambió un poco cuando escuchó su pregunta. ¿Qué era lo que podía declarar ante su antiguo compañero del colegio? Quizá podría endulzar un poco la verdad y no parecer una loca por lo que había intentado hacer. ¡Sí! Eso haría.

Apretó los labios y dirigió su mirada hacia la camilla. Negó de nuevo con la cabeza, como si intentara recordar lo que sucedió. "Bueno… Gerald" le habló volviendo a mirarlo, haciendo énfasis en su nombre, como si en serio necesitara hacerlo para recordarlo. "Algo salió mal con mi poción crece huesos" Claro, porque no todos la compraban preparada… ¿O sí? Que pocos pudieran distribuirla no quería decir que no se tuviera una receta por ahí.

[Gerald Cowershof]

Le causaba algo de gracia la situación, trabajaban en la misma ciudad (porque no osaba a pensar que también vivían en la misma ciudad) y aquella era la primera vez que la veía en... ¿cuánto había pasado desde la última vez? ¿tres años? Lo cierto era, que le daba gracia, que para verla tan solo había tenido que entrar a la Sala de Emergencias, no un lugar más normal como... El Caldero Chorreante o el Callejón Diagon. A él le daba gracia, al menos, que no podían ser más normales.

Ah, por supuesto, había algo mal con la poción. Ya tendría tiempo para preguntar sobre su vida, en ese momento debía examinarla. El tiempo era oro. "Es justo lo que dice esto... April" comentó imitándola y sacudiendo el pergamino en su mano, "pero me gustaría que me des más detalles" se acerco un poco a la camilla, indicándole que se recostara en ella "por ejemplo, ¿la compraste o la preparaste tu misma?". Era una cuestión de estadísticas, eran muchos más los pacientes que entraban a la Sala por culpa de pociones que preparaban ellos mismos, que por pociones que preparaban profesionales.

[April P Morgan]

Esa pregunta… April se mordió el labio inferior de nuevo y ladeó la cabeza, tanteando que tanta información debía darle. Todo el mundo preparaba pociones en casa, asi que no podía ser extraño para él que algo así sucediera. ¿Era una poción difícil y no todo el mundo se atrevería a prepararla y cambiarla? Eso era cierto, pero no era algo imposible. No podía ser tan malo intentar preparar su propia poción crece huesos e intentar mejorarla.

"La prepare yo misma" le contestó. "Aunque salió mal porque le agregue algo más, no porque no pueda prepararla" agregó. No quería que su ex compañero pensara que no podía preparar una poción como esa. Solo había sido una falla de cálculos.

[Gerald Cowershof]

Él sabía que la familia de April tenía una tienda de pociones y por lo tanto se dedicaran a prepararlas y venderlas, pero no entendía porque había agregado 'algo de más' a una poción crece-huesos, era prácticamente de librito... además, era de saber común que experimentos con pociones que ya estaban patentadas podía llegar a ser un poco peligrosos. Si, estaba seguro que eso lo habían explicado en Hogwarts, el profesor Slughorn en alguna clase entre el sexto y el séptimo año.

"Comprendo, tus pociones siempre fueron muy buenas" dijo, en un intento de aclarar que nunca había dudado de sus habilidades como potioneer. "¿Recuerdas que agregaste de más y..." anoto 'poción no comercial' en el pergamino "...podrías indicarme que hueso intentabas hacer crecer y si te duele algo?" continuó, luego con un movimiento encendió la punta de su varita y comenzó a moverla delante de los ojos de su paciente. April parecía no presentar dolor (¿había leído que tomó una poción para el dolor? uh, debía rectificarlo) pero no estaba de más preguntar.

[April P Morgan]

Levantó una ceja, esperando terminar de escuchar lo que el Cowershof tenía que decir. No estaba seguro de si estaba siendo sarcástico con respecto a sus pociones, pero haría lo posible para no ponerse a la defensiva por el comentario. Su pregunta la llevo de nuevo al cuestionamiento acerca de qué tanto debía decirle a Gerald. Había agregado un poco de bitterroot, pero no creía que ese fuera el problema; le había agregado nuez moscada para mejorar el sabor y… ¡claro! Tenía que ser eso. Lo miró por unos segundos a la cara "Le agregué polvo de pulpo" le contestó. Solo quería hacer la poción más potente y eso no tenía nada de malo. Si volvía a intentarlo agregaría menos o cambiaria a otro ingrediente.

