Colorada

[Ceri Bellamy]

Salía de la oficina de la profesora de Astronomía, Sinistra, que había pedido hablar con ella la última vez que habían tenido clase. Sentía que las mejillas le quemaban, mitad de bronca y mitad de verguenza, porque jamás le había ocurrido algo así.
Le hubiera gustado sentirse totalmente ofendida, libre de culpa, como para enfadarse con la profesora y desahogarse, ¡pero se sentía tan culpable! Lo cierto es que Ceri se había quedado dormida por segunda vez consecutiva en la clase, y no tenía excusa. Se pasaba noches desvelada en la sala común haciendo tareas o poniéndose al día con sus libros favoritos, ¿cómo era posible que se hubiera dormido dos veces en clase?
Todavía faltaban como dos horas para la cena, por lo que caminó lentamente, sin saber a dónde ir o qué hacer.

[Ceri Bellamy]

¡Menos mal que se había encontrado con Riley! Nadie mejor para hacerle olvidar algo vergonzoso y tonto que le había pasado. Y ese
acento galés la hacía sentir como en casa a veces.
Se giró para cuando él ya estaba a su lado, por lo que sonrió alegremente y se llevó una mano a la cien para hacer un saludito mientras decía "¡Capitán!" como había hecho desde que él había sido otorgado la capitanía del equipo.
"Mejor ni te cuento" le dijo, sonriendo de lado y negando con la cabeza. "¿Tú?" curioseó, colocando ambas manos tras la espalda.

[Ceri Bellamy]

A Ceri no le importaba que Riley se refiriera a McGonagall se ancianita, porque lo había dicho de forma simpática. Era mejor que dijera que era una ancianita con tono de admiración, que llamarla una dama con años que es tremenda soreta, por ejemplo.
"¡Realmente se preocupa por el equipo y nuestra casa!" comentó animadamente, casi contagiada por su amigo. "¿Qué te dijo, te regaló algo?" preguntó con curiosidad, agrandando los ojos.

[Ceri Bellamy]

Miró a Riley emocionada, siempre era genial dejarse llevar por el entusiasmo de su amigo y olvidarse de sus problemas. ¡Y aparte obviamente le importaba su felicidad! Por eso quería saber cómo andaban sus cosas.
"Ella debería entender que sumado a tus deberes de alumno y jugador eres el capitán de todo un equipo y no tienes tanto tiempo de sobra para estar practicando para Transformación" le dijo tratando de enseriarse, haciendo casi un puchero. Claro que no se lo creía al cien por ciento, pero lo importante era hacer que McGonagall lo creyera.

[Ceri Bellamy]

La esperanza es lo último que se pierde, Riley. Igual qué injusto que McGonagall fuera a regalarle cosas a ese tal Harry Potter (a quien dudo que le faltara dinero) y no a Riley Jernigan. ¡Discriminación, discriminación!
"Oh no" dijo dramáticamente, llevándose el reverso de la mano a la frente. "¡Pensé que te había distraído lo suficiente como para que te olvidaras!" se quejó, y así es como está comprando tiempo y quizás una segunda oportunidad para ver si podía evitar decirle.

[Ceri Bellamy]

Bufó exageradamente mientras rodaba los ojos, pero no podía evitar sonreír mientras lo hacía. ¡Como si fuera una pesada cruz el tener un amigo fiel, bueno, divertido y cool como Riley! No podía fingirl el hartazgo ni en broma.
"Vale, te cuento solamente porque sé que jamás te reirías al enterarte que Sinistra tuvo una pequeña charla conmigo porque me quedé dormida dos veces seguidas en su clase" confesó de un tirón, esperando que el tema le pareciera tan pero tan aburrido a Riley que volverían a hablar de los bolsillos apretados de McGonagall en meros segundos.

[Ceri Bellamy]

Se rió, porque sabía que Riley tenía razón... ¡pero Ceri siempre se sentía débil cuando se quedaba dormida! Quizás ella, desde un principio, estaba enfocando demasiada energía en algo que no importaba, como estar despierta hasta tarde siempre que podía. Obvio que se iba a quedar dormida en clase si vivía así.
"Es que si al menos nos dejaran charlar, o pusieran música o algo... pero a esa hora, con el frío, mirando el cielo..." ladeó la boca, ¡era una pésima idea hacerlos tomar esa clase! Se aliviaba que Riley la entendiera, pero se imaginaba que al capitán no le pasaban esas cosas.

