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Desafío #29: 831 (I Love You)

Este es el lugar para la expresión cultural y artística, pueden demostrar todas sus habilidades: dibujos, historias, poesías... ¡lo que quieran! ¡Demuestren sus talentos! También hay concursos de fanfics, fanarts y demás. ¡Pasen, pasen y vean!
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Desafío #29: 831 (I Love You)

Mensaje por Administracion »

DESAFÍO #29:
831 (I Love You)


¡Hola, Beyonders! Ya era hora de tener otro desafío de escritura, ¿no?

En este desafío, el tema es: códigos secretos.

La vida está llena de códigos secretos, desde una profecía hecha en formas imprecisas de humo, hasta un guiño cómplice en una cena de Navidad. Los mensajes pueden ser de amor, de odio, de espionaje, de 'qué estupideces está diciendo este tipo'... Los mensajes son infinitos, así como las formas de transmitirlos, y el 31 de Agosto nos regala un código muy conocido: 831 (I Love you: 8 letras, 3 palabras, 1 significado).

¿Cómo decirle a alguien que lo amas si tienen timidez? ¡Fácil! Escriban un par de números y que la otra persona ponga el esfuerzo para entender. Así que ya saben, beyonders: ¡831!

Las instrucciones son sencillas:

1) Escribir al menos una historia de al menos 200 caracteres, sin límite máximo, en la que se haga uso de algún código secreto. Puede ser desde un comentario al pasar, hasta un código que sea parte del relato. ¡Lo que les sea más fácil! Pueden escribir todas las historias que deseen, y pueden postearlas desde cualquier cuenta. Son libres de usar los disparadores de escritura como necesiten.
2) Postearla en este thread con el siguiente formato:

Código: Seleccionar todo

[b]Título:[/b] 
[b]Tipo:[/b] (Humor, angst, drabble, etc.)
[b]Frase/s disparadora/s:[/b] (opcional)
[b]Personajes:[/b] (opcional)
[b]Cantidad de Palabras:[/b]
[b]Comentarios:[/b] (opcional)
[b]Mis puntos van para la Casa:[/b] 
Tienen hasta la medianoche del 24 de septiembre de 2023 (GMT-6) para participar. Tendrán una semana para votar, quien reciba más votos será el ganador del concurso.

Los premios serán:
1º puesto: 100 puntos para la Copa de las Casas.
2º puesto: 60 puntos para la Copa de las Casas.
3º puesta: 30 puntos para la Copa de las Casas.

Los demás concursantes ganarán 10 puntos para la Casa que indiquen en su post.

Recuerden que todo lo que se escriba en los desafíos es parte de universos alternativos que no afectarán a los personajes del foro.

¡Esperamos leer sus historias!
2201 :)


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June Underwood
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Re: Desafío #29: 831 (I Love You)

Mensaje por June Underwood »

Título: No me mires
Tipo: Romance (no es explícito pero por las dudas le pondría un NSFW)
Personajes: Margot Flowers y otro que es sorpresa ahre
Cantidad de Palabras: 882
Comentarios: La historia se llama “no me mires” en referencia a que vos no tenés que mirar la fecha límite para participar de este desafío.
Mis puntos van para la Casa: Ehhh… no sé, ¿Gryffindor? Porque postear esto tan fuera de fecha es de valientes, caramba.


“Espera, espera, espera” Margot se tensó, aprovechando para bajar sus brazos y apoyarle una palma de la mano en la frente para empujarlo hacia atrás.

Lo escuchó reírse, pero ella ya había cerrado los ojos como para visualizar la escena. Apretó una rodilla contra la otra, aprovechando que lo había logrado alejar de sí, y Margot se enfocó en sentir el escalofrío placentero que le erizaba la piel. A medida que el fuego en su sangre se iba apagando, Margot recuperó el aliento, exhausta.

Abrió los ojos y buscó las sábanas para cubrirse para evitar que la fina capa de sudor hiciera que su cuerpo se enfriara demasiado rápido, porque ciertamente no había forma de sentir pudor en esta situación. Esta situación que consistía de varias otras situaciones, repetidas generosamente en el tiempo desde la primera vez que se conocieron. ¿Cuántos meses llevaban ya? ¿Siete, ocho? Quizás eran seis. Margot se envolvió en las sábanas y miró hacia la ventana.

La figura desnuda le estaba dando la espalda, regalándole a la ciudad dormida un full-frontal que nadie estaba observando. O eso esperaba Margot, al menos, porque quería creer que la ventana había estado cerrada y cubierta antes de que él se alejara del refugio que había creado entre sus extremidades.

“¿Qué estás haciendo?” Margot se levantó de la cama, las sábanas blancas enredadas alrededor de su torso.

“Nada, pensaba”.

“¿En…?”

“En vos”.

Margot sintió dos cosas a la vez, ambas igual de fuertes: la primera fue una oleada de enojo que hizo que se enseriara y frunciera el entrecejo para demostrar su total desaprobación por la desvergüenza de respuesta que había recibido. La segunda, muy a su pesar, fue un golpe cálido al percibir sus palabras como un halago que forzaron a sus mejillas a tomar un color rosado que todavía no terminaba de perder.
Furiosa y sonrojada, Margot exhaló por la nariz y se dio media vuelta. Caminó hacia la cama, se quitó las sábanas, y se metió en el toilette en suite de la habitación. Se aseguró de cerrar la puerta con un poquito más de fuerza de la necesaria.

“¿Te enojaste?” preguntó la voz del otro lado de la puerta.

Margot abrió la canilla del lavamanos para no escucharlo. Se mojó el rostro, accidentalmente mojándose el cuello y el torso también. Se miró al espejo, evitó juzgarse, y cerró la canilla.

“Pregunté si te enojaste” repitió la voz, que ahora sonaba más cerca. Seguramente estaba de pie frente a la puerta cerrada del baño. Margot se sentó en el inodoro.

