Back at Durmstrang

[Elena Sorokoletova]

Sexto año para Elena fue de los más difíciles de todos por la cantidad exagerada de exámenes y trabajos escritos a final de año (en alemán, latín y en... ¡ni recordaba qué tantos idiomas fueron!) Era válida una fiesta de recompensa con los amigos y conocidos por tan grande esfuerzo ¿o no? ¿Están de acuerdo conmigo? Sólo que esta vez los alumnos se pasaron de fiesteros, porque al día siguiente la mayoría sufría las consecuencias. Y les cuento:

Un grupo selecto de oberteils había planeado una pequeña reunión en un local del pueblo cercano al Instituto (el conocido del conocido que logró que le prestaran el lugar, ya saben). Pero de pequeña reunión terminó a ser algo incontrolable. No sólo oberteils habían asistido sino también zufridens invitados por algunos oberteils open mind. Algunos zufriden fueron sólo para molestar a los oberteils por envidiosos y otros zufriden fueron porque pensaron que la fiesta era para todos. No voy a mentirles, estuvo muy buena, pero la resaca del día siguiente terminó siendo de las peores en la historia, pues de regreso al Instituto, muchos: se quedaron a dormir en los jardines por el estado etílico tan alto que registraban; otros alcanzaron a llegar al castillo pero se quedaron dormidos en los baños o en los pasillos; otros llegaron bien hasta sus habitaciones; pero dos alumnos estaban en calidad de desaparecidos.

Elena por su parte, quien había sido arrastrada a la fiesta por sus amigos (bueno, ni tanto, porque la verdad quería desestresarse a cualquier costo), se encontraba esa mañana del día siguiente plenamente dormida boca abajo y con las piernas una doblada y otra estirada. Un ruido constante de aquella habitación la despertó abriendo poco a poco sus ojos (le empezaba un ligero dolor de cabeza) y por instinto la pierna doblada la estiró, topándose con otra pierna a su lado.... ¡Momento! Se espantó y giró súbitamente para ver que OH POR SAN PETROV, UN HOMBRE ESTABA EN SU CAMA ¡¿CÓMO FUE QUE PASÓ?! Instintivamente lo empezó a golpear para que cayera del otro lado de la cama. ¡¿Cómo es que había llegado hasta ahí?! ¿No había supuestamente restricción para que entraran los hombres a las habitaciones de las mujeres? -Agh... mi cabeza- la estaba matando.

((Finales del año escolar, 1983))

[Elena Sorokoletova]

Era bien cierta la guerra entre los oberteils y los zufriden. Particularmente en Elena estaba esa disyuntiva de ser una oberteil obsesionada con la clase social o ser una open mind oberteil que puede acceder a socializar con clases sociales bajas. Sin embargo, para el caso no aplicaba ya que ¡UN HOMBRE ESTABA EN SU CAMA! Las clases sociales se las pasó por el arco del triunfo. Fuera lo que sea no iba a permitirlo. Se libró de las manos de Siegfried y se sentó rápidamente, arrepintiéndose por el dolor de cabeza que eso le ocasionó. "¿En tú cama? No, perdóname" protestó de inicio notando su desnudo cuerpo bajo las sábanas e inmediatamente tapándose con ellas (aunque le transparentaban todo porque eran blancas ((?)). En serio, se podían notar sus pezones erizados a través de ellas). "¿Qué haces tú en mi...?" pero visualizó rápidamente su entorno por aquello de que estuviera el muchacho diciendo la verdad. Ok. Something's not right.

Flashazos, flashazos everywhere.

En efecto no era su cama. Se quedó quieta, deteniendo el seudo-homicidio de Siegfried. No sabía ni qué decir, ni qué hacer. -¿Qué fue lo que hice?- Surgió esa sensación de no saber qué hiciste pero estar arrepentido de haberlo hecho (¡y con un zufriden!).

((Asumo que las camas serán como en Hogwarts, con un dosel y cortinas))

[Elena Sorokoletova]

¿La tortuosa vida de Siegfried? ¡Ay, por favor! Tortuoso es despertar con un Zufriden al lado de ti sin siquiera recordar cómo fue que pasó todo... no, momento. Un flashazo se le vino a la mente. Ok, ¿qué fue lo que se tomó Elena y por qué está recordando la noche anterior por partes? The Hangover movie anyone? ¡SE ME HACE QUE LE METIERON ALGO A SU BEBIDA! Cerró los ojos de inmediato repitiéndose en su mente que esto era un sueño y que no había pasado para después sentir los jalones de la sábana que ALGUIEN le intentaba quitar. Sí, te estoy mirando a ti rubio hermoso. No voy a mentirte, Siegfried es un chico muy guapo, lástima de su strata. Créeme, lo que pasó: entre que se arrepiente y entre que no.

