Embarrada

[Elise Beckford]

((Reservado))

Se detuvo en el umbral de la puerta, y dio un pasito tentativo en el hall de entrada. -Ugh- pensó en cuando comprobó que en el suelo había quedado, innegable, la huella de su zapato enlodado. Echó la cabeza hacia atrás, inhaló profundamente, y dio otro paso dentro del castillo. Y otro. Y otro. Y si alguien le preguntaba, esto se resolvería si no estuviera prohibido usar magia en los pasillos, pero esa era la regla, ¿no? ¿No, profesor Dumbledore? -No venga a contestar, por favor-.

Como siempre, en retrospectiva podía darse cuenta de que había sido un error salir corriendo detrás del pergamino que voló fuera de sus manos por una ráfaga de viento. Ok, sí, esa era su tarea, y sería un dolor de cabeza repetirla, pero no había estado pensando en eso cuando persiguió el pedazo de papel hasta la orilla del Lago Negro. O medio metro después. Lo cierto era que no había pensado nada más que -¡Atrápalo, atrápalo!-. Por eso ahora iba dejando evidencia de sus pasos y llevaba un pedazo de pergamino mojado en la mano izquierda. Ya lo iba a solucionar entrando en la primera aula que encontrara vacía. Porque la regla era 'no hacer magia en los pasillos'.

[Nolan Fitzgerald]

Llevaba 25 minutos jugando a tirar una pelota en el aire y mantenerla en el aire con golpecitos (como si jugara al volley con una quaffle): un apasionante y entretenido juego al que nadie había querido sumarse. Pero Nolan no iba a esperar a que alguien quiera jugar con él, porque la vida se le pasa a cualquiera esperando a que alguien más entre en la misma onda. Así que jugó solo, anotó mentalmente su propio récord de 38 pases ininterrumpidos a sí mismo antes de que le doliera mucho el hombro y tuviera que parar un minuto, y luego se aburrió. Decidió regresar al castillo con la quaffle bajo el brazo (pensaba tratar de esconderla detrás de una de las armaduras de la entrada, pero hicieron un ruido raro y decidió mejor no arriesgarse a que lo acusaran después) y notó las pisadas con lodo todavía bastante frescas.
Pisó arriba de la primera huella con el mismo pie. Luego la otra. Y después la otra. Era una versión de la Rayuela poco convencional, pero ahí estaba, siguiendo las pisadas con toda la exactitud que sus zapatos le permitían.

[Elise Beckford]

Contuvo la respiración cuando le pareció escuchar pasos acercarse en sentido contrario al que ella avanzaba, deseando que no fuera un profesor, porque ya sabía como iba a terminar eso. Sin embargo, los pasos se desviaron antes de que sus caminos se cruzaran, y Elise exhaló despacio. Por suerte, a un par de metros a su derecha podía ver la puerta de lo que a ella le constaba era un armario de escobas, porque una vez tuvo que esconder ahí evidencia de... uhm, ahora que lo pensaba, se preguntaba si todavía seguía ahí.
El armario parecía de los que sí estaban en constante uso por razones legítimas de limpieza, por su buena ubicación, pero no importaba porque ella sólo necesitaba un par de minutos para deshacerse del lodo y tratar de rescatar su tarea.

[Nolan Fitzgerald]

Nolan se detuvo antes de pisar la siguiente huella. Miró por sobre su hombro: no veía más que el pasillo vacío, las armaduras a los lados, las velas iluminando el piso de piedra. -Huh- pensó, mirando con sospecha las armaduras. Decidió seguir las huellas con más cautela, casi saltando en puntas de pie de una a la otra, tratando de no hacer ruido pero con la clara intención de acelerar el paso. Quizás era paranoia, quizás era que el hombro le dolía en parte porque Filch insistía en castigarlo con lustrar trofeos (casi como para torturarlo emocionalmente también, ¿no? Todos esos trofeos y ninguno llevaba su nombre), pero algo le decía que estaba en (su versión de) peligro.

