Postdata: Te...

[Robin Channing]

La lechucería nunca era un lugar ideal para estar, especialmente por prolongados periodos de tiempo (aunque era invierno y el lugar no apestaba tanto), pero Robin sabía que si no se quedaba allí a responder la carta, con la lechuza de una de sus compañeras de cuarto esperándola en el alféizar de la ventana junto a ella, iba a dejarla para después.
Terminó con los últimos detalles, contándole a su padre lo bien que le estaba yendo en Pociones después de haber tenido problemas con la anteúltima poción que habían visto, agregó detalles y firmó. Sopló el papel unas veces, para asegurarse que la tinta estuviera seca antes de doblar el papel para meterlo en el sobre.
Pero se detuvo, sacando el pergamino del sobre y volviendo a abrirlo para releer.

[Asher Sewell]

No sabía si existía evidencia irrefutable sobre el tema, pero en su opinión, las hermanas menores están programadas para abusar del cariño de sus hermanos. Por error había comentado durante un breve intercambio de palabras en el pasillo que iba a la lechucería a enviarle una carta a sus padres, y tuvo que esperar casi veinte minutos en lo que su hermana corría a buscar su carta, escrita dos semanas antes. ¿No habría sido más fácil que reservara la carrera para otro día, cuando tuviera la carta consigo, y la subiera ella misma? No, ¿para qué, Asher, si tú vas ahora?

Así que ahí estaba, acercándose a la entrada con las dos cartas en la mano derecha. Planeaba mandar ambas con Markku, su lechuza; ojalá que su hermana no esperara que encima de todo se pusiera a buscar a la de ella.

[Robin Channing]

Paseó rápidamente la mirada por el pergamino, como si estuviera nerviosa que su padre ya hubiera leído la carta y fuera a reclamarle algo inmediatamente.
"¡Ah!" notó la palabra que había escrito mal y la corrigió, agregando arriba en letra más pequeña un '¡Oops!' desprolijo. Volvió a dejar la pluma bajo el tintero, todo esto en el alféizar, mientras la lechuza prestada la miraba atentamente. Contiuó releyendo, buscando alguna otra cosa que podría habérsele pasado.

[Asher Sewell]

Se detuvo durante medio segundo un paso dentro de la lechucería, porque ahí había otro humano. Pero eso no era anormal, y él no necesitaba privacidad para atar cartas, así que continuó avanzando al tiempo que subía la vista para buscar a su lechuza. "Buenos (¿días? ¿tardes?)" saludó, porque es lo educado.

[Robin Channing]

Se giró para mirar por encima de su hombro. Se enderezó en el lugar, girándose por completo hacia Asher.
"Buenas tardes ((si te parece bien))" devolvió el saludo, apretando un poco los labios, porque no se decidía entre sonreír o mirarlo seria. De todos modos tenía que terminar de releer, así que alzó la carta que sostenía con ambas manos hasta sus ojos. Y abrió grandes los ojos al leer la postdata que había escrito, ¡¿cómo iba a mandarle eso a su papá?!

[Asher Sewell]

No encontraba a su lechuza, pero tampoco era como si se pudiera distinguir mucho desde donde estaba, todo lo que veía era plumas y los ocasionales pares de ojos. "¿Markku?" llamó titubeante. Nada. La mayoría de las veces su lechuza bajaba en cuanto él entraba; tal vez significaba que no estaba ahí. Miró de reojo a la chica de Ravenclaw. Realmente no tenía ganas de probar con el nombre de la lechuza de su hermana delante de otra persona.

[Robin Channing]

Apretó los labios con fuerza para no reírse, ¡qué ñoña era! Pero iba a quedar mal si lo tachaba, así que solamente quedaba arrancar la parte inferior del pergamino, o mandárselo así.
Suspiró, lo enviaría así. Sacó del bolsillo de la túnica un trozo de cuerda ((?)) y ató la carta a la pata de la lechuza, que parecía aliviada del deber de quedarse esperando que la Ravenclaw terminara de editar su carta. "¿Día lento?" preguntó a Asher, porque ninguna lechuza se desvivió por bajar a recibirlo.

[Asher Sewell]

Sonrió muy animado, aunque sin separar los labios. "Al parecer" respondió. Se cruzó de brazos, subiendo la mirada otra vez. "Generalmente cuando hago mi entrada, las lechuzas montan una gran producción: descienden volando en círculos hasta llegar al suelo, donde se inclinan con las alas extendidas esperando que elija a una". Seguro. No sé de dónde se sacó una escena tan de película de Disney, pero ¿a que suena cool? ¿No? No.

[Robin Channing]

Cuando terminó de atar la carta a la pata de la lechuza, ésta hizo un ruido que Robin no sabría describir, y extendiendo las alas se echó a volar apresuradamente.
Miró a Asher con una sonrisa, se imaginó la escena, con un narrador omnisciente informando que 'el heredero había regresado al nido' con voz lúgubre. Colocó un brazo en jarra, con la mano hecha puño "Las lechuzas se ofenden fácilmente cuando no se les devuelve la..." frunció el entrecejo. Era malísima inventando cosas graciosas para decir. Chasqueó la lengua y dejó caer los brazos a los costados.

[Asher Sewell]

Hey, si la gente se traga la historia de un humano criado por monos, y Roma fue fundada por alguien cuidado por una loba, la historia de un chico educado por lechuzas no suena tan increíble. Pregúntale a Archimedes, es totalmente posible.
Se quedó esperando que la chica le informara qué era lo que tenía que devolver para que Markku se dignara a hacer su trabajo, por el que le pagan. -¿No, nada?-. Se rascó la ceja derecha. "Tengo otra opción" admitió.

[Robin Channing]

Tengo que rentar The Sword in the Stone ahora, gracias por recordármelo.
Había bajado la vista, porque por más que había bajado los brazos literalmente, seguía pensando que quizás se le podía ocurrir algo gracioso para decir a último momento. Pero no, gracias por hablar, Asher.
"¿Cuál?" curioseó, alzando el mentón para verlo y luego miró hacia arriba, como esperando que las lechuzas respondieran por él.

[Asher Sewell]

((Me disculparía por la tardanza si sospechara que realmente te hice esperar XD))

La imitó mirando hacia arriba. "La lechuza de mi hermana" comentó, tratando de recordar los detalles del animal... ¿el plumaje era pardo o de un color más parecido a la crema? "También podría hacer este trabajo" agregó. -¿Es esa?- ¿Respondería si le hacía señas? En serio, en serio no quería llamarla. Levantó la mano con las cartas, el brazo completamente estirado, y la movió de derecha a izquierda.