“Estoy en el baño” respondió.

“Sí, ya sé” otra vez lo escuchó reírse sin poder verlo. Podía ver, en su mente, su sonrisa atrevida pronunciando cada palabra. “¿Hice algo mal?”.

Margot bufó. Claro que no había hecho nada mal. Si hiciera las cosas mal nada de esto estaría ocurriendo y todo en su vida sería más sencillo. Simplemente podría ponerle un fin a ese estúpido amorío y seguir con su vida. Pero era difícil soltar cosas que, en este momento, se sienten bien. Aunque a futuro probablemente vayan a doler.

“No” respondió, varios segundos después. No sabía si él seguía parado detrás de la puerta, si quizás se había alejado cuando ella se demoró en hablar, cuando quizás escuchó que estaba orinando, cuando estaba haciendo girar el rollo de papel, cuando escuchó el ruido de la descarga de agua.

Margot se lavó las manos con agua y jabón en silencio, aunque quería preguntarle si la había escuchado responder. Hizo un esfuerzo por no mirarse en el espejo, por no juzgarse innecesariamente. En vez de secarse las manos se las pasó por el cabello, algo húmedo de transpiración.

Se sintió nerviosa ante el picaporte, ante la posibilidad de que él estuviera poniéndose el uniforme lleno de barro y agua de lluvia con el que había llegado a la habitación del hotel para irse. ¿Por qué no se lo había limpiado con un hechizo apenas terminó el partido? Margot se preguntó si esa pregunta ridícula salía de su impulso reprimido de cuestionarse si él la veía como una mujer que podía ser su esposa o su madre. Auto sabotaje, pensamientos incoherentes, sembrado de dudas en un suelo infértil.

Abrió la puerta, la luz del toilette iluminó la cama. Estaba acostado boca arriba, cubierto con el cobertor porque las sábanas seguían hechas un bollo como ella las había dejado antes de entrar al baño, en los pies de la cama. Margot era observadora. Las cortinas de la ventana estaban cerradas y las luces apagadas.
Nolan tenía los ojos cerrados, los brazos flexionados al sostenerse la nuca con las manos. Abrió un ojo para mirarla, apenas conteniendo una sonrisa.

“Me matás con la luz” Nolan se giró en la cama hacia ella. Movió una mano para levantar el cobertor, invitándola a acostarse a su lado. “¿Venís?”.

Margot se sintió sonrojar otra vez. Apagó la luz del toilette y cerró la puerta. Se acercó a la cama y se metió en el capullo de calidez, el brazo de Nolan dejando caer el cobertor sobre ella y arrastrándola hacia sí en un medio abrazo.
Lo escuchó suspirar, y aunque ya no podía verlo con claridad, estaba segura de que él ya había cerrado los ojos. Ahora que Nolan no podía verla, Margot aprovechó para sonreír.


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Iris Rigby
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Re: Desafío #29: 831 (I Love You)

Mensaje por Iris Rigby »

Título: Teoría del color
Tipo: ¿Humor?
Personajes: UH
Cantidad de Palabras: 770
Comentarios: Al final me decidí a terminarlo y no me quedaron muchas ganas de revisarlo a fondo. Ignoren el hecho de que están todos en la misma casa y año pero están en clases distintas.
Mis puntos van para la Casa: No creo que valga ya pero Hufflepuff

A Marlee le llegó la nota mientras estaba lavándose la cara en el baño del primer piso. Recién salía de clase de pociones que por los vapores y olores le causaron una irritación horrible en los ojos. Casi ni ve el memo, pero se le estrelló en la cara como si fuese un mosquito con mala coordinación y sin miedo a morir. Al leer la nota revisó con urgencia sus cosas, comprobando algo. Después, sin secarse la cara, corrió fuera del baño.

Zelda también salía de la misma clase de pociones, pero ella sí usaba lentes, así que no tuvo el mismo problema que Marlee. Caminaba hacia su siguiente clase cuando el memo le llegó volando, a lo que ella se agachó porque pensó que era un pájaro que se metió al castillo. Tardó unos segundos en darse cuenta de lo que era, y cuando lo hizo solo extendió la mano y el papel se posó con suavidad. Soltó un jadeo al leer y casi atropella a un grupo de primero mientras iba a las cocinas.

Toby y Nicky estaban en los jardines, saliendo de clase de herbología, con los pantalones llenos de tierra de trasplantar. Dos memos se aproximaron a ellos que los tomaron al vuelo. Al leerlo se miraron y con alarma salieron corriendo al castillo.

La nota solo tenía 7 palabras. "Código rojo. Ven a la sala común". No tenía que estar firmada para que todos supieran de quién era.

Marlee llegó primero y vio a Iris de pie en medio de la sala. "¡Ya estoy aquí!" Anunció, como si su presencia no fuese suficiente evidencia. "No sé qué te gusta, así que te traje de todo." Iris, que al principio tenía una sonrisa, la miró confundida. "Tengo poción, tampón o compresa, ¿qué prefieres?" Antes de que Iris pudiese responder, Zelda apareció respirando con tanta fuerza que parecía querer quitarle el oxígeno a todos.

"¡He llegado al rescate! Tuve que amenazar a los elfos con darles mi bufanda, pero me dieron un pote de helado" dijo Zelda, muy orgullosa.

"¿Y qué va a hacer ella con helado?" Preguntó Marlee confundida.

"Ehhhh, me ha mandado una nota" dijo, y seguido le mostró el papel. "Código rojo" ¿Necesitaba decir más? Pensó Zelda.

"Sí, a mí también, y código rojo significa menstruación. Todo el mundo lo sabe" dijo Marlee, y si fuese más como Zelda soltaría un duh.

"No. Código rojo significa problemas de chicos, de aquí a China" espetó Zelda.

