Límites borrosos

[Kevin Broadmoor]

((Noviembre 1990. Cualquier día. 13:50hs. Kew Gardens. Reservado.))

Hacía casi un año que no pasaba por Kew Gardens. Había tenido varias excusas: hasta marzo se había convencido del frío, luego con las preparaciones del 150 aniversario del lugar en junio se dijo que habría mucha gente, y después pasaron los meses hasta que tuvo que enfrentar que estaba evitando el lugar por más de una razón. Más allá del clima, de la cantidad de gente, y de cualquier aniversario que pudiera tener el lugar.

La esperó en la entrada de Victoria Gate. Llevaba varios meses cargando con el peso de un rumor en su cabeza y no podía ignorarlo más. No le gustaba la confrontación, pero había llegado a la conclusión de que ignorarlo le hacía mal a él, y no decir nada podría hacerlo cómplice de que ella la pasara mal. Le gustaba pensar que no era ni tampoco sería el primero en expresar su preocupación, pero estaba nervioso. Le dolían las manos de tanto hacer y deshacer los puños, los músculos en su antebrazo estaban tensos de tanto esfuerzo. Ya cuando ella apareciera usaría su energía en dejar de parecer estresado, al menos.

[Agatha McGee]

Tampoco había ido a Kew Gardens desde hace mucho tiempo, aunque ella sí supiera la fecha exacta, lo que llevaba puesto y cómo era el clima entonces. Pese a sus grandes esfuerzos por no hacer de sus interacciones con Kevin algo importante, hace rato que aceptó los sentimientos que tenía hacia él, pero almacenandolos en alguna cajita mental con la etiqueta de 'platónico'. Ahora que sabía más del tema, reconocía que las personas que han sufrido trauma tendían a unirse, con la idea de que nadie más los iba a entender como ellos. Claro que, en el caso de Agatha, realmente pensaba que nadie la entendía cómo Kevin.

Estaba a cien metros de la Victoria Gate a cinco para las dos de la tarde, controlando a punta de respiración su nerviosismo. Era una mezcla de ansiedad y ganas que por suerte no se le reflejaba en su eterna cara sin expresión. Al verlo allí su corazón dio un vuelco pero su cara solo mostró una sonrisa tranquila.

"Hola" le dijo, sacando una mano de su chaqueta para saludarlo.

[Kevin Broadmoor]

Le sonrió cuando la vio llegar, sin saber cómo responder al saludo de la mano sin sacar un puño del bolsillo. Decidió dejar las manos como estaban, ocultas. Verla, para su sorpresa, no requirió fingir por completo algo de tranquilidad. Sí era un alivio verla: verla bien, verla sana, verla viva.

"¿Cómo estás, Agatha? Hace mucho que no nos veíamos" sus hombros se relajaron, girándose hacia ella para verla casi con orgullo. Era casi un milagro que estuvieran tan bien, al menos para sus estándares. Kevin se hizo a un lado para dejar pasar a una señora con un carrito para bebés, acercándose más hacia Agatha.

[Agatha McGee]

Siguió con la mirada a la señora con el carrito del bebé, solo para sorprenderse de ver más cerca a Kevin cuando regresó la mirada. Tragó saliva y miró al suelo, buscando algo de valor en la solidez de las baldosas.

"Estoy bien, gracias, ¿y tú?" Preguntó, genuinamente interesada en saber lo que había hecho todo este tiempo, si estaba casado o si tenía un bebé en casa esperándolo. Esperaba que no, se sentiría muy mal de no haber recibido una invitación a la boda.

[Kevin Broadmoor]

Una esposa y un bebé, ¿algo más realista no podría ser? No sé, un gato y una cajita con piedritas limpias. ¿Quién podría casarse con alguien dañado a sus 50 años como Kevin y querer tener sus bebés? Pero si la hace sentir mejor, Kevin tampoco celebró su cumpleaños, por lo que Agatha no estaba excluida de ninguna lista de invitaciones.

"Todo normal" respondió, evadiendo usar la palabra 'bien' absolutamente a propósito. "¿Quieres que entremos?" preguntó, mirando alrededor brevemente antes de volver a posar la vista en ella. Quizás quería comprar algo afuera primero. Eso le recordó algo que traía en el bolsillo izquierdo de la chaqueta.

[Agatha McGee]

La palabra 'normal' le era muy conocida y la aceptaba. Lo interpretaba como que nada bueno o malo le había pasado y, aunque hubiese preferido saber que estaba bien, reconoció que era un alivio saber que no estaba casado o que su vida no había cambiado tanto mientras estuvieron lejos y sin contacto. A lo mejor estaba sacando demasiadas conclusiones a base de una sola palabra pero era lo que haría para vivir, cuando por fin cobrara por sus servicios.

Asintió y empezó a caminar hacia las rejas abiertas, mirando de reojo a Kevin.

[Kevin Broadmoor]

"Te traje una tontería" dijo, sacando una de las manos del bolsillo del pantalón y pasándola al bolsillo de la chaqueta. Sacó una bolsita plástica transparente, de las más duritas, que estaba atada con una cintita roja delgada de tela. Eran galletitas caseras con forma de animales mágicos (referencia con animales muggles), tipo polvorones dulces.
"Las hace la señora de un herbolario que frecuento, pensé que quizás puede te gusten" se las ofreció sosteniéndolas por la punta del plástico.