[Elise Beckford]

Abrió la puerta del armario sin cautela, porque si había alguien ahí dentro, por las razones que fueran, lo mejor era meterles un susto dar a conocer su presencia de manera clara y contundente. Si por mala suerte se encontraba a Filch o a su gata, también ayudaba demostrar seguridad en lo que estaba haciendo. Pero no había nadie dentro del clóset, sólo escobas y otros elementos de limpieza.
Sonrió de costado y entró rápido, cerrando la puerta detrás de sí y dejando la última huella en el pasillo a la mitad. Lo primero era ver si todavía podía hacer algo por su tarea o si le tocaba llorar.

[Nolan Fitzgerald]

Apuró el paso, ya con más práctica de sigilo, probablemente empeorando el embarrado cada vez que saltaba de una huella a otra. Pero eso era un problema para el que encontrara las huellas y quisiera limpiarlas, lo cual era una pérdida de tiempo si alguien le preguntaba a él. ¿Cómo piensan mantener limpio un piso de piedra de un castillo más viejo que las ganas de comer? Y ni hablemos del celador que, pobre santo, es squib.
Se acercó, notando que las huellas iban hacia una puerta. -Oh- su curiosidad se elevó. Decidió priorizar la cautela para acercarse a la puerta.

[Elise Beckford]

Pasó la mirada por el interior del armario, revisando lo que estaba a su disposición y si había algo útil para sus objetivos. En la pared al fondo había una ventana, no exactamente limpia (la ironía), pero no tan sucia como para no permitir la entrada de luz. Justo debajo de esa ventana había un banco de aproximadamente medio metro de altura, con un asiento rectangular. Estaba cubierto por una fina capa de polvo, pero Elise no iba a ponerse exigente en sus circunstancias, así que se dirigió a él rápidamente y sopló con todas sus fuerzas... sin pensar que sí, así se iba a 'limpiar' el espacio, pero también iba a levantar el polvo hacia ella misma. -.....-. Comenzó a toser al tiempo que agitaba su mano derecha frente a su cara.

[Nolan Fitzgerald]

-¡...!- se alarmó sin razón cuando escuchó la tos, como si no hubiera sabido que probablemente había otro ser vivo dentro del armario, y la tos era un ruido perfectamente normal. -¡O quizás no!- porque bien podría ser Peeves, ¿no? Ensuciar todo, esconderse en el armario, atraerlo hasta ahí en un plan maquiavélico y perfecto, todo para hacer algo objetivamente gracioso como encerrarlo ahí.
Con su nueva teoría, tomó aire profundamente por la boca y se acercó sigilosamente hasta la puerta del armario. Extendió la mano hacia el picaporte, aguantando la respiración. -Uno, dos...- y no sé si son muchas acciones y me podés decir, pero creo que abrió el armario y gritó "¡Boo!".

[Elise Beckford]

Estaba demasiado ocupada tosiendo y tratando de impedir que más polvo le aterrizara en la nariz, así que no escuchó que hicieran girar el picaporte, pero sí pudo escuchar el '¡boo!'. Y no sé qué estaba pensando Nolan, pero a mí no me suena como la mejor de las ideas gritarle así a una bruja que está de espaldas a la puerta, porque nunca se sabe cómo va a reaccionar. Por suerte, Elise tenía la mano izquierda ocupada con su tarea mojada, la mano derecha defendiéndola del polvo y la varita en el bolsillo de la túnica, por lo que todo lo que pudo hacer fue alcanzar con la derecha una botella cercana, dar media vuelta al tiempo que gritaba "¡Ahhhhhh!" como quien acaba de escuchar un discurso épico antes de ir a morir en una batalla y lanzarla en la dirección general del intruso.
La botella contenía una poción para limpiar vidrios y Elise siempre ha sido mejor buscadora que cazadora, así que es posible que la botella se estrellara en la pared, lejos de su compañero de casa. O no.

