A última Hora

[Archie Fulton]

Llevaba la varita encendida con un lumos desde hacía unos cuantos pasillos, porque nunca está de más tener una luz y dejar de pensar que las antorchas van a estar ardiendo siempre. Era como cuando estaba en casa, y tenían que salir a la noche a buscar a las ovejas: una linterna y un repuesto, siempre. A unas ovejas rebeldes las podían perder, a un hijo enganchado en el alambre de púas del vecino encontrado muerto tres meses más tarde, no.
A su derecha estaba la salida que daba a la torre de la lechucería, y con la llovizna y a ese horario no esperaba ver a nadie por ahí. Caminó lento por el pasillo cubierto, sin haber visto al amor de sus amores y razón de su existir allí cerca.

[Archie Fulton]

No es que yo quiera defender a las fobias de Queenie, pero había que tomar en consideración que Genkov y Stover no podían arrancarle los ojos a picotazos. Las lechuzas, en cambio, tenían esa ventaja. Esa muy aterradora ventaja.
Se detuvo en el pasillo, notando que había algo en el piso. ¡Un knut! Alguien había perdido un knut. Lo levantó del piso y miró alrededor, como si hubiera alguien buscando un miserable knut. Pero el dinero era dinero, y lo guardó en el bolsillo para dárselo a Dumbledore el día siguiente.

[Archie Fulton]

Dio un paso más hacia adelante, porque eso es lo que la gente normalmente hace cuando quiere avanzar (o eso me dijeron) y volvió a detenerse cuando otro brillo más opaco captó su mirada. ¡Caramba, otro knut! Se sintió mal por la pobre persona que había estado perdiendo el dinero, seguramente por un bolsillo roto o un monedero fallado. Archie tenía cero idea de que algunos de los más ricachones de Hogwarts tiraban los knuts, así como mucha gente adinerada tira a la basura las monedas de un y cinco centavos porque 'hacen bulto'. Desconsiderados.

[Archie Fulton]

Cuando Queenie golpeó la puerta hizo que la perilla que había quedado del otro lado se resbalara de la puerta y comenzara a caer escaleras abajo. Archie alzó la cabeza y se quedó en silencio escuchando el ruido. ¡Tal vez alguien estaba perdiendo más monedas, desde...! "Claro" dijo en voz baja, seguramente alguien en la lechucería estaba perdiendo cambio.
Comenzó a caminar en esa dirección, recogiendo algo grande y redondo del piso que definitivamente no era un knut.
Miró confundido la perilla, y apresuró el paso para subir los escalones hasta la lechucería: perder knuts es una cosa, pero perder manijas de puertas suena como algo bastante grave y difícil de recuperar.

[Archie Fulton]

¿Y si era una broma? Ay, estos chicos de Hogwarts, encontrando muy gracioso desarmar puertas. ¿Y si alguien se quedaba encerrado, o si una profesora se resbalaba sobre el picaporte? ¿Y si una paloma se comía un tornillo? Nunca pensaban en esas cosas.
Caramba que era alta la torre de la lechucería. Tomó aire y decidió ver si podía llegar hasta la puerta sin detenerse a dar respiros. Quizás alguien le regalaría esos knuts que se había encontrado. Unos cuantos más, y podía comprarse una pluma nueva la próxima vez que fuera a Hogsmeade.

[Archie Fulton]

Queenie no era loca, era una persona muy entusiasta que pocos comprendían. A Archie no le molestaría quedarse toda una tarde tratando de comprenderla de a poquito, encontrar una razón en cada parpadeo de ella. Quizás porque Archie estaba un poco loco, también. Y peludo.
Subió a los saltos los últimos escalones y acercó la cabeza a la puerta cerrada de la lechucería. Tomó aire, tratando de calmar su respiración, bajando la cabeza para ver si había más knuts o más picaportes, porque la situación de por sí ya estaba sumamente extraña. ¿Quizás las lechuzas habían comenzado a robar cosas brillantes y se les caían a veces?

[Archie Fulton]

-¡!- ni siquiera tuvo tiempo para pensar algo para poner en los signos de exclamación en su cabeza, porque estaba muy shockeado entre el golpe en la puerta y el grito. ¿Y si había un asesino cereal (¡cereal, hecho de avena o de lo que sea que comen las lechuzas en Hogwarts! Serial sería si alguien más se hubiera muerto en la escuela recientemente) ahí, acosando a alguien? Archie sabía que estaba lejos de ser el héroe de la historia.
Pero un hombre debe hacer lo que un hombre debe hacer: tomar aire, acercar las manos a la puerta, golpear y preguntar "¿Hola? ¿Están bien?" no sea que el asesino se haya resbalado en excremento de pájaro.