Iris estaba a punto de interrumpir, pero en eso tanto Nicky como Toby entraron corriendo a la sala común, blandiendo sus varitas y revisando el perímetro.

"Recibimos tu mensaje Iris, ¿Estás bien?" Preguntó Nicky, mirando a su alrededor.

"Sí, que había peligro, ¿Qué pasó?" Quiso saber Toby que poco a poco se dio cuenta de que si había alguien en peligro, ya no era así.

"A ver, creo que hay que dejar claro lo que significa código rojo aquí" Zelda salió y antes de que Iris pudiera evitarlo, todos sus amigos estaban discutiendo la teoría del color.

Era verdad que no había pensado muy bien en el contenido de su nota, solo quería llamar la atención de sus amigos para que dejaran lo que estaban haciendo, sin pensar en las consecuencias.

Después de un minuto, Iris se armó de valor y gritó. "¡Chicos!" Todos la miraron, expectantes. "En este caso, código rojo significa" se giró y recogió un frasco lleno de monedas de la mesa de en medio de la sala. "Que tenemos suficiente dinero para irnos de viaje" Iris aguantó la respiración, esperando la respuesta de todos, pero se hizo el silencio. "Podemos ir al sur de Francia unas dos semanas. Podríamos ir a Lyon, Montpellier, Marsella... Supongo que podríamos ir a París, pero es más caro y pensé que el sur sería más divertido, y podríamos ver más cosas." El silencio aún. "O podemos pensar en otra cosa" soltó nerviosa.

Nicky fue el primero en decir algo. "El sur de Francia suena bien" dijo, esbozando media sonrisa.

Después de eso todos empezaron a celebrar. Zelda pensó en lo que se pondría, Marlee en los monumentos que verían, Toby y Nicky escuchaban.

"Y solo para que conste, esto sería un código azul" aclaró Zelda.

"Código azul es que alguien se está ahogando" dijo Toby, muy seguro.

"¿Por qué alguien se tiene que estar muriendo para ustedes? ¿Es una cosa de hombres o qué?" Preguntó Marlee, un pelín malhumorada.

Iris se quedó callada, intercambiando miradas y sonrisas con Nicky. La idea había empezado con ellos después de todo. Ninguno se podía creer que al fin estaba pasando.


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Nigel Sinclair
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Registrado: 30 Mar 2014 14:08
Ubicación: Londres, Inglaterra
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Re: Desafío #29: 831 (I Love You)

Mensaje por Nigel Sinclair »

Título: Dionaea muscipula
Tipo: Suspenso (?)
Personaje principal: Liesel Hawthorne
Cantidad de Palabras: 1784
Comentarios: Más de cuatro meses para terminar un fic. Así estamos, ¿eh?
Mis puntos van para la Casa: Slytherin
Salió de la oficina pretendiendo que no sentía tanta ansiedad y terror que le temblaban las rodillas. Mantuvo una sonrisa en el rostro, aunque ya desconocía si lucia normal o parecía tan desquiciada como se sentía. La temperatura había bajado más de diez grados desde que había entrado a la oficina del cónsul, por lo que la bella y soleada tarde londinense que la acompañó de entrada se había convertido en una noche lluviosa y fría.

Liesel no estaba segura aún de cómo había terminado involucrada. Culpaba a Jackson, por supuesto, pero no recordaba exactamente cómo había llegado a empatizar y apoyar la causa de una forma tan directa. Liesel se consideraba a sí misma como una mujer inteligente, para nada ingenua. Y sin embargo ahí estaba, caminando por las calles húmedas de Londres iluminadas por las luces artificiales muggles, pretendiendo no estar mirando atentamente las tres señales que habían acordado.

Cruzó las vías del tren.



“A trescientos metros sobre Ilsip Street, apenas cruzas las vías del tren, voy a dejarte la primera señal. A tu izquierda verás una calle, Peckwater…”

“¿Primera señal? ¿Cuántas piensas dejar?” Liesel bajó la taza cuidadosamente al plato.

“Tres” Jackson le sonrió cuando ella exageró una cara de espanto.

“Olvídalo, renuncio”.

“No, no renuncias. Esto es importante” la voz de Jackson se suavizó. “Por favor, Liesel” su mano se acercó a la de ella sobre la mesa pero se detuvo a pocos centímetros. “Te juro que nunca más te pediré un favor. Es lo último que te pido”.

Liesel agachó la cabeza, mirando lo cerca que estaban sus manos. Suspiró, cansada, y lo miró derrotada.



Liesel observó por el rabillo del ojo la placa en la pared de ladrillos que anunciaba la calle Peckwater a su izquierda. Sobre la “w” de Peckwater había tres círculos pequeños en fila, como si fueran parte de un grafitti. El tercer círculo pareció parpadear, y Liesel siguió su camino.

Tres círculos sobre la w: el lugar de encuentro no ha cambiado.

Si hubieran habido dos cruces sobre la t, el encuentro estaría cancelado. Si hubiera habido un corazón sobre la r, tendría que ir a la segunda locación.

Se sintió un poco más tranquila, o al menos dentro de lo que una persona cargando documentos robados podía sentir tranquilidad.



“Jackson, ¿es necesario?”.

“No te lo estaría pidiendo si no lo fuera”.

“Eso dices” bromeó Liesel. “Pero me refiero a las señales… ¿tres? ¿No puedo aparecerme en mi casa, o en la tuya, y ya? ¿No puedes esperarme en una esquina?”.

“Es por tu bien, lo sabes. No quiero involucrarte más de lo necesario… eventualmente ser vista conmigo va a causarte problemas. Solamente quiero evitarte el dolor de cabeza”.

“No te está saliendo muy bien” bromeó, masajeándose las sienes. Lo miró, decidiendo si era buena idea pedirle una aclaración o no.

