Intercambios de todo tipo

[Elena Sorokoletova]

En primer lugar, no sé por qué los ingleses estaban empecinados a dividir. Ese sistema de casas inglés no llegaba a comprenderlo del todo, pero si eso les funcionaba en materia educacional, no tengo por qué objetar nada.

En fin, ese sábado por la mañana se dispuso a recorrer los pasillos desde la sala común de Ravenclaw, muy contenta por su próxima 'adquisición'. Gabe le había platicado de un chico que vendía cosas extrañas o pases a ciertos lugares prohibidos como los famosos baños de prefectos. Es decir, ¿qué tan especiales eran? Lo leyó desde que llegó a ese Colegio cuando sacó de la Biblioteca el libro Hogwarts: Una Historia. Pero las pláticas de otras personas eran mucho más interesantes para saber más sobre esos famosos baños donde pasaban muchas cosas.

"Te tengo una sorrprresa" le dijo a Gabe cuando se lo encontró en los pasillos de las mazmorras ya que se habían quedado de ver ahí. Le tomó la mano para correr con mayor velocidad hacia el pasillo donde se ubicaban los baños de prefectos y cuando llegaron saludó de lejos a Bertie con una mano, agregando una sonrisa al saludo.

El acceso al baño ya estaba pagado (se había acercado a Bertie previamente para solicitar tal servicio) y ahora lo único que faltaba era entrar y divertirse. Tenía tantas ganas de un chapuzón en ese enorme jacuzzi...

[Elena Sorokoletova]

Prestó atención a Bertie asintiendo a cada cosa que decía a excepción de lo último porque... hmm, bueno, ¿cómo les explico? ¡¿Era incómodo?! ¿Qué estaría insinuaba? Lo miró entrecerrando un ojo pero sin darle tanta importancia, finalmente estaba ahí para divertirse. Le agradeció y avanzó hasta la puerta que custodiaba el rubio para atravesarla junto con Gabe, a quien, por cierto, nunca soltó de la mano.

Una vez dentro se maravilló por lo enorme que lucía el baño. Frente a los sanitarios había una gran bañera del tamaño de una piscina con grifos que la rodeaban. Casi cien grifos de oro con joyas incrustadas en cada grifo. Del otro lado se podían ver productos para el baño de diversos tipos como jabón, aceite de baño, polvos para baño, sales de baño, shampoo, acondicionador... ¡de todo! "Ahorra entiendo porr qué hablan tan bien de este lugarr" comentó acercándose al área donde parecía que estaban los vestidores soltándole la mano a Gabe.

"Bueno, pues, ¡sorpresa!" le sonrió deteniéndose para girarse y encararlo. "Espero te guste tu regalo de San Valetine" finalizó estirando sus brazos como para recibir un abrazo de él.

[Elena Sorokoletova]

Ey, ey, ey. Sus intenciones eran sanas, que quede claro. Elena no era una persona que anduviera con el libido despierto todo el tiempo. Le gustaba Gabe y le gustaría tener mayor interacción con él, pero por el momento sólo quería que pasaran un buen momento juntos en ese enorme jacuzzi.

Se quedó con los brazos estirados esperando que Gabe le diera un abrazo pero creo que imaginó demasiado, así que en vez de que Mahoma fuera a la montaña, la montaña fue a Mahoma, es decir, Elena se acercó a Gabe para abrazarlo tiernamente, ignorando su mirada sospechosa. "Me acuerrdo de haber leído de estos baños en un librro de la Biblioteca pero fue hasta hace unos días que rrecorrdé que me habías dicho del prrefecto de Hufflepuff que vendía todo tipo de pases, que se me ocurrió comprarrle uno para este lugar" comentó con un volumen un poco bajo ya que tenía su oreja cerca de su boca y no quería gritarle. "¿Te gusta? Parece una alberrca ¿no? Porr eso te dije que trrajerras tu trraje de baño" continuó sin dejarlo de abrazar. ¿Relajarse en un lugar tan genial como ese lo consideraba un buen regalo de San Valentine o había fracasado en el intento?