[Archie Fulton]

Archie demoró en reaccionar porque su cerebro se puso a gritarle que era Queenie, y lo llamó idiota por no haberla reconocido antes, y que por Merlín, dijera o hiciera algo pronto porque si había alguien a quien Archie quería salvar y proteger de todos los males en este mundo, era a Queenie McRiller.
"¡Claro, ya mismo, Queenie!" exclamó, todo serio como si ella pudiera verlo haciéndose el macho-man, tensando los inexistentes músculos para colocar la perilla en el agujero y hacerla girar. No entiende muy bien cómo funcionan las puertas aún "¡Ya te saco de ahí!".

[Archie Fulton]

No importaba que ella no supiera quién era él. Es más, si todos los días tenía que decirle su nombre, no importaba, incluso después de casados, a la 50 First Dates. No interesaba. Queenie era siempre prioridad.
Soltó la perilla y buscó frenéticamente en sus bolsillos por la varita, que seguramente sería más útil que quedarse golpeando la puerta con su inútil cuerpecito hasta que se le rompiera un brazo o la madera cediera, y todos sabemos cuál sucedería primero. "¡Ya va, ya va!" exclamó, la varita en mano "Eh, ¡Alohomora!".

[Archie Fulton]

Es que Queenie es una mujer sensible, aunque eso no la hace menos peligrosa en la cancha de Quidditch. Ella podía ser una damisela en peligro y ser al mismo tiempo la heroína que patea traseros. Para Archie, ella era todo. Y esta oportunidad que le daba la suerte para ser él el que la ayudara estaba muy bienvenida.
"¡Shuu, shuu!" exclamó serio agitando las manos cerca de la cabeza de Queenie, como para asegurarle que cualquier lechuza que se le acercara quedaría atrapada en su grueso y muy masculino vello. "¿Estás bien?".

[Archie Fulton]

Alzó la vista a las lechuzas que aún estaban apoyadas en esos palos que atravesaban lo alto de la torre y los miraban distraídamente "Traen todo tipo de enfermedades, dicen" comentó, porque él mismo estaba justificando el miedo de Queenie. Ella era una vaquera todopoderosa, por eso era que si les temía a esas lechuzas era porque representaban una verdadera amenaza.
Bajó la vista a Queenie, sintiendo como se le aceleraba el corazón y perdía, en parte, la capacidad de hablar. Abrió la boca y la cerró. Era tan linda, y todo estaba tan oscuro, y pensar en cosas estaba tan mal...

[Archie Fulton]

Tomó la mano de Queenie con innatural firmeza y la ayudó a levantarse, sin dejar de disfrutar cada seguro en el que la mano de ella estaba sobre la suya, aferrándola, el calor de su piel y...
Ah, cierto, tenía que hablar "Sí" le miraba la mano embobado, con una sonrisa. La mano de Queenie, en la suya. Su propia mano ayudándola cuando necesitaba ayuda. La suya, y no la del Gryffindor. Quizás tenía chances.

[Archie Fulton]

-...- Archie no podía ni pensar en términos lógicos para que yo los escriba entre guiones, porque tener la mano de Queenie... que, tuvo que devolver, desafortunadamente. Casi que podía haberse escuchado un gemidito interno de su corazón renegando la entrega de la mano de la pelirroja.
Se llevó la mano con la que la había tocado a la mejilla patilluda, como si pudiera quedarse con parte de Queenie para siempre. "...Sí" repitió, porque no se acordaba muy bien qué estaba pasando. Si dejaba a su cerebro darle contexto, iba a convencerlo de que estaban en una cita secreta, declarándose amor eterno mutuamente.

[Archie Fulton]

Miró a Queenie con los ojos y la boca abiertos al máximo (no se le metió una lechuza porque seguramente los animalejos reconocieron el desastre de dientes inferiores como lugar peligroso) cuando ella habló. Era... era una propuesta. ¡Su princesa, el amor de sus amores proponía ir a un lugar más adecuado para el romance!
"P-por supuesto" accedió, más emocionado de lo que debería, seguramente. No apartó la mirada de Queenie, queriendo digerirla por completo con los ojos, y quemarla en sus retinas.