“Dime” dijo él.

“¿…Qué quieres decir con que va a causarme problemas que me vean contigo?”.

“Creo que si las cosas salen mal puede que tenga que entregarme. Y no quisiera que sepan que estás involucrada.”

“Lo dices como si pensaras que puedes evitar que te saquen esa información”.

“Tengo planes de contingencia”.

“¿Por ejemplo?”.

“Lo primero que haría sería un obliviate”.

Liesel frunció el entrecejo, dolida. ¿Su plan era simplemente borrarla de sus recuerdos? No sabía si se sentía más ofendida o herida por el comentario. Alejó la vista de Jackson y tragó saliva con dificultad.



Liesel se detuvo en la esquina donde Isley street se convertía en Oseney Cres. Había un poste de luz iluminando la calle, su base sobre el cemento tenía una línea de pintura amarilla descascarada.

Su corazón se aceleró: amarillo significaba que había un cambio inesperado de planes.

Azul, tendría que haber sido azul.

Odiaba las señales. Odiaba las pistas, odiaba a Jackson Harrington y su estúpida obsesión por desmantelar los secretos de las relaciones mágicas y muggles. Odiaba haber terminado enredada en esos planes demenciales. Odiaba pasar frío, odiaba estar caminando por Bartholomew Road en busca de la tercera señal.



“Voy a hacer algo muy egoísta” advirtió Jackson.

“¿Qué?” preguntó ella, sospechando que iba a pedirle otro favor.

Jackson se levantó de la silla y, antes de que Liesel tuviera tiempo para procesarlo, él le tomó la mano y le besó la boca. Para cuando Liesel parpadeó, Jackson estaba otra vez sentado frente a ella, su mano deslizándose sobre la mesa que los separaba, tomando distancia.

“¿Y si yo no quería que me beses?” Preguntó Liesel.

“¿No querías?”

“…No así”.



Metros antes de Dowdney Cl había una calle sin nombre. Estaba entre un bloque de apartamentos muggles y un estacionamiento, separada por una pared de alambre. Allí había una publicidad de acondicionador para el cabello.

El precio: £2.78

Liesel se detuvo. ¿Qué número significaba qué cosa? ¿Por qué los muggles tenían un sistema monetario tan complicado? Volvió a leer, tratando de recordar qué le había dicho Jackson. Maldijo por lo bajo, arrepentida de no haber insistido con que él la espere en la esquina del consulado y ya. Y si los veían, y si los atrapaban, que fuera juntos.



“¿Qué te parece?”.

“¿Quieres que te diga la verdad, o algo más amable?” Preguntó Liesel con una sonrisa en los labios.

“Quiero siempre la verdad”.

“Creo que esto es una locura. Que el mundo no está súper bien, pero está lo suficientemente bien para no cambiarlo. Y que si estás arriesgando tu vida para que el gobierno cambie la forma en la que trata al mundo muggle, no vale la pena. Porque no van a cambiar”.

Jackson se tomó su tiempo en procesar las palabras de Liesel.

“Sé que tienes razón, pero no puedo aguantar estar sin hacer algo al respecto”.

“¿No puedes ser una persona normal y sacar una gaceta? ¿Armar una asociación?”.

“Quiero un cambio de verdad. Un cambio grande”.

“Los cambios grandes son difíciles de controlar”.

“Pero es eso lo que quiero. Un poco más de descontrol”.



Los pasos de Liesel eran lentos, como si caminara contra la marea. El pub tenía las luces bajas y no podía distinguir bien su interior. Su brazo se sentía acalambrado de presionar los documentos robados contra sus costillas.

Entró al pub, y sus ojos barrieron rápidamente el lugar en busca de Jackson, aunque sabía que si las señales habían sido interpretadas correctamente, él no estaría ahí.

Notó de repente que tenía el cabello mojado por la lluvia, como si le pesara repentinamente la cabeza, hundiéndola entre sus hombros.

Se sintió nerviosa cuando el muggle detrás de la barra la observó, cauteloso, y sintió que alguien le tomaba suavemente el codo.



“¿Y si quisiera involucrarme con tus planes demenciales?” preguntó Liesel, su cabello castaño fluyendo suavemente sobre sus hombros.

Jackson miraba el horizonte, el cielo naranja y rosado del atardecer, pensativo. Liesel apretó los labios, impaciente.

“La próxima vez” dijo Jackson. “Si todo sale bien”.

“¿Qué?”.

“Te involucraré por completo en mis locuras, Liesel” se giró para mirarla y le sonrió. “Y no habrá vuelta atrás para ninguno de los dos”.

“Suena perfecto”.



“Liesel” una voz suave acompañaba el tironcito a su codo.

Liesel miró a la mujer, asintiendo con la cabeza mientras se dejaba guiar hasta la mesa donde había dos vasos de cerveza sin tocar. Un sobre de cuero igual al que tenía ella bajo el brazo descansaba sobre la mesa.

“Te conozco” dijo Liesel en un susurro. Cabello castaño ondulado, ojos muy claros, piel color oliva. Unos años mayor que ella, en Hogwarts. ¿Ravenclaw?

“Sara Hodquin” le recordó.

“Claro” dijo Liesel. Sara Hodquin. “¿Y Jacks-?”

“No” Sara negó con la cabeza. La miró fijamente, seria. Tomó uno de los vasos de cerveza y mojó los labios, pretendiendo beber.
Liesel la imitó, nerviosa. Sintió un suave tirón a los documentos y los soltó. Sara los dejó sobre la mesa, sobre el otro sobre idéntico.
¿’No’? ¿Qué quería decir ‘no’? Liesel bajó el vaso de cerveza y se relamió incómodamente los labios.
“Algo no salió bien” dijo Sara. “No tengo más información”.