[Elena Sorokoletova]

Nadie podría estar enojado con Bertie después de todas las broncas de las que se salva uno por él, la verdad. ((já, la controversia entre mis personajes)). ¿Mira que confiar en ella para ofrecerle servicios? No cualquier vendedor lo hace si sabe que puede ser pillado en pleno movimiento.
Quizá Elena le inspire confianza. Sí, debe ser eso.

Negó cuando comentó lo de las duchas, tampoco eran sus favoritas. Prefería las de Durmstrang, quizá porque estaba acostumbrada a ellas. ¡Pero esto! ¡¿Esto?! Se pasa de lujoso este baño. "Lo traigo puesto" contestó a lo segundo, mientras se alejaba de él para darle un beso corto en la mejilla y retirarse parte de la blusa ligera que llevaba puesta ese día para dejar ver su hombro. Se podía ver el tirante de la parte superior de su traje de baño morado.

[Elena Sorokoletova]

¡Ay, que me sonrojo...! Sus ojos inmediatamente se posicionaron en esa mano que le tomó la blusa tan repentinamente. No es que no haya experimentado algo así con anterioridad pero no se lo esperaba tampoco. Ay, Gabe. Pícaro.

Se quedó quieta. No horrorizada porque tampoco era para tanto, pero de que le latía el corazón a mil por hora, le latía. Son de esos movimientos de 0 a 100 que sólo Gabe le causaba. "¿Er... qué haces?" le preguntó con una sonrisa de lado como para seguirle el juego de seducción.

[Elena Sorokoletova]

Tuvo que reírse por el chascarrillo de Gabe, es decir, ¿inspector de bikinis? ¿Cómo es que le daban tanta risa esos chistes? Le encantaban. Y por supuesto que sintió su pulgar también pero no dijo nada porque ese aceleramiento de su corazón de 0 a 100 le había causado más que un simple palpitar de corazón.

"Es... es un buen empleo supongo, han de pagar bien" bromeó entre risas acercando su cuerpo al de él como para abrazarlo sensualmente. "¿No combina tu traje de baño con el mío, dices? Pero si el morado combina con todo, ¿de qué color es, entonces? ¿Eh?" ¿entiendes Gabe? Quiere ver tu traje de baño. Tu traje. Miró de reojo el jacuzzi con ganas de ya quitarse la ropa y entrar.

[Elena Sorokoletova]

Bien dicen que el amor es ciego, pero también sordo.
Sabia perfectamente que los Cook (es decir, la hermana y él) eran especialistas en vestir extravagante y con los colores no eran la excepción. Se quedó pensando en lo que estaba Gabe tratando de explicar "... ¿Rosa?" La verdad es que lo veía más de color rojo que rosa, pero la iluminación del baño no era muy buena tampoco. Hizo una mueca y torció el rostro.

Sus ojos jamás dejaron de ver la prenda de Gabe, pero en ocasiones hacían trampa para ver los músculos que se le formaban en la parte del estómago y los abdominales. La tentación le estaba provocando llevar una mano a esa zona y lo hizo, pero no para tocársela sino para levantarle la sudadera/chamarra o lo que trajera y poder ver sus cuadritos bien formados, supuso, por el quidditch.

"Déjame verte" le reclamó. ¡Ya! ¡Que se metan a la alberca!

[Elena Sorokoletova]

Sonríó porque le fascinaba hacerlo enojar o molestarlo por cualquier cosa, la verdad es que había prestado poca atención a lo del color y por eso había contetado cualquier cosa. "A ti, por supuesto" le contestó rápido cuando notó cómo aventaba la ropa al suelo. Jamás lo había visto desnudo de la parte superior... pero le gustaba.

Y como bien dicen por ahí, es bueno de vez en cuando subirle el ego al novio. "Ay, amor, de verdad estas muy bien. Creo que te tendrré que cuidar más" comentó como implicando que antes no tenía miedo a perderlo pero ahora si. Hay cada resbalosa en ese colegio... Se acercó a él y con sus yemas pasó un dedo por sus músculos. Pero aguas que no sólo estaba poniendo sus yemas nada más sino la palma de sus dos manos también con intenciones de quererlo aventar al jacuzzi sin importarle que estuviera vestido de la parte inferior todavía.

