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No importa el país, el condado o la calle en donde te encuentres, es en este subforo donde tienes que abrir thread. Puedes estar haciendo cualquier cosa en cualquier lugar y horario, pero no olvides que como alumno no puedes salir de Hogwarts y debes limitarte a visitar estos lugares durante las vacaciones.
((Si Jane Austen podía ser vaga con las locaciones en sus libros, yo puedo con un thread. Pirata, como tu película. Sábado 11 de abril de 1992, en algún lugar de Nottingham. Reservado))
Encuéntrame en X a las 2 de la tarde. Trae ropa cómoda y dinero mágico.
Frankie estaba de pie con las manos metidas en su abrigo gris, que a estas alturas Tristan ya debía pensar era el único abrigo que tenía. Hacía un día triste, con ganas de llover, pero estaba animada por las expectativas del día, de cómo reaccionaría Tristán al ver al lugar que había elegido para su primera cita real.
Detrás de ella se encontraba un edificio rectangular que al ojo muggle parecía abandonado, pero a cierta distancia un mago podía ver claramente una señal grande de dos caballos alados enfrentados y debajo se leía 'Nottingham Racecourse'.
¿Qué tal de le dan las apuestas a Tristan?
Última edición por Frankie Gibbs el 04 Abr 2022 15:15, editado 1 vez en total.
Habían transcurrido tres semanas desde la última vez que se vieron y para ese momento Tristan pensaba que la cita no iba a ocurrir, es decir, con el paso del tiempo sus expectativas habían disminuido tanto que si no volvían a hablar del tema tampoco pasaba nada.
Luego de leer la fecha que le proponía, cayó en cuenta que ese fin de semana estaba un poco ocupado para él y la idea de reprogramar la cita se le cruzó por la cabeza, si Frankie había tardado tanto en concretarla quizá no importaba si cambiaban el día ¿No? Bueno, probablemente sí importaba y terminó por omitir la idea. Por el contrario, reprogramó su propia agenda y terminó por aparecer unos cinco minutos antes de la hora acordada en un callejón cercano a la ubicación que ella le había enviado.
Sacudió unas pelusas de su abrigo azul oscuro al acercarse a la salida del callejón, para aprovechar el menor flujo de personas para salir. Nunca había visitado esa parte de la ciudad y no tenía idea de que le esperaba al llegar.
((Sí Jane puede... Bueno, quizá los demás no, pero no importa jajaja))
Frankie había llegado unos quince minutos antes de la hora acordada, la cual era como una hora antes de que empezara la carrera. Quería llevar a Tristan a los establos para que viera a los caballos y decidiera por cuál quería apostar, si es que apostaba algo. Sabía que Tristan era todo delicado con el dinero pero le iba a dar la oportunidad de vivir la experiencia de ganar o perder en las apuestas que al final era para lo que estaban ahí. Solo para aclarar, Frankie no es ninguna ludópata, solo le gustaba la adrenalina del juego. Ya me salió medio alcohólica para añadirle algo más.
Seguía parada junto a la entrada, no había manera de perderla.
Revisó lo que había escrito en un papel y aprovechó que un carro grande pasaba para caminar hacia la dirección. Le daba curiosidad de que se trataría la cita, pero el paisaje que observaba mientras se acercaba al lugar no le proporcionaba muchas pistas. Conociendo a Frankie podía tratarse de algún deporte extremo o una actividad fuera de lo común para lo cual se había estado preparando mentalmente, pero recordándose que debía poner límites para asegurar su bienestar.
Se detuvo en un cruce peatonal, recordándose también que debía respetarlos aunque no hubiesen carros a la vista porque había una luz roja, y alzó la mirada, podía ver a Frankie a media cuadra de distancia. Levantó una mano haciendo un intento de saludarla, pero quizá ella no podía verlo.
Última edición por Tristan Jenkins el 04 Abr 2022 16:14, editado 1 vez en total.
