Qué pasaría si: No sucede nada en la cita de Dion y Cecile de 1989 y algo más pasa en la biblioteca con Dion y Joss en 1991.
Comentarios: No me resistí y no quiero trabajar lalala. Y dado que este último thread está sucediendo supongo que algo esto es una posibilidad. O no.
Preludio
Durante el año 1989, Cecile Greengrass y Dion Thornhill se veían frecuentemente para hacer tareas o estudiar juntos. Era una relación de negocios por llamarlo de una manera. En febrero de ese año, tras cuestiones del azar (o no), fueron asignados a compartir una cena de San Valentín, la cual se desarrolló sin penas ni glorias para ambos, excepto que Cecile se dio cuenta que quizá le gustaba un poco Dion.
Con el paso de los meses este sentimiento no hizo más que crecer, descubriéndose claramente enamorada de él. No obstante, Dion no parecía estar en esa misma sintonía o, si lo estaba, nunca fue obvio para ella y Cecile nunca se atrevió a decírselo por miedo al rechazo, y aunque hubiese sido correspondida, su rendimiento pudo verse afectado si empezaban un noviazgo, lo cual tampoco se podía permitir.
Así que decidió dejarlo como una relación de negocios, secretamente platónica, esperando, en el fondo, que algo sucediera.
Dion y Joss
Le llamaron situación por ponerle un nombre. Podría decirse que todo sucedió de repente, o que era una idea en las cabezas de ambos que llevaba creciendo desde hace años y una serie de eventos los habían llevado al ahora, haciendo malabares para no soltarse las manos solo porque en realidad querían poder hacer más que eso.
Fue un traspiés lo que hizo que la cercanía entre ambos se volviese peligrosa. Podían contarse las pecas de la cara sin equivocarse. Sus respiraciones se volvieron irregulares y el resto del mundo se volvió borroso o simplemente dejó de existir. No hubo alarma, ni momento de lucidez, de sensatez o de ubicación en el espacio. Fue como si alguien hubiese levantado una roca enorme y los dejaran fluir, sin que nada los deteniese.
Cecile, Dion y Joss
Cecile fue a la biblioteca a entregar unos libros. Cuando llegó, Madam Pince estaba ocupada con un estudiante que había comido sobre un ejemplar de Hogwarts a History. Cecile esperó un rato, disfrutando secretamente el sufrimiento del chico. Cuando la bibliotecaria reparó en ella, después de echarle un vistazo a los libros, Cecile se ofreció a regresarlos a las estanterías ella misma, para aprovechar de buscar algo que le ayudara con su tarea de Defensa. Pasó por tres secciones hasta llegar a la de herbología donde, al ver lo que estaba pasando, se quedó paralizada, como si el alma se le hubiese ido sin despedirse.
Dion y Joss no solamente estaban tomados de la mano, sino que sus caras estaban muy cerca. Demasiado cerca. Oficialmente pegadas. Cecile vio como todo eso pasó en la entrada del pasillo y ellos no notaban que estaba ahí, como si fuese invisible. Quizá sin alma te vuelves transparente.
El tiempo se volvió tan lento, que Cecile pudo sentir como el cuerpo se le llenaba de calor, frío y nudos, desde la punta de los dedos hasta la frente. Después cada cosa tomó su lugar: calor en las mejillas, frío en las extremidades y nudos en la garganta y el estómago. Pensó que no iba a poder moverse, que había echado raíces ahí mismo y que necesitaría de un hechizo para zafarse pero, por solo el hecho de tragar el nudo de su garganta, su cuerpo despertó y su mente empezó a enfocarse, recordándose quién era, o mejor dicho, lo que era.
"¿Qué creen que están haciendo?" espetó, arreglándoselas de alguna manera para no alzar la voz, acercándose a ellos. Los Ravenclaws se separaron al instante, salidos abrúptamente del trance. "Esto es una biblioteca, no Madam Puddifoots" continuó Cecile, siendo capaz de mirar a Joss solamente. "Veinte puntos menos para Ravenclaw, y si vuelven a hacer esto en un espacio público, los reportaré a su jefe de casa" añadió.
Joss estaba atónita y avergonzada, se le notaba en la rojez de su rostro. Cecile finalmente miró a Dion por un segundo, que tampoco parecía entender lo que estaba pasando. Él abrió la boca para decir algo, pero ningún sonido salió o quizá Cecile no le dio tiempo de decir palabra, porque dio media vuelta y se fue, caminando lo más rápido que pudo. Los libros que había tomado los dejó en la primera superficie que vio y salió de la biblioteca, directo al primer baño disponible.
Ni por todo el dinero de su familia la verían llorar.