Liesel miró a la mujer y sintió mucha rabia. No era culpa de Sara, pero detestaba el misterio, ser la última en enterarse. ¿Acaso Jackson no confiaba en ella? ¿No podía estar mejor informada?

“¿Qué se supone que haga?” Liesel preguntó, la mandíbula tensa.

“No nos queda más que esperar. Pero si lees algo en los diarios, estamos en problemas”. Sara tomó el sobre que había sacado Liesel de la oficina del cónsul. Dejó el otro sobre la mesa. “No tú, tranquila”.

“¿Tranquila?” incluso Sara sintió el filo de las palabras de Liesel. “¿Cómo puedo estar tranquila?”.

“Lo siento” Sara se puso de pie. Empujó sobre la mesa el sobre de cuero hacia Liesel. “Alguien estará en contacto contigo, pero creo que es la última vez que nos veremos”.

Liesel observó a Sara alejarse.



“Eres muy problemático” dijo Liesel, sus dedos haciendo círculos invisibles sobre la palma de la mano de Jackson.

“Lo sé, no es a propósito” Jackson pretendió cerrar su mano para atrapar los dedos de Liesel, y ella los alejó, más rápido de lo que él esperaba.

“Un poquito a propósito debe ser” dijo ella, volviendo a arriesgar sus dedos en la palma. Su dedo índice recorrió una de las líneas de su mano. Quizás era la del corazón. O quizás era la de la vida, ya no recordaba cuál era cuál.

“Solamente quiero hacer algo por los demás. He sido muy egoísta toda mi vida”.

Liesel dejó que sus dedos índice y medio caminen por sobre las líneas de la mano de Jackson, lentamente, como si estuvieran patinando sobre hielo.

“No tiene nada malo ser egoísta, querer ser feliz, evitar los problemas” Liesel dejó sus dedos quietos.

“No me tientes” dijo Jackson.

“Yo no te tiento” Liesel deslizó sus dedos entre los de Jackson. “Mira, eres como una planta carnívora”. Jackson cerró sus dedos alrededor de la mano de Liesel.

“¿Será?” preguntó él. “Porque desde acá tu mano es la que atrapó a la mía”.



Liesel estiró la mano para agarrar el sobre de cuero y apoyarlo sobre su regazo. Las luces del pub estaban tan bajas que pensó que no podría ver nada.

No había nada para ver. Hojas vacías con el logo del consulado, una tras otra, un montón de nada. Supuso que sería útil si alguna vez la encontraban, podía decir que solamente había tomado hojas en blanco y que aún estaban en su poder. Pero sabía que no haría falta, que jamás nadie tocaría su puerta para preguntarle nada.

Una hoja le llamó la atención. Tenía una mancha, así que la sacó del sobre. En tinta negra, una planta carnívora dibujada torpemente en una esquina.


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Clement Tressan
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Re: Desafío #29: 831 (I Love You)

Mensaje por Clement Tressan »

Título: Envidia
Tipo: General
Personajes: Marlee y Penn (y otros pero solamente mencionados)
Cantidad de Palabras: 547
Comentarios: Listo, no tengo más historias inconclusas de agosto o septiembre.
Mis puntos van para la Casa: Ravenclaw, para que haya equilibrio en el universo.
“Por Merlín, cómo la odio” dijo con los dientes apretados. Tenía la mano adentro de un frasco de vidrio lleno de maní pelado. O cacahuates, o como se llamen.

“¿A quién?” preguntó Marlee, estirando el cuello para ver por sobre el pasamanos.

Estaban en el segundo piso del Ministerio, en uno de los pasillos centrales que tenía vista al hall de entrada. Marlee se acomodó el cabello en un rodete y se lo sostuvo con su pluma.

“¿No la ves?” Penn exhaló por la nariz. “A esa tilinga, fresa, engreída… ¡ahí! ¿La ves?”.

Marlee no sabía a quién mirar. Había de todo en el hall del Ministerio, gente de todo tipo. Nunca sabía de qué hablaba Penn, y solamente socializaba con él porque una vez lo vio saludarse con Zelda, pero se arrepentía a diario de haber quedado pegada a él durante los breaks.

“Ah” dijo Marlee, entrecerrando los ojos. “¿La rubia?”.

¿Por qué no lo decía directamente? Marlee estaba segura de que Penn sabía de quién estaba hablando, con nombre y apellido, número de zapatos, talla de vestido y nombre del shampoo que usaba. De ella y del hombre que caminaba a su lado, el brazo delgado de ella enlazado con el de él a la altura del codo.

“Obvio, claro que la rubia. Porque claro que es una rubia, flaquísima, con ese tipo alrededor del brazo. Y encima es de una familia súper reconocida. Y no debe tener más dinero porque no le interesa, porque decime si no-“

Antes de que Penn siga despotricando, Marlee intentó meter dos dedos en el frasco de maní que sostenía Penn. Después de todo, era SU frasco de maní. Y había tenido todo tipo de nueces secas cuando lo trajo a la oficina, pero Penn se había comido todo, excepto el maní.

“Es prima de Zelda, ¿sabías?” Dijo, como queriendo calmarlo.

“¿Creés que no sé? Claro que sé” Penn pareció sonrojarse, como si Marlee lo hubiera expuesto al recordarle la conexión. “¿Qué tiene que ver? Que me caiga bien Zelda no significa que me tenga que caer bien su árbol genealógico”.

“No dije eso” Marlee dio un tirón y le sacó el frasco de las manos a Penn. “Pero si sabes que son familia, quizás sería inteligente que no digas esas cosas sobre Cecile Greengrass”.

Penn miró de reojo a Marlee, analizando sus opciones. Exhaló, vencido. “Tenés razón. Es que la vida no es justa, ¿te das cuenta?”.

Marlee miró su frasco lleno de maní manoseado por Penn y luego lo miró. “Me doy cuenta”.

“Mirá esos tacones… y ni le llega al hombro a Eli” suspiró.

