Ad blocker detected: Our website is made possible by displaying online advertisements to our visitors. Please consider supporting us by disabling your ad blocker on our website.
Este board es para crear toda clase de threads que hayan sucedido en el pasado de sus personajes. Es decir que, por ejemplo, pueden jugar la infancia de sus personajes o los primeros años de ellos en Hogwarts. Los threads aquí creados son canon, así que cuiden que los eventos de esta zona no afecten el 'presente' de sus personajes.
¿Podemos encontrarnos el sábado 9 de mayo en las escaleras que van a la Lechucería a las 15:00? Si no puedes ir, siéntate de espaldas a la mesa de Slytherin durante la cena de hoy.
Melwyn Blackwood
No había logrado encontrar paz mental esos últimos días. Estaba preocupada y no podía ocultarlo, usando como excusa los NEWTs y las labores que hacían que su insignia se sintiera cada vez más pesada. En parte agradecía la distracción, pero duraba tan poco que solamente sentía que estaba perdiendo tiempo en nimiedades. Le costaba hasta dormir.
Había practicado en su cabeza todo el sábado a la mañana lo que iba a decirle. Llevaba, como excusa, un rollo de pergaminos con sus notas de clase de quinto y sexto año. Pero lo que tenía que hablar con él era serio: era algo que podría afectarla más allá de su estadía en Hogwarts.
No podía más de los nervios. A las 14:12 llegó a las escaleras de la lechucería, sabiendo que faltaba mucho tiempo. Apoyó los codos contra el barandal y clavó la vista en los pergaminos, haciendo de cuenta que estaba leyendo.
Movió el pergamino que tenía en la mano, haciendo de cuenta que lo había terminado de leer y que pasaría al próximo, cuando notó que había alguien cerca de las escaleras, y miró de reojo. Se sorprendió al verlo, aunque ella misma lo había citado. ¿Ya eran las tres de la tarde? Sinió que el tiempo había pasado demasiado rápido, ya que no sabía que él también se había acercado a la Lechucería antes de tiempo.
Lo observó subir las escaleras, enrollando los pergaminos. No los necesitaría para hablar con él, después de todo. Se suponía que debía saludar, pero estaba nerviosa, sentía las manos frías a pesar de los guantes que llevaba puestos. Intentó sonreír, parecer más relajada, tratar de poner en uso todos esos años de fingir cosas que ella no era para poder sobrevivir de la mejor manera la mentira que era toda su identidad en Hogwarts.
"..." separó los labios, la sonrisa desapareciendo de su boca apenas había logrado perfeccionar una imitación de ésta. ¿Por qué le estaba pidiendo disculpas? Se puso nerviosa, sentía que el corazón le latía en la base del cuello.
"Ven, por favor" pidió, entrando en la Lechucería en sí. El olor era desagradable, aunque seguramente varios encantamientos hacían difícil que esto reflejara el hedor que tendría una lechucería muggle. Esperaba que eso fuera lo suficiente para mantener a cualquiera fuera del frío y hediondo lugar para que pudieran hablar con más privacidad que el resto del castillo podría otorgarles.
Se adentró, tratando de no pisar deshecho de lechuzas y respirando por la boca.
Se detuvo cerca de una de las ventanas más alejadas de la puerta, tratando de que al menos pudieran respirar aire fresco. Lo miró preocupada, y susurró aunque estaban solos en la torre.
"¿Por qué pides disculpas, qué sucedió?" preguntó consternada, tratando de no acercarse demasiado a él para hablarle, porque el susurro casi que la obligaba a hablarle nariz a nariz. No sabía qué podría haber pasado, y el miedo que se le atragantaba en la garganta era el miedo de que él hubiera contado por ahí que ella era una mestiza haciéndose pasar por sangre pura. Tan cerca de fin de curso, tan cerca de la libertad.
Paseó la mirada por el rostro de Riurik, como buscando pistas que pudieran ayudarla a resolver las dudas antes de preguntarlas, pero solamente sentía que se podría distraer.
"Me puse nerviosa" explicó sin saber dónde posar la mirada si dejaba de mirarlo. "Temía que alguien estuviera escuchándonos ahí" intentó agregar, por si eso explicaba que también lo había citado ahí, entre todos los lugares posibles. Melwyn imaginaba tragedias donde solamente estaba la vida real.
Las cosas que Melwyn haría por amor... a sí misma y no tener testigos de su más oscuro secreto.
Movió la cabeza hacia la ventana para tomar una bocanada de aire puro antes de girarse nuevamente hacia él, con la vista en sus propias manos enguantadas. "Lo siento si te obligué a verme aquí, pero por más que estuviéramos susurrando, el Gran Salón me da mala espina" confesó. "Después de todo, nuestra situación es delicada" agregó, animándose a mirarlo. Quería ver en sus ojos si él la entendía, como si fuera algo que pudiera interpretar en una mirada.
Lo miró muy confudida por su pregunta. ¿Acaso él no se había dado cuenta de la gravedad del asunto? ¿No había entendido qué palabra la había hecho perder todo rastro de cordura aquel día?
"La situación de la sangre" explicó casi en un hilo de voz. Vale, hay que admitir que Melwyn no es la mejor eligiendo palabras para hacerse entender. Apretó un poco de más el rollo de pergaminos que llevaba en la mano. Ella quería que él la entienda, que sepa que estaban ambos en la misma situación y que ella podía ayudarlo.
Ladeó la cabeza, mirándolo sin entender cómo es que después de hablar hablado tanto ella le pudiera haber comunicado tan poco. La estresaba no saber qué tanto se había entendido y, para peor, qué tanto había quedado por el camino.