Abrió exaltada los ojos con una ceja elevada. "Oh. Por. San Petrov" expresó en su idioma natal, porque asumo que entre Sieg y Elena la comunicación es a través del idioma alemán, como todos. Se aferró a la sábana para que no se la quitara su compañero; la pobre estaba asustada. "¿Qué. Fue. Lo que hicimos?" preguntó en alemán por pausas para darle dramatismo a sus palabras. Esperaba que el chico se acordara al 100% de todo lo que pasó porque tenía muchas ganas de saberlo. ¿Sí lo hicieron o se quedaron a la mitad? -!?!- ¡Necesitaba más flashazos!

[Elena Sorokoletova]

Entonces este duelo será interminable, mi querido Siegfried, porque tanto tú odias a los Oberteil como Elena no puede soportar encontrarse en una situación comprometedora con un Zufriden (¡qué bajo ha caído!) Así que, punto muerto.

El flashazo que le vino a la mente primero era de ella tomando la misma variedad de bebidas alcohólicas que Siegfried además de cerveza de barril (típica del lugar) que por su sabor tan amargo tampoco le gustó (¡ni al player le gusta!), pero con tal de integrarse a la seudo-reunión se la tomó. Creo que eso fue lo que desencadenó toda esta serie de hechos bizarros. Cerró los ojos momentáneamente por lo recordado y por un tirón que sintió en la cabeza del lado derecho. Sintió nuevamente el jalón de sábana y abrió de nuevo los ojos para dedicarle al rubio despampanante una mirada con recelo. Esas palabras que le dijo no fueron de su agrado. "No" negó con seriedad. "No sé muy bien lo que hicimos, no lo recuerdo" y si no lo recuerda no pasó. Capisci? "¡Arh!" continuó de inmediato sin dejarlo hablar, quejándose. "¿Qué haces?", se refería a los jalones. Acto seguido: miró hacia abajo. ¡Por San Petrov, se le transparentaba todo! Soltó inconscientemente la sábana.

[Elena Sorokoletova]

Por dureza te refieres ah... ¡pero si eso es natural! Ok, ya.

Respecto a Elena, sí, gozaba de buen cuerpo por el quidditch, pero sus pechos fueron por herencia. Inhaló un ¡ahhh! en sorpresa por lo que estaba pasando porque se sentía una sucia. Primero porque estaba en la cama de un hombre, que estaba muy bueno, sí, pero que no lo trataba con frecuencia tampoco. Y segundo porque... porque... -¡...!- "¡Oye!" protestó cuando sintió su mano en su cintura, ¿quién creía que era, una fácil? Pfff. "¿Qué crees que haces? ¡¿No tuviste suficiente ya, después de sabrá San Petrov qué me hiciste ayer...?!" porque lo culpaba de todo, obviamente. Su reproche fue tal que soltó varias palmadas a su brazo y mano para que la soltara, pero él era más fuerte que ella, era inevitable. ¡Otro flashazo!

[Elena Sorokoletova]

Ay, dramaqueen. Para empezar él, seguro, fue el que la llevó hasta ahí en primer lugar. Y seguramente fue él quien la embriagó hasta conseguir que estuviera en un estado etílico tal que la obligara a satisfacer sus necesidades. He ahí la de subir de strata. ¿Ves cómo todo apunta a que fue Siegfried el culpable? "¡Déjame!" demandó cuando sintió que el chico se posesionaba de uno de sus brazos. No, gracias, no quería experimentar algo que no recordaba haber experimentado ya. No estaba preparada. No quería. O, bueno, quien sabe. O sea sí pero no (¡es que si no fuera un zufriden!) Pero era Siegfried... el del apellido rarísimo. El rubio zufriden. El que una vez volteó a verlo y creyó haberlo visto guapo hasta enterarse de su strata. ¿Cómo es que había caído entre sus redes? ¿En su cuarto? ¿En su cama? Trató de zafarse pero fue en vano (aunque tampoco aplicó mucha fuerza) y su espalda fue la que sufrió las consecuencias ya que chocó con el cuerpo caliente de Siegfried (se notaba que acababa de despertarse, su cuerpo guardaba todavía el calor de las sábanas). Su largo cabello voló por los aires y cubrió parte de ambos cuerpos.

¿Eso que se escuchó al fondo del cuarto fue un ronquido? Seguramente. La fiesta los había dejado a todos muertos.