“Es difícil no tenerles un poco de envidia” dijo Marlee, solamente porque le dio lástima. A ella le daba igual lo que hicieran los Greengrass o los Lufkin. Marlee se metió un bocado de maní en la boca.

“¿Cuándo me vas a presentar a tu hermano?”

Marlee casi se ahoga. Tosió, sintiendo la mirada paciente de Penn. No movió ni un músculo para ayudarla. Marlee tragó saliva con dificultad.

“¿Para qué quieres conocer a mi hermano?”.

“Para mentirle y decirle que tiene que acompañarme a buscarte un día de éstos, así me paseo de su brazo por el hall del Ministerio”.

Marlee se rió, y Penn le ofreció una pequeña sonrisa. Ella negó con la cabeza, entretenida. “Volvamos a la oficina antes de que los memos nos empiecen a caer acá”. Había que buscarle un novio urgente.


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Nina Drummond
Slytherin
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Mensajes: 106
Registrado: 11 Mar 2014 09:36
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Re: Desafío #29: 831 (I Love You)

Mensaje por Nina Drummond »

Título: Los cuatro amigos.
Tipo: humor... Espero.
Cantidad de Palabras: 2378.
Comentarios: me disculpan lo malo del final, se me hizo difícil de escribir.
Mis puntos van para la Casa: Slytherin, si es que cuentan.

  • Agatha se mordió el interior del cachete cuando vio que sus compañeros de mesa pedían otra ronda.

    Claude extendió su brazo y chocó su vaso contra el de Valentine, procediendo a beber gran parte del contenido de un trago. A Agatha le parecía excesivo el consumo de alcohol que tenían esos dos, sobre todo porque la mujer no tenía mucha resistencia y el hombre parecía otra persona después de un rato.

    No era la primera vez que salían juntos y aunque, según los estándares sociales ya podían considerarse amigos, seguía pensando que no encajaba y se sentía un poco extraña compartiendo con ellos. No eran malas personas ni nada así, quizá solo diferentes a ella. Ellos eran demasiado sociables, extrovertidos, les gustaba visitar bares, salir de sus casas en sus días libres y participar en muchas más actividades que ella. En más de una ocasión había pensado que sentían lástima y por eso la incluían en sus reuniones.

    Bajó la mirada a su vaso de cerveza, ese día sus pensamientos estaban haciendo de las suyas.

    "¿Por qué Juls está tardando tanto?" preguntó el hombre, golpeando repetida e impacientemente con un dedo la mesa.

    "Dijo que hoy estaban más ocupados de lo usual en su planta" comenzó la mujer, estirándose para observar hacia la entrada del bar "pero, no creo que tarde mucho más… ¡Oh, ahí viene!" señaló la entrada del lugar con un movimiento.

    Los tres voltearon y observaron la interacción entre Julie Olivier y el hombre que entraba al pub detrás de ella: intercambiaron un par de palabras, ella señaló en dirección a la mesa, un par de palabras más, luego, él se marchó hacia la barra y ella en dirección a la mesa.

    Julie no tardó mucho llegar hasta donde estaban.

    "Hola" saludó, colgando sus cosas en la silla que tenían apartada "Perdón por la tardanza, hoy hubo muchas intoxicaciones y no dábamos abasto. Creo que nunca había hecho vomitar a tantas personas, fue realmente asqueroso y nada me vendría mejor que-"

    Un carraspeo la interrumpió, "¿Por qué conoces al guapo de la primera planta?" preguntó Claude, que de no haberlo visto segundos antes no lo habría creído jamás en su vida.

    Valentine estiro un brazo y le pegó al hombre en la frente, esas no eran las formas. "¿De dónde conoces al guapo de la primera planta?" reformuló, mucho más amable.

    Julie sonrió un poco nerviosa y se encogió de hombros para quitarle importancia. Sí era guapo y todo, pero no había necesidad de tanta atención.

    "La novia de mi hermano es amiga de su hermana y hemos coincidido en algunas fiestas, una cosa lleva a la otra y…"

    "¿Tu mellizo está saliendo con alguien?" preguntó esa vez Claude con un tono preocupado, al tiempo que Valentine con uno curioso.

    "No, no Kyle" contestó Julie con calma. No muy cómoda con la atención que le prestaban esos dos a su hermano o a ella en general. "Es Lawrence mi hermano mayor" aclaró.

    "¿Tú hermano mayor está de novio?" repitieron con un tono sorprendido, casi adolorido.

    Agatha puso los ojos en blanco, "Su hermano lleva años saliendo con la misma persona..." les recordó, a pesar de no estar del todo segura.

    "Sí, con Sara y ella es amiga de la hermana de Gerald. Y así es como nos conocemos" en ese punto, Julie sentía que le estaban haciendo repetir un trabalenguas para divertirse.

    Claude sonrió y apoyó su mentón en una mano "Eso quiere decir que Kyle no está saliendo con nadie" insistió.

    "Que yo sepa no. De todas maneras, él no está interesado en…" Julie apretó los labios, pensando rápidamente que su elección de palabras no le caería bien al hombre "Se sentiría alagado, claro. Porque eres un hombre muy apuesto, pero no…"

    Claude resopló, las cosas que tenía que escuchar. "No me juntaría con los tuyos. Tengo estándares más altos" la interrumpió porque le daba pena que siguiera diciendo cosas así.

    Antes que Julie pudiese responderle algo que pusiera la amistad en peligro, Valentine le agarró la manga del suéter como si de tanto hablarle se fuera a escapar. "A mí sí me interesa. ¿Está soltero tu hermano?" insistió con una sonrisa y un sonrojo que podía ser por pena o por el alcohol.