[Elena Sorokoletova]

¿Me creerás que me quedé con la idea de que la bañera ya estaba rellenada con agua? Eran casi las cinco de la mañana, creo que la player no estaba pensando muy bien en ese momento. Retiro lo dicho, puso ambas manos no con la intensión de empujarlo sino con las ganas de tocarle el abdomen nada más. Elena homicida, jamás.

Dejó que le tomara las muñecas e hizo lo mismo, tomando las de él. Todo lo que le decía en italiano no lo entendía al 100% pero una que otra palabra sí. "Lo so, ma tu sei molto bello. Cualquierra puede poner el ojo en ti sin darme cuenta" contestó haciendo el mejor esfuerzo por hacer una buena pronunciación del idioma. Sabemos que Elena jamás se echará flores de ningún tipo así que por obvias razones creerá que si no se pone las pilas, Gabe se le puede ir de su lado.

"¿Abrrimos las llaves ya?" preguntó con un poco de desesperación porque sentía que la hora y media se les pasaría volando, así que aún ambos con las muñecas agarradas empezó a tironearlo hacia los miles de grifos. ((que según el libro están alrededor de la bañera, no todos juntos, ejem...))

[Elena Sorokoletova]

Estaba tan emocionada cuando se arrodilló para abrir las llaves que tan pronto como empezaron a llenar la bañera, dio un saltito como de niña chiquita a punto de recibir una enorme rebanada de pastel. ¿Qué? ¿Acaso no puede ser infantil en ocasiones?
Déjala, es muy inocente y el agua le fascina. Parte de su naturaleza era ser así de tierna también.

La bañera comenzó a llenarse rápidamente, aunque fuera magia conocida, le sorprendió. Y antes de que Gabe le dijera algo, se empezó a bajar la falda que traía puesta muy lentamente como para evitar que con ésta se vinieran las bragas de su traje de baño de dos piezas ((suele pasar jaja)); no quería mostrar más allá de sus piernas, no al menos en ese momento. Quizá a ojos de Gabe podría verse sensual al hacerlo pero no podía evitarlo. Así de mañosa era su ropa.

"¿Mmm?" onomatopeya de la repentina impresión por su propuesta. Casi como que la cachó in fraganti agachándose para dejar al final caer su falda al suelo. Luego se quedó inmóvil. La falda todavía estaba alrededor de sus pies y ella inclinada hacia el frente. Gabe podía verle inclusive su parte delantera a través de la blusa si quería, la blusa traía un buen escote.

[Elena Sorokoletova]

Por un momento notó las intenciones de Gabe y se sonrojó, enderezándose sutilmente para no parecer muy obvia mientras sonreía y evadía su mirada al girar la cabeza hacia un lado. Vamos, quizá Elena era 'inocente', pero estamos de acuerdo que también sabía por qué estaba en ese lugar a solas con él.

De pronto su corazón comenzó a acelerarse, causando que un estallido de hormonas le hicieran bronca en su estómago. Oh. Por. San. Petrov. Gabe la estaba viendo como si fuera una figura de porcelana. ¿Es que estaba consciente de lo que estaba por hacer? Se metería semidesnuda con su novio a la bañera... -¡...¡- Cuando lo pensó días atrás, sonaba tan fácil, pero ahora que era real... bueno, no pensaba que sería tan embarazoso (¡ni siquiera sintió lo mismo cuando despertó aquél día en el cuarto de Siegfried!).

Pasó lentamente un pie hacia delante, saliéndose del círculo formado por su falda, y luego el otro dando un pequeño brinquito sensual. No podía dejar de sonreír porque Gabe no dejaba de verla, así que si éste quería que las cosas fueran lentas, se lo cumpliría. "Oye Gabe" comenzó "¿quieres que me la quite?" se señaló la blusa, jalando la orilla de abajo un poco hacia arriba. ¿O es que quería quitársela él? Se le quedó viendo de forma sugerente.