Le estaba empezando a dar hambre. Dentro había un restaurante que no servía nada del otro mundo porque ese era un hipódromo más bien normal. Frankie había estado en los más elegantes, donde servían salmon en pequeñas porciones y los de las familias ricas iban allí a dejar su herencia. Decidió no llevar a Tristan a uno de esos para no añadir más incomodidad a la velada. Además, en esos se apostaba grandes sumas de dinero y Frankie no era ninguna adepta de dejar herencias en los caballos.
Estaba mirando a los lados, sin reparar en Tristan. No tenía reloj pero sentía que estaba llegando tarde, ¿y si se había quedado dormido otra vez? Lo mataba.
Checó ambos lados de la vía (¿no que los carros podían aparecer de la nada?) y guardó ambas manos en su abrigo antes de cruzar, se sintió un poco tonto al saludar a la nada así que iba a hacer como que nada había pasado. No quería parecer muy apresurado, ni nervioso, así que procuró un ritmo relajado al caminar. Mientras recorría la distancia que lo separaba de Frankie no apartó la vista de ella, sin contener la pequeña sonrisa que se le formaba en el rostro al verla.
Sin embargo, al estar lo suficientemente cerca, desvió la mirada al notar el cambio en el edificio. Dejó de caminar apenas faltándole un par de metros para llegar a ella, aunque su mente estaba en blanco no había dejado de sonreír. Era solo que los hipódromos no eran sus lugares favoritos.
No fue hasta que lo tuvo a unos cinco metros que reparó en su existencia. Solo de verlo despierto y presente ya le alegraba, porque no se imaginaba accediendo a tener otra cita después de dos fallidas. Se dio cuenta que sonreía mientras miraba el edificio, ¿acaso estaba contento de estar en un hipódromo? No era lo que esperaba pero lo tomaría.
"Hola" dijo en voz alta, cuando Tristan se detuvo tan lejos, como para decirle que estaba ahí.
La verdad era que no tenía muchas expectativas respecto a la cita y menos mal había sido así porque lo que tenía enfrente solo hubiese terminado de destruirlas. Nunca se le habría ocurrido que ese 'trae dinero' correspondería con la posibilidad de visitar un lugar donde realizaban apuestas, porque... ¿A quién se le ocurría realizar una cita en un hipódromo? Hasta un centro ecuestre tenía más sentido.
Pasó saliva e intentó que su expresión no se tornara muy seria ni muy grave, a la vez que alzaba una mano para responder el saludo. Quiso moverse y hablar, pero su cuerpo no parecía responderle, por si fuera poco, él asociaba las carreras de caballos con apuestas, malos hábitos, derroche de dinero y maltrato animal.
Hasta Frankie estaría de acuerdo en las apuestas, los malos hábitos y el derroche dinero, sobre el maltrato animal no lo tendría tan claro, considerando lo mucho que cuidaban a los caballos, al menos por lo que ella sabía. Quizá en ese hipódromo de clase media no eran tan cuidadosos con los animales, pero no pensaba en esas cosas nunca, sino le quitaría la diversión a todo.
Se quedó quieta con la sonrisa congelada, dudando en acercarse dado que Tristan no parecía querer avanzar hacia ella. "¿Entramos?" Dijo, señalando las puertas rotatorias de la entrada con un dedo.
Si hacía una lista de los pros y contras respecto a ese lugar, los contra ganarían con poco esfuerzo. Tenía muchas razones para no estar allí, aún así, había insistido para que ese cita se llevara a cabo que no quería darse por vencido sin tan solo intentarlo. Solo debía tratar de ignorar lo que más le molestaba y concentrarse en las cosas buenas que pudiesen haber o hacer.
Usando toda su fuerza de voluntad caminó hasta quedar a unos pocos pasos de Frankie. La miró fijamente por unos segundos, luego a la entrada del sitio y se le hizo un nudo en la garganta. Asintió, como indicándole que sí, que entraran y a la vez la saludó con un "Hola" porque no lo había hecho apropiadamente.