"No, yo..." las palabras no le salían correctamente de la boca. Tenía que concentrarse y explicar, era importante explicarse. -Enfócate en decir las cosas- se ordenó fríamente. "Yo también soy mestiza" le dijo, su voz firme y clara. Quizás más alto de lo que hubiera sido prudente en su paranoica cabeza.
"¿Pero..." comenzó tratando de no dejarse llevar por la confusión y tratando de poner claramente en palabras lo que ella había imaginado "lo habíamos hablado en el Gran Salón, verdad?" dijo. No sabía si él estaba burlándose de ella.
Dio un paso hacia atrás. "Tú me contaste lo de tu familia... y yo ofrecí ayudarte, ¿recuerdas? ¿Con... esta situación... de ser mestizo aquí, en Hogwarts?" preguntó. No entendía qué le resultaba tan confuso a él. Melwyn estaba segura de que todo había sido dicho de la forma más clara pero disimulada posible aquel día.
Melwyn no podía entender cómo había captado todo tan mal. Cómo había proyectado en él, que era tan bueno y amable con ella, todas sus inseguridades. Se sentía una estúpida, porque lo era. Había entendido que a él no le molestaba el matrimonio roto de sus padres, pero ella misma había completado con sus propios miedos lo que había elegido no entender de él.
"...Merlín" dijo en voz baja, sintiendo que le subía un calor agobiante a las mejillas. No sabía si existían palabras para expresar el nivel de vergüenza que estaba sintiendo. Si una lechuza bajaba y le cagaba en la cabeza sería menos embarazoso que lo que estaba viviendo internamente. "No, yo siempre... siempre pretendí" admitió. Era una mentirosa, una falsa, merecedora de nada.
Melwyn se detestaba. Destestaba absolutamente todo de sí: su apariencia física, su personalidad, todo lo que la hacía una persona. Ella se consideraba causa y efecto de todos sus problemas en un patético ciclo interminable. Pero era buena fingiendo, evadiendo, pretendiendo. Y ahora, de la nada, sentía que se había develado como la basura que era delante de Riurik. Alguien que apenas conocía y que no se merecía lidiar con su demencia, con su patética existencia.
Que él la rodeara con sus brazos hizo que se tensara, porque esperaba un golpe. Esperaba algo violento, unas palabras humillantes, un contacto innecesariamente sexual, algo que validara la basura que era. Pero era un abrazo, unas palabras comprensivas. Cerró los ojos y se largó a llorar. "Perdón" dijo entre lágrimas, muerta de vergüenza. Se odiaba tanto que no sabía qué hacer.
"Lo siento" repitió tratando de componerse. Cada momento que pasaba ahí era la más pura humillación. Y, para peor, que la tratara con tanta delicadeza que no le parecía merecerse. Ni ella, ni la situación, ni los pensamientos en su cabeza.
No sabía cómo salir de un abrazo, se quedó quieta y aguantándose las ganas de secarse las lágrimas. Tenía miedo de moverse, porque no sabía qué era lo que tenía que hacer para dar por terminado uno. ¿Qué podía hacer, intentar agacharse y salir, como si estuviera en uno de esos juegos de los parques de diversiones muggles? Qué idiota que era, ¿cómo pudo haberse quebrado así, soltando lo peor de sí delante de él?
Por favor dime que el conflicto del film no se resuelve como 27 Hours...
Tomó el pañuelo que le ofrecía Riurik, sentía que tenía todo el rostro húmedo por las lágrimas. Sostuvo una esquina del pañuelo entre sus dedos índice y pulgar, queriendo eliminar las lágrimas frescas que se habían negado a abandonar sus ojos.
"Perdona, esto es... terriblemente injusto contigo" intentó mantener su voz firme, pero la angustia le presionaba la garganta inesperadamente entre las sílabas. Le daba mucha vergüenza la situación, lo lamentaba mucho por él. No tenía explicaciones ni formas claras para expresar lo mucho que la hacía sentir vulnerable y ridícula a la vez el haberse despedazado anímicamente delante de él.
Tampoco la he visto pero es la del tipo que queda atrapado rock climbing y se corta su propio brazo para escapar, es un caso verídico y creo que si la veo voy a perder mis galletas.
Se pasó el pañuelo por una mejilla y luego por la otra, tratando de calmar su respiración y volver a guardar todo dentro suyo. La angustia, el miedo, y los recuerdos de manos ajenas que la hacían sentir como un desperdicio de persona. No era justo que hiciera esa escena delante de Riurik, delante de nadie. Debía guardar todo dentro suyo, mantenerlo ahí, cerca.
"No" dijo firmemente, mirándolo a los ojos. "Yo interpreté mal, y esto... esto no es tu culpa. No sé qué me pasó, me angustié pensando en cosas que..." tragó saliva "cosas que no son tu culpa" finalizó.
Lo observó mientras trataba de calmarse. Las palabras de él se perdían en sus oídos mientras intentaba no solamente escuchar, pero entender. A Melwyn le costaba entenderlo, porque no podía ser real que alguien se sintiera tan culpable de algo que no tenía responsabilidad alguna. Ella era la que lo estaba arrastrando a él a un problema, porque Melwyn se consideraba una egoísta.
"No tengo nada que perdonar, por favor, créeme" le dijo, notando que estaba apretando con tanta fuerza el pequeño rollo de pergaminos que lo había arrugado completamente. "Yo... yo imaginé cosas que no eran y" tomó aire por la boca para sonar más segura de sí misma, aunque no se sintiera así "quiero que sepas que nada de esto es tu responsabilidad".