A la pelota!

[Winston Harrington]

Sam era un buen amigo, porque a pesar de que se notaba que su deporte preferido en todo el universo no era el fútbol, le daba el gusto a Winston cuando le pedía que se le uniera, porque andar corriendo con una pelota solo por los terrenos no era algo exactamente clasificable como divertido. Lo bueno de encantar la pelota para que no se les fuera al lago era... bueno, bastante obvio en lo que acabo de escribir, pero también significaba que se habían olvidado del detalle que se iban a estar moviendo por todos lados y que una patada (de alguien, no digamos quién para proteger su identidad) podría mandarla en dirección al bosque prohibido. La pelota rebotó contra un tronco de un árbol, por lo que por suerte ésta rebotó y desapareció tras unos arbustos sin irse demasiado lejos, ni adentrada en el bosque.
Winston miró a Sam, con una sonrisa en la boca por default, y luego alzó las cejas. Él no traía su varita consigo (¿y si se le rompía? No, gracias), por lo que un accio estaba fuera de sus posibilidades, pero no estaba al corriente de el equipamiento de su eternamente más preparado, más inteligente y más educado amigo.

[Samuel McClain]

Sam controlaba sus extremidades en contínuo crecimiento (el estirón continuaba, al parecer, y él se preguntaba si se detendría eventualmente), pero las controlaba mejor en el castillo y moviéndose lentamente por la vida, como siempre hacía. Patear una pelota definitivamente no entraba en el paquete de 'control motriz' que le había llegado ese año, sepan disculparlo.
"¡Perdón!" se excusó, trotando ligeramente hasta el borde del bosque y se detuvo. "¿La ves?" le preguntó a su amigo. Claramente dejó la varita en el montoncito de ropa que había dejado en el césped antes de ponerse a jugar, porque no quería partirla accidentalmente. Y como se habían desplazado bastante gracias a sus problemas de dirección al patear, bueno... ¡si tan solo existiese un Accio varita que funcionase sin varita!

[Winston Harrington]

Se giró hacia el bosque otra vez, y alzó un brazo para señalar el árbol en el que la pelota había rebotado. "Cayó por entre esos arbustos" le informó, mientras juntaba las palmas de las manos y miraba a Sam con una sonrisa que se agrandaba a cada segundo.
O sea, ¡qué perfecta excusa para acercarse al bosque prohibido! Winston jamás se adentraría, no solamente porque estaba (como bien decía el nombre) prohibido por las reglas escolares, sino porque del uno al diez, morir a los quince años era como un dos en su escala. Pero acercarse a buscar una pelota entre los arbustos sonaba como la perfecta medida de riesgo que serviría como historia para sus nietos, si es que Sam dejaba a alguna chica libre algún día. "Voy yo, voy yo" declaró alzando la voz, y perdón si habló por encima tuyo.

[Samuel McClain]

Menos mal que morir a los quince años era un dos en su escala, porque para Sam era como un menos diez.
Winston no habló encima de él porque Sam estaba pensando en cómo recuperar la pelota sin accidentes, y cuando piensa no habla, en general.
"Espera, no tenemos ni varitas..." le dijo estirando un brazo hacia él, para que frenase. "Vayamos los dos, por las dudas", agregó. Caminó lateralmente por el borde del bosque hasta pararse junto a su amigo, dispuesto a caminar cuando él lo hiciera.

[Winston Harrington]

Iba a dar un paso, pero se detuvo cuando Sam extendió el brazo hacia él. Lo miró con curiosidad, pero entretenido con la idea porque no le quedaba más que considerar esto un accidente feliz. O una desgracia con posible suerte, no sé cuál de las dos todavía.
"Bueno" aceptó, caminando hacia donde había visto la pelota desaparecer entre los arbustos con una sonrisa que sabía que debía borrar de la cara, pero no podía. ¡Era toda una aventura! Winston estaba dispuesto a perder 2.5 dedos para tener algo para contar de viejo, secretamente.

[Samuel McClain]

No voy a mentir diciendo que la adrenalina de estar traspasando los límites le estaba desagradando del todo a Sam, pero lo cierto es que esa sensación de adultez que le generaba era completamente opacada por el temor de que les suceda algo (a su amigo, principalmente) y tuviesen que explicarlo al Director. Digamos que perder un dedo le generaría menos angustia mental que explicar cómo lo había perdido.
Se mantuvo junto a Winston, que parecía saber dónde estaba la pelota. Él, por su parte, repartía su atención entre todos los posibles escondites de bestias salvajes que iban pasando. Nunca se había reprochado tanto el tener la varita lejos.

[Winston Harrington]

Pensó que quizás la pelota había quedado atrapada entre las ramas de los arbustos, por lo que no podría haberse ido muy lejos. Fue por eso que eligió unos arbustos no tan cerca de donde había visto la pelota irse, para alargar la aventura.
"¿Qué tipo de bichos vivirán acá, tan cerca de donde termina el bosque?" preguntó en voz alta, aunque sin girar la cabeza hacia Sam mientras caminaba más apresurado de lo normal para ir hacia la primer hilera de arbustos para primero mirar, y luego agacharse para meter la mano entre las hojas.

