Capacitación Aviaria

[Ethel Flemming]

¿Ofenderlo? No, en verad que no. Era un milagro por apreciarse el hecho de que estuviera hablándole sin cara de 'y esta de dónde salió', no terminaba de concebirlo por completo: por algo lo había evitado durante todos los años que llevaban estudiando juntos. Meditó por un momento, con la mirada sobre el grupo de aves al que se estaba refiriendo. "Yo creo que sólo están un poco gordas" luego murmuró, desanimada "...les dan demasiado de comer". ¿Eso era un sí? Nnno, sólo pensaba en voz alta. Qué sé yo. Se quedó viendo el hombro del muchacho, quieta.

[Sebastian Mayfield]

-...- se relamió los labios, porque de a momentos se sentía como si estuviera hablando solo. La única respuesta que Ethel le había dado con seguridad era un 'no', y ahora debrayaba sobre la sobrealimentación de las lechuzas. Eso en nada lo ayudaba a mandar el paquete. Tenía una vida que vivir, perder tanto tiempo en una tarea de cinco minutos era triste.
"Entonces me ayudas, ¿no?" preguntó, ya asumiendo que sí, porque la negativa la tenía más fácil. "¿Qué tal si... no sé, te subes a mis hombros y me bajas una?" rió. Pero no era broma. No se le ocurría otra cosa que no fuera asesinarla, cortarla en trocitos y esperar a que las lechuzas grandotas tuvieran hambre.

[Ethel Flemming]

Ante su risa, ella sólo resaltó los ojos. ¡En verdad que tenía su antena para el sarcasmo y bromas atrofiada! Pensó que la sugerencia (¿u orden? Como se la tomó) habría sido en serio. Dirigió el rostro al frente, parpadeando rápidamente por el nerviosismo que no sólamente le arrancó un sonrojo, también la cosa-esa con la que se hilan coherentemente las palabras. "¿A tus...? Eh, ¿así como...?" exhaló pesadamente, como si de repente le faltara aire "¿A-ahora?".

[Sebastian Mayfield]

Asumió que Ethel estaba completamente de acuerdo con el plan. "¡Sí!" exclamó, porque... ¿cómo rechazar la ayuda que ella tan amablemente prestaba? ¡Gracias, Ethel! "No pisaste excremento de lechuza, ¿verdad?" preguntó, mirándole los zapatos. Cero ganas de que le llenaran los hombros de cagada de pájaro, aunque se arriesgaba bastante entrando en la Lechucería.
Si a su familia no les gustaban los dulces esos, les mandaba un asesino en una lechuza más grande y gorda.

[Ethel Flemming]

WHAT, ¡¿cuál plan?! ¿En qué momento asintió específicamente a algo así... que iba mucho más allá de cualquier pesadilla social que pudiera imaginarse porque no sólamente implicaba interacción verbal, sino física? Apuesto un Ferrari cero kilómetros a que se desmaya o vomita apenas se ubique en la cima.
Pareciera que Ethel se hubiera quedado pasmada, viendo algo en el horizonte. "Yo..." a falta de palabras, se apresuró a negar con la cabeza. ¿En serio estaba pasando aquello? ¿EN SERIO? Lo único que movió fueron sus ojos, en torno a él, en un reojo. El resto del cuerpo permaneció quieto y tenso.
"..." ¿En serio estaba pasando aquello? ¡¿EN SERIO...?!

[Sebastian Mayfield]

¡Ah, perfecto! Era cosa de ver cómo Ethel podía ser de colaboradora, quedándose quieta en el lugar para facilitarle a él el ubicarse delante de ella, dándole la espalda, para que se subiera tranquilamente. Alzó los brazos para ofrecerle las manos, seguramente era difícil mantener el equilibrio ahí arriba. Especialmente con eso de estirarse para agarrar una lechuza, ¿no?
"Cuando quieras" aunque, no realmente. Si lo hacía dentro de los próximos diez segundos, encantado.

[Ethel Flemming]

"................." Santo dios. ¿En qué momento se volteó su mundo como para que llegara a la situación en la que Sebastian Mayfield estuviera ofreciéndole la espalda? ¿Así, literalmente ofreciéndosela? Se sentía tan confundida como una niña pequeña a la que llevaban delante de un pizarrón, repleto de ecuaciones para gente universitaria que le pedían resolver como si nada. No sabía ni cómo empezar. No sabía si había estado bien que de repente se hubiera fijado en su trasero -¡!- como que le daba sensación de estar pecando, o algo.
Debieron pasar poco más de quince segundos para que se animara a avanzar lo suficiente para que la distancia entre ambos fuera mínima. Un poco temerosa, posó las manos en su espalda. "N-no sé cómo hacer esto" confesó tímidamente, porque hasta ahí llegaban sus acciones.

[Sebastian Mayfield]

¿Acaso sus padres nunca la habían llevado a ver un espectáculo infantil en un lugar hasta la médula de gente, donde era necesario hacer que los infantes se subieran en los hombros de los adultos para ver a un par de adolescentes metidos en trajes de gomaespuma de colores pasando la verguenza de sus vidas?
Agachado y de espaldas a ella, gesticuló con las manos "Tus manos" giró la cabeza para intentar verla desde abajo, conflictuando la vista con su propio hombro "en mis manos, y tus piernas sobre mis hombros y voilá" si Sebastian no lo hacía sonar la cosa más sencilla desde las tostadas con pan lactal, lo mando de nuevo a tercer grado.