[Nolan Fitzgerald]

Si tuviera que explicar qué estaba pensando Nolan en 1) seguir unas huellas embarradas 2) abrir la puerta del armario 3) gritar '¡Boo!', no podría. Tendría que encogerme de brazos y excusarme con que es un varón adolescente que nunca piensa demasiado las cosas antes de hacerlas.
Supongo que Nolan vio una botella volando en su dirección. No tendría más que un segundo para reaccionar. Dejémoslo a la suerte: número par, le da en la cabeza. Número impar, la botella va hacia la pared. Si saca un D20, Nolan agarra la botella en el aire.
1d20

[Elise Beckford]

La botella se fue contra la pared, entonces, y qué suerte, porque Elise no se moría de ganas por terminar en la oficina de su jefa de casa siendo regañada por accidentalmente pegarle en la cabeza con una botella a uno de sus compañeros. Todavía si hubiera sido algo deliberado, estaría más dispuesta a aguantarse el castigo.
-... ¿Qué?-. Su mirada pasó de la botella, o mejor dicho, del espacio donde se había estrellado la botella, que ahora yacía en el piso (no era de vidrio o estaba encantada para no romperse, porque de algo tiene que servir poder usar encantamientos aunque te toque limpiar ventanas), al intruso. Nolan Fitzgerald. De él a la botella en el piso y luego de regreso a él. Su expresión confundida pasó a una ligeramente molesta. -¿¡Boo!?-.

[Nolan Fitzgerald]

A menos que lo knockeara y Elise fuera a acusarse sola del crimen, dudo que hubiera terminado mal si la botella le daba en la cabeza. Es decir, ¿qué tanta diferencia puede hacer una neurona más o menos?
Agachó un poco la cabeza y alzó las manos para protegerse contra algo que nunca hizo contacto contra él. Bajó las manos y se enderezó para mirarla, mitad sorprendido y mitad expectante. "Merlín" dijo, bajando la vista a la botella y rascándose con el dedo índice por encima de la oreja. El nivel de intensidad, caramba.

[Elise Beckford]

Ah, un debate interno sobre su ética personal con un personaje que tiene 8 posts. Es probable que Elise sería muy capaz de dejar el cuerpo inconsciente de Nolan en ese armario (después de asegurarse de que no está muerto), aunque en su defensa trataría de avisar anónimamente a alguien para que lo encuentren pronto. Entonces no, no iría a delatarse, pero acá el punto es que nunca se sabe lo que puede pasar cuando una botella te pega en la cabeza y cómo va a reaccionar el golpeado con la responsable del botellazo.

"Qué afortunado eres" comentó, en el mismo plan que le diría 'los alumnos de Hogwarts se reparten entre cuatro casas'. Volvió a echarle un vistazo a la botella en el suelo y, como no tenía que recoger pedazos y/o escapar dejando a un compañero noqueado en el piso, regresó su atención a la tarea arruinada que tenía en la mano.

[Nolan Fitzgerald]

Estar en el armario con Elise era un gran problema para Nolan. Era la primera y última persona con la que quería estar en un armario. Estaba lidiando con dos grandes extremos, así como quería estar ahí, en igual medida quería desaparecer. Eso también lo hacía sentir como un animal acorralado, con alternativas muy extremas para decir y hacer cosas.

"Ajá" dijo, observándola. Quería entender qué hacía ahí, y eso de comunicarse con las palabras no era una opción disponible. "Menos mal que tienes mala puntería, ¿no?" le sonrió, insufrible.

[Elise Beckford]

Ouch. Elise estaba consciente de que no, no era exactamente un as de la puntería, y realmente no era algo que la dejara sin dormir, pero eso no significaba que disfrutara que se lo restregaran en la cara. Menos con ese tono, que quizá Nolan no usó pero ella escuchó.

"Ajá" contestó, imitándolo. "Sobre todo si tienes la costumbre de meterte donde no te llamaron" agregó, sin imprimirle hostilidad al comentario (no que fuera necesario, claro, considerando las palabras), porque sólo estaba señalando los hechos. Ella no le había pedido que entrara a ese armario gritándole '¡boo!'.