[Samuel McClain]

Se paró junto a su amigo, pero miró alrededor en lugar de hacia el arbusto. Un crujido bosque adentro hizo que se le erizaran los cabellos de la nuca, poniéndolo en guardia. "Ni idea, pero espero que ninguno", le contestó.
Bajó la vista hacia lo que estaba haciendo su amigo y no pudo evitar agarrarle un hombro para que frenara. "¿Y si hay algo ahí?" le reprochó. Estás hablando con Sam el aburrido, Sam el abuelo y Sam el que trata de prevenir accidentes antes de lamentarlos. Todos juntos, a tu servicio.
Una cosa es que como alumno te creas que los Gryffindor son valientes, pero otra cosa muy distinta es hacer estupideces porque ese es el estigma que te impuso la Casa.

[Winston Harrington]

Suspiró audiblemente, mirando a Sam mientras ponía los ojos en blanco exageradamente. Obviamente Sam tenía razón y más chances de sobrevivir hasta la adultez (o el adulterio, pussy magnet) pero eso no significaba que Winston iba a dejar exagerar sus gestos.
"Vale, supongamos que quiero mantener ambas manos, ¿qué hacemos entonces?" preguntó mientras miraba alrededor en busca de una rama o algo que pudieran usar para sacudir los arbustos. Él no era el de las buenas ideas, pero ideas tenía.

[Samuel McClain]

((Newsflash: Un momento de silencio para mi monitor, que por escupirlo de risa con lo de pussy magnet, seguro que muere a los chispazos en breve))

Si Sam podía sobrevivir hasta la adultez (adulterio no, que para eso está Rainman Rainier), intentaría con todas sus fuerzas hacer que las personas que quiere también sobrevivan. Obvio que si están colgando de una rama sobre un volcán tú y Marlee, te dirá lo mucho que te estima mientras te ve caer a la lava hirviendo y rescata a su hermanita, pero entiendes el punto, ¿no?
"No sé, pero aunque sea golpeemos los arbustos antes de meter las manos..." comentó, dando un par de pasos en busca de una rama, también. "¿Estás seguro de que cayó dentro de ese?" consultó.

[Winston Harrington]

No te preocupes, Winston entiende que debe morir en lava para que salves a tu hermana. No por nada es un dos en su escala del uno al diez, definitivamente prefiere morir a vivir con culpa o algo por el estilo. Aparte súper cool morir así, ¿no? Original y le gana por leguas a resbalarse en la ducha.
"Ni ahí" contestó, agarrando una ramita delgada y corta para inspeccionarla brevemente y lanzarla a un costado mientras buscaba otra. "Pero si no buscamos nunca vamos a saber" le dijo mientras se giraba para verlo, con la sonrisa en la cara, como si fuera algo muy sabio que acababa de decir. No por nada no quedó en Ravenclaw.

[Samuel McClain]

Con ese pensamiento vas a empezar a inventar chistes del tipo '¿Cuántos Gryffindor se necesitan para cambiar un foquito?', y eso no está bien. Hay que ponerle un freno a los prejuicios, para eso vino Sam al mundo, además de para cuidar a su hermanita.
Él sí encontró un palo largo, pero estaba un poco más adentro del bosque. Caminó unos cinco metros para agarrarlo, nada del otro mundo, pero en ese sitio se sentían como veinte kilómetros.
"Ok, pero primero tratemos de ver si tienen animales o bichos", le propuso, acercándose de nuevo hacia el primer arbusto y señalándolo con el palo. Claramente piensa golpearlo a la espera de que salgan de él ardillas asesinas o animales similares. Puede poner la ecología por debajo de la vida de su amigo.

[Winston Harrington]

Bueno, alguien tiene que sacrificarse para que dejen de hacer chistes estereotipando a las mujeres rubias, y Winston estaba dispuesto a ofrecerse como carnada, de buena persona que era nomás.
"OK, OK" aceptó mientras se ponía de pie enderezándose y daba unos pasos hacia atrás. "No le des a nada enojable en el ojo, por favor" pidió con pretendida seriedad como si un troll estuviera hecho bolita adentro del arbusto. ¿O eran esos los pokémon?

[Samuel McClain]

Ahora me dieron ganas de golpear el arbusto al grito de ¡Pikachu! Nada que ver, lo sé, pero así funciona mi cerebro.
"Prometo no golpear cosas enojables" repitió, divertido. Levantó el brazo derecho hacia el lado izquierdo del cuerpo (sino le iba a dar alto palazo a Winston) y lo descargó con algo de fuerza en una ramita algo gruesa del arbusto. Por ahora más que ruido de hojas (y la madre naturaleza llorando en silencio) no logró.
Metió la rama en la división de otras dos ramitas, para empujarlas y mover otra parte del arbusto, por las dudas.

[Winston Harrington]

Winston no pudo evitar soltar una carcajada cuando Sam golpeó el arbusto, más que nada porque la situación tan cuidadosa le resultaba hilarante.
"Me gustaría que haya pelota para cuando la encontremos" agregó con otra risa, adelantando pasos como para defender al pobre arbusto del sentido común de Sam, interponiéndose entre ambos. Él podía quedarse un arbusto atrás, revisando los restos, mientras Sam hacía su mejor imitación de Pedro Picapiedras.