Hogwarts: Una Historia

[Elena Sorokoletova]

La mar de gente esta escuela, en serio. Faltaba poco para engentarse, no estaba acostumbrada a esa cantidad de quorum en los salones. ¡Si apenas cabían en las mesas del Gran Salón! Para ella Hogwarts o era muy grande o estaba atascado de hechizos de ilusión para ampliar los espacios, no sé por qué se estaba convenciendo de eso último (es que no bajaba a Durmstrang de un altar). Pero para quitarse la duda decidió esa mañana acudir a la Biblioteca y rentar libros para lectura ligera, entre ellos: Hogwarts: Una Historia, para conocer sobre las cuatro casas y por qué un sombrero viejo escogía a cuál pertenecer, además de otros disparates como el hechizo para cambiar la apariencia del techo del Gran Salón (no por algo se especializaba en ilusiones) y demás basofiadas. Estaba sentada sobre un sillón (el más cómodo a su parecer) cerca de la chimenea de la sala común de Ravenclaw, como chino, es decir, con las piernas entrelazadas, y con el libro sobre su regazo. Se veía concentrada en la lectura. -Oh, ya-

((Septiembre, primeros días))

[Heike Sayn-Wittgenstein]

Probablemente la bibliotecaria estaba por anunciar que ese año se había roto el récord de préstamos para 'Hogwarts: A History' y que pronto tendrían que tomarse medidas inauditas como ordenar más ejemplares a Flourish & Blotts.

Heike estaba sentada en una silla cercana (un par de metros) que había girado para disfrutar de la vista que ofrecía una de las muchas ventanas de esa agradable sala común. Ya había escuchado algunas reseñas de las otras salas que hospedaban a los chicos de otros colores, y aunque sentía curiosidad y resultaba un poquito frustrante que nunca podría conocerlas en persona, la verdad era que se sentía bastante a gusto entre los pitufos la gente de azul. Frente a ella tenía una mesa alta donde descansaba su libro de Pociones y un pergamino donde estaba tomando notas.

Miró por encima de su hombro; no había mucha gente, sólo Elena y algunos chicos de sexto. O sea que supongo que no todo está atascado todo el tiempo, Lena.

[Elena Sorokoletova]

Déjala ser, Heike, que a Durmstrang nadie me lo pisa. Sólo yo. Hogwarts puede estar muy grandote, pero no le llega a los talones. Bueno, sólo en los títulos de la biblioteca, porque esa mañana que fue encontró 10 veces más libros que los que había en el Instituto. Y se le rompió el corazón y con él todas sus ilusiones. Lloró y redujo tantito la altura del altar.

Su lectura siguió ininterrumpida a pesar del portazo que dio uno de quinto al salir. La casa de Ravenclaw fue fundada por Rowena Ravenclaw quien era una bruja bella, aunque austera e intimidante. Su media sonrisa parecía interrogadora y su cabello era rizado. Es recordada por su inteligencia y creatividad. Era considerada la bruja más brillante de su época. -¡Vaya!- Se dice que escogía a los estudiantes de reconocida inteligencia. -¿En serio?- Los únicos aspavientos visibles de Elena eran las respiraciones secas y la apertura de ojos que daba por la sorpresa. -Como todas las casas le corresponde un fantasma, la cual apodan La Dama Gris (también conocida como Helena Ravenclaw). Eso último lo leyó con gran emoción. -¡Lleva mi nombre! Pero sin h- Le fascinaba esto de la lectura, podría perderse en ella las horas.

Otros compañeros azulybronces (así como leyó en el libro respecto a los colores de su, ahora, casa) de menor edad salieron por la puerta principal haciendo escándalo y riendo a carcajadas. -Bueno ¿que siempre es así aquí?- Giró el rostro hacia la puerta tranquilamente (porque por dentro quizá esté en llamas pero por fuera siempre mostrará una apariencia de paciencia absoluta), divisando a lo lejos a su compañera de escuela y casa, Heike. "Espero no todos sean como ellos" comentó en broma hacia su compañera antes de volver a su libro. Le gustaba leer sentada no acostada, y no, gracias, no tenía ganas de irse a otro lugar. Su gatita Dodo se acurrucó en el hueco entre su pierna y el sillón, usando parte del respaldo para recargar su peso. Se estaba quedando dormida, awn.

[Heike Sayn-Wittgenstein]

En el juego de las comparaciones, es muy sencillo encontrar alguna manera de perder. Por eso Heike hacía un esfuerzo por evitar pensar cosas como 'esto no lo tenemos en Durmstrang' o 'esto es mejor en casa'.
Escuchó a Elena y, asumiendo que el comentario fuera en alemán (porque Heike no habla búlgaro y en inglés podría ir para cualquiera), semi-giró en su silla para no responderle dándole la espalda. "¿Así cómo, enanos?". Pasó la mirada a la puerta por donde habían desaparecido esos compañeros de menor edad.