[Elena Sorokoletova]

Es cierto, a esas alturas del año, perder un día era como perder toda una unidad, y no era agradable vivir acostado en cama o en la enfermería, en todo caso.
Sonrió ampliamente al igual cuando notó cómo su amorcito se quitaba rápidamente los pantalones. Ni si quiera se movió por error, ni soltó su propia blusa. Oh vaya, que era verdad que los hombres eran más visuales que las mujeres. Sin embargo, Elena creyó que Gabe le quitaría la blusa, pero creo que se adelantó demasiado. Así que empezó ella a desabotonársela sola de arriba a abajo.

"No" contestó a lo del traje de baño, porque tenía que hacerlo si no ¿dónde quedaba el coqueteo? Cuando su blusa estuvo totalmente desabotonada, se la quitó con ambas manos haciendo que su busto creciera por llevar los brazos hacia atrás y hacia abajo para jalarla y quitársela. La blusa fue resbalándose lentamente a través de sus brazos hasta que la dejó caer al suelo. Luego con delicadeza regresó la mirada a él. "¿Te gusta?" preguntó. Por fuera parecía toda tranquila, pero por dentro -BRRRR- ¡asqueroso frío! Ya quería meterse a la bañera.

[Elena Sorokoletova]

Ella era como un perrito faldero de vez en cuando junto a Gabe, lo que él pidiera ella se lo daba sin chistar, como en esa ocasión que pedía que diera una vuelta para él. Sé que para una mujer feminista eso sería terrible, pero para Elena era acrecentar su autoestima. Miren que un hombre te pida lucir tu cuerpo, es bastante halago de entrada.

Río de forma muy coqueta para que quedara claro que lo estaba siendo. "Vaya, es una revisión profunda entonces" comentó haciéndose la graciosa también porque iba con el coqueteo. "Está bien. Sólo que fíjate muy bien, porque sólo daré una" ay, ajá, lo amenazó. Que obvio no era cierto, pero era parte de su táctica. Elena comenzó a mover sus caderas de lado a lado y lentamente comenzó a dar una vuelta sólo que se quedó de espaldas para mover de nuevo las caderas.

Por cierto, si Gabe se fijaba bien, Elena tenía un pequeño lunar a la mitad de su pierna derecha. ¿Sensual? Quién sabe. "¿Cómo luce?" preguntó con una gran sonrisa. No tendría mucho busto pero trasero quizá sí.

[Elena Sorokoletova]

Se sentía agradable poder presumirle su cuerpo. Te voy a confesar que Elena tenía un serio complejo de, hmm, cómo llamarlo, no de inferioridad sino de... de sentirse menos que los demás. Podía ver que otras chicas tenían la parte frontal mucho más voluminoso que el de ella, o inclusive la parte trasera, pero ella era muy... pequeña por ambas partes.

Lo bueno fue sentirse aceptada por Gabe. Sus palabras le hicieron sonreír y descansar la pose que había adoptado al regresar de darse la vuelta completa. Ahora moría de frío, y lo hizo saber a Gabe cuando presionó sus manos a su cuerpo y tembló. "¿Nos podemos meter ya? Me estoy congelando aquí afuera" imploró, acercándose a él para ponerle las manos en su estómago con intenciones de irse hasta su espalda para terminar abrazándolo.

[Elena Sorokoletova]

Elena es mujer, así que para entrar en calor ella necesita que la abracen. Sí estará muy bien el hombre de sus sueños, con su musculosa caja torácica por el Quidditch y demás, pero los hombres son visuales, las mujeres no.

Lo soltó cuando éste señaló el agua y con delicadeza se acercó al borde de la bañera para fijarse lo honda que estaba. Sin embargo, parecía que en la periferia de ésta se encontraba una especie de 'banco' que servía para sentarse a la orilla, así que aprovechó la profundidad corta para bajar, como si se tratara de un escalón.

"A ver, ayúdame" le solicitó a Gabe, buscando su mano con la suya para que le sirviera de soporte. No quería darse un tremendo resbalón por falla en sus cálculos. Si le proporcionaba la ayuda, bajaría el 'escalón' hasta el área del banco y luego hasta el fondo de la bañera. -¡¡Que rico!!- pensó en su idioma al sentir el agua tibia cubrirle la piel.