Repostera en acción

[Duncan Strachan]

El asunto era éste: Duncan siempre estaba dormido los sábados a las seis de la mañana. Es decir, ¿en qué otro lado hay que estar en ese horario, además de en cama? Pero ese sábado en particular uno de sus compañeros de habitación se había equivocado al desprogramar su alarma para el fin de semana, en lugar de cancelarla la había movido a las 5:30 am. ¡Las 5:30 am! Y Duncan no se contaba entre los afortunados que pueden entrar y salir del sueño varias veces durante la noche; él se dormía para despertar hasta que sonara su alarma, de un jalón, sin interrupciones.
Resumiendo la historia, ahora estaba en la cocina, sentado a una de las mesas que equivalían a las del Gran Salón (tal vez era la de Gryffindor, no estaba seguro), con los brazos cruzados sobre ésta, la frente recargada en ellos y una taza humeante de café a un lado. Gracias a Merlín por los elfos domésticos del castillo.

[Duncan Strachan]

En realidad no estaba dormido, pero no por falta de intento, porque los brazos le servían para tapar la luz y tenía los ojos cerrados. Había escuchado el movimiento a su alrededor, pero él simplemente asumió que eran los elfos haciendo sus tareas. Hasta que sonaron los cacharros y por reflejo se irguió de golpe, empujando con el brazo la taza de café. La reacción instantánea para evitar que ésta se volcara lo distrajo de encontrar el origen del escándalo, pero no impidió que soltara una exclamación que rima con 'puck'.

[Duncan Strachan]

((Espero que te haya ido bien))

Aquello era como cuando una persona te golpea por accidente una vez, pero en su intento de alejarse para no volver a tocarte te patea, mete codazos, zapes y puñetazos. Cada vez que su compañera dejó caer algo, Duncan entrecerró un ojo, como si le doliera a él. Al final, cuando ella se puso a guardar, si bien no podía estar guardando sin hacer ruido, al menos él se sintió más seguro de que si hablaba sería escuchado. "¿Siempre eres así de silenciosa?" preguntó, sonriendo de lado. Su café estaba a salvo, no iba a arrancarle la cabeza, ni nada así.

[Duncan Strachan]

¿Acaso tiene ella experiencia con hombres abusivos? Porque vale, no era gracioso ser despertado con el sonido de cacharros contra el suelo, pero Duncan ni siquiera estaba dormido, y matarla sería excesivo. Terminar en Azkaban por algo así lo dejaría como un idiota, y no puede dejar que Manon se salga con la suya.
Encogió los hombros por la disculpa, llevándose la taza de café a los labios para beber un sorbo. La oferta del desayuno lo sorprendió. -¿Qué?-. ¿No tenía Hogwarts elfos para encargarse de eso? "No es necesario...".

[Duncan Strachan]

-¿Café?- La palabra mágica. Así como había gente que fantaseaba con un mundo donde todo era de chocolate, Duncan lo hacía con uno donde todo tenía sabor a café. De modo que irguió la espalda en su lugar, y si tuviera antenitas en la cabeza, ella podría haber visto cómo toda la atención de la que él disponía iba en su dirección. "Me interesa" admitió.

[Duncan Strachan]

Mejor que ella no esperara ayuda, porque Duncan no tenía ganas de reconocer que no está tan perdido en una cocina. Y de todas formas, jamás había preparado una tarta con mousse de café. Entreabrió la boca, inseguro sobre su respuesta. "Eh, no la he probado" comentó antes de dar un traguito a su café.

[Duncan Strachan]

Se dedicó a tomar su café con toda la calma del mundo (rellenando la taza, porque es compulsión, si se acaba una empieza otra hasta que lo detenga el tener que ir a clase u otra obligación), ahora que nadie estaba tirando cacharros contra el suelo. Se interrumpió cuando su compañera le acercó el plato con los granos de café cubiertos en chocolate. Primero la miró un tanto confundido; después le sonrió de oreja a oreja. "Genial, gracias".
Me pregunto si va a tener algún tipo de ataque bebiendo café mientras se lleva granos de café a la boca.

[Duncan Strachan]

Estaría impresionado con el ir y venir de su compañera si ella no le hubiera dejado entretenimiento. Y sí, definitivamente comenzaba a sentirse 'gracioso', cosas como que su pierna derecha flexionada por la rodilla había empezado a subir y bajar, del mismo modo que las personas con poca paciencia hacen cuando se desesperan. ¡Pero él no estaba desesperado! Toda la paciencia del mundo a que la tarta estuviera lista. "¿Quieres algo? ¿Agua, café, jugo, cerveza de mantequilla? Aquí no tienen, tacha eso último, ¿agua?" soltó de corrido. Duncan no hablaba así normalmente.