Después del desayuno

[Dominic Dogberry]

A medio vestíbulo, se quedó parado. Estudiantes iban y venían por todos lados, no les hizo caso. Demasiado pasmado estaba con la noticia que sostenía delante de él, en forma de papel, como para notar siquiera que comenzaba a palidecer. Pensar que debería sentarse o algo. Volvió a leer las primeras líneas de la carta. A tu madre le diagnosticaron cáncer de pulmón, decía. Y él, que se había estado preocupando por estupideces como lo injusto que sería quedarse en vacaciones en Hogwarts, ya que en la última carta, su familia se limitó a contarle que era incierto sobre si podrían recogerlo en la estación de Londres el día en que llegarían para las vacaciones, por una cita con el médico que tenía su madre. ¡Pero no le habían dicho qué tan serio era el asunto! Y ahora resulta que se trataba de eso... es cierto que alguna vez mencionaron que su tos se había vuelto persistente, pero era lo que podía esperarse para alguien que fumaba tanto como ella. Había estado tratando de dejar el cigarro desde hace un año, recordó Dominic, sin éxito alguno.
Alguien pasó al lado suyo y sin querer lo empujó: la carta se le resbaló de las manos y se alejó un par de metros lejos de él. Rápidamente alzó la vista para localizarla, pero no reaccionó enseguida, como para correr hacia ésta y recogerla.
Estaba temblando.

[Dominic Dogberry]

Efectivamente, no la tenía. De hecho, se sobresaltó un poco al verla, como si hubieran encontrádose al doblar una esquina y no tenido tiempo alguno de procesar que alguien se le estaba acercando. Por lo menos se trataba de una conocida y amiga: gracias a Merlín, la interacción con un desconocido no la hubiera soportado. De todos modos, tampoco fue como si reaccionara de manera normal. Después del sobresalto se le quedó viendo, y nada más. Bueno, a ella por un momento, luego la carta que le estaba extendiendo. Ninguna mano por parte de él que la tomara.

[Dominic Dogberry]

No tenía idea de que a Tamera estuviera yéndole así de mal, pero quiero creer que la situación puede servir para efecto empático. Por lo menos no estaba zarandeándolo por los hombros para que reaccionara, se agradece infinitamente la paciencia. "Ah..." empezó a parpadear con rapidez, saliendo apenas de su ensimismamiento. "No. No, gracias," dijo por lo bajo, ¡como si Tamera lo estuviera ofreciendo, en lugar de sugerirlo!. Tomó la carta de su mano, tan rápido como evadió su mirada "..." no, no, no, no, no, ¿por qué estaba pasando eso? No era posible. No lo era. ¿Por qué a ella?

[Dominic Dogberry]

Seguramente Tamera no se lo decía como chiste, pero él quiso tomarlo como si así lo fuera, haciendo un esfuerzo tremendo para reír, obteniendo así un sonido medio extraño, de risilla ronca. Qué horror. Se aclaró la garganta, de repente le dieron ganas de llorar. "........." ¡TAMERA, PERDÓN! Pero no sabía qué decirte. Apretó la carta. También el puente de la nariz, jalándose un poco de párpados con los dedos.
No. Iba. A. Llorar. No podía. No quería. No debía. Simplemente, no.

[Dominic Dogberry]

OK, estaba jadeando un poco. Antes de descubrirse el rostro, negó varias veces con la cabeza, lo cual no tenía que ver con la pregunta de Tamera, sino con lo que estaba pensando. Habló entonces, tan bajo como mantuvo la cabeza, descubierta por la mano que apartó de sí "¿En dónde?". No la miró al hablar e, igual, ahora sería muy fácil mangonearlo corporalmente hacia donde fuera. Como que lo tomara del hombro y lo dirigiera hacia algún lado, él apoyaría caminando. Sin oponerse ni preguntar hacia dónde.

[Dominic Dogberry]

Honestamente, no sé qué hubiera preferido Dominic para el momento: si el vestíbulo lleno de gente o exento de ésta. Igual y no le estaba prestando atención a nadie, con dificultad: a Tamera. Las palabras de la carta seguían repitiéndose en su mente incesantemente. Se sentó y apoyó los codos en las rodillas para sostenerse la cabeza por la frente, encorvándose hacia adelante. Sonaría de él, tan sólo, la respiración agitada.

[Dominic Dogberry]

"Mi madre, ella..." respondió tan en automático que se trabó. Se quedó viendo el vacío, ceñudo, hasta que pudo nuevamente formular palabras. "Recibí una carta. No contenía buenas noticias," lentamente explicó. Yo creo que Tamera reaccionó de la manera correcta: de haberlo dejado en medio del vestíbulo lo hubieran atropellado y, bueno, ¡era una buena amiga de él! Si acaso, su mejor amiga. Se sentía en plena confianza para hablar, sólo necesitara digerir la noticia un poco más. Viró el rostro hacia la derecha, viendo al momento cómo alguien transitaba por las escaleras, en descenso.