    Julie terminó por sentarse, ahora sintiéndose más incómoda y notó los dos vasos de cerveza casi vacíos en la mesa. Eso no parecía ser una buena señal. Le dirigió una mirada de súplica a Agatha, que fue respondida con un encogimiento de hombros. Se había metido solita en ese embrollo.

    "No lo sé" repitió la rubia, temerosa de decir algo más que pusiera en riesgo su seguridad ¿y la de su hermano? Además, no era como si se reunieran semanalmente a discutir si tenían novios/as.

    Valentine levantó su vaso y murmuró algo que sonó como 'Siempre es igual con los hermanos'.

    "Lo importante es que nos debes presentar al sanador guapo" recordó el hombre, alzando su varita para que les hicieran llegar una nueva ronda de cervezas. Sin darle tiempo a las otras dos, porque la tercera si parecía querer más alcohol, de opinar sobre la selección.

    "Ah, sí. Gerald es muy amigable, no hay problema con eso-"

    "Excelente, vamos ahora" prosiguió Claude casi como una orden.

    "¿Podemos ir ahora?" lo secundó Valentine, amable pero igual ansiosa.

    "Claro que no. Debe estar ocupado" Julie desconocía si lo estaba o no, pero le causaba un gran conflicto interno solo acercarse a presentarle a esos dos. No tenían nada de malo en el día a día, solo eran un par de impresentables cuando estaban alcoholizados.

    El par parecía querer quejarse por lo que Agatha decidió que era momento de intervenir y ayudar un poco a su amiga rubia. "Yo ya lo conozco" dijo, pensando que así le quitaba una carga de encima.

    Los otros tres guardaron silencio y se voltearon a mirarla con mucha atención, la más joven supo reconocer que había metido la pata.

    Las cervezas llegaron levitando y los otros tres adultos en la mesa decidieron pasar toda su atención a la pobre Agatha y por qué ya conocía a alguien que ellos no.

    --

    Cuatro horas más tarde, Agatha esperaba a la salida del bar que Julie y Valentine regresaran del baño. Minutos antes Claude había pedido un taxi mágico, demasiado ebrio para aparecerse, demasiado sobrio para usar el autobús noctambulo por su propia voluntad (y si usaba su escoba en ese estado seguro terminaba en Azkaban), y las había abandonado.

    Quizá abandonado era demasiado duro con él, porque mucho ayuda el que poco estorba y ella ya tenía suficiente con una persona borracha y otra medio borracha, para agregarle una tercera más borracha.

    Además, tenían sus varitas y eran tres brujas muy capaces.

    La campanilla de la entrada sonó y volteó por instinto, pensando que sus compañeras ya estaban de regreso. Pero quien salía era el guapo de la primera planta. No, no, no, él tenía un nombre.

    "Hola" la saludó Gerald, tenía las mejillas coloradas y se estaba ajustando la bufanda.

    Ella asintió para devolverle el saludo, junto a un 'Hola' bajito y pensó que aún con toda la pinta de estar alcoholizado se veía bien. Pero, ojalá no tuviera mucho alcohol en su sistema como para descubrir que tenía una mala personalidad oculta o se volvía una persona sin inhibiciones o filtros.

    "Pensé que irías a saludarme con tus amigos" dijo, sonriéndole a la vez que se acercaba para evitar interrumpir el paso por la puerta.

    Agatha sintió que su cara se calentaba ¡Merlín! Se había dado cuenta.

    "Uh-No, ellos querían conocerte y yo ya te conozco, no creí que fuera necesario porque ya te he saludado antes en el hospital y ellos no-"

    Gerald se rio un poco y ella dejó de hablar. De reojo pudo ver que él tenía los labios apretados, seguro para contener otra risa. Lo que significaba que ella había hecho algo chistoso o él lo había hecho y- Momento ¿Se estaba burlando? No sabía cómo debía sentirse, quizá sorprendida, avergonzada o ambas a la vez. Ni siquiera podía tomarlo a mal porque ella había hecho mal al no ir a saludarlo primero, entonces era como si estuvieran a mano ¿cierto?

    Se sintió observada y finalmente decidió alzar la mirada. Gerald la observaba tranquilo, pero ya no se veía risueño.

    "No pasa nada. Era una broma" dijo y ella pensó que quizá su cara no había ocultado tan efectivamente como siempre todo lo que pensaba. Él movió una mano hasta apoyarla sobre su cabeza, donde le dio un par de palmaditas que le recordaron a lo que hacía su hermano cuando era pequeña y la hizo sentir aún más confundida.

    La campanilla sonó nuevamente.

    "Aggie" llamó Valentine saliendo tambaleante del bar "Julie no quiere dejarme quedar en su apartamento y no encuentro mis llaves ¿Puedo quedarme contigo?" preguntó arrastrando algunas palabras, pero deteniéndose justo a tiempo para no chocar contra el hombre.

    La mano de Gerald se alejó y Agatha mordió su cachete por dentro.

    Valentine los miró con atención, le costaba enfocar y por la manera en que arrugaba su nariz parecía que podía vomitar en algún momento.

    "Valentine no usamos llaves en Occamy y vives en el mismo piso que Julie" le recordó, alejándose un poco porque de repente sentía que estaba muy cerca de todo y de todos.

    "Ah. Tienes razón, Aggie" dijo como si todo tuviera más sentido. "Hola de nuevo" saludó, extendiendo una mano hacia el hombre.

    "Hola" respondió él, aceptándole la mano con un apretón suave.

    "Que mano tan grande y fuerte tienes" Agatha sintió vergüenza ajena cuando su amiga no solo no lo soltó, sino que continuó hablando. "¿Te han dicho que tienes ojos de animalito herido? O sea, eres un hombre con facciones masculinas y cuerpo varonil. Pero tu mirada, como un cachorro arrollado por un carro". Al finalizar, Valentine sonrió y lo soltó como si hubiese dicho la cosa más normal frente a un casi completo extraño.