Siguió la luz con la mirada. Había sido muy exacta a la hora de romperse el humero. No había sido lindo, pero tampoco tenía que serlo. Necesitaba probar con alguien y solo ella estaba dispuesta. Anika la mataría si se enteraba. "El humero y… no, no siento dolor" le contestó al resto de sus preguntas. "Tomé una poción para ello antes de venir" agregó

[Gerald Cowershof]

Ah, polvo de pulpo, claro, una pizca de más podía causar antagonismo con las propiedades de la poción crece-huesos. Ya comenzaba a comprender que sucedía.

Apretó los labios, no estaba de acuerdo con lo que le había pasado al pobre humero y tampoco con que hubiese tomado otra poción. No era lo más adecuado, mucho menos cuando habían complicaciones con otras pociones. Pero el estaba allí para ayudarla, no para regañarla. No al menos en esa Sala. "¿Humero derecho o izquierdo?" apago su varita, y volvió a tomar el pergamino para escribir 'polvo de pulpo', "¿Que sentiste después de tomar la poción, April?" eran más preguntas de rutinas, pero esperaba poder ayudarla de la mejor manera posible. Claro, si es que April estaba siendo honesta con él. En otra situación no dudaría de ella pero por desgracia, algunos de sus pacientes no eran totalmente honestos con las razones detrás de sus visitas al Hospital.

[April P Morgan]

Notó la reacción del sanador y mantuvo la mirada en él. Sabía que se había equivocado a la hora de agregarle ingredientes a su poción, pero estaba segura de que podría solucionar su error en otra ocasión. Quiénes la conocían sabían que solo estaba dispuesta a mejorar y que no cometía el mismo error dos veces. Ella no volvería a San Mungo por la misma poción. Lo haría bien la siguiente vez, o por lo menos aprendería ese día como arreglar el error para no regresar.

"Izquierdo" contestó un poco incomoda. Ya estaba llegando al momento del regaño y lo sabía. "Al principio dolió cómo estás pociones suelen doler, pero luego sentí algo extraño" comenzó a explicarse. Todo el problema radicaba en lo que seguía "Creo que el hueso no está sanando como debería sanar". Y en el momento en el que Gerald viera como estaba creciendo su hueso, era el momento en el que el posible regaño llegaría.

[Gerald Cowershof]

Anotó en el pergamino lo que su paciente describía, cuando ella terminó, volvió a sentir un escalofrío en su espalda, pero procuro mantener una expresión neutral en su cara. Como sanador debía mantener una actitud profesional siempre que estuviera en el Hospital, no podía demostrar todo lo que sentía al escuchar a los pacientes. En ese momento por ejemplo, estaba decepcionado (recordaba a su ex-compañera más sensata) y se estaba imaginando lo peor de esa situación.

Dejo el pergamino y la pluma a un lado, tras escribir un par de notas más, luego se acerco a April. "Necesito examinar tu brazo" le dijo, en un tono que mezclaba un pedido con una orden, con la varita en una mano y la otra extendida para que ella apoyara la propia allí si quería.

[April P Morgan]

Tomó aire y prefirió mirar hacia otro lado mientras con su mano derecha retiraba la capa que había decidido usar ese día. Le habría gustado que cualquier otro sanador la tratara, habría sido menos incómodo. Después de años, parecía importarle lo que el Cowershof pensara de ella y si ella misma se sentía una tonta por haber cometido un error, no quería imaginar lo que él pensaría.

Le dió un momento y se atrevió a preguntar: "¿Y? ¿Qué tan mal está?". Él era el sanador, solo él podría decirle si podría regresar a casa ese mismo día.

[Gerald Cowershof]

Hizo un movimiento de varita para romper la manga de la vestimenta y poder examinar el brazo, no había de que preocuparse, no era como si no tuviese dinero magia para reponer lo que había roto. A simple vista, no encontró nada diferente en la extremidad. La tomo suavemente del antebrazo y lo movió para que quedara en una posición más cómoda para el examen, hizo un movimiento circular con su varita sobre el hombro, la punta en contacto con la piel de ella, y la fue deslizando lentamente en dirección al codo.

Cuando su recorrido iba por 3/4 del brazo, la punta de la varita emitió un destello suave de color violeta, "¿Cómo rompiste tu brazo?" quiso saber, sin detener su varita y unos centímetros más abajo hubo otro destello verde. Gerald comenzaba a hacerse una idea de lo que estaba ocurriendo, le sonrió un poco, quería darsele un poco de seguridad y que no se fuese a sentir regañada.