Cuando lo tuvo más cerca y la volvió a saludar, dudó en si debía hacer algo más, como darle un abrazo o una palmadita en la espalda, ¿cómo se supone que debes saludar a la persona con la que te acostaste una vez y media, intentado hacerlo dos veces y que quiere una relación que tú no?
"Hola" volvió a decir con media sonrisa y sin ningún gesto adicional. Las complicaciones mejor a otra persona. "Sé que este sitio no te debe fascinar pero será divertido, ya lo verás" afirmó, ampliando la sonrisa, a la vez que avanzaba hacia la entrada. Este era el tipo de lugares que Frankie frecuentaba en su tiempo libre, si Tristan decía que gustaba de ella, tenía que conocerla bien, ¿no?
Un abrazo hubiese estado bien y un beso, si Frankie permitía el atrevimiento. Pero, ya se sentía muy conflictuado como para animarse a hacer algo más que soltar un largo suspiro y volver a mirar la señal con los caballos y el nombre del lugar. Empezó a caminar, ahora manteniéndose un paso detrás de ella, ya había visitado sitios como ese y sabía muy bien lo que le esperaba: estrés y ansiedad generados al ver gente malgastando dinero.
El nudo en su garganta bajo hacia la boca de su estómago a medida que la entrada quedaba más y más cerca. Quizá si no prestaba atención a las personas y solo miraba a los caballos (y entonces ignoraba la explotación y los malos tratos a los que eran sometidos), su estancia en ese lugar podía ser... Pasable. Si, claro, eso podía funcionar.
Antes de que Tristan llegara, ya se había hecho a la idea de que no le gustaría y eso estaba bien. Se daría cuenta de lo diferente que eran y que sólo servían para tener sexo, pero ahora que lo tenía al lado, ya no se sentía igual y no quería que odiara toda la experiencia. Por otro lado, no había mucho que pudiera hacer, las apuestas eran lo que eran. Soltó un suspiro, tal vez después del de Tristan y atravesó las puertas rotatorias.
Frankie había comprado dos tickets de antemano que sacó de su bolsillo al cruzar las puertas. Los tickets se desvanecieron cuando Tristan entró. Esa primera estancia era donde la gente hacía sus apuestas, había varios cubículos con algunas personas alrededor revisando los periódicos, analizando tal vez la últimas carreras para apostar al que tuviera mejor racha. Frankie se detuvo más o menos a la mitad, entre la salida al hipódromo y la entrada. "Estaba pensando que podríamos tratar de ver a los caballos antes, por si quieres elegir a uno antes de apostar" sugirió mirándolo. Claro que no le estaba obligando a apostar, pero de hacerlo al menos habría tomado un decisión más informada.
Aunque tenía algunos conocimientos básicos sobre el funcionamiento de los hipódromos y sabía que eran pagos, continuó caminando sin inmutarse si debía entregar algo en la entrada o si Frankie lo había hecho por él. De haberlo notado y a diferencia de otras ocasiones, no habría insistido en pagar su parte porque era incapaz de gastar dinero en algo que no iba a disfrutar.
Guardó las manos en los bolsillos de su abrigo y las apretó con fuerza, como si de esa manera pudiera controlar el gesto de desagrado que amenaza con formársele en la cara si veía más de unos segundos a cualquier apostador. Se recordó que podía regresar a su plan de fijarse en otras cosas, en Frankie por ejemplo, su cabello, su abrigo, su rostro y como se movían sus labios cuando le hablaba.
Parpadeó, frunció el ceño y volvió a parpadear, confundido. No había escuchado lo que había dicho.
Como desconozco si en realidad está permitido que la gente vea los caballos antes de las carreras, vamos a asumir que no se puede y que Frankie tendría que sobornar a alguien para hacerlo. No que eso fuese nada especial, lo habría hecho antes.
El silencio de Tristan le indicó que no era lo que quería hacer y sintió un poco de pena. Lo de ver a los caballos antes de la carrera era la única razón para citarlo una hora antes. "O puedes mirar el periódico como los demás, como tú quieras" dijo, no en mal tono sino más bien triste.