    Merlín.

    Agatha quiso que la calle se abriera y se la tragara. El alcohol hacía cosas terribles con el sentido común de algunas personas. Menos mal Claude había decidido irse antes y no estaba secundándola o diciendo cosas peores.

    Sabía que si Gerald no hubiese sido tan bueno ya se habría ido de allí y no le volvería a hablar nunca más en la vida.

    "No. Es la primera vez" reconoció él con una risa nerviosa y escondió las manos dentro de los bolsillos de su chaqueta.

    "Siempre hay una primera vez para todo". Valentine se veía muy orgullosa de toda esa interacción, pero luego dio un paso con el que parecía irse hacía un costado y Agatha tuvo que apresurarse a tomarla por el codo para darle algo de estabilidad.

    Otra vez la campanilla sonó.

    En esa oportunidad se trataba de Julie, quien iba bastante más firme que su compañera.

    "Tenemos que irnos ahora" dijo con un tono serio que no combinaba mucho con su expresión preocupada. "Porque acabo de tirarle medio vaso de cerveza encima a la grandota de la cuarta planta y no se veía muy feliz".

    Gerald se movió un poco para mirar hacía dentro del bar, Valentine pareció atragantarse con aire (¿o era una arcada?) y Agatha soltó un suspiro resignado.

    "Fue un accidente, lo juro. Pero es posible que ella no lo vea de esa manera, así que por nuestro bienestar considero que debemos irnos lo más pronto posible y ausentarnos varios días del trabajo" continuó, poniéndose rápida y torpemente su abrigo, luego miró al hombre que las acompañaba "Hola, Gerald. Lo siento, te puedes quedar" por un segundo lo había confundido con quien las acompañaba anteriormente.

    "Se llama Minnie" contó Valentine, apoyando todo su peso en Agatha como si se tratara de un poste. "El otro día en la cafetería, me dijo que si volvía a dejarla sin cupcakes iba a arreglarme la nariz. Así" hizo un amago de golpear el aire con un puño "¿No creen que es muy grande para tener problemas de actitud?".

    Julie palideció un poco y Agatha miró hacia el cielo, pensando que ya había vivido demasiadas cosas para una sola noche.

    La risa de Gerald llamó la atención de las tres mujeres, que lo miraron sin entender qué era lo gracioso. Iban a morir, por las barbas de Merlín.

    "Ella es un poco intimidante" acordó encogiéndose de hombros, quizá los tragos de más hacían que se riera de cosas por las que normalmente no lo haría. "Puedo distraerla mientras ustedes…" señaló en dirección a la calle, evitando decir que huyeran, pero insinuando que lo hicieran.

    "No tienes que hacerlo" intervino Agatha, porque seguían siendo tres brujas muy capaces que tenían sus varitas encima.

    "Es buena idea" repuso Julie, pareciendo más sobria y atenta "Si la distraes lo suficiente quizá hasta se le olvide todo lo que pasó" y por alguna razón (el alcohol) guiño en dirección al hombre.

    Gerald soltó una carcajada corta y asintió "Haré mi mejor esfuerzo".

    "Estaremos eternamente agradecidas" dijo Julie y sin esperar mucho más, tomó a sus amigas de las muñecas con toda la intención de arrastrarlas.

    Valentine pasó a recostarse contra su amiga rubia, cediendo más fácilmente que Agatha quien ejerció un poco de resistencia aún convencida que ellas solas podían resolver el problema.

    Forcejearon por unos segundos más hasta que el hombre que las acompañaba volvió a reír. Agatha que no terminaba de entender qué era lo gracioso de la situación, perdió algo de concentración y chocó contra sus dos amigas.

    Eso significaba la victoria de Julie, aunque ahora tuviese que entrelazar sus brazos con los de ellas para evitar otro intento de escape. "Nos vemos en el hospital" se despidió, caminando lo más rápido que podía hacía el callejón más cercano.

    Valentine a su derecha movió una mano con mucha energía para despedirse, mientras que Agatha agachó la cabeza y se dejó arrastrar, demasiado avergonzada como para mirar al hombre a la cara.

    Gerald las despidió con un movimiento de su mano y solo giró en dirección a la puerta cuando las vio entrar al callejón y la campanilla de la puerta sonó.

    Ese era el momento en que tenía que hacer su parte y después pensar si les cobraría el favor o no.


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Re: Desafío #29: 831 (I Love You)

Mensaje por Administracion »

¡Gracias por participar! Ahora llega el momento de la votación: pueden hacerlo AQUÍ. Elijan sus tres historias favoritas y recuerden que es solamente un voto por player.

La encuesta cerrará el sábado 14 de septiembre a las 23:59 hs. (GMT-5). Los ganadores serán anunciados en este mismo thread y los puntos contarán para la Copa de las Casas 1994-1995.

¡Suerte a todos los participantes, gracias por participar escribiendo, leyendo y votando!


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Re: Desafío #29: 831 (I Love You)

Mensaje por Administracion »

¡Gracias por participar escribiendo y votando en otro de nuestros desafíos de Beyond Hogwarts!

Hemos hecho muchas cuentas de aritmancia y los resultados son los siguientes:

1° PUESTO "Dionaea muscipula" de Nigel Sinclair.
2° PUESTO "Los cuatro amigos" de Nina Drummond.
3° PUESTO "Teoría del color" de Iris Rigby.

¡Felicitaciones a ellos y a todos los que participaron!

Puntos para las casas:
GRYFFINDOR 10 PUNTOS
HUFFLEPUFF 30 PUNTOS
RAVENCLAW 10 PUNTOS
SLYTHERIN 160 PUNTOS

¡Esperamos que hayan disfrutado del desafío! No olviden escribirnos con ideas, sugerencias y consejos para futuros desafíos.

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Los puntos ya fueron agregados a la Copa de las Casas.


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