[Ceri Bellamy]

Suspiró audiblemente mientras se llevaba una mano a la cara para acomodarse un mechón de cabello tras la oreja, para que no le tapara los ojos al caminar.
"Capitán, no sé qué haría sin tus palabras de aliento" le dijo con una sonrisa, ahora usando las manos para entrelazar los dedos, como si rezara. Caminaba girada hacia él, como si estuviera rezándole a San Riley, patrón santo de los Gryffindor que son causas perdidas con las materias escolares.

[Ceri Bellamy]

A Ceri siempre le había parecido muy contagiosa la risa de Riley, por lo que cada vez que él reía, ella sonreía y se reía en voz baja. ¡Es que así daba gusto conversar! Todo era gracioso y relajado... ¡y misterioso, ahora!
"¿Qué, qué es una lástima?" preguntó, enseriándose sin darse cuenta. Lo miraba con la boca ligeramente entreabierta, los ojos bien grandes y mirándolo con suma atención.

[Ceri Bellamy]

Se rió mientras negaba con la cabeza, el quidditch definitivamente era un deporte con el que ella se apasionaba solamente una vez cada cuatro años, en el mundial. Le encantaba apoyar a su país, pero hasta ahí llegaba su fanatismo. Aparte de eso, su papá era parte del equipo de profesionales que le hacía el mantenimiento a las escobas de los Caerphilly Catapults, por lo que cada vez que se hablaba de Quidditch todo terminaba en una explicación técnica sobre los encantamientos de vuelo y otras cosas que Ceri consideraba aburridísimas.
"Si supieras mi estilo, me mandarías al equipo contrario" le dijo con una sonrisa. Igual le gustaba escuchar eso de Riley, que él querría tenerla en su equipo. Sonaba genial, la hacía sentir importante para él.

[Ceri Bellamy]

Ceri se tapó el rostro con ambas manos, como si estuviera avergonzada de sus palabras, pose perfecta para esconder que estaba sonriendo un poco.
"No me merezco ser parte de tu maravilloso equipo, Capitán" dijo dramáticamente, alzando el rostro y espiando por entre los dedos, sin dejar de taparse la cara. ¡Con todo lo que entrenaban los miembros de equipo! Ceri se quedaría dormida en los vestuarios después de todos los entrenamientos.

[Ceri Bellamy]

Bajó las manos, dejando de taparse el rostro y apoyó una de éstas en el brazo de Riley como si estuviera dándole apoyo moral.
"Porque apesto, Capitán. Me ofrezco a ser la que corra por el campo recogiendo toallas sucias que me tiren desde las escobas, pero dudo que pueda serte útil de alguna otra forma" le aseguró, con una breve sonrisa. ¡Que no se le ponga triste el capitán o Ceri va a tener que ponerse a leer el reglamento de Quidditch para no decepcionarlo!

[Ceri Bellamy]

Infló las mejillas y se llevó las manos a la cintura, como si un pez-globo estuviera ofendido.
"No es justo que me digas esas cosas, ¿y si de ahora en más cada vez que voy a apoyarte con sinceridad en mi corazón me acuerdo de esta amenaza?" preguntó, como si la impureza de sentimientos hiciera diferencia alguna al vociferar los cantitos de apoyo para el equipo de los leones.

[Ceri Bellamy]

Lo miró seriamente y procedió a asentir con la cabeza. Vale, si era de vida o muerte, ella no quería tener la sangre de su amigo en sus manos.
"De acuerdo, de acuerdo: prometo ir a apoyarte y dedicar 100% de mi energía en pensamientos positivos hacia ti para que salgas victorioso en cada partido" dijo solemnemente, llevándose una mano al pecho y mirando hacia un punto imaginario hacia la izquierda, y bien arriba.

[Ceri Bellamy]

Ceri hizo un gesto cuando recibió la palmada de Riley, porque aunque probablemente no era la primera vez, jamás iba a poder acostumbrarse a esa demostración de afecto tan física. Un gesto de dolor, esperando a que él eventualmente aprendiera a darle menos envión, pero con una sonrisa inmediatamente después.
"Cuando dices nuestra..." alzó las cejas "¿te refieres a que debería comprarle cervezas de manteca a todo el equipo?" preguntó, dejando en el tono una clara resistencia a la idea.