[Elena Sorokoletova]

((Adoro ese puppet: SILENCE! I KILL YOU!!! xD))

Tu apellido es rarísimo, aunque no quieras aceptarlo. Además, Tsyolkovsky es muy común por acá por nuestro rumbo. ((JAJAJAJA)) Y no te metas con su cabello que lo tiene largo y hermoso y sedoso y... y... y Nastia es fea y vieja, ok no jamás se lo va a cortar.

Ese tipo de actitudes machistas y agresivas de los durmstrangs la tenían harta, ¡HARTA! Porque Siegfried no era el único y la mayoría tenían tendencia a ser como él. "¿Cumplir mi rol?" cierto, era típico que a la mujer la etiquetaran de productora de bebés o de alimento. Eso la molestó mucho. "¿De verdad quieres que cumpla mi rol?" agregó inmediatamente aprovechando que le soltó el brazo para girarse y quedarse boca abajo sobre él. Ipso facto jaló hacia un lado de la cama el edredón, las sábanas y todo lo que le cubriera.

No sabes la que te espera Siegfried, no sabes.

[Elena Sorokoletova]

No te vaya a dar algo con tanta emoción...

Terminó con esa rápida batalla contras las sábanas, sintiendo al instante las manos del chico en sus muslos, algo que, por supuesto, no fue de su agrado. Es decir, había aventado las cobijas para distraerlo y que le diera frío, no para que la anduviera toqueteando, pff. "¡Quieeeeeeto!" demandó golpeándole las manos para que no la tocara, "que así no va la cosa". Amagó colocar sus rodillas a los flancos de Siegfried pero no para sentarse sobre él sino para ponerse de pie y agarrarse del dosel de la cama. Desde arriba se veía que el rubio había empezado una pequeña fiesta debajo de las cobijas, como a todo hombre en las mañanas. "¿Por qué empiezas la fiesta sin mi, Drachenschreck? ¿Acaso eres de esos precoces que no saben contenerse?", ¿quería que cumpliera con su papel de mujer, o no? Pero nunca especificó qué tipo de mujer, por lo que aprovechó para burlarse mientras con la mirada buscaba fervientemente su ropa. -Maldición ¿dónde la dejé?-, esperaba no haber llegado desnuda a ese cuarto... ¡Oh, por San Petrov, noooo!

[Elena Sorokoletova]

Nada más faltaba que le dijera alguna vulgaridad como mira cómo me pones o algo por el estilo, pero no creía que Siegfried fuer... ok, hombre tenía que ser. Se lo dijo. Definitivamente debía especializarse en psicología masculina o similar. Alzó una ceja por el comentario del alemán enchuecando los labios y buscándole la mirada para dedicarle una de incredulidad. Ay, no podía estarle pasando esto. Lo ignoró y caminó sobre las sábanas como pudo hacia las cortinas para abrir sólo la parte superior y sacar un ojo para ver hacia fuera (no quería que la vieran) lo cual repitió del otro lado. Su ropa debía estar tirada en el suelo, ¡seguro! Pero no vio nada. -Argh...- "Ya dime dónde dejaste mi ropa" le exigió aún de pie y sosteniéndose del dosel.

((Si son muchas acciones edito ;)))

[Elena Sorokoletova]

Perdóname pero creo que esa pregunta tenía que hacérsela Elena: ¿cómo es que se pudo haber metido con un Zufrieden? ¿En qué estaba pensando la noche anterior, embriagándose con sus amigos? Y de pronto sintió que la tocaban. ¡Argh! Ese Siegfried estaba demasiado tentón. "¡No me toques!" recriminó haciéndose para atrás sobre la cama. "¿Me la escondiste, verdad?" Si tan siquiera pudiera hacer magia ¿pero, y su varita? Zas. Eso la alarmó más, seguro debe estar al pie de la cama... esperaba. Se agachó y jaló la sábana/edredón o lo que sea que fuera más cercano de ella, lejano de él, para taparse y abrió la cortina de un lado para brincar hacia el suelo y caminar al filo de la cama. Y sí, ahí estaba su ropa regada en el suelo, aproximándose para ponerse primero la blusa.

[Elena Sorokoletova]

((Todo bien))

No puso cara de asco, pero sí frunció mucho el entrecejo y lo ignoró mientras se colocaba su blusa. ¿Y el brassier? Ah ya, ahí estaba, pero no se lo colocaría hasta llegando a su cuarto (no había tiempo qué perder). Su falda, check, sus zapatillas, check. ¿Y su... calzón? Ok, si estaba toda su ropa, debería esta su calzón también. ARGH! Giró inmediatamente hacia él. "..." no contestó nada porque dio un fuerte suspiro y caminó hacia el otro lado de la cama (contrario al que estaba Siegfried) para buscar debajo de ésta y si no sobre ésta nuevamente (pero tenía falsas esperanzas porque según ella no vio nada).