[Ethel Flemming]

Pues... sonará triste, pero no.
Lo bueno es que Ethel pesaba casi nada, había sido buena la coincidencia de ella como candidata. Tomó la mano derecha de Sebastian con el miedo de alguien que teme quemarse con un sartén, sin ejercer fuerza alguna, al menos hasta el momento de intentar pasar lentamente una pierna por encima del hombro que correspondía a ese lado: debía para eso inclinarse al frente y que le apretara la mano por el apoyo requerido para la acción, fue algo inevitable. Se sentía increíblemente ridícula en esa posición, con medio cuerpo montado sobre él, "¿Así?" preguntó con un hilo de voz. No estaba segura, a pesar de haber seguido las indicaciones al pie de la letra; sólamente faltaba sujetarse de su otra mano para apoyar la pierna en el otro hombro, y así ganaran altura.
Si bien estaba absolutamente incómoda, también sentía cierta intriga por cómo eso se llevaría a cabo: quería ponerle toda la atención que fuera posible para no errar.

[Sebastian Mayfield]

Aferró la mano de Ethel con seguridad, después de todo estaba bastante confiado en que si la soltaba y ella perdía el equilibrio, terminaría rompiéndose la cabeza contra el piso enchastrado de la lechucería.
"Yo diría que me des la otra mano antes de subirte" abrió y cerró la mano libre para llamar atención hacia ésta. "Luego das un saltito para subir la otra pierna, pero yo te tengo aferrada de las manos, y me pondré de pie. ¿Vale?" preguntó. OK, ahora él no estaba tan seguro. ¿Y si se iba a la Sala Común a comer los chocolates y dejaba de llevar chicas sobre los hombros durante un rato?

[Ethel Flemming]

JÁ, ¡gracias por la sal!
Sabía que algo había estado olvidando. -Ugh- ¡la carta! Seguía en la mano con la cual, ahora se supone, tomaría la de Sebastian. "..." -¿Estaba así de arrugada cuando entré?- pareciera que la hubiera alguien pisado por la mitad. A falta de una mejor alternativa (porque no había bolsas que encontrar en su uniforme), la dejó caer al piso.
"V-vale" se atolondró hablando, pensando que habría tardado mucho en responder. Desafortunadamente, estaban sintonizados en cuanto a duda. El plan sonaba sencillo, pero llevarlo a cabo...
Al sujetar a Sebastian por la otra mano, inhalo abruptamente por la nariz, como si le faltara aire. No estaba poniéndose menos nerviosa, sino todo lo contrario. Iba él entonces a sentir cómo empezó a temblarle ligeramente la mano, y la otra pierna colocársele sobre el hombro luego de que Ethel diera un respingo largamente meditado.

¿Cuáles chocolates, por cierto?

[Sebastian Mayfield]

Menos mal que Ethel no andaba atiborrando sus bolsillos de bolsas plásticas, o que reemplazara las medias por éstas en los días de lluvia, para combatir la humedad o algo así. ¡Todavía se la puede salvar!
Apenas sintió la pierna de Ethel sobre su hombro la aferrón fuertemente de ambas manos para ponerse de pie lo más rápido posible "¡Hop!", para que luego no le fallara la fuerza y terminaran ambos desnucados. Hizo lo posible para mantenerse lo más recto posible y que ella pudiera encontrar su punto de equilibrio.
Los chocolates del paquete con dulces que pensaba enviar a su casa, que quedaron ahí, cerca de donde Ethel dejó momentáneamente su carta arrugada.

((Random: hay una chica llamada Ethel en mi clase de los sábados por la mañana, LOL))

[Ethel Flemming]

((¡Awwww! YO GRITARÍAAAAAA, y luego la abrazaría XD))

¡Qué bestialidaaaaaaad! ¿No hubiera estado mejor que le avisara antes de que se rebelaran en contra de la gravedad? No se hubiera asustado TANTO. Se le escapó un gritito ahogado, como de quien inhala muy fuerte y brevemente por algo aterrador que hubiera encontrado en el refrigerador (OK, no sé si ahí, pero ¡rima!). La sensación fue parecida a como cuando permaneces mucho tiempo de cabeza, y de repente te enderezas: la sangre se te sube abruptamente al cerebro y crees morir un poco. "¡Santo dios!" rió nerviosa, viéndose entonces en una altura jamás imaginada por la cual sus manos indudablemente empezaron a temblarle.

[Sebastian Mayfield]

Claro que avisó, ¿qué crees que fue ese 'hop'? Y lo hizo pensando en el bien de la humanidad, todo rápido como cuando uno se tiene que quitar un bandaid del brazo.
"Okay, ¿todo bien ahí arriba?" preguntó, dando un paso adelante lentamente, imposible no sentir que le temblaban las manos. Quería posicionarla justo debajo de la viga donde estaban las lechuzas. Si Ethel alzaba los brazos, llegaba perfectamente.

[Ethel Flemming]

Bueno, pero ella tiene las antenas averiadas. Como que la gente le habla en transmisión AM y ella sólo pesca FM, o qué sé yo.
"Creo que... uh. No lo sé". Le dieron muchas ganas de abrazarlo por la cabeza: eso de sólamente tener sus manos como agarradera, a pesar de lo fuerte que se estaba sujetando a éstas, le estaba oliendo a suicidio cercano. Quién sabe si contara como homicidio, también. Entre que encontraba el punto de equilibrio, se quedó viendo el piso que tenían por delante. "..." OK, Y AHORA QUÉ.