[Elena Sorokoletova]

Cierto, player distraída a la vista. Alemán fue el idioma oficial que escogió Elena para hablar con su compañera Heike, por si habían gárgolas en el pretil. Para ella era difícil no olvidarse de Durmstrang y acostumbrarse rápido a que Hogwarts era su nuevo hogar y que jamás de los jamases volvería a ver a Durmstrang, ni habitar en él. Perdónala, está compungida por el hecho. Apesar de ello, Heike le robó una sonrisa por el comentario, era inevitable no reír por ello. "Es cierto" corroboró girando hacia su compañera nuevamente "Pero no. Ruidosos" corrigió. Dodo se movió rápidamente logrando arañarle la pierna donde apoyaba parte de su cuerpo. "¡Ay! ¡Dodo!" y la regañó, regresando la vista hacia su mascota. La gatita la ignoró; ya se había recostado nuevamente y echado a dormir (es que de esas que sacan las garras de la nada... ¡cómo duele!).

[Heike Sayn-Wittgenstein]

"Ya" contestó, frunciendo un poco el ceño mientras se esforzaba, como comenté antes, por no comparar el nivel de escándalo con el que estaba acostumbrada a aguantar en Durmstrang. Además, no sentía ganas de iniciar un debate si no estaba de acuerdo con la evaluación de Elena. Bajó la mirada a la gatita y sintió un leve escalofrío en la espalda. Los gatos no eran lo suyo, ¿una mascota que te ataca así porque sí? Fritz jamás se atrevería a lanzarle un picotazo (sin previa advertencia). "Me pregunto si ella también siente alguna diferencia con los gatos británicos" comentó, medio en broma, porque no, no está antropomorfizando.

[Elena Sorokoletova]

Elena estaba acostumbrada a tratar con animales, a sus maltratos, a sus formas rudas de ser, entre otras cosas feas como darles de comer de tu mismo bocado ((cosa que yo hago XD)) o limpiar sus necesidades, así que si algún día (que esperaba fuera pronto) logra ser animaga, estaría preparada para serlo. Cuando Heike antropomorfizó, perdón NO antropomorfizó, la primera reacción de Elena fue ver a Dodo quien se encontraba abriendo de a poco los ojos. Awn, se veía tan tierna. Sonrió. "Le gusta andar tras dos gatos gordos y grandes que andan en la habitación, así que no creo que tenga mucho problema" confirmó riendo por lo bajo. "Es lo bueno de ser animal" después agregó, mirando nuevamente a Heike.

((Me quedé pensando que sería bueno tener un inventario de las mascotas de todos los alumnos ¿no? Para pronta referencia y para no estar entrando a los perfiles todo el tiempo))

[Heike Sayn-Wittgenstein]

((Worst classmate ever, sorry!))

Enarcó una ceja y sonrió, porque le hizo gracia imaginarse a Elena (que en esta fumada sería el equivalente humano a su gatita) siguiendo alegremente a dos británicos gordos y grandes con lo que había trabado amistad por ahí. Negó suavemente con la cabeza, como para hacer que la imagen mental se esfumara. "Supongo" respondió, ladeando la cabeza de manera reflexiva. Igual no se imaginaba a Fritz haciéndose amigo de sus 'compañeros de habitación' en la lechucería.

[Elena Sorokoletova]

((<3 ntp a todos nos pasa))

Qué Fritz tan solitario, quizá algún día pase por la lechucería esperando no encontrarse a Von Plettenberg y le lleve algo para socializar con las demás lechuzas.
Acarició a su gatita un par de veces viéndola con una sonrisa porque a la muy comodina le fascinaba que le hiciera eso. Adoraba los mimos. "Pero esos gatos nunca le hacen caso" respondió con un puchero volviéndola a acariciar. Pobre de su gatita, tratando de hacer un esfuerzo por encajar y los gatos ni la pelan.

[Heike Sayn-Wittgenstein]

Si sirve de algo, creo que Fritz es una lechuza feliz con su situación, y seguramente encontró a un grupo relativamente tranquilo con el cual toleraba compartir percha en la lechucería.

Frunció levemente el ceño, preguntándose por un momento si Elena estaba hablando en serio, o si estaba haciendo lo que ella trataba de evitar (antropomorfizar). Reflexionó un segundo antes de opinar. "Imagino que toma cierto tiempo que los gatos admitan a uno nuevo en el grupo". Y hablaba de una forma animal de actuar 100% real, no estaba haciendo una analogía con las circunstancias de los extranjeros recién llegados.

[Elena Sorokoletova]

Por mucho que quisiera evitarlo, Elena era tan adepta a los animales que a veces antropomorfizar... bueno, lo hacía por naturaleza. "Pobrecita de mi nena" comentó por lo bajo más para su gatita que para Heike, mientras le pasaba los dedos por encima de su cabeza a modo de cariño. "Sí, supongo que sí" y como no se le ocurrió nada más qué decir sobre su gato y/o vidas animales, continuó la plática cambiando el tema. "Hablando de socializar" pausó unos segundos reacomodándose sobre su asiento para poder tener a la vista a su compañera sin torcer tanto el cuello, "¿has hecho amigos acá en Hogwarts?" porque Elena todavía no, ni siquiera se había topado aún con el amor de su vida.

((plop XD))