[Agatha McGee]

Se detuvo para ver lo que Kevin le había traído, sintiéndose mal por dentro porque ella no le había llevado nada. No lo había pensado y aunque lo hubiese hecho, no tendría idea de qué darle, ¿una pisapapeles de un bate de Quidditch? ¿Un libro sobre un tema que podría o no interesarle?

Sacó la mano de su chaqueta y agarró la bolsa, mirando su interior. Sonrió al ver qué eran, intentando no interpretar eso como una reafirmación que era una niña para él a sus ojos. "Es un detalle, gracias" dijo, mirándolo por unos segundos. Se metió la bolsa en el bolsillo al no encontrar un mejor lugar para ponerla. Seguramente se aplastarian pero el sabor no debía cambiar. Dudó si seguir avanzando o no así que decidió hacer lo mismo que Kevin haría.

[Kevin Broadmoor]

Kevin decidió seguir avanzando, le daba un poco de ansiedad que se quedaran demasiado cerca de la entrada, como si ellos dos fueran a atorar a los demás visitantes que tenían muchísimo espacio para entrar y salir a gusto. Pero si estaban en movimiento, acercándose hacia el centro del enorme parque, el resto del mundo se haría más invisible. Habría mucha más paz interior para él.
Miró de reojo a Agatha, para asegurarse de que seguía con él, caminando a su lado. La veía distinta, aunque no estaba seguro de qué diferencia notaba en ella. Quizás lo estaba imaginando, después de todo para él no había pasado tanto tiempo. Los años pasaban más rápido cuando tenías 50 que cuando estaba en sus veintes.

[Agatha McGee]

Avanzó con él guardando unos centímetros de distancia para que sus brazos no se tocaran. Ella mantuvo las manos en los bolsillos de su chaqueta, en uno sintiendo las galletas, su forma y la textura de la bolsa. Era agradable tener algo que tocar para no pensar en otras cosas.

Se le ocurrían muchas preguntas que hacerle a Kevin pero decidió esperar a llegar a las taquillas. Tenía preparado dinero muggle para cubrir su entrada, la de él y quizá comprar un refrigerio dentro. Se imagina que él querría pagar su entrada y la de ella y no pondría objeción a eso, solo para evitar el conflicto, pero había ido preparada para lo que sea.

[Kevin Broadmoor]

Se acercó hasta las taquillas en silencio, sin necesidad de empezar una conversación en particular con Agatha que terminaría siendo interrumpida cuando les tocara acercarse para pagar la entrada. Respiró profundo, observó los precios en un cartel, y miró a Agatha antes de acercarse más a la taquilla. Sacó del bolsillo trasero del pantalón una billetera de cuero marrón, donde tenía unas libras esterlinas para pagar por dos entradas.
Si ella se lo permitía, Kevin iba a pagar por dos entradas para adultos con su dinero muggle. ¿Ves? No siempre la ve como niña.

[Agatha McGee]

En las taquillas, Agatha miró el cartel con los precios y luego vio como Kevin sacaba su billetera. Tuvo un flashback de cuando estaban en la cafetería de San Mungo y él ordenó solo y ella se quedó sin decir nada, pensando que él había ordenado por ella. Ese recuerdo le generó ansiedad así que se acercó un poco más a él, permitiendo que su chaqueta tocara la de Kevin, solo para que pudiese escuchar si decía 'dame una entrada' o 'dame dos' y estar preparada por si debía sacar dinero.

[Kevin Broadmoor]

Pobre Agatha, realmente estaba mejor sin Kevin que con él: era una máquina de causarle traumas a la pobre joven. Y no se merecía nada de eso, ya bastante cosas serias e importantes habían pasado en su vida.
Kevin pidió 'Dos entradas para adulto' y las pagó con las libras esterlinas, mirando brevemente de reojo a Agatha que se había acercado. Recibió las entradas con la mano izquierda y el cambio en la derecha, que era en monedas, lo sostuvo en la otra mano para poder alejarse de la taquilla lo antes posible tras agradecerle a la persona detrás de la ventanilla. "Aquí tienes" le dijo, extendiéndole las entradas para que tomara una (o ambas, si quería llevarlas ella).

[Agatha McGee]

Se podría decir que aprendió de esa experiencia, no todo era malo.

No reaccionó después de que él pidió dos entradas, pero se sintió más tranquila inmediatamente después. Se alejó con él de la taquilla y aceptó solo una entrada, porque tomar las dos era como quitarle la oportunidad a Kevin de ser dueño de lo que acababa de comprar. "Gracias" le dijo, mirándolo brevemente. "Es una lastima que mi carnet de la Academia no me sirva para pagar como estudiante" añadió con media sonrisa. Era una broma, basada en hechos reales.

[Kevin Broadmoor]

Pasó la entrada restante a la mano que sostenía las monedas para volver a sacar la billetera y poder guardarlas. Recibir cambio era muy molesto, especialmente el muggle, porque luego era muy trabajoso volver a usar las monedas cuando había billetes disponibles.
Le sonrió al comentario de Agatha, apenas levantando la vista de la billetera para verla y luego volver a su tarea. "¿Cómo va todo en la Academia, ya que lo mencionas?" preguntó, aliviado de que ella lo hubiera dicho primero. No recordaba en qué año estaba Agatha, o cuántos años de estudios llevaba su carrera. Intentaría ocultar eso, pero si Agatha podía adivinarlo no tendría sentido fingir nada.