[Elena Sorokoletova]

((¡Feliz año nuevo para ti también! Sólo que acá apenas son las 11 XD))

Como no dio con su calzón (morado por cierto) su rostró formó un mohín que le duró un par de segundos. Al menos ya estaba vestida, sería bueno ponerse el brassier ya que iba a perder el tiempo buscando el calzón, no le iba a dejar nada al rubio para que después se entretenga. "No" mintió pero siguió levantando las cobijas en busca de algo, era obvio que lo estaba haciendo. Cerró las cortinas de la cama para ponerse el brassier rapidamente afuera y levantarse un poco la blusa para poder colocárselo, después se la bajó nuevamente (es bueno que los demás duerman con cortinas también).

¿Dónde demonios habrá quedado su calzón? -¡Maldición!- y ya para que dijera groserías es que estaba empezando a enojarse. El tiempo la comía. Si Plettenberg, Tsyolkovsky o algún otro compañero de año la llegaran a ver ahí... no sé de qué santo se encomendaría ahora.

[Elena Sorokoletova]

No se lo había buscado... no exactamente. Ash. Maldito alcóhol. Cuando sintió las manos del alemán en su cintura, no pudo evitar que la jalara, era más fuerte que ella. "¡Argh! ¡Suéltame!" pero no gritó tanto tampoco porque no quería despertar a otros hombres. Luego la vayan a ver y se les antoje viaje... AY NO. ¡¿En dónde estaba metida?! Ya se había asustado otra vez. "Déjame" recriminó nuevamente cuando sintió que le subía la blusa y trató de forcejear para bajarla. El brassier lo tenía a medio poner con el seguro dando hacia su espalda, estaba subiéndoselo para poder pasar los tirantes por los hombros, pero no pudo terminar por la interrupción. Maldito alemán y sus malditos músculos.

[Elena Sorokoletova]

¡¿!!!!!?!

... ¡otra vez este tentón ahí va de nuevo! ¡Agh! Sintió feo cuando le agarró el trasero. ¡¿Pero qué le pasa?! Que haya podido hacer vaya uno a saber qué cosa con ella la noche anterior fue porque estaba bajo los efectos de algún líquido alcóholico o de dudosa procedencia (porque con lo que pasó se creé cualquier cosa), pero ahora estaba bien despierta así que no iba a serle tan fácil. Por lo que, para cuando el rubio dijo eso último, Elena ya estaba oponiendo resistencia, esforzándose tanto como si estuviera jugando quidditch. Terminó poniéndose de pie para incrementar la resistencia y zafarse de las manos del mano larga, digo alemán. "¡Que me dejes!" y si la escuchó algún otro durmstrang, pues ni modo. Tomó su ropa y amagó con dar un paso hacia la salida del cuarto.

¡Qué calzones ni qué ocho cuartos! Tendrá que sacrificarlos...

[Elena Sorokoletova]

((Wahhhh...))

Elena siempre creyó que el momento más vergonzoso de toda su vida había sido orinarse de pequeña en la cama, pero NO. Estos momentos, ESTA situación, habían tomado el primer lugar en la asquerosa lista de cosas indignantes. Y todo por culpa del limpiatechos, ese, de Wolfie (así le llamaba ella, ya saben, porque es... alto) quien había entrado exactamente al mismo tiempo que ella salía.

Quedó petrificada, como si de verdad le hubieran hecho tal hechizo, con los ojos bien abiertos y sin mover un sólo músculo. -Oh. San. Petrov. ¿Por qué?- hasta el labio inferior comenzó a caerle dejándole la boca abierta. Lo vio alejarse y siguió igual. Bueno, no, comenzó a respirar un poco más rápido porque del susto dejó de respirar.

Luego escuchó al manolarga que dejó atrás, y fue como si un sensor activara la alarma de búsqueda inmediata en ella. Giró 180 grados en torno a él y vio su ropa interior en su mano. En. Su. Mano. ¡RUBIO VIL Y DESDICHADO! La tenía él, ¡lo sabía! Obvio, y porque es obvia, regresó a zancadas para estirar un brazo y amagar con arrebatarle la prenda. "Eres un... un..." le costaba decir malas palabras, "¡Mal nacido!" Ok, ya estaba enojada.